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Ramón Casanellas, bajo la sombra de dos banderas [Antonio Gascón Ricao]

Introducción

Ramón Casanellas, un joven anarquista, alcanzará una cierta notoriedad tras su participación en el audaz atentado que costó la vida a Eduardo Dato, a la sazón presidente del Consejo de Ministros durante el periodo de la Restauración. Momento en que Casanellas recibirá ayuda del PCE que conseguirá llevarlo sano y salvo hasta la URSS, donde no tardará en afiliarse al PCUS (Partido Comunista de la Unión Soviética), o a ser comandante del Ejército Rojo. Años más tarde alcanzará el cargo de secretario general del recién creado PCC (Partit Comunista de Catalunya), precursor del futuro PSUC. Todo para morir tragicamente en un vulgar accidente de carretera.

3 Casanellas, 1931
Ramón Casanellas, 1931.

Pecadillos” políticos que en cierto modo le perdonaron sus compatriotas anarquistas, al guardarle siempre respeto por su participación en la operación contra Dato. Pero fue sin duda su vinculación con las motos la que más marcó su destino, ya que cuando la operación Dato, y a pesar de su evidente miopía, a Casanellas le tocó el conducir la necesaria moto que protagonizo aquella acción revolucionaria. Y el azar quiso que su muerte en los Brucs estuviera unida fatidicamente a otra moto, que en su caso Casanellas también conducía, causa principal del terrible accidente. Después vendrá el enigma de si se trató de un accidente fortuíto o de un atentado político, tesis que mantuvieron largo tiempo significados militantes del PCC.

Los primeros pasos

Ramón Casanellas Lluch nació en Barcelona el 21 de marzo de 1897. La extremada miseria en la que sobrevivían los obreros de aquella época, obligó a sus padres -él confitero y ella costurera- a tener que colocarlo de aprendiz con apenas siete años, en una empresa siderometalúrgica, y ya con tan corta edad el muchacho empezó a destacar por su espirítu de sacrificio, su voluntad y la combatividad, que serán los rasgos más característicos de toda su vida de luchador revolucionario.

Corría el año 1905, momento en que el pistolerismo empresarial causa la muerte de muchos dirigentes obreros. Durante las huelgas, el pequeño Ramón, – que tenía solo ocho años- , ya transporta pistolas y municiones en su cesta, debajo del almuerzo, para los trabajadores que resistían a las fuerzas de la represión monarquicas. En 1911, con tan solo catorce años, organizó dirigiéndola y ganándola, una huelga de aprendices de su taller contra los malos tratos tanto de maestros como de encargados.

A pesar de su juventud Casanellas logra ingresar en los grupos de choque de la CNT, que era el sindicato de más implantación dentro de su ramo. En aquel tiempo conoce al “Noi del Sucre”, el cual trató de apartarlo de las violencias haciéndole guardaespaldas suyo. Tras la sangrienta represión de 1917, Ramón se dedicó tenazmente a reconstruir los cuadros sindicales, interviniendo activamente en las huelgas del año siguiente, motivo por el cual tendrá que emigrar a Francia huyendo de la persecución policial y de los pistoleros de la patronal.

A su regreso a España en 1919, Casanellas se lió la manta a la cabeza, al implicarse sentimentalmente con una muchacha de 14 ó 15 años , apellidada Guasch. En el campo político eran tiempos de extrema agitación social, prueba de ello es que en Cataluña se perdieron en aquel año más jornadas por huelgas que sumadas todas las jornadas de los ocho años anteriores. A su vez el “locaut”, la dura respuesta de la patronal a la instauración por parte del gobierno de la jornada de ocho horas en septiembre de 1919, dejó sin trabajo a unos 200.000 trabajadores, y por otra parte , con el general Martínez Anido, gobernador civil de Barcelona desde noviembre de 1920, y a sus órdenes, Miguel Arlegui como jefe superior de policía, empezaron a caer sindicalistas, y no tan solo a mano de “incontrolados”, ya que del 19 al 22 de enero de 1921 más de veinte detenidos fueron asesinados con la excusa de una presunta tentativa de fuga.

Voluntario

Y fue entonces en aquel contexto de violencia y represión, y con la joven compañera embarazada, cuando Casanellas impresionado por el ambiente y, por la aplicación de la denominada “ley de Fugas”, no dudó en ofrecerse voluntario para realizar un atentado contra Dato, presidente del Consejo de Ministros, al que los anarquistas consideraban principal responsable de los continuos asesinatos cometidos en las calles de Cataluña, derivados de la aplicación de la mencionada ley, y ordenados por el tristemente célebre Martínez Anido. Por ello, en marzo de 1921, Dato caerá abatido junto a la Puerta de Alcalá. De los tres autores implicados en el atentado, solo Ramón Casanellas logrará burlar el cerco policial.

