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Los otros ‘mártires’ de la Iglesia: los curas asesinados en la zona franquista

El domingo 13 de octubre del 2013 tuvo lugar en Tarragona la beatificación de 522 mártires de la Iglesia en la zona republicana durante la Guerra Civil. El acto congregó a más de cuatro mil personas en una multitudinaria misa celebrada en el Complejo Educativo de la ciudad catalana. La homilia fue pronunciada por el cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación de la Causa de los Santos, enviado por el Papa Francisco para la ocasión. En presencia de 104 obispos, entre los cuales el entonces presidente de la Conferencia Episcopal Española, Antonio María Rouco Varela, Amato se refirió en estos términos al conflicto bélico español:

Vuestra noble nación fue envuelta en la niebla diabólica de una ideología, que anuló a millares y millares de ciudadadanos pacíficos, incendiando iglesias y símbolos religiosos, cerrando conventos y escuelas católicas, destruyendo parte de vuestro precioso patrimonio artístico.1

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El cardenal Amato afirmó, asimismo, que los clérigos asesinados fueron víctimas de “una radical persecución religiosa que se proponía el exterminio programado de la Iglesia”.

La ceremonia provocó en el 2013 una notable controversia política que se tradujo en la creación de una Coordinadora para la Laicidad y la Dignidad* que la consideraba un “insulto a quienes perdieron a sus familiares y sufrieron represión durante la dictadura franquista que contó con el apoyo y bendición de la Iglesia”. En el manifiesto se recordaba que las víctimas del bando vencedor fueron las únicas reconocidas e indemnizadas mientras que todavía no se había permitido buscar a muchos de los desaparecidos. Se pedía, igualmente, al Ayuntamiento de Tarragona, a la Diputación, al Consejo Comarcal y a la Generalitat que no se destinase ni un euro de dinero público al acto.2

Izquierda Unida, cuyo coordinador general era en aquel año Cayo Lara, criticó duramente la ceremonia a la que calificó como un “monumento a la hipocresía”. Gaspar Llamazares, diputado de IU en la legislatura 2011-2015, cuestionó, a su vez, el carácter programado de la represión a que aludía el cardenal Amato afirmando que “nunca hubo un programa de exterminio de religiosos3”.

¿Cuántos religiosos fueron víctimas de la violencia en la zona roja? No hay unanimidad en las cifras. El historiador Vicente Cárcel Ortí habla de 1.405 clérigos asesinados solo en las diócesis catalanas, de 334 sacerdotes fusilados en Madrid, de 327 víctimas mortales en Valencia. Libertad Digital, por su parte, en un artículo publicado el 14 de octubre de 2013, hablaba de 10.000 muertos “por el delito de ser católicos y no renegar de ello”, entre los cuales 4.184 sacerdotes, 2.365 frailes y religiosos, 283 monjas y más de 3.000 seglares.4

Hoy en día son comúnmente aceptadas las cifras de Antonio Monterol que cita por sus nombres a 12 obispos, 4.184 sacerdotes seculares, 2.365 religiosos y 283 religiosas, con un total de 6.832 víctimas a las que hay que añadir los seglares que padecieron por la misma causa.5

Con el acto de octubre del 2013, que fue el mayor proceso de beatificación, había en España 1,523 beatificados por “odio a la fe” en el periodo comprendido entre los años 1934 y 1939. Anteriormente ya se había celebrado una gran ceremonia el 28 de octubre del 2007 en el Vaticano en la que se habían proclamado “mártires del siglo XX” a 498 españoles asesinados en 1934 y 1936-39 entre los cuales dos obispos (de Cuenca y Ciudad Real), 24 sacerdotes diocesanos, 462 miembros de Institutos de Vida Consagrada, un diácono, un subdiácono, un seminarista y siete laicos. La proclamación tuvo lugar ante unas 40.000 personas, en su inmensa mayoría españolas.

La petición de que fueran beatificados la hizo el entonces cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, a cuya archidiócesis pertenecían la mayoría de los asesinados. A la ceremonia asistieron los 71 obispos españoles y una delegación oficial encabezada por el en aquel momento ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos y representantes de los gobiernos autonómicos, entre otras autoridades.6

En 1999, asimismo, el Papa Karol Wojtyla había canonizado a nueve religiosos fusilados durante la Revolución de Asturias de 1934 en una ceremonia a la cual no asisitieron, en señal de protesta, representantes del gobierno del Principado por considerar que tales gestos “no contribuyen a superar el odio de la división entre las dos Españas de aquella época7”.

La actitud de la Iglesia cuando se produjo el golpe de Estado el 18 de julio de 1936 fue de apoyo pasivo o activo al mismo en las zonas donde este triunfó. Ni que decir tiene que los episodios de violencia que se dieron en territorio republicano en el verano de aquel año, no hicieron más que acentuar el alineamiento de la jerarquía con los sublevados y la consideración del alzamiento militar como algo providencial o como una cruzada.

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El primero en designar la sublevación como tal fue el general Mola ya en agosto en su discurso radiofónico al pueblo castellano del 15 de aquel mes:

¿Se nos pregunta del otro lado que adónde vamos? Es fácil y lo hemos repetido muchas veces: a imponer el, orden, a dar pan y trabajo a todos los españoles, y a hacer justicia por igual… Y luego, sobre las ruinas que el Frente Popular deje —sangre, fango y lágrimas—, edificar un Estado grande, fuerte, poderoso, que ha de tener por gallardo remate, allá en la altura, una Cruz de amplios brazos —señal de protección a todos—, Cruz sacada de los escombros de la España que fue, pues es la Cruz, símbolo de nuestra religión y de nuestra fe, lo único que ha quedado y quedará intacto en esta vorágine de locura, vorágine que intentaba teñir para siempre las aguas de nuestros ríos con el carmín glorioso de valiente sangre española… 
En resumen: ni rendición, ni abrazos de Vergara, ni pactos del Zanjón, ni nada que no sea victoria aplastante y definitiva8.

