Historia de España Sexualidad

Identidad masculina y homosexualidad en España: de Primo de Rivera a Franco (1923-1939).

La homosexualidad como tal no aparece en la legislación española hasta el Código Penal de 1928 si bien el estigma social que representaba era usado como arma política ya desde finales del siglo XIX. Así, por ejemplo, Emilio Castelar (1832-1899), efímero presidente de la I República, entre septiembre de 1873 y enero de 1874, era llamado por la prensa opositora Doña Inés de Tenorio. Castelar jamás hizo pública su orientación sexual pese a que, ya con más de 50 años, conoció a un joven navarro de apenas 20 y se enamoraron fervientemente. El chico en cuestión en aquel momento era desconocido, pero con los años jugaría un importante papel en la vida cultural de Madrid. Se trataba de José Lázaro Galdiano.1

En el resto de Europa, cabe señalar la lucha, ya en el nuevo siglo, de Magnus Hirschfeld (1865-1935), médico y sexólogo alemán, Adolf Brand (1874-1945), anarquista berlinés y Friedrich Radszuweit (1876-1932), empresario, autor y editor de Königsberg en contra del artículo 175 que penaba las relaciones homosexuales. Recibieron el apoyo de August Bebel (1840-1913) (foto inferior), fundador del SPD y miembro del Reichtag y en los años veinte, también de los comunistas del KPD2.

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Entre 1919 y 1939, en medio de la destrucción de la posguerra, surgieron en las grandes ciudades europeas como París o Berlín espacios (cabarets y cafés-teatro) en los que se practicaba el transformismo y, aunque de manera velada, se mantenían relaciones sexuales libres, también homosexuales. El variopinto público lo constituían hombres de la burguesía, mujeres de la nobleza, hombres casados, jovencitas que iban a fumar, tomar alcohol y disfrutar de un ambiente de libertad que no podían experimentar en ningún otro sitio.

En España, Madrid, Barcelona y Sevilla no eran una excepción y en los cafés-teatro poetas, artistas e intelectuales se reunían para disfrutar de espectáculos transformistas y escapar del corsé moral impuesto por la omnipotente Iglesia Católica en todo el país. La película de Pedro Olea Un hombre llamado Flor de Otoño (1978) refleja muy bien el tipo de ambiente que se podía encontrar en esos locales.

En el ámbito cultural cabe citar la figura de Álvaro Retana (1890-1970) (foto inferior) prolífico autor de novelas, teatro y letrista de cuplés. En muchas de sus obras retrató las décadas de los veinte y treinta en los cafés y el travestismo, destacando entre sus ellas Las locas de postín (1919) y A Sodoma en tren botijo (1933)3.

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Otro referente literario en la cuestión es Alfonso Hernández Catá (1885-1940), cónsul de Cuba en Madrid en 1925, autor de Ángel de Sodoma (1926), primera obra que abordó el tema de la homosexualidad en la isla caribeña4.

El escritor chileno Augusto d’Halmar (1882-1950), Premio Nacional de Literatura en 1942 en el país andino, se acercó a la homosexualidad teniendo como protagonista a un cura de la iglesia de San Juan de la Palma (Sevilla) en Pasión y muerte del cura Deusto (1926)5.

Dentro de uno de los mayores exponentes culturales nos encontramos con la Generación del 27 destacando a Luis Cernuda (1902-1963), Federico García Lorca (1898-1936) y Vicente Aleixandre (1898-1984) aunque fue el primero el que vivió su sexualidad de manera más abierta ya que los otros dos lo hicieron de manera mucho más velada.

En el ámbito artístico, cabe destacar la figura de Miguel de Molina (1908-1993), cantante que alcanzaría gran popularidad a partir del año 1931 (con su número en Valencia El día que nací Yo, Triniá) por su particular versión de las coplas y debido a su llamativa indumentaria. Conseguiría en los años sucesivos mucha notoriedad como cantante de coplas causando gran sensación La Bien Pagá y Ojos Verdes.6

La Primera Guerra Mundial y el conjunto de fenómenos asociados a ella tuvieron un efecto decisivo en las actitudes hacia las cuestiones de género. Nerea Aresti, investigadora permanente de la Universidad del País Vasco (UPV-EHU) y especialista en historia de género, afirma que en el plano de la construcción de referentes para las identidades de género, la Guerra tuvo un efecto significativo en dos planos Por un lado, provocó un estado de incertidumbre sin precedentes con respecto a las fronteras que separaban los conceptos de hombre y de mujer. Por otro lado, las nuevas inquietudes en torno a la solidez de la diferencia sexual, tal y como había sido entendida hasta entonces, precipitó un aluvión de producción discursiva7.

El efecto desestabilizador de nuevas figuras como la de la mujer moderna de los años veinte alimentaron, siempre según Nerea, inquietudes y miedos sobre el futuro del orden de género. La mujer moderna española, influida por los modelos de la flapper anglosajona y de la garçonne francesa, representaba una nueva generación de jóvenes, a menudo de clase acomodada, que había podido recibir una educación y que tenía aspiraciones profesionales. Surgieron, asimismo, nuevas imágenes de masculinidad y la figura del dandy fue asociada al nuevo “señorito bien” español.

Durante los años veinte hubo una extraordinaria proliferación de los discursos sobre estas cuestiones, muchos de los cuales estuvieron destinados a redefinir la feminidad, si bien no fueron escasos los que respondieron al empeño por definir lo que significaba ser un hombre

En este contexto, en septiembre de 1923, Miguel Primo de Rivera, a la sazón capitán general de Cataluña, en el manifiesto del golpe de estado que encabezó, hacía referencia al carácter “viril” del movimiento militar8:

Pues bien: ahora vamos a recabar todas las responsabilidades y gobernar nosotros hombres civiles que representen nuestra moral y doctrina. Basta ya de rebeliones mansas, que, sin poner, remedio a nada, dañan tanto y más a la disciplina que esta seria y viril a que nos lanzamos por España y por el Rey.

El dictador ponía, asimismo, implícitamente en tela de juicio la masculinidad de todos aquellos que no diesen su apoyo al alzamiento militar.

Este movimiento es de hombres: el que no sienta la masculinidad completamente caracterizada, que espere en un rincón, sin perturbar, los días buenos que para la patria preparamos. Españoles : ¡Viva España y viva el Rey!

