Antropología Ciencia Historia Social

Breve historia de la locura

La locura es definida y tratada en cada cultura y en cada época histórica, de forma particular, de acuerdo con las ideas hegemónicas de la época. La locura no es un dato objetivo, sino un dato histórico y social. A finales del s. XIX se abandona el término locura, al ser considerado despectivo, y se usa el término enfermo mental o ya más en la actualidad el de trastorno mental, así se separa el trastorno de la persona, de su carácter y sus vivencias propias

La locura en la antigüedad

Los antiguos creían que la locura era sagrada, que era obra de los dioses o demonios. Las divinidades enviaban la locura, como castigo o como venganza. En ésta época, las personas no eran culpabilizadas por su trastorno; sino que eran consideradas víctimas inocentes de fuerzas sobre las que no tenían control alguno.

En Mesopotamia, Israel y Persia,  se consideraban los trastornos mentales como posesiones demoniacas.

En Egipto, antes que los griegos, reconocieron al cerebro como «localización de las funciones mentales». Describieron el trastorno emocional, denominado luego como «histeria» por los griegos, atribuyéndolo a una mal posición del útero, por lo cual fumigaban la vagina como tratamiento, con la intención de devolverlo a su posición original.

En India, la meditación budista se utilizaba y se utiliza como una forma de psicoterapia para trastornos mentales así como ayuda para superar las dificultades de la vida diaria.

En Grecia, los griegos fueron los primeros en estudiar los trastornos mentales desde un punto de vista científico, separando el estudio de la mente de la religión, fueron los más avanzados en aplicar técnicas que se desarrollarían más adelante como el diálogo con el paciente, o la interpretación de los sueños. La medicina griega buscó leyes universales que pudieran constituir la base de una ciencia real de la enfermedad, investigando a fondo las leyes que gobiernan las enfermedades y buscando la conexión entre cada parte y el todo, la causa y el efecto. Además de los tratamientos somáticos de la escuela hipocrática, los griegos emplearon tres tratamientos psicológicos: inducción del sueño, interpretación de los sueños (a cargo de sacerdotes) y el diálogo con el paciente. Hipócrates sostuvo que las enfermedades se producían por un desbalance de los cuatro humores esenciales: flema, bilis amarilla, bilis negra y sangre. Pequeños excesos de estos tres humores y de sangre daban lugar a personalidades flemáticas, coléricas y sanguíneas. Hipócrates ubicó en el cerebro la capacidad para pensar, sentir o soñar. Fue el primero en proponer que los sueños son expresión de nuestros deseos que acceden hacia el conocimiento cuando se eliminan las demandas de la realidad. También fue el primero en describir y clasificar racionalmente enfermedades como epilepsia, manía, paranoia, delirio tóxico, psicosis puerperal, fobias e histeria.

En Roma, siguieron las filosofías griegas estoica y epicúrea, que postularon que las pasiones y deseos insatisfechos actúan sobre el alma produciendo enfermedades mentales, que pueden controlarse alcanzando un estado mental sin perturbaciones o ataraxia.

Celso, dividió las enfermedades en locales y generales, dentro de estas últimas incluyó las enfermedades mentales, que a su vez las dividió en febriles (delirios) y no febriles (locura). Consideró necesario el confinamiento y los procedimientos restrictivos (hambre, cadenas y grillos) para el control de la violencia, recomendando los sustos súbitos como tratamiento.

Galeno, a su muerte comenzó la era del oscurantismo religioso medieval. Consideró que el cerebro es el centro de las sensaciones y movimientos, y que el alma es inseparable de los centros nerviosos. Describió dos tipos de almas: animal o racional (en el cerebro) e irracionales (en el corazón e hígado). Dijo que el clima influye en las características psicológicas.

La locura en la Edad Media

Con el advenimiento del cristianismo, la locura fue conceptualizada como sinónimo de pecado y defecto mortal. Se consideró la locura como el resultado de una posesión o un pacto con el diablo, como un efecto de la brujería. El loco era alguien considerado controlado por las fuerzas del mal, se utilizó el exorcismo para extirpar el diablo del cuerpo de las personas presuntamente poseídas.