Ya en otoño, Enrique Pla y Daniel, obispo de Salamanca en su pastoral Las dos ciudades del 1 de octubre de 1936 habla explícitamente de cruzada:

¿Cómo se explica que hayan apoyado el actual alzamiento los prelados españoles y el mismo Romano Pontífice haya bendecido a los que luchan en uno de los bandos?

La explicación plenísima nos la da el carácter de la actual lucha, que convierte a España en espectáculo para el mundo entero . Reviste, sí, la forma de una guerra civil; pero, en realidad, es una Cruzada. Fue una sublevación, pero no para perturbar, sino para restablecer el orden (…) La Iglesia no interviene en lo que Dios ha dejado a la disputa de los hombtes. Si desde el primer instante, los prelados hubiesen oficialmente excitado la guerra, los que que han asesinado obispos y sacerdotes, incendiado y saqueado templos, habrían dicho que era la Iglesia la que habría excitado y justificado sus crímenes como represalias(…).

Y justificaba el apoyo a los golpistas:

Entonces, ya nadie ha podido recriminar a la Iglesia porque se halla (sic) abierta y oficialmente pronunciado a favor del orden contra la anarquía, a favor de la implantación de un orden jerárquico contra el disolvente comunismo, a favor de la defensa de la civilización cristiana y sus fundamentos, contra los sin- Dios y contra Dios.9

Pocas semanas más tarde, el 23 de noviembre, el cardenal Gomá volvía calificar de cruzada el alzamiento militar en su pastoral El caso de España:

Esta cruentísima guerra es, en el fondo, una guerra de principios, de doctrinas, de un concepto de la vida y del hecho social contra otro, de una civilización contra otra. Es la guerra que sostiene el espíritu cristiano y español contra este otro espíritu, si espíritu puede llamarse, que quisiera fundir todo lo humano, desde las cumbres del pensamiento a la pequeñez del vivir cotidiano, en el molde del materialismo marxista(…).

Quede, pues, por esta parte como cosa inconcusa que si la contienda actual aparece como guerra puramente civil, porque es en el suelo español y por los mismos españoles donde se sostiene la lucha, en el fondo debe reconocerse en ella un espíritu de verdadera cruzada en pro de la religión católica, cuya savia ha vivificado durante siglos la historia de España y ha constituido como la médula de su organización y de su vida.10

En 1937, a instancias del Cardenal Primado Isidro Gomá (La Riba,Tarragona, 1869- Toledo, 1940), los obispos españoles publicaron una carta colectiva escrita a petición del general Franco a fin de que el bando nacional tuviera un respaldo internacional con el apoyo de la jerarquía católica.

El documento apareció suscrito por cuarenta y tres obispos residenciales y cinco vicarios capitulares. Solo faltaron “libre y conscientemente” las firmas del cardenal Vidal y Barraquer, arzobispo de Tarragona y de monseñor Múgica, obispo de Vitoria.

La Carta estaba dividida en nueve grandes apartados, el tercero de los cuales explicaba la posición de la Iglesia ante la guerra:

La Iglesia no ha querido esta guerra ni la buscó, y no creemos necesario vindicarla de la nota de beligerante con que en periódicos extranjeros se ha censurado a la Iglesia en España. Cierto que miles de hijos suyos, obedeciendo a los dictados de su conciencia y de su patriotismo, y bajo su responsabilidad personal, se alzaron en armas para salvar los principios de religión y justicia cristiana que secularmente habían informado la vida de la Nación; pero quien la acuse de haber provocado esta guerra, o de haber conspirado para ella, y aun de no haber hecho cuanto en su mano estuvo para evitarla, desconoce o falsea la realidad (…)

Y si hoy, colectivamente, formulamos nuestro veredicto en la cuestión complejísima de la guerra de España, es, primero, porque, aun cuando la guerra fuese de carácter político o social, ha sido tan grave su represión de orden religioso, y ha aparecido tan claro, desde sus comienzos, que una de las partes beligerantes iba a la eliminación de la religión católica en España, que nosotros, Obispos católicos no podíamos inhibirnos sin dejar abandonados los intereses de nuestro Señor Jesucristo y sin incurrir el tremendo apelativo de «canes muti», con que el Profeta censura a quienes, debiendo hablar, callan ante la injusticia.11

