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La CNT, la Revolución rusa y la Internacional Comunista. Algunas aclaraciones

Compartimos el artículo de la historiadora María-Cruz Santos, recién publicado en Viento Sur.

Ángel Pestaña

Tengo mala memoria para nombres y todos esos detalles que dan rigor y fiabilidad a las afirmaciones que hacemos. Sí la tengo para recordar conceptos y recuerdo haber leído un artículo curioso y muy interesante, hablando de errores que los historiadores van repitiendo libro tras libro y generación tras generación. El origen está en una figura de prestigio dentro del mundo académico que, por confusión o por no haber podido acudir a las fuentes primarias, ha hecho una afirmación o dado una opinión que no se ajusta a la realidad, que luego se ha repetido por quienes lo toman como fuente a su vez.

Viene esto a cuento de la pequeña polémica que se desató en un ciclo de conferencias al que tuve oportunidad de asistir hace un mes en Langreo y que se centraba en la Revolución rusa de 1917 y de la cual conmemoramos el centenario. Alguien afirmó que la CNT entró a formar parte de la Tercera Internacional, una verdad relativa porque lo hizo de forma provisional y recelosa. Si su permanencia se alargó en el tiempo, se debió exclusivamente a las circunstancias que se vivieron en Catalunya y Barcelona entre 1920 y 1922.

Es ésta una polémica antigua. No puede ocultársele a nadie que algo tan menor adquiere un tinte interesado porque uno de los reproches que la central anarcosindicalista hizo durante años al Partido Comunista era su ideología autoritaria y estar sometido a las órdenes de la Unión Soviética, especialmente durante la guerra. En esos años, 1936 a 1939, los ataques más duros no los encontramos en España, las principales acusaciones provienen de los anarquistas europeos, especialmente los exiliados rusos, muy implicados en la contienda española y muy descontentos con la colaboración con el gobierno de la CNT, pero que no son desautorizados desde el Comité Nacional que calla y se justifica por las circunstancias. Por tanto, poder reprocharle que también el anarquismo participó de una organización marxista puede ser un pequeño éxito, sin transcendencia al fin y al cabo, pero satisfactorio.

Desconozco cuándo se inició pero en 1954 encontramos un cruce de afirmaciones entre Andrés Saborit y José Peirats y en la que intervienen también Gastón Leval y Eusebio Carbó. La polémica es recogida por el propio José Peirats en su libro Figuras del Movimiento Libertario Español. En la misma Saborit afirma que la CNT se adhirió a la Tercera Internacional, al tiempo que es rebatido por los otros tres protagonistas del debate. Pienso que el origen de este error está en no haber acudido nunca a las actas del Congreso de la Comedia donde en mi opinión está y queda patente cuál es la posición oficial de la CNT sobre la Revolución rusa y la Tercera Internacional. Al fin y al cabo, es en los congresos donde se decide después de buscar los consensos de la mayoría. En la polémica de 1954 se dice que nunca llegaron a publicarse las actas del congreso, pero no fue así. No se publicaron inmediatamente, tardaron hasta 1931 en ver la luz, pero ahí están y hay un artículo de Antonio Elorza que las recoge fielmente.

La reacción de la CNT frente a la Revolución Rusa, en mi opinión, fue ambivalente. Si tenemos en cuenta el momento, los medios de comunicación de 1917 distaban mucho de ser los actuales y las circunstancias, se está en plena guerra, pienso que las noticias llegaron pronto a la Península y a conocimiento de los medios anarcosindicalistas. En los primeros momentos hubo un gran entusiasmo pero al pasar los meses las posiciones empezaron a diferir. Muchos militantes mostrarán su apoyo incondicional y lo mismo ocurre con Tierra y Libertad. Sin embargo, Solidaridad Obrera adopta una actitud cauta, aplaude la Paz de Brest-Litovsk que considera un ejemplo a seguir por el resto de naciones beligerantes y aun así no acaba de fiarse, no hay noticias seguras, son incoherentes y, en consecuencia, considera que es mejor esperar a tener datos más fiables. (Solidaridad Obrera, 11/7/1918).