En la Edad Media el loco no puede hacer promesas, ni tener palabra, ni testimoniar. A nivel jurídico no puede disponer de sus bienes, estos pertenecen a sus familiares o tutores. No puede testificar ante tribunales, ni hacer contratos. A cambio los parientes del loco deben asegurar su subsistencia y su guarda. Los locos extranjeros son expulsados, a veces después de haber sido azotados.

En la alta Edad Media surge un enfoque «médico», de la locura. Con la creencia que los locos tienen una piedra en la cabeza (la piedra de la locura), que origina su mal. Realizan pues, operaciones quirúrgicas, para extraerla.

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«Extracción de la piedra de la locura». El Bosco o de un seguidor del maestro. 1475-1480

La locura en el renacimiento

Con la llegada del renacimiento, se acaban los exorcismos y las trepanaciones de cráneos. Se opta para erradicar a los locos directamente, sacándolos de la ciudad, de las calles, del espacio público. Se les deja en campos apartados y otros son puestos en un barco sin timón en medio del mar. Aunque también se pide a los gobernantes que provean de medios para gestionar a los pobres, dementes y enfermos, es el caso del franciscano Francesc Eiximenis que en 1385 escribió un Regiment de la cosa pública destinado a los Jurats de la Ciudad de Valencia en la que se establecía la responsabilidad de los gobernantes para proveer los medios para gestionar a pobres, dementes y enfermos. En la Corona de Aragón, en el Norte de Italia y en la Europa Católica, muchas de estas instituciones eran ya en el XV civiles y controladas por los municipios.
En 1567 Bernardino Álvarez, soldado retirado, inaugura el primer centro de estas características de América, en México. También por Europa se extiende esta política de confinamiento: en Inglaterra Enrique VIII inaugura el primer hospital para locos, el Bethlem Royal Hospital.

Para este cambio, será clave la figura de Joan Lluís Vives i March, humanista, filósofo y pedagogo valenciano de origen judío, autor del tratado De anima et vita (Basileae, 1538) en el que apunta varios aspectos de psicología y psicopatología y niega categóricamente el origen sobrenatural de la locura.

A los de Vives hay que añadir los estudios de Jean François Fernel (1485-1558), quien describe varias capacidades de la mente como la memoria, la inteligencia, o el sentido común, y que se reafirma en el origen natural de la enfermedad mental. Johann Weyer (1515- 1588), médico y humanista, y algunos otros médicos como Cornelio Agripa, Girolamo Cardano, Arnau de Vilanova (1238 – 1311), Andrés Laguna, Amato Lusitano o Lavinio Lemnio, todos se oponen a que los locos sean quemados en la hoguera y reivindican el origen médico de la locura. Aunque en muchos de estos autores se continua mezclando la locura  con el demonio, la brujería o la alquimia.

En 1511 Erasmo de Rotterdam, publica el Elogio de la locura, un ensayo escrito en forma de sátira en el que crítica las supersticiones y las prácticas piadosas de la Iglesia Católica, así como de la propia locura. Pese a ser  más una crítica sobre las prácticas del catolicismo contra la locura,  ejerció una gran influencia en la visión de la enfermedad mental durante buena parte del renacimiento.

La locura en la Edad Moderna

Foucault señala que desde el siglo XV el loco era considerado como portador de cierta sabiduría, hasta el momento en que tanto el loco, como el delincuente y todos los marginados de la sociedad van a ocupar el espacio de los leprosos, de los apestados sociales, llevando al aumento de las prisiones en la Francia del siglo XVII (1).

Existían muchos lugares reservados sólo para los «tontos» como el Hotel Dieu que acogía solamente los «locos», o el Londres Bethlem donde aceptaban una única serie de «locos». Cuando se internaban tan solo los «locos», es de hecho una prueba de que se realizaba una determinación médica, cosa que ocurría en otros lugares.

Aumentaron los encierros en los asilos y los hospitales generales. Los médicos contaban con pocos conocimientos acerca de la locura y los espacios institucionales especializados no existen. Los «locos» deben compartir espacio con delincuentes, desertores, prostitutas, borrachos, etc.

En la Edad Moderna se clasifica a los locos en tres grupos: furiosos, deprimidos y tranquilos. A los furiosos se les intenta calmar con ayunos, palos y duchas de agua fría. De no resultar se les instala en el cepo. Como ultima medida, se les fija a un muro, mediante una cadena corta.