La Carta Colectiva no fue firmada, como se ha visto, por unanimidad, pero la disidencia en escalones inferiores de la Iglesia -en un grado muy superior y con consecuencias dramáticas-, se había manifestado ya con anterioridad. Con la ocupación de Guipúzcoa por las tropas del general Mola se produjeron los primeros asesinatos de curas por parte de las tropas franquistas. Martín Lekuona Etxabeguren y Gervasio Albizu Biadur, vicarios de la parroquia de Rentería (Gipúzcoa), fueron fusilados el 8 de octubre de 1936. Según el escritor José Arteche, “Don Martín de Lecuona era el sacerdote cuya manera de ser más me sugería el ideal del ángel”. El 17 fueron ejecutados en Hernani el cura y escritor José Ariztimuño Olaso, Alejandro Mendikute Lizeaga y José Adarraga Larburu. El 24 del mismo mes fue fusilado en el cementerio de Oiartzun José Joakin Arin Oiartzabal, arcipreste de Mondragón y también José Iturrikastillo Aranzabal, párroco de Marín y los sacerdotes Aniceto de Eguren, José de Markiegi. Leonardo de Guridi y José Sagarna Uariarte que estaba en desacuerdo con las relaciones prematrimoniales de un prócer de Berriatúa (Vizcaya) granjeándose su inquina. El 27 cayó José Peñaga-rikano, vicario de Markina. Celestino de Onaindía, cura auxiliar de Elgoibar, tenía 38 años cuando volviendo de oficiar un entierro, le esposaron y le llevaron a la cárcel de Ondarreta; tras 8 días le fusilaron sin juicio en Hernani. Murió entonando un Tedeum bajo las balas. Ese mismo mes fueron pasados por las armas los padres de los conventos de los carmelitas de Amorebieta, Lupo, José Otano Migelez y el superior del convento, Román de San José Urtiaga.12

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José Antonio Agirre (1933)

El 22 de diciembre de 1936 José Antonio Agirre, presidente del Gobierno Vasco, contesta en un discurso a la pastoral anteriormente mencionada del cardenal Gomá El Caso de España y se refiere a los casos de sacerdotes asesinados en Euskadi hasta la fecha por parte de las tropas nacionales:

La guerra que se desenvuelve en las República española (…) no es una guerra religiosa como ha querido hacerse ver; es una guerra de tipo económico, y de tipo económico arcaico y de un contenido social (…). No es guerra religiosa, ni es la doctrina religiosa la que puede invocarse, porque la doctrina cristiana es doctrina de amor, de paz y de reconocimiento en favor de los semejantes: la doctrina es una e inflexible y no puede ser esgrimida como medio cuando conviene y pisotearla cuando conviene así también. Díganlo los sacerdotes asesinados por los facciosos y aquellos otros tantos beneméritos sacerdotes que han sido desterrados a lejanas tierras por el enorme terrible delito de amar al pueblo en que vieron su primera luz . No compagina con las ideas cristianas el paganismo de los escritos de los periódicos fascistas . No nos encontramos ante una guerra religiosa (…) han asesinado a numerosos sacerdotes y beneméritos religiosos por el mero hecho de ser amantes de su pueblo (…) ¿por qué el silencio de la jerarquía?13

La alusión a los desterrados se refería al obispo de Vitoria Mateo Múgica Urrestarazu (Idiazábal, Guipúzcoa, 1870-Zarauz, Guipúzcoa, 1968) que no pudo regresar de Roma (donde asistía a un congreso) por una orden de expulsión firmada por el general Cabanellas en la Junta de Defensa de Burgos el 14 de octubre.14

Ese mismo mes de diciembre de 1936 el papa Pío XI envió un telegrama de protesta por a Franco por el asesinato de los prelados en Euskadi. Pese a todo no llegó a trascender ningún malestar de la Conferencia Episcopal Española. El propio arzobispo de Toledo, Isidro Gomá, justificaba ese silencio en una carta remitida en enero de 1937 al lehendakari:

No discuto sobre adjetivos; sólo hago una reflexión sobre el hecho de la muerte violenta de unos sacerdotes vascos. Más que nadie hemos lamentado el hecho. El fusilamiento de un sacerdote es algo horrendo, porque lo es de un ungido de Dios, situado por este hecho en un plano sobrehumano, adonde no debiesen llegar ni el crimen, cuando lo hay, ni las sanciones de la justicia humana que suponen el crimen (…) Es decir, que si hubo injusticia, por la parte que fuese, la deploramos y la reprobamos, con la máxima energía. No creemos que la haya en amar bien al propio pueblo: por esto nos resistimos a creer que algunos sacerdotes hayan sido fusilados por el mero hecho de ser amantes de su pueblo vasco.

Y exculpaba de responsabilidad a las autoridades de la zona sublevada alegando ignorancia de los hechos y a la jerarquía de connivencia con las mismas:

Yo le aseguro, señor Aguirre, con la mano puesta sobre mi pecho de sacerdote, que la jerarquía no calló en este caso, aunque no se oyera su voz en la tribuna clamorosa de la prensa o de la arenga política. Hubiese sido menos eficaz. Pero yo puedo señalarle el día y el momento en que se truncó bruscamente el fusilamiento de sacerdotes, que no fueron tantos como se deja entender en su discurso. Y como el lamentable hecho se ha explotado en grave daño de España –nos consta- y conviene, en estos gravísimos momentos, que se pongan las cosas en su punto, yo le aseguro, señor Aguirre, que aquellos sacerdotes sucumbieron por algo que no cabe consignar en este escrito, y que el hecho no es imputable ni a un movimiento que tiene por principal resorte la fe cristiana de la que el sacerdote es representante y maestro, ni a sus dirigentes, que fueron los primeros sorprendidos al conocer la desgracia. Deje a la jerarquía, señor Aguirre, para la cual el sacerdote es la niña de sus ojos y la prolongación de su propio ser oficial y público.