El magnicidio

Al anochecer del 8 de marzo de 1921, el coche oficial de Eduardo Dato, tres veces jefe del gobierno entre 1913 y 1920 y presidente entonces del Consejo de Ministros, arranca desde la puerta del Senado, enfilando el lado izquierdo de la madrileña calle de Alcalá. Sin desviarse, el coche vira al entrar en la plaza, disminuyendo entonces la velocidad en evitación de un posible cruce de otro vehículo. Cuando el coche llega a la altura de la misma Puerta de Alcalá, suena una descarga cerrada de disparos y dos tiros sueltos. El chofer, que ha salido indemne del tiroteo, apenas reacciona, solo lo hace cuando repara que el lacayo que lo acompaña, llamado José Fernández Pascual, ha caido herido sobre él, tras fenar brevemente y temiendo un nuevo ataque, pero sin sospechar que Dato pudiera estar mal herido, acelera el vehículo, frenando solo al encontrarse frente al domicilio del presidente.

Y es entonces cuando el chofer repara en la magnitud de la tragedia. Dato parece estar muerto, con la cabeza inclinada sobre el respaldo, y en el lado derecho presenta la frente y la cara bañadas en sangre, y su sombrero yace caído a sus pies. Minutos más tarde Dato es ingresado en la Casa de Socorro de la calle de Olozaga. Allí, a los pocos instantes fallece sin recobrar el conocimiento. Son las ocho y media de la noche.

De intentar buscar las causas de la muerte de Dato, estas deberían adjudicarse a la propia debilidad de Dato como político, al haber cedido frente a las llamadas Juntas de Defensa, que amparadas por el propio  rey Alfonso XIII,  ejercían como grupo de presión militar sobre el poder civil, interviniendo activamente en la vida política y contribuyendo así a la crisis del propio régimen o ante el pistolerismo de los Sindicatos Libres catalanes, instrumento de la Federación Patronal y de las autoridades gubernativas locales. A lo anterior se unía su actitud tolerante y permisiva en todo lo que hacía a la aplicación sangrienta e indiscriminada, por parte de las fuerzas de orden público, de la renombrada “ley de fugas”. Es por ello que amplios sectores obreristas habían personificado en Dato al máximo responsable de aquellos constantes crimenes, y de ahí que fuera el objetivo principal de aquella operación.

La preparación

Tres semanas antes, procedentes de Barcelona, habían arribado a Madrid tres cenetistas catalanes, miembros de los grupos de acción de la CNT: Pere Mateu Cusidó, Lluis Nicolau Fort y Ramón Casanellas Lluch, a los que acompañaba la esposa de Nicolau, Lucia Joaquina Concepción. Tras alquilar dos habitaciones, y dos garajes para la moto, siempre bajo nombres falsos, Nicolau, dice llamarse Leopoldo Nobles, y Mateu, José Pallardó, y Casanellas, Ramón Sabater Moya, dedicaron los siguientes días a una paciente vigilancia de su futura victima. La moto Indian gris de siete caballos comprada poco tiempo antes en Barcelona, con farol rojo y sidecar, que será la principal protagonista del atentado, es puesta a prueba hasta la saciedad por Casanellas.

Antes, distribuidos los papeles, a Casanellas, pese su miopía, le tocó la misión de conductor, teniendo que realizar la maniobra del atentado en un tiempo máximo de quince segundos. Las armas que portaban, dos pistolas Star del 7,63, números 77831, se las había proporcionado un cabo de la Guardia Civil de Eibar llamado Castor Rodríguez Zarzuela. Con ellas y en tan breve tiempo, Mateu y Nicolau efectuaran 20 disparos, alcanzando, 18 de ellos el coche de Dato. Tras el atentado, la moto, sin matrícula, enfiló la calle Serrano a todo gas, a la par que Mateu gritaba furiosamente “¡ Viva la anarquía ¡”.

Los dueños del inmueble donde residían en Madrid fueron los primeros en aportar la primera pista a la policía, al denunciarlos extrañados de que tres personas jovenes pasaran los días sin hacer nada y que además “hablaran entre ellos en catalán”, en aquel tiempo al parecer algo muy sospechoso. El día 15, los diarios dieron la noticia de la detención de Pedro Mateu. Luis Nicolau será detenido mucho más tarde en Alemania, según nota oficiosa que inserta la Hoja Oficial del 31 de octubre del mismo año, siendo extraditado a España, junto con su esposa que lo acompañó también en su huída, para ser juzgado junto con el otro detenido, en su caso Mateu.