Primo de Rivera, sin embargo, carecía, volviendo a Nerea Aresti, de un programa para la construcción de un ideal nacional de masculinidad con un nivel de elaboración comparable al que se estaba creando fuera de las estructuras del Estado y en oposición a él. Su alternativa consistía, básicamente, en el restablecimiento de un modelo que, por efecto de los cambios sociales, corría el riesgo de traicionar su verdadero significado y degenerar hasta el declive total. En la tarea de supuesta regeneración, se apoyó firmemente en este terreno concreto, en los fundamentos ideológicos del catolicismo y en la identificación entre masculinidad y un determinado concepto de nación española.

Los representantes de la Iglesia subrayaron, igualmente, la identificación entre españolidad y virilidad. En 1925, por ejemplo, el agustino Bruno Ibeas, en su conferencia pronunciada ante las juventudes católicas madrileñas titulada, precisamente, La virilidad, recordaba que España era salvaguarda de los valores que hacían al hombre, hombre a la vez que alertaba sobre el peligro que suponía para la masculinidad española el usufructo de ideas extrañas, de concepciones que llevaban a la conformación de una “virilidad deficiente”. Frente a estas tendencias extranjerizantes, decía, hacían falta patriotas que tuvieran la hidalguía por lema, la virtud por divisa y el heroísmo por medida de sus esfuerzos.9

Primo de Rivera desarrolló un proyecto de supuesta regeneración moral y de las categorías de género en clave nacionalista. El dictador partía de la idea de que un clima de regeneración moral, de creciente sensualidad y bajos instintos estaba apoderándose de la sociedad española. Este ambiente de depravación estaba relacionado con los cambios acontecidos en el contexto internacional después de la Primera Guerra Mundial a que se hacía referencia anteriormente.

En ciertos sectores se sentía la necesidad de sustituir “el tipo de muchacho español, del señorito de aspecto esmirriado y «pulsera” por otro de gran masculinidad y vigor físico y mental. Se denunciaba un “concepto equivocado de masculinidad” basado en una “fanfarroneria pueril” y en “alardear de donjuanismo y tirar un duro sobre la mesa con aire de triunfo, mientras la mujer esclava de la casa, se quiebra los sesos y quizá se beba las lágrimas agobiada por los mil conflictos y trabajos domésticos”.10

En este contexto se publica en 1926 el libro del doctor Gregorio Marañón Tres ensayos sobre la vida sexual. Sexo, trabajo y deporte, Maternidad y feminismo, Educación sexual y diferenciación sexual (Biblioteca Nueva, 1926) en el que va a plantear los diferentes roles que corresponden a hombres y mujeres en la vida social. El científico madrileño parte de un determinismo biológico que rechaza explícitamente motivaciones sociales o económicas de tales diferencias. MARAÑÓN (1972:272-273):11

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Si contemplamos el problema con un criterio naturalista, a la luz de los conceptos que acabamos de exponer, se comprenderá que hay una barrera infraqueable entre la actuación individual y social de la mujer y del hombre, y si se olvida que existe ese obstáculo, el problema se tornará irremediablemente confuso. Las feministas y los hombres que les hacían coro miraban hacia fuera, hacia la organización social, pero no hacia la profundidad de su propia organización biológica… y hoy el feminismo, pese a quien pese, sólo puede admitirse y solo puede tener una estructura estable cotejándose con los datos que nos da la Historia natural.

Para desarrollarse, Marañón sostenía que el individuo debía sofocar el fantasma del otro sexo en él mismo. Consideraba que los homosexuales eran incapaces de realizar ese paso porque su desarrollo ontogénico había sido impedido (por lo general) por algún factor exógeno, lo que ocasionaba una segregación de género sin resolver es estos individuos. Su punto de vista era que la tendencia evolutiva era hacia una segregación más categórica de los sexos y los tipos intersexuales (incluidos los homosexuales) serían cada vez más raros en las poblaciones humanas. Ayudar, pues, a la diferenciación sexual se va a convertir para Marañón y para muchos autores de la época influidos por sus ideas, en uno de los elementos más importantes del programa de pedagogía sexual. MARAÑÓN (1972:337):12

Es, pues, indudable, que en un muchacho cualquiera una educación de tipo muy varonil estimulará el desarrollo no sólo de sus hábitos viriles… sino el desarrollo de su tejido específico, de sus órganos viriles, es decir de una condición anatómica y permanente. A la vez, naturalmente, se dificultará el desarrollo de sus elementos femeninos. E inversamente sucederá en una muchacha, según se eduque o no en un ambiente de feminidad… El aumento que hoy observamos de muchachas con estigmas físicos de virilización … me parece sin duda debido al exceso de deporte, es decir, al abuso de una actividad viril.

En el año 1928, por primera vez, la homosexualidad es explícitamente condenada ya que, hasta entonces, se prohibían los actos “antinaturales” tanto en heterosexuales como en homosexuales. El nuevo Código Penal de 1928 introduce un agravante por prácticas homosexuales que incrementa notablemente la pena en comparación con haber cometido el mismo delito un heterosexual. El nuevo Código Penal estuvo vigente cuatro años, entre 1928 y 1932. El artículo 69 sobre “abusos deshonestos” especificaba que “cuando tuviere lugar con personas del mismo sexo del culpable, se impondrá la pena de dos a doce años de prisión” con lo que la condena se agravaba respecto a los abusos deshonestos cometidos con personas de distinto sexo, llegando a suponer hasta casi el doble. Y el artículo 616 establecía: ”El que habitualmente o con escándalo, cometiere actos contrarios al pudor con personas del mismo sexo, será castigado con multa de 1.000 a 10.000 pesetas e inhabilitación especial para cargos públicos de seis a doce años”.