El sábado 11 de julio del 2009 los obispos de Bilbao, Ricardo Blázquez y Mario Iceta; de San Sebastián, Juan María Uriarte y de Vitoria, Miguel Asurmendi, celebraron una eucarístía en memoría de los catorce religiosos (doce sacerdotes, un misionero claretiano y un carmelita descalzo) que fueron ejecutados entre 1936 y 1937 cuyo listado completo es el siguiente: Martín Lecuona Echabeguren, Gervasio Albizu Vidaur, José Adarraga Larburu, José Ariztimuño Olaso, José Sagarna Uriarte, Alejandro Mendicute Liceaga, José Otano Miguelez Olaso, C.M.F, José Joaquín Arín Olazábal, José Ignacio Peñagaricano Solozabal, Celestino Onaindía Zuloaga, Jorge Iturricastillo Aranzabal, Román de San José Urtiaga Elezburu y O.C.D..

La ceremonia tuvo lugar en la Catedral Nueva de Vitoria y el encargado de leer la homilía fue el obispo de la capital alavesa respaldado por doscientos sacerdotes. Familiares y amigos siguieron el acto en el que se leyeron uno a uno los nombres de los prelados asesinados. El obispo Asurmendi pidió perdón en nombre de la iglesia vasca ya que “No es justificable, ni aceptable por más tiempo, el silencio en el que medios oficiales de nuestra Iglesia han envuelto la muerte de estos sacerdotes. Tan largo silencio no ha sido sólo una omisión indebida, sino también una falta a la verdad, contra la justicia y la caridad «. Por ello, “con humildad”, pidió perdón en nombre de la iglesia de Euskadi “a Dios y a nuestros hermanos” y afirmó que, si bien reconoció que los detalles sobre las “dolorosas circunstancias” que rodearon la muerte de estos sacerdotes eran desconocidos, destacó que “el testimonio de muchos de sus feligreses y compañeros pone de relieve que fueron apresados cuando ejercían su ministerio.15

Los asesinatos de religiosos en la zona sublevada no se limitaron, sin embargo, al País Vasco donde, en la mayoría de los casos, se trataba de personas próximas al nacionalismo del PNV o, al menos, comprometidas con la defensa de la lengua y la cultura de Euskadi. En el resto del Estado encontraremos, principalmente, a eclesiásticos que querían que la Iglesia siguiera el modelo evangélico, se acercara a las clases trabajadoras y a los más necesitados, y que condenaba su alineamiento político con los sectores más conservadores de la sociedad.

Matías Usero Torrente (El Ferrol, 1875-1936) es un buen exponente de lo dicho. Su anhelo por una comunidad centrada en los valores de los primeros cristianos le impulsó a dar su apoyo al socialismo. Su apuesta por el socialismo se compaginaba con la denuncia expresa de la deriva autoritaria de la institución eclesiástica. La aprobación del Código de Derecho canónico universal había limitado el grado de autonomía del que hasta esa fecha había gozado el clero católico y los Pactos de Letrán suscritos entre Mussolini y Pío XII confirmaban, según Usero, la traición de la jerarquía pontificia a los ideales de hermandad cristiana. Aún así, pronto se sintió decepcionado por la política del PSOE en las instituciones republicanas y uno de los motivos era que consideraba excesivamente conciliadora y sumisa la política de relaciones con la Iglesia. Ello le acercó al movimiento libertario y el 2 de mayo de 1933 se convirtió en el patrocinador de la Escuela Racionalista del Ferrol.16

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Matías Usero Torrente

Matías Usero compatiblizaba su acción misionera en la logia Breogán y la Escuela Racionalista con su actividad política en favor de los candidatos de Unión Republicana, liderada por Diego Martínez Barrio y antes de finalizar el año 1935 fue designado vicepresidente de esta agrupación en el comité local del Ferrol.

Usero fue detenido el 24 de julio de 1936 en su domicilio particular y permaneció en prisión preventiva hasta la noche del 20 de agosto en la que fallecería tiroteado por agentes de la autoridad y sería enterrado anónimamente en una fosa común de la parroquia de Canid. Como era habitual en aquellos días, el jefe de la policía explicaba su fallecimiento en aplicación de la Ley de Fugas. El principal exponente de la resistencia eclesiástica frente a las ideas de Usero, el arcipreste José María Bermúdez,sería el encargado de transmitir la noticia de su fallecimiento al nuevo obispo de la diócesis, Benjamín Arriba y Castro:

Ayer ha sido muerto el infeliz sacerdote Usero -en los días anteriores lo fueron unos 30 significados agitadores izquierdistas-, siendo de sentir que, por las circunstancias del suceso, no se les pudiese ofrecer auxilios espirituales . Dios nos ayude.17

Francisco González Fernández (Málaga, 1897-1938) ejerció de párroco de Mijas donde se instaló en 1930 y allí empezó a estudiar Magisterio, carrera que terminó en poco más de dos años y pudo ejercer ya como maestro en la escuela de Alora en el curso 1933-1934. En mayo de 1936 ingresó en la logia masónica Pitágoras. Su compromiso con la República en guerra se centró principalmente en el área de educación, formando parte del comité que que controló el Instituto de Segunda Enseñanza de Málaga, separando a cinco profesores, dos de ellos catedráticos. El comisario director del instituto propuso a finales de 1936 a cinco maestros para que ocuparan dichos puestos. Entre ellos figuraba Francisco González como auxiliar numerario de letras al que se reconocía como maestro nacional y doctor en Teología.

González se “unió libremente” con Remedios González en octubre de 1936. Este tipo de uniones serían posteriormente castigadas por las autoridades franquistas y condenado por la Iglesia siendo tenido como agravante en las acusaciones que se hicieron en contra de los que las protagonizaron y más aún si se trataba de alguien que había sido sacerdote. A partir de la ocupación de Málaga en febrero de 1937 por las tropas del general Roatta, Francisco González fue encarcelado y suspendido de empleo y sueldo de maestro. Al mismo tiempo se inició un proceso militar, consejo de guerra que acabó en condena a muerte, siendo ejecutado el 21 de enero de 1938.