Los deprimidos son aislados en habitaciones del domicilio familiar, separados del resto de miembros y a menudo se los oculta de las relaciones sociales. Los «más tranquilos» alternan con la familia y las amistades, al no constituir peligro.

La época de la ilustración

En el s. XVIII comienza a darse un trato teóricamente más humano a los enfermos mentales. En París, Philippe Pinel, director del asilo de La Salpetrière, libera de las cadenas a los enfermos aherrojados y confinados. Pinel, es considerado el padre de la psiquiatría moderna,  explica el origen de las enfermedades mentales por la herencia y las influencias ambientales, en su Tratado de la locura clasificó las enfermedades mentales en cuatro tipos: manía (delirio generalizado con agitación), melancolía (simple, delirio parcial, de mano con la depresión), mutismo (no hablan, tendencia a quitarse la vida) y demencia (perdida de las funciones mentales). Pinel pese a dar un trato más moral a los enfermos mentales, como la supresión de las cadenas, continua usando las camisas de fuerza y las duchas heladas para «tratar» a los «alienados». Otro psiquiatra, Samuel Tuke metía los locos en asilos y les aplicaba castigos hasta que aprendieran a actuar con normalidad, es decir de manera sumisa y ajustada a lo que la sociedad consideraba «normal». Eso si, empiezan a investigarse y comienzan a darse avances en el conocimiento de las enfermedades mentales.

El siglo XIX

En el siglo XIX, no paran de aumentar el numero de manicomios, estos disfrazaban la tortura como una forma de curación, uno de los tantos casos fue en el hospital psiquiátrico Charenton en París, donde se aplicaban como tratamiento: mantenerlos atados, sumergirlos en agua fría, golpes y sumergirles la cabeza en una bañera. En  los manicomios ingleses utilizaban un dispositivo rotatorio en el que hacían girar al paciente a una velocidad vertiginosa, otro tratamiento consistía en marcarle la cabeza con un hierro al rojo vivo para que el loco recuperara el sentido. Todo esto con el fin de anular sus ideas y ilusiones, consideradas anormales.

Francisco_Goya_-_Casa_de_locos
«Casa de locos» de Francisco Goya 1812-1819

El siglo XX

En el siglo XX se desarrollan dos concepciones diferentes de la enfermedad mental:

Una concepción biologicista: Las enfermedades son provocadas principalmente por trastornos biológicos y genéticos (Kraepelin, Bleuler).

Una concepción psicologista: Las enfermedades mentales son trastornos psíquicos, desequilibrios que han de ser tratados con medios psicoterapéuticos, aunque también pueda existir una base biológica (Jaspers, Freud). Freud se enfrenta al biologismo, creando un nuevo rol para el médico, este debe escuchar al paciente y a partir de aquí encontrar los motivos de sus síntomas.

La concepción biologista junto al Darwinismo social defendido por la ideologia Nacional-Socialista supuso la esterilización y exterminio de miles de alemanes con trastornos mentales o minusvalías, un total de 300.000 personas fueron asesinadas mediante el programa T-4 o «eutanasia». Los nazis consideraban a los enfermos mentales y minusválidos como inútiles para la sociedad y una amenaza para la pureza genética aria (2).

Nazi Party poster showing how disabled people cost money and promoting eugenics and euthanasia of the disabled - the T4 program
«60.000 RM es lo que esta persona que sufre de defectos hereditarios cuesta a la comunidad alemana durante toda su vida. Ciudadano ese también es su dinero»

Otro ejemplo del mal uso de la psiquiatría cuando está bajo las ordenes de una ideología (además una ideologia que cree en el supremacismo racial), es el Darwinismo Social que seguía de los nazis el psiquiatra franquista Antonio Vallejo-Najera que «estudió» a 297 brigadistas internacionales encarcelados en Burgos y a 50 presas políticas recluidas en Málaga, y publicó los resultados en Biopsiquismo del fanatismo marxista, que según el demostraban la inferioridad mental de los partidarios de la igualdad, social y política, la brutalidad de su fanatismo e incluso su fealdad. En su libro Eugenesia de la hispanidad y regeneración de la raza, Vallejo defendía la «eugenesia positiva», cuyo fin era «multiplicar los selectos y dejar que perezcan los débiles», es decir los rojos. Las conclusiones de sus obsesión anticomunista se pueden encontrar en su obra La locura y la guerra: psicopatología de la guerra española, en el que abogaba por la separación de los hijos de los padres de los marxistas, pues «la segregación de estos sujetos desde la infancia podría liberar a la sociedad de una plaga tan temible»(3).