A pesar de ello, muchos juristas de la época, señala el psicólogo y activista LGTBI Roberto Santos, fueron reacios a dictar sentencias en esa línea, como por ejemplo Luis Jiménez de Asúa, que defendía que a los homosexuales no se les podía considerar ni viciosos, ni delincuentes, sino en todo caso enfermos asumiendo así las tesis de Marañón. Tal posicionamiento fue atacado por los sectores más reaccionarios que acusaban a Jiménez de Asúa de hacer “apología de las aberraciones sexuales”. Es el caso de Antonio San de Velilla, autor de un libro titulado Sodoma y Lesbos modernas. Pederastas y safistas estudiados en la clínica, en los libros y en la historia (Carlos Ameller editor, 1932). En el libro se podían leer frases como las siguientes: «En las naciones no pervertidas, la sodomía es un delito que hace ultraje a las costumbres precisamente por ser un vicio de enfermos y anormales que contrarían en sus impulsos antifisiológicos y anómalos las leyes naturales.” 13

El libro de San de Velilla se publicó cuando hacía un año que se había proclamado la Segunda República y detentaba el poder un gobierno de izquierdas presidido por Manuel Azaña, de quien algunos enemigos políticos sacaron a colación sus presuntas tendencias homosexuales. José María Marco, profesor en la Universidad Pontificia de Comillas y autor de El fondo de la nada. Biografía de Manuel Azaña (Mondadori, 1991) alude a la relación del político republicano con Cipriano de Rivas Cherif, poeta, actor, director y crítico madrileño. En un artículo publicado el año pasado en su página web titulado “El desdén enamorado. Azaña y la homosexualidad”, Marco afirma al respecto14:

El rumor de un Azaña homosexual, más tarde propalado intensamente, se difundió en los círculos teatrales madrileños, tal vez propiciado por Benavente, a quien Azaña criticó por escrito y por motivos políticos, con alguna violencia. Ya había corrido por el Ateneo, donde la actitud arisca del Coronel,como lo llamaban, le había ganado más de un enemigo. También está relacionado con algunas obras de Rivas Cherif su novela Un camarada más y la comedia El sueño de la razón, estrenada en 1929 que tratan, en una línea muy de su tiempo, del deseo homosexual, un asunto que preocupaba a su autor.

Y añade más adelante.

El propio Azaña, en un artículo publicado con su firma en la revista España había tocado indirectamente el tema al comentar el suicidio de un muchacho ahorcado en la celda de un colegio religioso donde sus padres le habían internado para reformarle de una “pasión inmoral que minaba el decoro de la familia”

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Durante el primer bienio de la República (1931-1933), en el ámbito reformista jurídico, uno de los principales defensores de romper con la legislación homófoba de 1928 fue el ya citado Luis Jiménez de Asúa, a la sazón diputado a Cortes y militante del PSOE. Él y la parlamerntaria del Partido Radical Socialista Victoria Kent, fueron los encargados de redactar el nuevo Código Penal de 1932. Este, en palabras de C. Piro, bebía de la mentalidad republicana auspiciada políticamente por Jiménez de Asúa, y científicamente por el doctor Gregorio Marañón, encarnada en su libro Los estados intersexuales en la especie humana (1929) y cuya tendencia política es catalogada por el escritor y estudioso del mundo LGTB Alberto Mira como “homofobia liberal.15” El nuevo Código suprime los agravantes de homosexualidad introducidos en el de 1928.

Un año después, el 4 de agosto de 1933 se aprueba por unanimidad en el Congreso- desde el PSOE hasta Comunión Tradicionalista- la Ley de Vagos y Maleantes, dirigida contra los “antisociales” (mendigos, rufianes, proxenetas, prostitutas…) que no menciona tampoco la homosexualidad la cual deja de ser un delito (excepto entre los miembros del ejército) y de ser tipificada como conducta peligrosa.

Gracias al empeño profesional y político de Jiménez de Asúa se introduce en esta ley una categoría hasta entonces desconocida en España, el “estado peligroso”. Según la misma, el Estado podía intervenir no solo tras la realización de un acto criminal, sino para evitar su ejecución y poder propiciar una mejor redefinición del protocriminal. Así, pues, las teorías de la “Defensa Social” terminaron imponiéndose con una aureola progresista al incluir la reinserción y el cientifismo en el sistema penal, pero a la vez fue un concepto fácilmente adaptable por Franco para integrar la homosexualidad entre los grupos criminalizados por esta ley en 1954, logrando así catalogar al homosexual como un potencial criminal de un delito sexual.16

La Ley de Vagos y Maleantes estuvo vigente hasta el año 1970 y fue utilizada de manera arbitraria por las autoridades franquistas para detener desde mendigos a homosexuales. Desde 1970 hasta la aprobación de la Constitución, la sustituyó la Ley de Peligrosidad Social que equiparaba en la práctica a los homosexuales con los enfermos mentales.

La llegada de la República en 1931 implicó un cambio en la percepción del trabajo y una dignificación del mismo -tanto del intelectual como del manual- que presentaba también una dimensión de género. Marañon recordó insistentemente a la largo de toda su obra el deber que tenían los hombres de trabajar y producir y que no debía verse el trabajo como un castigo. El científico madrileño consideraba que la ociosidad degeneraba en manifestaciones deficientes de masculinidad y recordaba en 1933 que cuando hizo sus primeras apologías del trabajo como estricto deber del hombre, como índice de su varonía, se le pusieron muchos reparos.17

Los obreros pasaron a ser un modelo de masculinidad contrapuesto al que representaban para las masas socialistas y anarquistas los “parásitos sociales” que constituían los terratenientes, los señoritos y el clero. Su principal responsabilidad no era la de tener muchos hijos y tener una familia numerosa sino la de ser capaz de manterner al núcleo familiar con su trabajo aportando lo necesario al hogar. El hombre que no era capaz de mantener a su pareja y a su prole era despreciado.

Nerea Aresti se hace eco de lo que expresaba en esta línea un colaborador de la revista Sexualidad, Francisco Ferrandis Tur, años antes de la instauración de la República, en marzo de 1926. El periodista aseguraba que el hombre debía tener íntegra toda su virilidad, no precisamente para la procreación de la familia sino, como se apuntaba anteriormente, para ser su sostén. La propia mujer, tenía, según afirmaba el reportero, un bajo concepto del hombre impotente para llevar las riendas del hogar y le consideraba como un ser inferior a ella. Ferrandis lo expresaba en estos términos: «¡Qué asco siente por aquel hombre que la posee y no sabe demostrar su igualdad al menos!» 18

También las feministas colaboraron en el descrédito de este tipo de hombre. María Brisso, por ejemplo, dedicaba duras palabras, a través de la revista Cultura Integral Femenina al que ella denominaba “el zángano”:

Yo admiro al hombre de gran capacidad de trabajo y de voluntad inflexible, no a la hermosa cabeza de la fábula o a la postura pavoneradora de un soberbio reproductor (…) Hombre-zángano, imita a los hermanos tuyos que labran la miel en el derredor tuyo. ¡Arriba tu hombría moral!19