Esta actitud expectante parece confirmarla el hecho de que en el Congreso de Sans, celebrado entre el 28 de junio y el 1 de julio de ese mismo año, el tema de la Revolución rusa no apareciera en ninguno de sus 55 ponencias. Únicamente había una que, indirectamente podía tener relación, la referente a la “Necesidad de la creación de un Comité de relaciones internacionales”. Ni tan solo hay un saludo específicamente dirigido a los revolucionarios rusos (Lladonosa, 1975). Muy diferente será lo que ocurra en el Congreso de la Comedia de diciembre de 1919.

El Congreso de 1919 se celebra en unos momentos de gran dificultad para la Regional catalana. Después del éxito de la huelga de la Canadiense, la central sindical ha iniciado un retroceso. La mini huelga de finales de marzo fracasó, las huelgas parciales planteadas de forma parcial no se resuelven con la facilidad y éxito a que se habían acostumbrado en los años de guerra. En noviembre ya ha habido un lock-out que sirve de ensayo para el que tendrá lugar el mes siguiente y que llevará a la población obrera de Barcelona al límite de la subsistencia en lo que es un claro castigo por parte de la burguesía, y sirve para aligerar los stocks que se están acumulando en los almacenes de la misma, y los sindicalistas barceloneses tienen problemas para desplazarse a Madrid. Así las cosas, Salvador Seguí y Ángel Pestaña piden a Manuel Buenacasa, que en aquel momento es el Secretario General de la CNT, que aplace el Congreso. Buenacasa se niega porque las dificultades solo afectan a la Regional Catalana y porque ya todos los preparativos están en marcha. El Congreso dedicará una ponencia a la Revolución rusa en conexión con la Tercera Internacional la 7ª ponencia del tema 48. En ella se decía:

  1. Que el Segundo Congreso de la Confederación Nacional del Trabajo se uniera incondicionalmente a la Revolución rusa, apoyándola por cuantos medios morales y materiales estén a su alcance.

  2. Que a este fin debe empezarse por organizar intensamente los ramos del Transporte Terrestre y Marítimo por considerar que estos Sindicatos son en las organizaciones el arma más apropiada que los obreros hemos de esgrimir e impedir la exportación a los países bloqueadores como el español, que es cooperador [de las potencias aliadas con el ejército blanco. No olvidemos que en 1919 en Rusia se está en plena guerra civil]

  3. Que a la vez de aquella organización se lleve en conjunto una intensa campaña a fin de hacer comprender a la clase obrera la nobleza y santidad por que luchamos.

  4. Que si se acuerda la celebración del Congreso Internacional, sea la Confederación Nacional del Trabajo quien plantee a discusión el acuerdo tomado, como gestiones nacionales e internacionales que hayan realizado en este sentido con los trabajadores del mundo (Elorza,1972; coincide literalmente con los documentos publicados por la CNT en 1931).

Al llegar a la Tercera Internacional, ya de entrada se reconoce su fracaso a pesar de lo cual se pide que se establezcan relaciones igual que debe establecerse relaciones con todas las organizaciones obreras del mundo. El dictamen presentado al Congreso decía:

Considerando, por último, que la Tercera Internacional, aun adoptando los métodos de lucha revolucionaria, los fines que persiguen son fundamentalmente opuestos al ideal antiautoritario y descentralizador en la vida de los pueblos que proclama la Confederación Nacional del Trabajo en España, estima que debe procederse a la convocación [sic] del Congreso Internacional propuesto en el tema 53 en España, y en él acordar, después de examinar detenidamente la situación del proletariado mundial, la constitución de una Internacional Sindicalista, puramente revolucionaria, cuyo fin sea la implantación del comunismo libertario. (Elorza, 1972).