De hecho Ramón Casanellas fue el único que pudo burlar el cerco policial con éxito, logrando huir a Francia por Hendaya vestido de arriero, y con la sorprendente ayuda de Oscar Pérez Solis, primer secretario general del PCE. En Francia, el Partido Comunista Francés lo transferira a la URSS, donde arribará en septiembre de 1921. Tras de sí, Casanellas ha dejado en España a su compañera, que se encontraba en estado de buena esperanza, pero que al parecer perderá la vida en el parto. Tiempo más tarde su hijo Floreal –rebautizado Ramonet- será sacado de España clandestinamente y enviado junto a su padre a la Unión Soviética, de nuevo con la ayuda del PCE y de la Internacional Comunista.

Por otra parte la suerte de los tres protagonistas será muy dispar. Mateu y Nicolau fueron juzgados junto con 6 personas más, declarandose en su caso culpables y la sentencia dictada contra ellos el 11 de octubre, fue de pena de muerte, pena que se les conmutó por la de cadena perpétua. El resto de los encausados fueron todos puestos en libertad. Así cumplieron su condena hasta la proclamación de la República en abril de 1931, momento en que fueron liberados por el nuevo régimen.

Durante la guerra civil ambos combatieron en el bando republicano. Pero Nicolau murió durente la retirada de Cataluña, en las proximidades de la frontera. En su caso Mateu, que militaba en el POUM, fue encarcelado tras los Hechos de Mayo de 1937, logrando huir a Francia en 1939, donde trabajó en un taller mecánico hasta su jubilación. En 1967 realizó unas interesantes declaraciones al diario madrileño Pueblo, dando algunos detalles inéditos de la operación contra Dato.

Los informes forenses

Durante el juicio transcendieron los detalles, tales como las heridas sufridas por Dato en el atentado, o que el lacayo que también había resultado herido, al sufrir un disparo que le originó “un orificio de entrada en la región occipital derecha, con salida por la tempora inframastoidea, de la que curó”. En el caso de Dato, se sabe que había sufrido tres heridas, la primera “una herida en la parte inferior y lado derecho de la región occipital, que atravesó el cráneo, las meninges, el lóbulo derecho del cerebelo […] con salida al nivel de la sutura parietal”. La otra “en el lado izquierdo de la cara, que entró por detrás del máxila inferior, fracturando uno de los molares y saliendo a distancia de un centimetro por fuera de la comisura labial del mismo lado”. Y la tercera, “otro en el lado izquierdo de la espalda a la altura de la septima costilla, sin salida de proyectil”. De las tres, según la opinión del forense, la primera era mortal de necesidad.

En dicho informe también se remarcaba que los daños ocasionados al coche, propiedad del estado, habían ascendido a 2.900.- pesetas, una pequeña fortuna para la época. Un detalle a resaltar es que en el momento de morir Dato además de ser Presidente del Consejo de Ministros, aquel día también ostentaba el cargo de Ministro de Marina. A pesar de ello la familia renunció en expreso a cobrar las indemnizaciones que legalmente le correspondían.

En la URSS

Casanellas, arribado en su huída a la Unión Sovietica en septiembre de 1921, dada su militancia anarquista, los responsables de seguridad decidieron enviarlo a Crimea, región que después de haber sido el reducto del ejército “blanco” del lituano Wrangel1, vencido por las tropas del general soviético Frunze2, justamente un año antes, en aquel momento está siendo asolada por otra guerra, en la que se enfrentan las partidas contrarrevolucionarias al mando del anarquista Néstor Majnó3 contra los bolcheviques, guerra en la que Casanellas participará4. La idea de su nuevos jefes era que Casanellas comprobara los efectos de la contrarrevolución. Después se dirá que aquella experiencia le hizo recapacitar políticamente, fuera así o no, lo cierto fue que a principios de 1922, pidió su ingreso en el Partido Comunista Soviético, siendo admitido sin más problemas a finales de aquel mismo año.

Convencidos de su valía, el PCUS decidió ampliar su formación, Y para ello se le asignó como intérprete y profesora a María Alexandrovna Fortus, una ciudadana rusa de origen judío que no tardará en convertirse en su compañera y además en madre postiza de su hijo pequeño “Ramonet”. María, por aquel entonces, ostentaba el cargo de mayor en la reserva; ya que en 1918 se había dedicado a la labor de agitación entre los marinos franceses o había participado en diversas misiones que le había incomendado la Checa5. Una cosa es indiscutible, la influencia de María Fortus fue decisiva en la trayectoria posterior de Casanellas.

2 Maria Fortus
Maria Fortus

Enterado de la muerte de su joven compañera española, parece ser, (es un historia paralela), que como resultado, no de un parto como decían algunas versiones, sino de un envenenamiento por ingesta de setas, del cual habían sido victimas también sus padres, quedando de aquel modo desamparado su hijo Floreal, un hijo al cual Casanellas no conocía, lo reclamó y, una vez con él, lo crió con la ayuda de su nueva compañera la sovietica María Fortus.