No era nada común por aquel entonces con raras excepciones una reinvindicación pública de la homosexualidad como conducta equiparable a la heterosexual. La Segunda República comportó, por primera vez, la igualdad jurídica de la mujer, su derecho al voto, la separación entre Iglesia y Estado y una asunción por éste de un papel en la educación que había delegado en las órdenes religiosas, sobre todo en la enseñanza secundaria, hasta la instauración del nuevo régimen. Se cuestionó, con fuertes resistencias, la supeditación al hombre y el derecho de la mujer a poder desempeñar un papel en la vida laboral. Ahora bien, el determinismo biológico continuaba siendo generalizado. El año 1935 la antropóloga Margaret Mead (1901-1978) (foto inferior) publicaba Sex and Temperament in Three Primitives Societies ensayo con el que pretendía demostrar que los roles de mujer y de hombre en la sociedad no eran fijos ni innatos y que dependían sobre todo de factores culturales. En su libro, Mead analizaba la forma de vida de tres sociedades primitivas de las islas de Nueva Guinea y de Bali. La autora constataba que el papel de hombres y mujeres de tribus que vivían relativamente cerca las unas de las otras difería radicalmente y en algunos casos, los hombres cumplían funciones que en Occidente se atribuían al sexo femenino

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Su libro escandalizó a la sociedad de la época por afirmaciones como la siguiente. MEAD (1984:297):

Este material nos da pie a decir que la mayoría de rasgos humanos que denominamos masculinos o femeninos, cuando no todos, están ligados al sexo de una manera tan tenue como lo puedan estar los vestidos, la educación o el tipo de peinado que una sociedad, en un periodo de su historia, pueda asignar al otro sexo.

Los anarquistas criticaban el autoritarismo y la jerarquización inherentes al modelo de familia “burguesa” y abogaban por que la familia se fundamentara en el amor y no en el interés. Censuraban, asimismo, el que hubiera una doble moral según el sexo, permisiva con los hombres y extremadamente represiva con las mujeres. Los anarcosindicalistas, sin embargo, no llegaron tan lejos como Margaret Mead. Ni ellos ni la izquierda socialista o comunista de la época no podían entender que un hombre dócil, pacífico, sensible, afectuoso y confiado como definía la antropóloga americana a los hombres de la tribu arapesh, fuera un modelo de masculinidad aceptable y normal.

El propio Luis Buñuel, afiliado al PCE desde 1932 no tuvo reparo en reconocer públicamente que él y unos amigos propinaron una paliza por esa época a un homosexual en un urinario.20

Desde sectores izquiedistas, igualmente, se propaló el bulo de que José Antonio Primo de Rivera era homosexual por la periodicidad con que se veía en los viernes noche madrileños con su buen amigo Federico García Lorca. A los autores de tales infundios la presencia del poeta granadino en sus filas les debía de resultar como mínimo incómoda

Lucía Sánchez Saornil, creadora del grupo “Mujeres libres” en la CNT en 1936, que llegó a contar con más de 20.000 afiliadas y tenía como objetivo “liberar a las mujeres de la triple esclavitud a la que habían sido sometidas, esclavitud por la ignorancia, esclavitud como mujeres y esclavitud como trabajadoras” denunció la actitud de muchos revolucionarios por su praxis sexista. En 1937 en Valencia participó en la redacción del periódico “Umbral” y conoció a la que sería su pareja, América Barroso. Su caso, sin embargo, y el de las lesbianas en general tendría que ser objeto de otro estudio.21

El golpe de estado de julio de 1936 significó el principio de un infierno que duraría décadas para los homosexuales españoles, que padecieron una represión peor que la de los opositores políticos y sindicales antifranquistas, ya que a la represión penal se añadía un terrible estigma social. Un estigma social y una marginación también por parte de los colectivos antifascistas que no consideraban equiparable -con honrosas pero contadas excepciones- su combate contra los militares fascistas y después la dictadura con el de aquellas personas que eran perseguidas por su orientación sexual. Hay que subrayar, además, que la represión contra los homosexuales -y mucho menos todavía el estigma social que padecieron- no terminó con el régimen. De hecho. La Ley de Amnistía de 1977 los excluía y la homosexualidad no fue despenalizada hasta el año 1979.

Las sacas de homosexuales en el bando nacional, especialmente en el primer año de la guerra fueron frecuentes. Protagonizadas por milicianos falangistas, de la noche a la mañana, hombres homosexuales que no habían ocultado sus preferencias sexuales o bien que tenían un alto grado de “pluma” desaparecieron de sus casas en medio de golpes e insultos homófobos y no volvían a ser vistos con vida.

La Falange, afirma Mary Vicent, historiadora de la Universidad de Sheffield, otorgó mucha importancia a la apariencia física como un fomento de la virilidad fascista y como recurso para diferenciar al fascismo de otros movimientos juveniles radicales que surgieron durante la Segunda República. Artículos falangistas se burlaban de las Juventudes de Acción Popular (JAP) de la CEDA -cuyos miembros eran conocidos popularmente como los “Camisas verdes”- por vestir corbatas y gemelos contraponiéndolos a la presencia masiva de hombres jóvenes portadores de la camisa azul lo cual sugería una definición colectiva de poder masculina. Desde 1935 todos los falangistas debían vestirla en reconocimiento de que se había vuelto una organización “ rotunda, varonil, firme: más, si cabe, que antes22.”

Rafael Sánchez Mazas, miembro fundador de la Falange, aseguraba, años más tarde, que si “el Hombre de la España de la Victoria no era mejor que el hombre de los años tristes, la Revolución ha perdido el tiempo y el Hombre”, al “Viva España” más contemplativo y ligado al pasado, decía, se sumaría el “Arriba España”, “el grito de guerra, el grito de sangre, el grito de la juventud23

La figura del soldado, el propio uniforme, los valores de fuerza, coraje, sacrificio, la defensa de la patria, la jerarquía y la disciplina se confirmaban como esencias adheridas a la virilidad y un poeta como Federico García Lorca (1898-1936) estaba en las antípodas de tales esencias. Tanto los falangistas como sus aliados cedistas y, por supuesto, los militares sublevados veían en personas como él la encarnación de todos los males de la patria y de su decadencia moral y espiritual.