Es decir, que en ningún momento se aparca la vieja polémica entre anarquistas y marxistas. Y sin embargo la sesión puso de manifiesto las diferentes sensibilidades que existían en el seno de la central anarcosindicalista. Hilario Arlandís fue quien con más fuerza defendió la adhesión, de hecho Arlandis continuó defendiendo una postura bolchevique lo que provocará su expulsión 12 años más tarde, en el Congreso del Conservatorio. No destacaban todavía, por aquellas fechas, quienes más adelante serían los más destacados militantes comunistas que provenían de la CNT, Andreu Nin y Joaquín Maurín. Junto a Arlandis, Manuel Buenacasa defiende la adhesión a la Revolución, pero Buenacasa no habla de la Tercera Internacional. No estaban tan convencidos los principales líderes del momento, Salvador Seguí y Ángel Pestaña. Probablemente el alegato de Eleuterio Quintanilla inclinara la balanza hacia una solución de compromiso. La resolución que se aprueba dice:

Al Congreso:

El Comité Nacional, como resumen de las ideas expuestas por los diferentes compañeros que han hecho uso de la palabra en la sesión del día 17, con referencia al tema dela Revolución rusa, propone lo siguiente:

Primero. Que la Confederación Nacional del Trabajo se declare firme defensora de los principios que informan a la Primera Internacional, sostenidos por Bakunin.

Segundo. Declara que se adhiere, provisionalmente, a la Tercera Internacional, por el carácter revolucionario que la preside, mientras se organiza y celebra el Congreso Internacional en España que ha de sentar las bases por que ha de regirse la verdadera Internacional de los trabajadores.-El Comité Confederal.

La resolución deja bien claro dos cosas: que no se renuncia en absoluto a los orígenes bakuninistas, todo lo contrario, y que no consideran la Tercera Internacional una organización obrera en la que permanecer por tiempo indefinido. La condición de provisional se refiere a que permanecerán en ella el tiempo justo mientras no se constituya una Internacional “verdadera”, adjetivo que deja en evidencia la opinión que se tenía de la Internacional Comunista, a pesar de lo cual se eligió una delegación para que fuera hasta Rusia a llevar la adhesión. Los elegidos fueron tres, Salvador Quemades, Eusebio Carbó y Ángel Pestaña. Como es bien sabido, solo Ángel Pestaña entró en Rusia.

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Salvador Quemades, Salvador Seguí y Ángel Pestaña

Estamos en 1920, la guerra civil rusa aún no ha terminado, las relaciones con el resto de Europa no existen y llegar hasta allí solo se puede hacer desde Finlandia. El viaje Pestaña lo hace a través de París y Berlín y allí, esperando una oportunidad para continuar el viaje, llegó la noticia de la convocatoria del Segundo Congreso de la Tercera Internacional que había de iniciarse en julio. Pestaña pidió permiso a la Secretaría de la CNT para actuar como Delegado oficial y se le concedió. Luego siguió su camino hacia Finlandia. En el tren que le llevó de Petrogrado (San Petersburgo en la actualidad) a Moscú iba Zinoviev y éste quiso conocer a Pestaña. Allí mismo le dijo que iba a fundar una nueva Internacional, la Internacional Sindical Roja, y que le gustaría contar con su presencia, la de Pestaña.

De manera incomprensible, muchos autores no distinguen entre la Tercera Internacional y la Internacional Sindical Roja. Lo mismo ocurre con el informe que Pestaña presenta a la CNT a su regreso y resulta difícil saber si sus razonamientos corresponden a una u a otra. Pestaña estuvo en las sesiones del Congreso de la Tercera Internacional y en las sesiones previas a la fundación de la Sindical Roja y fue crítico con ambas. Su decepción fue similar a la de otros anarquistas que asistían también a las reuniones. No llegó a asistir a la organización de la Sindical Roja. El primer día después del Congreso de la Tercera Internacional, se hizo un llamamiento para asistir a la Conferencia sindical que había de organizarla, pero Pestaña no se presentó, aunque sí firma un manifiesto a favor de la misma.