González había sido detenido el 14 de febrero de 1937 por la Guardia Civil, puesto a disposición del gobernador militar y encarcelado en el buque-prisión Marqués de Chávarri. La información de las cartas escritas desde la prisión desde septiembre hacen pensar que fue trasladado desde el buque a la cárcel provincial donde las condiciones de vida en general eran terribles: hacinamiento imposible de soportar, escasísima alimentación y de pésima calidad, falta de higiene y de sanidad adecuadas, interrogatorios acompañados de torturas que causaron numerosas muertes en la misma prisión y suicidios…

A Francisco González se le siguió un procedimiento sumarísimo de urgencia con el número 56, del Juzgado número 8, que se celebró el 12 de julio de 1937. En el consejo de guerra se estimaba que al tener una cultura superior se valió de ella para hacer propaganda marxista, pronunciando varias conferencias y mítines por los pueblos.

Una de las cuestiones más relevantes a la que han hecho frente Encarnación Barranquero y Feliciano Montero, en La Otra Iglesia. Clero disidente durante la Segunda República y la guerra civil (Ediciones Trea, 2013) es la de determinar si este hombre había perdido su condición de cura durante la República. En la sentencia del auto aún se le considera “sacerdote”. Es, por otra parte, una condición reinvindicada por Francisco González, quien insistía en llevar sotana y utilizaba en sus cartas frases dirigidas a la familia como “La gracia de Dios sea con vosotros…” y también por su familia, ya que en el libro de defunciones del Registro Civil se abrió más tarde una diligencia haciendo constar su condición de sacerdote.

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Además, Encarnación Barranquero lamenta no haber podido consultar el expediente personal de la víctima en el Seminario del religioso malagueño que fue fusilado con 41 años en las tapias del viejo cementerio de San Rafael donde en el 2014 se erigió un monumento en memoria de los miles de fusilados tras la toma de la ciudad y enterrados en la segunda área de fosas comunes más grande de Europa después de la de Sbrenica, en la antigua Yugolavia.18

Su ejecución tuvo lugar en la noche del 21 al 22 de enero de 1938 cuando en la capital malagueña ya habían sido inscritas aproximadamente mil cien personas ejecutadas en los meses anteriores.19

Jeroni Alomar Poquet (Llubí, Mallorca, 1894-Palma, 1937), fue el único sacerdote asesinado por los fascistas en la isla durante la Guerra Civil. No estaba afiliado a ningún partido ni organización sindical e incluso testimonios orales afirman que era de derechas “como todo el pueblo de Llubí20”.

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Su hermano Francesc, sin embargo, era miembro de Esquerra Republicana Balear, la sección en el archipiélago de Izquierda Republicana de Manuel Azaña. Tras el desembarco de las tropas de Bayo en Mallorca en agosto de 1936, los sublevados intensificaron la represión y fue detenido. Por este motivo, su hermano Jeroni se mudó a la capital mallorquina donde le habían encarcelado y realizó numerosas gestiones para visitarlo en la prisión y obtener su liberación, Gestiones que, al parecer, llegaron incluso a oídos del obispo de la isla por aquel entonces, Josep Miralles. Esto, entre otras cosas, parece que suscito las sospechas de los falangistas que, a partir de ese momento, lo tuvieron en el punto de mira.

Se pidieron informes al ayuntamiento y a la rectoría y las referencias que llegaron no fueron nada favorables. No se llevaba bien con los falangistas del pueblo ni con el rector y, además había rumores de que disponía de una estación de radio y de que ayudaba a escapar en patera, desde el puerto de Alcudia (en el NE de la isla), a grupos de personas hacia Menorca o Barcelona. Se le tendió una trampa en la cual cayó el infortunado sacerdote, ya que la persona con la que contactó para ayudar al cabo de infantería Joan Ballbú a huir a la capital catalana, resultó ser un confidente de la policía.21

Fue encarcelado en condiciones penosas y, ventiseis días después de la celebración de un Consejo de Guerra, fue ejecutado en el cementerio de Palma el 7 de junio de 1937.

Se comentaba anteriormente la dificultad que tienen los historiadores para acceder a los archivos de la Iglesia que siguen cerrados a cal y canto, en general, a los investigadores, salvo que se trate de buscar argumentos para beatificaciones masivas. Así, el historiador sevillano José María García Márquez ha intentado en un par de ocasiones, incluso a través de dos sacerdotes, acceder al expediente de un sacerdote que fue fusilado durante el verano de 1936 por Queipo de Llano sin que se sepa la fecha exacta de su muerte, “porque no está inscrito en el Registro Civil , ni se puede entrar en el archivo de la Curia para consultar su expediente”. Se trata de Antonio Sáez Morón , que fue capellán del hospital de San Lázaro y miembro de la Hermandad de la Macarena, después de haber sido ayudante en la parroquia del pueblo de Herrera. ”Dispongo de testimonios sobre el asesinato de este cura, que protestó ante Queipo por cómo enterraban vivos a muchos fusilados en la tapia del cementerio, pero no puedo cotejar la versión de los testigos con la documentación de su expediente . Se da la paradoja de que puedes consultar el expediente de un ferroviario, de un funcionario, de un maestro , pero no el de un cura ”, se lamentaba José María García Márquez en una entrevista condedida a Público en el 2014.22

José Pascual Duaso (Torla, Huesca, 1880-Loscorrales, Huesca, 1936) era el párroco de Loscorrales en la provincia oscense. Según uno de sus sobrinos, su tío era el único que recibía diariamente prensa en el pueblo y la radio de que disponía era también la única de la localidad. Se trataba de una persona de izquierdas y no lo ocultaba.