Lorca fue asesinado el 18 de agosto de 1936. El asesino, cuya imagen ha desvelado el escritor y periodista Gabriel Pozo Felguera en un reportaje publicado en El independiente de Granada en marzo de este año, fue Juan Luis Trescarro que lo detuvo en casa de los Rosales. A media mañana de aquel fatídico día, el rumor de que el poeta había sido asesinado empezó a extenderse por las calles de Granada. Trescarro, muy afecto a los sublevados -directivo de Acción Popular, partido integrado en la CEDA- se jactaba de haber participado en el pelotón que lo fusiló. Comentaba ufanoso, siempre según Pozo Felguera, que había estado en Alfacar fusilando rojos y dijo en el bar Jandilla “Vengo de darle dos tiros a García Lorca en el culo, por maricón.24

El caso de Lorca fue el más célebre pero ha eclipsado historiográficamente a los demás, dada la notoriedad de la víctima y por el hecho de haber ocurrido también por motivos políticos.

Desgraciadamente, las fuentes al respecto son pobres, pues una vez muerto el dictador o desde el exilio, no fueron muchos los familiares que se atrevieron a reinvindicar a sus parientes como “víctimas de Franco” si lo habían sido por un móvil sexual, considerado por aquel entonces demérito desde la propia oposición al régimen, una dicotomía que cierra la puerta a un mayor conocimiento de la persecución homófoba dentro del bando rebelde.

En la zona republicana, Miguel de Molina actuó ante las tropas en diversas ocasiones lo que le valió al acabar la guerra el recibir una brutal paliza en 1942 por parte de tres desconocidos que lo apalearon, le desprendieron varias piezas dentales y le gritaban “esto por rojo y maricón”. Las autoridades franquistas le prohibieron volver a actuar en España y le confinaron a Cáceres y Bunyol. Aquel mismo año se exilió a Buenos Aires en donde murió en 1993.25

Un caso mucho menos conocido es el de William Aalto desvelado por Arturo Pérez-Reverte en su libro Guerreros y traidores (Galaxia Gutemberg -Círculo de Lectores, 2014), teniente de la brigada Lincoln entre 1937 y 1939. En declaraciones recogidas por el Diario de León. el escritor puso de relieve el coraje y el arrojo del brigadista norteamericano.

El 23 de mayo de 1938 protagonizó en Carchuna, al lado de Motril, la mayor hazaña de la guerra. Liberó con un comando de 30 milicianos y brigadistas a 308 oficiales, comisarios y soldados republicanos. Y reveló su condición de homosexual.

Supe que era homosexual y que su condición le costó la expulsión del partido comunista estadounidense, que le impidieron tomar parte en la II Guerra Mundial, que sería traicionado por sus mejores amigos o que perdió una mano enseñando a lanzar granadas26.

En los territorios bajo control gubernamental la homosexualidad no fue perseguida en ningún momento ni fue objeto de ningún asesinato por parte de milicianos del que se tenga constancia. Era, eso sí, motivo de discriminación y burlas, pero no de crímenes como en el bando rebelde. C. Piro, sin embargo, afirma que una de las tácticas para eliminar físicamente de una manera “políticamente correcta”a los homosexuales del Ejército Popular Republicano (creado en el otoño de 1936) era colocar a aquellos a los que más se les notaba su heterodoxa tendencia sexual en primera línea de fuego. También era frecuente acusar a las mujeres que insistían en empuñar un arma en el frente de ser “marimachos.27

José María Gironella (1917-2003), que durante la guerra huyó de la zona roja a la franquista y se alistó voluntario en las tropas rebeldes, escribió en su novela Un millón de muertos (Planeta,1961) que Buenaventura Durruti apartó a 37 de sus 4.000 milicianos entre homosexuales (la mayoría del sindicato del espectáculo, sección cenetista en la que hay constancia de un gran número de homosexuales en sus filas) y mujeres, mayoritariamente prostitutas que padecían enfermedades venéreas. Los llevó a todos, supuestamente, a Bujaraloz (a 75 km de Zaragoza) y él mismo los habría ametrallado según bajaban de los vagones. Alfonso Gómez, autor del libro Durruti, el héroe del pueblo (Fundación Anselmo Lorenzo, 2010) pone en evidencia la falsedad de tales acusaciones ya que Bujaraloz, en la época, ni tan siquiera tenía estación de tren. Lo que hizo, en realidad, Durruti fue crear un dispensario antivenéreo en tal pueblo y envió a los contagiados en camiones a Barcelona para no contaminar al resto del contingente y sin matar a ninguno. Su opinión sobre la homosexualidad es un tema del que no hay constancia escrita.28

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¿Qué conclusiones podríamos sacar llegados a este punto? Una sería que, después de la conmoción que significó la Primera Guerra Mundial, se produjo una crisis en la concepción tradicional del papel de los roles masculino y femenino. La irrupción de la figura de la mujer moderna provocó un desdibujamiento de las fronteras entre ambos sexos y un aluvión de producción discursiva destinado a redefinir la feminidad y, en menor grado, la masculinidad.

Una segunda conclusión es la contraofensiva de los sectores más conservadores, con el apoyo de la Iglesia Católica y de los militares después del golpe de estado de Primo de Rivera. Estos sectores abogaban por un proyecto de regeneración moral en clave nacionalista que acabase con las influencias extranjerizantes, Se trataba de asociar la virilidad a la españolidad. Al margen de los postulados del régimen, en el mundo científico y cultural, se produjo un intenso debate sobre los roles de género. Cabe destacar la aportación de Gregorio Marañón en la materia.

La llegada de la Segunda República comportó, por primera vez en la historia de España la instauración de un régimen laico en el que la Iglesia y el Estado estaban separados. En el primer bienio (1931-1933) se aprobó el voto de la mujer, su igualdad jurídica, la ley del divorcio, se invirtió como nunca se había hecho antes en la escuela pública, en la cual, también por primera vez, la educación de las niñas se consideró tan prioritaria como la de los niños. Asimismo llegaron al Congreso las tres primeras parlamentarias Victoria Kent, Margarita Nelken y Clara Campoamor. La homosexualidad, por otra parte, dejó de estar contemplada como agravante en el nuevo Código Penal. Ahora bien, los prejuicios homófobos estaban tan arraigados y eran tan transversales que no hubo ni tan siquiera entre los militantes de la izquierda socialista y comunista o entre los anarquistas voces que se elevaran públicamente para defender a los homosexuales. La tercera conclusión que se impone, pues, es que la Segunda República representó un avance sin parangón en la historia también en derechos cíviles pero que Stonewall quedaba muy lejos y no solo en el tiempo.