En cuanto a la Tercera Internacional, según cuenta el propio Pestaña en su Informe de mi estancia en la URSS, firmó un documento de adhesión porque consideraba que era el mandato que llevaba de la CNT pero hizo un añadido que decía:

Todo cuanto se refiere a la conquista del Poder político, a la dictadura del proletariado y a la cooperación con el proletariado político comunista, queda a las resultantes de los acuerdos posteriores que la Confederación tome, una vez yo haya regresado a España y tenga el Comité confederal conocimiento de lo aquí acordado (Pestaña, 1978: 22).

Este añadido no figura en el documento que posteriormente publicó Luzovsky y la copia que se llevó Pestaña tuvo que entregarla a la policía italiana.

Hay quien reprocha a Pestaña que en vista de cómo transcurría el congreso, asistiera hasta el último momento en vez de imitar la actitud de Borghi, quien, indignado con la marcha del mismo, lo abandonó. Sin embargo, Borghi tuvo que permanecer en la URSS y acabaron marchando al mismo tiempo. Si difícil era entrar en la Unión Soviética en 1920, no lo era menos salir, según relata Pestaña. Después de acabado el congreso, el permiso para salir tardó un mes y para lograrlo tanto Pestaña como Borghi tuvieron que recurrir a Víctor Serge, quien todavía mantenía su ascendencia sobre los bolcheviques. Ambos regresaron a sus países pasando por Berlín.

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Armando Borghi, Eusebi Carbó y Virgilia d’Andrea, años después, en un congreso de la AIT (Amsterdam, 22 de marzo de 1925)

El poco entusiasmo que despertaba la Tercera Internacional y el bolchevismo entre el anarquismo europeo queda patente ese año en Berlín. Allí se reúnen, entre otros, Borghi, Pestaña y Agustín Souchy, que también había estado en el congreso pero podía haber salido antes, y allí proyectan la fundación de una nueva Internacional Sindicalista que vio la luz en diciembre de ese año y que se correspondía con los criterios expuestos por la CNT en 1919.

Pestaña siguió su viaje de retorno a través de Italia. Allí fue detenido en Milán, sin que sepamos las acusaciones, y le quitaron toda la documentación que llevaba. Finalmente, en diciembre fue embarcado rumbo a España pero al llegar a Barcelona, al pie del barco ya le estaba esperando la policía.

Eran tiempos muy difíciles para la Regional catalana y la CNT en general. En esos meses la organización queda descabezada pues todos los dirigentes más señalados han ido a parar a la cárcel. Es el momento que aprovechan los llamados anarcobolcheviques para constituirse como nueva secretaría nacional y Andreu Nin, Joaquín Maurín e Hilario Arlandis irán al Congreso fundacional de la Sindical Roja en Moscú. En el viaje irán acompañados de forma extraoficial por Pere Foix.

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A principios de 1922 los antiguos dirigentes empiezan a salir de la cárcel, la CNT sale de la clandestinidad y se convoca la Conferencia Nacional de Zaragoza en mayo. Pestaña durante todo ese período se mantiene en silencio sin hacer saber su opinión sobre lo visto y vivido durante su visita al país socialista. Solo en junio de 1921 saca dos folletos “¿Dictadura proletaria?” y “Consideraciones y juicios acerca de la Tercera Internacional”, donde ya deja clara su opinión sobre los bolcheviques. Habrá, más tarde, como mínimo 3 libros: Informe de mi viaje a la URSS, Setenta días en Rusia, lo que yo vi y Setenta días en Rusia, lo que yo pienso.