Otro de sus sobrinos, Eusebio Pascual era menos tajante al respecto y afirmaba que no se le podía considerar ni republicano ni fascista y que “era un hombre decente, un verdadero cura que practicaba la religión de Cristo. Tenía dos vacas y regalaba la leche, montó una escuela nocturna, para enseñar a leer y a escribir a la gente que estaba todo el día en el campo y era analfabeta (…) Era un hombre que se comportaba como republicano, pero era monárquico, incluso votó a Gil-Robles23”.

El cura Duaso era un hombre respetado que no se acomodó al orden impuesto por la Falange en Loscorrales. Los falangistas pidieron al obispo el traslado del párroco, pero el prelado no hizo nada y el acoso hacia su persona continuó.

Fue acribillado por tres falangistas cuando iban a detenerlo a su casa. Sus asesinos argumentaron que fue en defensa propia. Dos testigos, un sobrino y su casera, sin embargo, explicaron que lo mataron a sangre fría. Nunca se esclarecieron las circunstancias. En su acta de defunción inscrita con el número 125 del folio 32 en el registro de la parroquia de Loscorrales se lee: ”D. José Pascual Duaso murió el 22 de diciembre de 1936 a las veintiuna horas a consecuencia de las heridas sufridas por arma de fuego. Natural de Torla, de 56 años, hijo de Antonio y María, estado eclesiástico. Santos sacramentos no ha podido recibirlos. Sepultado en Loscorrales el 24 de diciembre de 1936. Firma. Antonio Coarada, Arcipreste.24

Los casos citados no son más que una muy sucinta relación de los religiosos que fueron víctimas de la represión en la denominada zona nacional. Su número es muy inferior al de los católicos perseguidos en la zona republicana. Aún así, a diferencia en gran medida de los territorios en don de el golpe fracasó, la persecución que padecieron no fue consecuencia de ningún desbordamiento popular sino que obedecía a una planificación. Su muerte o exilio ha quedado relegado al olvido durante muchos años y, con la excepción de Euskadi, la Iglesia, hasta el momento no ha pedido perdón por su colaboración con el régimen que les persiguió ni ha facilitado la tarea de los investigadores sobre la cuestión.

Hilari Raguer en su libro La Espada y la Cruz. La Iglesia 1936-1939 (Bruguera, 1977), reproduce una carta de Irujo al cardenal Vidal i Barraquer del 23 de mayo de 1938 que podría ilustrar bien la situación:

Tenga presente que en las dos zonas se han hecho mártires; que la sangre de los mártires , en religión, como en política, es siempre fecunda; que la Iglesia, sea por lo que fuere, figurará como mártir en la zona republicana y formando en el piquete de ejecución en la zona franquista.