También en la lucha contra el comunismo, pero durante la Guerra Fría, entre los años 1957 y 1964, la CIA llevó a cabo el proyecto MK-ULTRA, dirigido por Donald Ewen Cameron, el primer presidente de la Asociación Mundial de Psiquiatría y ex miembro del Comité Profesional del Tribunal de Nuremberg que juzgó a los nazis por sus crímenes. El proyecto MK-Ultra pretendía encontrar la manera de controlar la mente humana. Mediante la Conducción Psíquica, se creía posible corregir la locura, borrar la memoria existente y reconstruir la psique por completo. Algunos de los experimentos realizados con este fin, aplicados a personas sin su consentimiento, fueron la radiación, los psicodélicos, la inyección simultánea de barbitúricos y anfetaminas y las descargas eléctricas al cerebro (4).

La antipsiquiatria

A pesar de los avances en psiquiatría en el s.XX, muchos enfermos siguen sufriendo las prácticas y medicación inadecuada. En los años 60 surge un movimiento llamado antipsiquiatría. Algunos de los principales miembros de este movimiento son David Cooper, Ronald Laing, y Thomas Sasz; se oponen a métodos como el electroshock, los comas insulínicos o la lobotomía. También se oponen a que los enfermos mentales estén encerrados contra su voluntad.

La psiquiatría oficial finalmente ha aceptado algunos postulados de la anti psiquiatría, la lobotomía fue eliminada, igual que los comas insulínicos, aunque aún se utiliza el electroshock en algunos casos y la contención mecánica. La psiquiatría acepta que las personas con trastornos mentales deben ser reincorporados a la sociedad, muchos manicomios acabaron cerrando. Actualmente existen hospitales de día y las estancias en hospitales psiquiátricos teóricamente se reservan para momentos de crisis o para personas sin apoyo familiar.

El DSM (Diagnostic and Stadistical Manual of Mental Disorders)

El DSM es un manual de clasificación de los trastornos mentales que proporciona descripciones y diagnósticos con el fin de que los psicólogos, psiquiatras e investigadores en salud mental puedan diagnosticar, estudiar e intercambiar información y tratar los distintos trastornos. Su primera edición salió en 1952 como una variante del CIE-6. Fue creado por la Asociación Estadounidense de Psiquiatria (APA) y la Academia de Nueva York.

Una de las críticas que se hace al DSM es su rigidez a la hora de clasificar los trastornos mentales, de hecho existen trastornos de personalidad que no pueden clasificarse de una manera clara. También hay el peligro de clasificar las personas según su trastorno mental, cuando cada persona puede vivir el trastorno mental a su manera, sin que coincidan los mismos síntomas con otra persona que sufre el mismo trastorno. La edición vigente es la quinta, DSM-5, y se publicó el 18 de mayo del 2013.

La industria farmacéutica

A partir de los años 60 hay un crecimiento espectacular de los psicofármacos. La prescripción de antidepresivos (5), ansiolíticos (6), antipsicóticos y estabilizadores no ha parado de crecer. Hay una crítica por ejemplo del uso a largo tiempo de los ansiolíticos, que pierden su eficacia y además pueden causar adicción. Actualmente existe un debate entre algunos psiquiatras y usuarios sobre si hay un exceso de medicación y si no sería más efectivo que junto al tratamiento psicofarmacológico la sanidad pública proporcionara más herramientas para prevenir los trastornos mentales y para dar apoyo psicológico a las personas que se traten o no con psicofármacos.

Hemos hecho un breve repaso desde la antigüedad al tratamiento de la locura en Europa, faltaría para analizar muchos países donde aún se practican métodos inhumanos a las personas con trastornos mentales. En Europa se ha avanzado en el tratamiento de las personas con trastornos mentales aunque aún quedan muchas lagunas, por ejemplo, aunque haya disminuido mucho respecto al siglo XIX y parte del XX, se continua aplicando el electroshock, la contención mecánica y el ingreso forzoso. Además de la sobremedicación que pueden recibir algunos pacientes y el aumento espectacular del consumo de psicofármacos.