Finalmente, muchos homosexuales fueron víctimas de la brutal represión subsiguiente al golpe de estado de julio de 1936 en la llamada zona nacional. No consta que hubiera asesinatos de homosexuales en la zona republicana, lo cual, no significa que en ella también no padecieran burlas y humillaciones. García Lorca, por supuesto, no fue el único homosexual fusilado, pero sí el más célebre y su caso ha eclipsado los de otras víctimas. Hay que tener en cuenta, además, el estigma social que llevaba acarreada tal condición lo que hacía que sus familiares no reinvindicasen su memoria.

Bibliografia

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donjuanes y mujeres modernas. Bilbao: Servicio Editorial Universidad del País Vasco/ Esukal
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Notas al pie

1 José Antonio Mora López “Emilo Castelar, la Doña Inés del Tenorio”. En : Psicólogo en Granada, 22/10/15, (en línea) (consulta 28/04/17). Disponible en: http://psicologogranada.blogspot.com.es/2015/09/emilio-castelar-la-dona-ines-del-tenorio.html
2 C. Piro “Entre la homofilia y la homofobia. La II República (1931-1939)”. En. Invertidos y rompepatrias . Socialismo y homosexualidad en el Estado español. Algorta (Vizcaya): Distri Maligna, ViolentWorld, Eztabaida Argitalpenak-Liburudenda, 2011,p.9.(en línea) (consulta 28/04/17).Disponible en: https://libreriabakakai.files.wordpress.com/2011/09/invertidosyrompepatrais.pdf
3 José Manuel Ríos Guerreo “De vagos y maleantes a los frentes de liberación”. En:Témpora, Magazine de Historia . (en línea) (consulta 01/05/17). Disponible en: http://www.temporamagazine.com/homosexualidad-y-franquismo-de-las-cabareteras-los-frentes-de-liberacion/
4 Ibidem.
5 Ibidem.
6“Biografía de Miguel de Molina”.En: Biografías,wiki.29/08/14. (en línea) (consulta 22/05/17),Disponible en: http://biografias.wiki/miguel-de-molina/
7 “Masculinidad y nación en la España de los años 1920 y 1930”. En: Mélanges de la casa de Velázquez, núm 42.2, 2012, pp.55-72, (en línia) (consulta 12/05/17).Disponible en: https://mcv.revues.org/4548
8 “Manifiesto del golpe de estado”. En: Discursos.La historia a través de los discursos de sus líderes.(en línea) (consulta 12/05/17).Disponibles en: http://beersandpolitics.com/discursos/miguel-primo-de-rivera/manifiesto-del-golpe-de-estado/1147
9 “Masculinidad y nación en la España de los años 1920 y 1930”.En: Mélanges de la casa de Velázquez. Núm 42.2,
2012, pp.55-72, (en línea) (consulta 12/05717).Disponible en: https://mcv.revues.org/4548
10 Ibidem.
11 Citado por Ramón Castejón Bolea “Marañón y la identidad sexual: biología, sexualidad y género en la España de la década de 1920”.En: ARBOR. Ciencia, pensamiento, cultura.Vol.189-759, enero-febrero 2013, pp.4-5 (en línea) (consulta 16/05/17).Disponible en: http://arbor.revistas.csic.es/index.php/arbor/aviewFile/1544/1585rticle/
12 Ibidem, p.7.
13Antonio San de Velilla Sodoma y Lesbos modernas. Pederastas y safistas estudiados en la clínica, en los libros y y en la historia. Barcelona: Carlos Ameller editor, 1932. Citado por Roberto Santos “La homosexualidad en Españaantes y después de la II República/ Especial Segunda República. En: Nueva Revolución, 16/04/17, (en línea) (consulta 19/05/17). Disponible en: http://nuevarevolucion.es/la-homosexualidad-espana-despues-la-ii-republica/
14José María Marco “El desdén enamorado. Azaña y la homosexualidad”. En: José María Marco.Salmo 12:1A 23/01/2016, (en línea) (consulta 20/05/17). Disponible en: https://www.josemariamarco.com/gay/el-desden-enamorado-azana-y-la-homosexualidad/
15.C. Piro “Entre la homofilia y la homofobia”. En: Invertidos y rompepatrias: Socialismo y homosexualidad en el
Estado español, p.13 Algorta (Vizcaya): Distri Maligna, Violent World, Eztabaida Argitalpenak-Liburudenda, 2011.(en línea) (consulta 20/05717). Disponible en: https://libreriabakakai.files.wordpress.com/2011/09/invertidosyrompepatrais.pdf
16Ibidem,p.15.
17Nerea Aresti “Hacia un nuevo ideal de masculinidad: la importancia del trabajo”. En:Médicos, donjuanes y mujeresmodernas. Bilbao: Servicio Editorial Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea, 2001,p.141. (en línea)(consulta 22/05/17). Disponible en:https://web-argitalpena.adm.ehu.es/pdf/UHWEB02382X.pdf
18Francisco Ferrandis-Tur “A manera de cuento”. En :Sexualidad, núm 45, 28/03/1926. Citado por Nerea Aresti
“El personaje de don Juan en la literatura”. En: Médicos, Donjuanes y Mujeres Modernas. Bilbao: Servicio Editorial Universidad del País Vasco/ Euskal Herriko Unibersitatea, 2001, p.142 (en línea) (consulta 22/05/17) https://web-argitalpena.adm.ehu.es/pdf/UHWEB02382X.pdf

19María Brisso “El zángano”. En: Cultura Integral Femenina , núm 19, julio 1934, p.16.

20C. Piro “Entre la homofilia y la homofobia”. En: Invertidos y rompepatrias. Socialismo y homosexualidad en el

Estado Español. Algorta (Vizcaya): DistriMaligna, ViolentWorld, Eztabaida Argitalpenak-Liburudenda, 2011, p.22, (en línea) (consulta 24/05/17). Disponible en: https://libreriabakakai.files.wordpress.com/2011/09/invertidosyrompepatrais.pdf

21Roberta Santos “La homosexualidad en España antes y después de la II República/ Especial Segunda República”. En: Nueva Revolución. 16/04/017, (en línea) (consulta 23/05/17). Disponible en: http://nuevarevolucion.es/la-homosexualidad-espana-despues-la-ii-republica/
22Julián Pemartín Teoría de la Falange . Madrid: Editorial Nacional, 1941, pp.44-45. Citado por Mary Vicent “La reafirmación de la masculinidad en la cruzada franquista”.En: Cuadernos de Historia Contemporánea , 2006, Vol.28, pp.141-142 (en línea) (consulta 23/05/17). Disponible en: http://revistas.ucm.es/index.php/CHCO/article/view/CHCO0606110135A/6807