BIBLIOGRAFÍA

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WEBGRAFÍA

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Notas

1 Laura Daniele, “La Iglesia no busca culpables con la beatificación de 522 mártires.” En: ABC, 14/10/2013, p.56 (en línea) (consulta 28/07/2018). Disponible en:http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/madrid/abc/2013/10/14/056.html * Plataforma integrada por grupos como Alternativa Joven, el Ateneo Republicano de Tarragona, la Asociación de Víctimas de la Represión Franquista, partidos como EUiA (Esquerra Unida i Alternativa) o ICV (Iniciativa Verds)y sindicatos como UGT y CC.OO.
2 Cecilia Guzmán “La caverna ofende a las víctimas del franquismo: celebra la beatificación de los mártires como la fiesta del perdón.” En: El Plural, 14/10/2013, (en línea),(consulta 28707/2018). Disponible en:https://www.elplural.com/autonomias/cataluna/la-caverna-ofende-a-las-victimas-del-franquismo-celebra-la-beatificacion-de-los-martires-como-la-fiesta-del-perdon_63434102
3 Javier Lozano “Los datos de la persecución religiosa dejan en evidencia la ofensiva de Izquierda Unida.” En:Libertad Digital, 14/10/2013, (en línea), (consulta 28/07/2018). Disponible en:https://www.libertaddigital.com/espana/2013-10-14/ofensiva-de-iu-contra-los-martires-beatificados-en-tarragona-1276501722/
4 Ibidem.
5 Jaume Botey “Memoria histórica, asesinatos y beatificación.” En: El Viejo Topo, 03/01/2018, (en línea). (consulta 29/07/2018). Disponible en:http://www.elviejotopo.com/topoexpress/memoria-historica-asesinatos-y-beatificacion/
6El mayor proceso de beatificación proclama mártires del siglo XX a 498 españoles.” En: 20 minutos.28/10/2007, (en línea), (consulta 29/0772018). Disponible en:https://www.20minutos.es/noticia/297326/0/martires/vaticano/beatificacion/
7 Ibidem.
8 Emilio Mola Vidal: Obras completas. Valladolid, Santaren, 1940, pp. 1178-1179. Citado por: Hilari Raguer, en La Espada y la Cruz.Barcelona: Editorial Bruguera,S.A. 1977, p.55.(en línea) (consulta 04/08/2018). Disponible en:file:///C:/Users/Usuario/Downloads/la-iglesia-durante-la-guerra-civil-espanola%20(5).pdf
9 Enrique Pla y Daniel Las dos ciudades . Citado en. “La cruzada”. Memoria Civil, nº 14, Palma, 06/04/1936, 8en línea) (consulta 01/08/2018). Disponible en:https://www.fideus.com/memoria%2014%20-%20la%20cruzada.htm
10 Isidro Gomá Tomás “El caso de España.Instrucciones a sus diocesanos y respuestas a unas consultas sobre la guerra actual” Pamplona, 1936. En: Filosofía en español. (en línea) (consulta 02/08/2018) Disponible en:http://www.filosofia.org/aut/001/1936goma.htm
11 Carta Colectiva de los Obispos Españoles (1937). En: Laicismo.org (en línea) (consulta 03/08/2018). Disponible en:https://laicismo.org/data/docs/archivo_1430.pdf
12 Tulio Riomesta “Los curas asesinados por Franco.” En: RecueRda RepúBlica, DocuMento MemoRia,03/04/2018, (consulta 04/08/2018). Disponible en:https://documentalismomemorialistayrepublicano.wordpress.com/2018/04/page/1/
13José Antonio de Aguirre Obras completas. Sendoa, Donostia, 1981, tmomo 1,pp.609-623. Citado por: Alfonso Botti, “La Iglesia vasca dividida, cuestión religiosa y nacionalismo a la luz de la nueva documentación vaticana”En: Historia Contemporánea, núm 35, 2007, pp.464, (en línea), (consulta 04/08/2018). Disponible en:http://www.ehu.eus/ojs/index.php/HC/article/view/4101
14“Múgica Urrestarazu, Mateo.” En. Auñamendi Eusko Entziklopedia (en línea), (consulta 05/08/2018). Disponible en:http://aunamendi.eusko-ikaskuntza.eus/es/mugica-urrestarazu-mateo/ar-82637/
15“Los obispos vascos piden perdón por el silencio de la Iglesia ante el fusilamiento de 14 religiosos durante la Guerra Civil.” En : El País, 11/07/2009,(consulta 05/08/2018). Disponible en:https://elpais.com/elpais/2009/07/11/actualidad/1247300223_850215.html
16 Eliseo Fernández Fernández A Escuela Racionalista de Ferrol . Santiago de Compostela: ALRM (Colección Xerminal,, núm 3),2002. Citado por: José Ramón Rodríguez Lago en ” Matías Usero Torrente (1975-1936)”. En: La Otra Iglesia .Clero disidente durante la Segunda República y la guerra civil. Feliciano Montero García, Antonio C. Moreno Cantano, Marisa Tezanos Gandarillas (coords.)Somonte-Cenero, Gijón: Ediciones Trea, S.L. p.147
17ADM, expediente personal de Matías Usero Torrente , “Informe del arcipreste al obispo de Mondoñedo”,21/08/1936. Citado por:José Ramón Rodríguez Lago “Matías Usero Torrente (1975-1936): de la misión católica a la misión teosófica.” En: Otra Iglesia. Feliciano Montero García, Anatonio C. Moreno Cantano, MaríaTezanos Gandarillas (coords.) Somonte-Cenero, Gijón: Ediciones Trea S.L, p.151.
18Raquel Guerrero “Los archivos de la Iglesia impiden investigar la represión contra los curas republicanos”.En: Público. 24/06/2014, (en línea), (consulta 08/08/2018). Disponible en:https://www.publico.es/politica/archivos-iglesia-impiden-investigar-represion.html
19 Encarnación Barranquero; Feliaciano Montero, “Francisco González (1897-1938): de cura a maestro.”En : Laotra Iglesia. Feliciano Montero García, Anatonio C. Moreno Cantano, MaríaTezanos Gandarillas (coords.) Somonte-Cenero, Gijón: Ediciones Trea S.L, pp.240-243.
20 Nicolau Pons i Llinàs Jeroni Alomar Poquet. El capellà mallorquí afusellat pels feixistes el 1937.LLibres de la Nostra Terra/8. Palma: Lleonard Muntaner Editor, 1995, p.81.
21Antoni Nadal “El cas de D.Jeroni Alomar Poquet”. Memoria Civil ,núm 42, Baleares, 19 de octubre de 1986 (enlínea) (consulta 08/08/2018). Disponible en:https://www.fideus.com/alomar_i_poquet%20-%20memoria.htm
22Raquel Guerrero “Los archivos de la Iglesia impiden investigar la represión contra los curas republicanos”.En: Público. 24/06/2014, (en línea), (consulta 08/08/2018). Disponible en:https://www.publico.es/politica/archivos-iglesia-impiden-investigar-represion.html
23Miguel Ángel Marfull “Un cura sin lápida ni flores. El párroco de Loscorrales vivió pacíficamente con la II República, tres falangistas lo mataron.” En: Público, 13/10/2017, (en línea), (consulta 08/08/2017). Disponible en:https://www.publico.es/espana/cura-lapida-ni-flores.html
24Ibidem.