Estigmatización

A pesar de los avances en el tratamiento de los trastornos mentales, el que padece un trastorno y lo hace público o no puede esconder los efectos del trastorno o la medicación, sigue estando estigmatizado. Es difícil que una persona haya declarado públicamente que está diagnosticada con un trastorno mental encuentre trabajo, piso, pareja, sea aceptada por los amigos, vecinos, etc. A menudo la persona con un trastorno mental es desvalorizada y menospreciada en nuestra sociedad. Se ve expuesto a las emociones negativas que desarrollan muchas personas ante ellas: miedo, irritación, exceso de compasión. Hay trastornos mentales como la esquizofrenia que se relacionan directamente con un comportamiento violento, otros como la depresión a menudo se considera que el enfermo está así por que quiere, porque no se esfuerza. La persona que sufre un trastorno mental se enfrenta con dos problemas: El propio trastorno mental y los problemas derivados del estigma.

Sobre la violencia y los trastornos mentales las estadísticas dicen lo contrario de lo que muestran algunas películas o titulares de noticias, las personas con trastornos mentales no son más violentas que el resto y en algunos casos como las mujeres que sufren trastornos mentales son ellas las víctimas de la violencia. Algunos datos de personas con trastornos mentales y violencia (7):

  • El 63% reconocían sufrir violencia física y verbal por parte de su pareja y de estos un 15% habían recibido violencia grave.
  • El 46% referían haber sufrido violencia física o verbal por  parte de algún familiar, y casi el 30% violencia grave.
  • El 8% de las personas con enfermedad mental había sufrido violencia criminal frente al 3% que sufre la población general.
  • Frente a estos datos, se encuentra la tasa de violencia producida por personas con enfermedad mental que se sitúa en torno al 3%.

Teniendo en cuenta que según los expertos una cuarta parte de la población padecerá algún trastorno ansioso-depresivo durante su vida (8), sería interesante empezar a acabar con alguno de estos clichés que vinculan la enfermedad mental con la violencia o con una incapacidad total.

Existe también un estigma en positivo de las personas que sufren un trastorno mental, como que son más creativas o inteligentes. El trastorno lo que puede provocar es que la persona encuentre en el arte un punto de fuga para expresar sus sentimientos y hacer más llevadera su vida, pero un trastorno mental no te hace ser más creativo, con la cantidad de personas con trastornos mentales estaría lleno de Van Gogh’s, Edvard Munch’s, Séraphine Louis, etc. y no es el caso.

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(1) Foucalt, Michael. Historia de la locura en la época clásica. S.l Fondo de Cultura Económica de España, 2006
(2) Historia Virtual del Holocausto «Eutanasia: asesinato legal» <http://www.elholocausto.net/parte03/0309.htm>
(3) «Un marxista es un débil mental» Investigación: Manipulación psiquiatrica. El Mundo <http://www.elmundo.es/cronica/2002/111/1011609459.html> 20 de enero de 2001-Número 11
Montse Armengou i Ricard Belis. Assessorament històric: Ricard Vinyes. Producció:
Muntsa Tarrés «Els nens perduts del franquisme (1ªpart)» TV3, 30 Minuts<http://www.tv3.cat/pprogrames/30minuts/30Seccio.jsp?seccio=reportatge&idint=333> 20/01/2002
(4)»Proyecto MK Ultra» Wikipedia <https://es.wikipedia.org/wiki/Proyecto_MK_Ultra> Última edición 2 de enero del 2018
(5) «España es la décima potencia mundial en consumo de antidepresivos». redacción médica <https://www.redaccionmedica.com/secciones/psiquiatria/espana-es-la-decima-potencia-mundial-en-consumo-de-antidepresivos-4230> 11 de abril de 2017
(6) «España en la cabeza de europa en el consumo de ansiolíticos». imfarmacias <http://www.imfarmacias.es/noticia/13748/espana-a-la-cabeza-de-europa-en-el-consumo-de-ansioliticos> 30 de octubre de 2017
(7) Javier Jiménez «¿Son violentos los enfermos mentales?» Magnet <https://magnet.xataka.com/preguntas-no-tan-frecuentes/son-violentos-los-enfermos-mentales> 27 de agosto de 2015
Laura Mata. Psiquiatra «¿Enfermedad mental y violencia que hay de cierto en esta asociación?» Personasque.es:< https://www.personasque.es/esquizofrenia/salud/diagnostico/violencia-enfermedad-mental-relacion-2391> 4 de mayo de 2015
(8)»Una cuarta parte de la población padecerá trastorno ansioso-depresivo». La Vanguardia. Sanidad <http://www.lavanguardia.com/salud/20131007/54390635233/cuarta-parte-poblacion-padecera-trastorno-ansioso-depresivo.html> 7/10/2013