23Rafael Sánchez Maza “Certero discurso”. En: ABC de Madrid, , 11/04/39, p,13 (en línea) (consulta 24/05/17). Disponible en: http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/madrid/abc/1939/04/11/013.html

24Gabriel Pozo Felguera “Hallado un retrato del que dio dos tiros a García Lorca en el culo, por maricón”.En: El Independiente de Granada, 19/03/2017, (consulta 24/05/17). Disponible en: http://www.elindependientedegranada.es/cultura/hallado-retrato-que-dio-dos-tiros-garcia-lorca-culo-maricon
25Feliciano Robles Blanco “Miguel de Molina”. En: Malagueños ilustres (en línea) (consulta 24/05/17). Disponible en: https://malaguenosilustres.wikispaces.com/Miguel+de+Molina

26Miguel Lorenci “Comunista, homosexual… y héroe republicano”. En: Diario de León, 05/02/14, (consulta 25/05/17). Disponible en: http://www.diariodeleon.es/noticias/cultura/comunista-homosexual-heroe-republicano_864734.html

27C. Piro “Entre la homofilia y la homofobia”. En: Invertidos y rompepatrias. Socialismo y homosexualidad en el Estado Español. Algorta (Vizcaya): DistriMaligna, ViolentWorld, Eztabaida Argitalpenak-Liburudenda, 2011, p.33, (en línea) (consulta 24/05/17). Disponible en: https://libreriabakakai.files.wordpress.com/2011/09/invertidosyrompepatrais.pdf
28Ibidem, p.35.

17 comentarios

  1. De paso, ¿Qué sabes de Retana? Leí por ahí que simpatizaba con la corriente libertaria. Aparte de la anécdota que cuenta que se vestía con un mono de obrero de seda, poco más conozco de él.
    Saludos

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    1. La verdad, Sergio, es que lo único que sé es que Retana solía utilizar a personajes de sus obras para expresar opiniones personales. Es el caso de Mateo Trucharte, un cupletero anarquista que en «Ninfas y sátiros» dice lo siguiente:» Aquí lo que hace falta es colgar a Romanones, quemar a García Prieto y arrastrar a Maura»

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  2. Excelente trabajo, pero para mi falta, aunque no tenga nada que ver con el tema, que la Ley de Vagos y Maleantes fue dedicada especialmente a los anarquistas, Durruti, Ascaso, Oliver y tantos otros fueron beneficiarios directos y casi a tiempo completo, de la misma.
    Y en cuanto al artículo aparecido en el «Independiente de Granada» sobre Lorca, es uno más y un nombre más. Dicho artículo está muy en la línea «posmoderna» de quitarle tinte político al asunto y reforzar el tema sexual. De ahí lo del tiro en el culo y demás. Se escribe mucho sobre el tema, pero las sombras permanecen y sigue siendo un tema tabú. Puede que, en algún momento lo fuera por la dicatudura, (en la Granada de mis 10, 11, 12, .. años no se hablaba por puro miedo a la represión POLITICA), hoy en día es, más bien, el dinero (poderoso caballero). Los Derechos de Autor esos milles de euros de los que se beneficia la familia Lorca cada año sin hacer nada.
    Y hay un cruce de intereses de pueblos y familia para que no aparezca el cadáver por cuestiones dinerarias. A todo esto siguen sin responderse algunas de las grandes preguntas ¿Qué hace el padre de Federico enterrado, sólo, en Nueva York? ¿qué paso con el millón de pts, medio según otros, que al día siguiente del asesinato de Federico la familia juntó?
    En lo que si concuerdan casi todas las versiones es en la intervención de gentes de la antigua CEDADE recien incorporada a la Falange (ansiosos de escalar puesto). Sobre este tema aconsejo la lectura del libro «La maleta de Penón», para más datos sobre el mismo duckduckgo.com o mi blog.
    ¡salud!

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    1. Gracias, Eulalio. En cuanto a lo de la Ley de Vagos y Maleantes, se aplicaba a diversos grupos, pero me he centrado aquí solo en el caso de los homosexuales porque de ello iba el tema.
      En relación al «Independiente de Granada», tienes razón. Yo lo único que decía es que se desveló la imagen del asesino o, al menos, yo lo tengo entendido así, por primera vez. Corrígeme, si me equivoco.
      García Lorca eclipsó la muerte y la tortura de muchos otros homosexuales por su celebridad y es cierto,como dices, que no fue asesinado solo por esto. Ahora bien, no comparto que se quiera quitar tinte político al asunto. No era tampoco únicamente político el motivo de su asesinato, pero se ocultó durante muchos años por el estigma social que suponía denunciar represión por orientación sexual.
      La semana que viene se presenta un libro sobre la cuestión de la represión de maestros por motivos morales durante la Guerra Civil en Mallorca. En algunos casos, bastaba una denuncia anónima de frecuentar malas compañías o de blasfemar o, en el caso de las mujeres, subirse solas a coches conducidos por hombres para abrir un expediente que podía desembocar en separación definitiva del servicio. A veces, las víctimas ni siquiera eran de izquierdas…
      Te lo cuento porque yo creo que, precisamente, se ha subestimado esta vertiente de la represión como si no hubiera existido y en el caso de los homosexuales, era todavía peor.
      Gracias y salud.

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  3. El tema de la persecución a los homosexuales en los años 30 es muy complejo. En efecto, desde el código penal de 1822 la sodomía dejo de ser delito salvo lo establecido por los códigos castrenses de 1887 y 1890 para las relaciones entre militares de diferentes rangos. Lo de Buenaventura Durruti ametrallando homosexuales puede ser falso pero en este caso lo mismo se podría decir respecto a la anécdota del moro Mizzian aceptando la violación múltiple y asesinato de dos jóvenes españolas capturadas; también aquí hay errores geográficos. El texto de John Whittaker incluye datos inciertos de fácil comprobación (Regulares 5 no avanzó por Navalcarnero, sino por Boadilla), todo depende de la credibilidad que queramos darle a Gironella o a John Whittaker. Probablemente el tratamiento más equilibrado sea el ensayo de Herrero Brassas «Homosexualidad y fascismo».