En la Conferencia de Zaragoza se abordó el tema de la permanencia y, como es bien sabido, la CNT no ratificó las firmas provisionales que había puesto Pestaña. La aportación del mismo tuvo una importancia fundamental para esta decisión. No es tan común, sin embargo, recordar que sus argumentos fueron corroborados por Gastón

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Gaston Leval

Leval, anarquista francés que había vivido largo tiempo en Barcelona y tenía una excelente relación con la CNT y que asistió al congreso fundacional de la Sindical Roja en nombre de los Grupos anarquistas de España. En la misma Conferencia se aprobó la adhesión a la Internacional Sindical de Berlín cuya fundación había sido en el mes de diciembre de 1920. Ahora se convocaba un Congreso en Berlín y para asistir se designó a Galo Díez y Avelino González Mallada. La delegación llegó tarde, lo que no impidió formalizar la adhesión de la central sindical española. La marcha de la CNT otra vez sufrió un revés con la llegada de Primo de Rivera e impidió la participación activa de la CNT en la nueva Internacional. La dimisión de Primo de Rivera y la posterior proclamación de la República dieron un vuelco a la situación. La CNT fue la central más numerosa de la nueva Internacional y a partir de 1931, el Secretariado General de la misma pasó a residir en España.

Bibliografía

Abad de Santillán, D. (1974) De Alfonso XIII a Franco; Buenos Aires: Tipográfica Editora Argentina
Bar, A. (1981) La CNT en los años rojos. Del sindicalismo revolucionario al anarcosindicalismo (1910-1926). Madrid: Akal Universitaria
Bengoechea, S. (1994) Organització patronal i conflictivitat social a Catalunya: tradició i corporativismo entre finals de segle i la Dictadura de Primo de Rivera; Barcelona: Ed. Abadia de Montserrat
(1998) El Locaut de Barcelona (1919-1920) Barcelona. Ed. Curial
Buenacasa, M. (1977) El Movimiento Obrero Español. 1886‑1926. Madrid:Ediciones Júcar
Elorza, A. (1972) «El Congreso de la Comedia de 1919» en Revista del Trabajo, pp. 214-506.
Lladonosa i Vall-Llebrera, M. (1975) El Congrés de Sants. Barcelona: Editorial Nova Terra
Pagès i Blanch, P. (2017) “La Revolución rusa y la clase obrera en el Estado español (1917-1923)”. Viento Sur, 150
Peirats, J. (1978) Figuras del movimiento libertario español. Barcelona: Ediciones Pizarro
Pestaña, Á. (1970) Consideraciones y juicios acerca de la IIIª Internacional: Madrid. Editorial Zero; Colección «Lee y discute. Serie verde», nº 37
(s/f) ¿Dictadura Proletaria? Barcelona: Editorial Cultura Ibérica.
(1968) Informe de mi estancia en la URSS. Madrid: Ed. ZYX
(1921) Memoria que al Comité de la Confederación Nacional del Trabajo presenta, de su gestión en el II Congreso de la Tercera Internacional, presenta el delegado Angel Pestaña. Madrid: Ed. Felipe Peña Cruz.
(s/f) Setenta días en Rusia. Lo que yo pienso. Barcelona: Librería Española de Antonio López.
(1924) Setenta días en Rusia. Lo que yo ví. Barcelona: Tipografía Cosmos
Santos, M. (2012). Ángel Pestaña, Caballero de la Triste Figura. Sttutgart: EAE
(1992) “La Revolució russa i l’anarquisme català. La influència d’Ángel Pestaña”. Comunicación presentada al Congreso “Catalunya i la Restauració”

4 comentarios

  1. Excelentes trabajos.muy bien documentados
    Un apartado critico solvente. Felicitaciones. Deja bien claro el.oaoelmdel anarquismo y del comunismo rastacuacho y uncido a los intereses de Stalin.

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      1. Muchas gracias, María me contactó ayer, traduje al francés su texto sobre «la CNT, la Revolución Rusa y la Internacional Comunista». Muy interesante. Aprecié especialmente que haya mencionado a Gaston Leval, a quien conocía bien, y cuyo papel se pasa regularmente a menudo en los escritos sobre las relaciones entre la CNT y la Internacional Comunista.
        Saludos libertarios. René

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