12 comentarios

  1. Hola, em pregunto perquè no parles de com va influir l’época victoriana en entre altres qüestions el llenguatge relacionat amb la salut mental.

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    1. Bones Enric, segur que m’he deixat coses, és un resum. A l’època victoriana que dius per exemple ser que era freqüent diagnosticar a dones que no s’ajustaven als cànons de dolçes, sensible, o estaven solteres, etc. com histèriques, de fet l’histèria estava considerada com una malaltia femenina. A algunes se’ls hi van realitzar fins i tot ablacions, o en balnearis es feien servir vibradors com a «instrument terapèutic». Si saps més coses del tema, comenta amb algun enllaç i puc editar el text i afegir-ho. Salut!

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    1. Un artículo con datos intersantes Antonio, lástima que haga de excepciones normas, que intente blanquear la imagen de la Iglesia como institución, que dé por buenas prácticas cuestionables, como el encierro (en instituciones y casas), y que no recoja diferentes puntos de vista sobre el tema, lo que sería contrastar fuentes, pero claro, indicarían que dichas «enfermedades» eran tratadas, pese a esas excepciones que menciona, de manera inhumana.

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  2. Interesante, pero no comparto totalmente lo dicho. Los puntos importantes son estos:

    Los griegos, aunque se aproximaron al método científico lo único que hicieron fue discriminar negativamente las diferentes formas de vida, en vez de aceptarlas tal cual son.
    Faltó mencionar que en la Edad Media no existía el concepto de enfermedad mental. La religión era lo único existente en ese contexto histórico y geográfico de Europa. En el siglo XVIII los católicos quisieron saber por qué los apóstoles hablaban locuras en la biblia, si la locura tenía sabiduría o no (punto importantísimo). Finalmente prevaleció la idea que la locura es un pecado, por eso encerraron al enfermo sexual donde estaban antes los leprosos, el loco por excelencia era el lujurioso para esos pedófilos católicos. Posteriormente el médico con sano escepticismo, dijo que era una enfermedad del cuerpo, por lo tanto curable.
    En la modernidad, dentro de un contexto capitalista, se retoma al loco pecador medieval culpándolo de no adaptarse a las expectativas capitalistas. Los médicos buscaron causas físicas en el loco y jamás las encontraron. Aparecen las ciencias de la psique, como modo de inventar la enfermedad mental. Los pastores de la mente, especialmente Freud, hablaron sólo incoherencias y obsenidades, en tono de moralista religioso como la “culpa”, en un intento de sistematizar la diversidad de la vida. Siempre en un contexto productivo capitalista, que a todo le pone un precio y destruye el planeta, aprobaron una mayoría que le siguen era útil y los llamaron sanos, aquellos distintos a lo esperado se les identificó con todos los pecados asociados al loco. En los años 60 la medicación se vuelve el chantaje y coacción para evitar esa asociación, así la población se hace normal y sumisa. Mientras otras ciencias como las naturales, buscan saber cual es el macho o la hembra y describirlos, las ciencias de la psique, buscan una forma de dominar al hombre, más que simplemente describirlos. Los pastores de la mente mente son herederos directos del católico, inventado pecados y enfermedades, donde antes había una inmensa diversidad de vida libre y genuina. Los discursos del psicoanálisis, buscan siempre dominar ese enfermo que inventaron con un discurso hegemónico, todo gracias a la ciencia al servicio del mal, que no es la ciencia renacentista sino la del decadente capitalismo, también dominan con los crédulos que toman como verdades absolutas las nuevas tecnologías del yo. Todo eso marca el cuadro complejo de una sociedad enferma por culpa de capitalismo, que supone conocer el pensamiento humano y culpa a quien no sigue un ritmo acelerado de vida.