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  4. No creo que sea muy sabio culpar a Franco de la homosexualidad. No creo que los comunistas peruanos de Sendero Luminoso, Fidel Castro y Salvador Allende fueran franquistas. Para Wilhelm Reich, freudomarxista: “la homosexualidad sociológica y psicológicamente es una aberración de la derecha nacionalista y, sobre todo, fascista…contra la inmoralidad de los nazis, los antifascistas evocan su propia racionalidad y pureza.”
    La identificación de homosexualidad y fascismo se acentuó con el trascurrir del tiempo, y para comienzo de los años treinta, los marxistas alemanes se mofaban de las notorias tendencias eróticas de algunos de los líderes nazis (especialmente los de las tropas de asalto, las SA). Los socialistas denunciaban con asiduidad el “peligro” que para los padres suponía dejar a los jóvenes en manos de los “pederastas de la Hitlerjugend”; el Münchener Post, publicó en 1931 una serie sobre “Nacional Socialismo y Homosexualidad” y “Hermandad de Maricas en la Casa Parda”. En la prensa de izquierdas, los chistes sobre la condición sexual de los nazis eran frecuentes. Acosados por este tipo de propaganda, los nazis llegaron a denunciar ante los tribunales a los socialistas cuando estos aseguraron disponer de pruebas que demostraban que el dirigente de las milicias nazis, Ernst Röhm –un notorio sodomita-, pagaba los servicios de prostitutos.
    En 1934, el mismo año en que Stalin incluyó la sodomía como delito, el celebrado literato Maxim Gorki escribió en Humanismo Proletario: “Exterminad a los homosexuales y el fascismo desaparecerá”.
    Estos úñtimos datos tomados de : http://gaceta.es/noticias/izquierda-enorgullecia-los-gays-25062015-1802

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    1. Se ha mencionado al judío Hirschfeld, muy machista parece sera pesar de los lesares feninoides.
      Permìtaseme alegar que antes que èl los «Urnischen» sacaron la primera revista «gay» (sin desarrollo de matrimonios gay, adopciones y otras modernidades, que yo sepa). Su tìtulo «Der Eigene», en alemàn. Y mira por dònde de ese movimiento era confesa yabiertamente asepto el Capitàn Ernst Roehm, Jefe de lasSA, y de su subordinada secciòn SS, cuyo jefe Himmler con Goering (fundador de la GESTAPO) conspiraron contra èl y sus colegas, alegando mendazmente una conspiraciòn constatada

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  5. No creo que sea muy sabio culpar al dictador Franco de la homofobia. No creo que los comunistas peruanos de Sendero Luminoso, Fidel Castro y Salvador Allende fueran franquistas. Para Wilhelm Reich, freudomarxista: “la homosexualidad sociológica y psicológicamente es una aberración de la derecha nacionalista y, sobre todo, fascista…contra la inmoralidad de los nazis, los antifascistas evocan su propia racionalidad y pureza.”
    La identificación de homosexualidad y fascismo se acentuó con el trascurrir del tiempo, y para comienzo de los años treinta, los marxistas alemanes se mofaban de las notorias tendencias eróticas de algunos de los líderes nazis (especialmente los de las tropas de asalto, las SA). Los socialistas denunciaban con asiduidad el “peligro” que para los padres suponía dejar a los jóvenes en manos de los “pederastas de la Hitlerjugend”; el Münchener Post, publicó en 1931 una serie sobre “Nacional Socialismo y Homosexualidad” y “Hermandad de Maricas en la Casa Parda”. En la prensa de izquierdas, los chistes sobre la condición sexual de los nazis eran frecuentes. Acosados por este tipo de propaganda, los nazis llegaron a denunciar ante los tribunales a los socialistas cuando estos aseguraron disponer de pruebas que demostraban que el dirigente de las milicias nazis, Ernst Röhm –un notorio sodomita-, pagaba los servicios de prostitutos.
    En 1934, el mismo año en que Stalin incluyó la sodomía como delito, el celebrado literato Maxim Gorki escribió en Humanismo Proletario: “Exterminad a los homosexuales y el fascismo desaparecerá”.
    Estos úñtimos datos tomados de : http://gaceta.es/noticias/izquierda-enorgullecia-los-gays-25062015-1802

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  6. No hay duda de que el franquismo cometió muchos crímenes (el asesinato de las 13 rosas, la ejecución de los oficiales que defendieron la constitución en julio de 1936…) pero la homofobia no era uno de ellos. Dalí era franquista y amigo de homosexuales y transexuales, de hecho fue quien presentó en sociedad al transexual Amanda Lear. La homofobia izquierdista es bastante reciente, todavía en 2007 Sendero Luminoso cazaba gays :
    Comunidad gay amenazada por Sendero Luminoso
    La guerrilla peruana celebró los 27 años del inicio de su lucha armada y amenazó a la comunidad gay. El movimiento homosexual limeño expresó su preocupación por la vida de sus miembros http://www.adnmundo.com/contenidos/politica/gay_sendero_luminoso_amenaza_pi_210507.html

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    1. Sobre lo que apuntas de las «izquierdas», habría que pensar en el pensamiento positivista predominante entre los Socialismos de finales del siglo XIX e inicios del XX (básicamente anarquismo y marxismo). En ese contexto era normal considerar a la homsexualidad como algo contrario al fin reproductivo de la especie. De ahí que se pueda entender parte de los argumentos homófobos existentes en movimientos hijos de dichas corrientes ideológicas. En el caso cubano, hasta el propio Fidel Castro reconoció, en este sentido, que se practicó una persecución contra dicho colectivo (http://www.lavanguardia.com/internacional/20100901/53993588991/fidel-castro-asume-su-culpa-por-la-persecucion-de-homosexuales-en-cuba-hace-cinco-decadas.html).

      También es cierto que, históricamente, tanto en la cuestión femenina, como en el tema de la diversidad sexual, el ámbito del marxismo, el anarquismo o el pensamiento de izquierdas, ha ido bastante por delante en cuanto autocrítica y evolución de pensamiento y, por ende, prácticas políticas, si pensamos en el ámbito de las derechas y conservadurismo en general, más si pensamos en la hegemonía del catolicismo en el pensamiento de las derechas en España, por ejemplo, vemos que dicha evolución es más lenta y resilente a los cambios. Y sobre el ejemplo que pones de Dalí, que daría, a buen seguro, para más de una investigación,no creo que llegue a los niveles de pensar que en el franquismo se fomentase, no sé, por ejemplo, el día del orgullo gay. Y más sobre Dalí, seguramente el ser «expulsado» en su momento del movimiento Surrealista oficial, que adoptó el comunismo como mantra, entre otros factores, explican el porqué el franquismo no reparó en tolerar sus excentricidades.

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