CURAS+HACIENDO+INSTRUCCIÓN+620

18 comentarios

  1. Diferencias entre los 14 curas aranistas ejecutados por los franquistas y los 6832 asesinados por el frente popular:
    1º Diferencia. Cuantitativa: los ajusticiados por los nacionales no llegaron a dos docenas, la izquierda masacró a miles.
    2º diferencia. Motivación: unos fueron asesinados por el mero hecho de ser sacerdotes, los otros por su activismo separatista y racista y la comisión de graves delitos militares.
    3º Franco, a petición del cardenal Gomá, paró en seco las ejecuciones y pese ser consciente de la enorme gravedad de los delitos cometidos por los curas peneuvistas(espionaje, deposito de armas, adiestramientos de milicias jeltzades…) por el contrario el gobierno republicano no movió un dedo para salvar al clero exterminado.
    4º Si los curas ejecutados por Franco son una prueba de persecución religiosa, ¿Felipe González persiguió a la Iglesia por encarcelar a curas vascos por colaborar con ETA?Absurdo, verdad.
    5º La persecución del Frente Popular de la Iglesia fue incluso peor que la del clero polaco por los nazis, para Hitler ser sacerdote y además polaco era tan repugnante como ser judío, Dachau es para el clero polaco lo que Auswicht para los judios. El Frente Popular tiene el dudoso honor de superar a Hitler 1885 sacerdotes sacrificados frente a los 6832 martirizados por los rojos españoles; esta hecatombe es más asombrosa si tenemos en cuenta que Polonia llego a estar ocupada en su totalidad por los alemanes.

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    1. Renuévese Alfonso y deje su revisionismo protofascista o fascista de lado. La Iglesia Católica en el mismo siglo XIX y hasta nuestros días, y más allá de ser una institución religiosa, es de tipo político. La Iglesia amparó el golpe y antes del mismo lo favoreció.

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        1. Los comentarios censurados eran una crítica a la bibliografia clerical-nacionalista del cual el monje Hilari Raguer es el máximo representante, en esos comentarios desmontaba al benedictino ultra-catalanista basándome en una carta abierta escrita por el antiguo conseller de CIU Josep Miró.

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    2. Que yo sepa el frente popular, no gobernó, prácticamente al mismo tiempo se desarrolló el golpe de estado, y que nadie olvide que del 34 al 36 gobernó la CEDA de Gil Robles, bastante de derechas y muy religiosa.
      Lo que se conoce como el bienio negro.
      Tiene gracia, nunca gobernaron y siempre les acusan.
      Los que reprimieron las protestas de los mineros en León y a los asturianos, fueron militares y legionarios.
      Cómo se nota que no fue león el pintor. Fábula interesante

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    3. Vuélvase a la alemania nazi, que se cree super español pero se olvida de que Franco era patrocinado por los ejércitos, las armas, y las provisiones de Hitler y Mussolini; y no sólamente eso, sino que sus mejores soldados no eran españoles, sino mercenarios marroquíes, a los que se les permitió el dudoso «honor» de ser la guardia personal del «general» hasta que el propio pueblo de Marruecos dio fin a la farsa.

      Entonces, ¿Quién es el títere de los poderes extranjeros? Los republicanos eran el pueblo de España. Los sacerdotes asesinados en disturbios es distinto que los sacerdotes asesinados deliberada y predeterminada por militares por defender la cultura de su pueblo y no ser fanáticos lamebotas de Castilla y el (por entonces inexistente) Rey.

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  2. Fran, me gustaría preguntarte si crees que todos los religiosos que asesinaron los del bando republicano -(no me parece idónea esta denominación pero….)- eran de derechas. A mi no. Lo pregunto porque estoy «intercambiando opiniones» con un amigo y te he encontrado, y me pareces una buena fuente de información.
    Un saludo y gracias por tu respuesta.

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    1. Supongo que se dirige la pregunta al compañero Francesc Tur, aunque tal como la plantea, sin exponer ningún caso, y en base a algo tan general, es difícil de responder. Sería como preguntar si en el bando golpista se asesinaron sólo a personas de izquierdas. La realidad es que una guerra es compleja y es evidente que pueden existir excepciones. Hay casos de localidades de predominio anarquista en donde al cura y otras figuras religiosas ni se les molestó, dado que eran personas que antes de la contienda eran reconocidas positivamente por la comunidad. De manera análoga podemos pensar en los fascistas y demás golpistas que enviaron en su momento referencias positivas para salvar a figuras, no sé, como Peiró, de la pena de muerte. Repito, es un escenario complejo y con excepciones, pero parece evidente que la represión en el bando “republicano” fue más concreta que la del bando nacional. A mi entender en el primer bando predominó una “venganza de clase” (siguiendo los parámetros en este sentido de Xavier Diez), mientras que en el segundo se buscó crear una situación de terror generalizada, en donde la mayor parte de la población acabaría temiendo por su vida, estuviese o no politizada.

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      1. Gracias. Si, la pregunta era muy general, tenía que hacerla así en esta ocasión. Las guerras son complejas, muchas disputas-incluso entre familiares-, lo son. Por eso no estaba de acuerdo con la opinión de mi amigo/conocido respecto a que «todos los curas que asesinaron los republicanos eran de derechas». Y mas en un pueblo, donde ya sabemos que la gente se conoce de una manera más directa y se puede votar en elecciones mas que a ideologías, a las cualidades que conocemos de los elegibles.
        Y, si en un momento de crisis tan brutal, alguien que te odia por el hecho de ser lo que seas o lo que representes para esa persona o grupo, con los medios adecuados, el temor de la población y el tiempo…se pueden llevar por delante a quien quisieran sin beneplácito de superiores de cualquier tipo.
        Aunque la mayor parte de la gente aprecie tu labor. Seas de lo que seas.
        Un saludo.. Y gracias.

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  3. Nueva pregunta necesaria para la traduccion al francés : que quiere decir «O.C.D.» al final del listado completo de los religiosos ejecutados que figura en el párrafo empezando por «El sábado 11 de julio del 2009 los obispos de Bilbao…» ?

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