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    1. Este comentario es un mamarracho por donde lo leas. El artículo del blog esta bastante completo, pero este comentario carece totalmente de algún coherencia. Ya el nombre del que lo escribe te puede dar alguna pauta.

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      1. En qué te basas para dar esa opinión? Acaso hay una falla cronológica o supones que está mal porque no estás habituado a esas palabras?

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      2. En qué me equivoqué? Cronológicamente está bien y aplica sentido del humor, lo cual es excelente y noble, no como los psiquiatras que apuntan con el dedo como los malvados

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      3. Mi comentario también está basado en él mismo libro de Focault “historia de la locura la época clásica” que he tenido la oportunidad de leerlo, no sé tú si lo leíste.

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  3. Hablar de «puntos importantes» en una «historia de la locura», es siempre un riesgo temerario, de entrada el libro se llama «breve», y por algo será.
    La que conocemos actualmente como locura, dista mucho de parecerse a las diferentes «locuras» de épocas pasadas. De hecho, algunas de esas «locuras» por excelencia, es decir, la posición que actualmente ocupan diagnósticos como la esquizofrenia, han desaparecido. Es el caso de la melancolía, reconocida en épocas anteriores como la principal psicosis, y hoy desmenuzada en diversas formas neuróticas de diagnóstico, aunque el sufrimiento y los malestares no han podido desmenuzarse en trastornos «menores».
    En la respuesta más extensa de bipolar, hay una frase que me ha llamado poderosamente la atención. Hablando en un contexto sobre la «locura», aparece el «enfermo sexual» e inmediatamente el pecado (no hay pecado sin culpa), el encierro, la iglesia católica: «Finalmente prevaleció la idea que la locura es un pecado, por eso encerraron al enfermo sexual donde estaban antes los leprosos, el loco por excelencia era el lujurioso para esos pedófilos católicos».
    No comparto la opinión de dicho comentario sobre Freud, porque hay que entender que lo que aportó el neurólogo, fue un tremendo revulsivo para un contexto social de rígida moral puritana. También me parece muy esclarecedora la relación entre la «histeria», y la enfermiza represión sexual sobre las mujeres en la sociedad vienesa y europea en general.
    La locura, actualmente se ha convertido en «enfermedad» o «trastorno mental» y entiendo que aunque insinúan hablarnos de lo mismo, no son iguales, de la misma manera que tampoco podríamos decir que nos referimos a lo mismo, cuando hablamos del «arrebato» o el «trance» de los «artistas». Esa relación entre arte y «locura», se corresponde a una época muy concreta en la que la sociedad experimentaba cambios radicales en las formas de percibir y expresarse, y que a la postre significarían la demolición de las formas artísticas más clásicas y su academicismo. Posteriormente se ha intentado recuperar esos tópicos, para dar un significado productivo, a unas capacidades que habían quedado excluidas para la plus valía capitalista.
    La industria farmacéutica y los neurolépticos, han tenido éxito porque fueron comparados con prácticas tan atroces como el electroshock o la lobotomía, pero ciertamente no han sido más exitosos para quienes padecen los malestares de la inadaptación social, aunque sí que ha aportado pingües beneficios a la industria y a las instituciones del control social y el orden.
    La historia de la locura no es posible entenderla al margen de la historia de la psiquiatría y sus métodos, y es esta ciencia de la mente, la que con su devenir nos muestra lo poco científica que es, y el papel determinante que ha tenido en los diferentes sistemas autoritarios de gobierno, llámense democracias, dictaduras, repúblicas o como quieran que se llamen, y lo decisivos que han sido sus métodos, cuando se han aplicado contra la disidencia social y política. Y eso es algo que no recuerdo si aborda el libro en cuestión y que forma parte de nuestra historia cercana y actual, donde todavía existen algunos centros que practican terapias aversivas «contra la homosexualidad», o en casi todos, donde se atan con correas pies, manos y cuerpo, en ocasiones como los ingresos de urgencias, aplicando la «inmovilización mecánica» e inyectándote un antipsicótico depot, independientemente del estado de agitación o calma de la persona.

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