Casanellas a medida que fueron aumentando sus conocimientos, trató de buscar una solución a los problemas del movimiento revolucionario del proletariado en España o en Cataluña, llegando a la conclusión que le era precisa una preparación más específica y tal vez por ello decidió ingresar en 1924 en la Universidad Obrera de Sverdlov, en Moscú6. En aquella universidad Casanellas siguió cursos de filosofía, economía pòlítica e historia de la lucha de clases, impregnándose de aquel modo de filosofía marxista-leninista.

El hombre nuevo

En la misma universidad lo entrevistará el periodista español Chaves Nogales, hecho que permitirá saber como era Casanellas en aquel momento, y lo primero que remarcará su entrevistador es que Casanellas habla un castellano con un fuerte acento latinoamericano, con uso incluido de modismos propios de aquella región. De lo que saca la conclusión de que hasta entonces Casanellas había utilizado casi en exclusiva el catalán como idioma materno, pero al llegar a la URSS lo había tenido que mudar por el castellano, y por ello su único referente había sido el castellano que utilizaban de común los delegados sudamericanos que frecuentaban como él la universidad. Tal vez por ello, en determinados momentos de la entrevista, Casanellas utiliza un catalán cerrado salpicado de palabras francesas, recuerdo probable de su primer exilio francés. También le habla del atentado de Madrid, le presenta a su hijo ya muy crecido, o le explica sus duras experiencias en la guerra de Crimea, en la que había pàrticipado como soldado raso.

Concluidos sus estudios Casanellas ingresa en el Ejército Rojo donde en poco tiempo alcanzara el grado de Comandante mecánico. Su capacidad organizativa da que se fije en él la Internacional Comunista (IC), una institución fundada en Moscú en 1919, pero con vistas a una hipotética revolución mundial, organización que no tardara mucho tiempo en admitirlo en sus filas.

El valenciano Julián Gómez “Gorkin”7 que lo tratará con asiduidad durante su estancia en Moscú en 1925, nos dejó también el retrato de Casanellas, entrevisto por él. “Era alegre y bullicioso, un tanto loco e irresponsable, y quizá más anarquista que comunista (…) Se celebraba a sí mismo la hazaña de su vida [el asesinato de Dato], insistía en los detalles entre carcajadas, y como creía gozar de cierta categoría en la Unión Soviética, parecia altamente satisfecho de su suerte. Por lo demás, ni intelectualmente ni políticamente ofrecía el menor interés.”

En aquel mismo tiempo Casanellas solicita que se le envie a España, pero la pena de muerte que gravita sobre él, con motivo de su participación en el atentado contra Dato, da como resultado que la IC decida envíarlo a Méjico. Y así durante los próximos tres años Casanellas se los pasa organizando el partido comunista en diversos paises de la America Latina, trabajando de cualquier cosa con tal de subsistir; como chófer, como peón o de descargador. Todo vale.

El regreso a España

De vuelta en la URSS, solicita de nuevo destino en España. Y los motivos aducidos entonces fueron que la situación en el país ha cambiado radicalmente, al haberse proclamado la República, momento en que sus compañeros Mateu y Nicolás han sido puestos en libertad, y por otra parte la situación del PCE no es precisamente buena, dados los continuos enfrentamientos del grupo Bullejos8 con la IC, unido a la falta evidente de bolchevización de sus militantesr, y por ello se decidió reexpedirlo para España, con la orden expresa de integrarse en el PCE, reducido en aquel momento a su más mínima expresión, que para colmo acababa de padecer, a mas a más, la escisión de la potente Federación Catalano Balear. Un tiempo más tarde será su compañera María Fortus, la que le seguirá, compartiendo vida y política en España, donde Fortus utilizará, indistintamente, los nombres de María Farseva o María Casanellas9.

La debilidad del PCE en Barcelona, que era el lugar donde menos militancia tenía, se hizo muy patente durante la huelga de los metalúrgicos convocada por la CNT, para el 4 de agosto de 1931. Una huelga “dura” que se alargó unas cuantas semanas, y que se saldó con el fracaso más rotundo, y durante la cual el PCE no sacó a sus militantes a la calle. Hecho que provocó una larga serie de reproches en el seno del Comité de Barcelona a los que contestaría Felipe García “Matas”10 diciendo que: “en las condiciones que se encontraba Barcelona durante la huelga (con contingentes de policía dispuestos a disparar y asesinar por la menor cosa), era un suicidio echar una manifestación a la calle sin tener siquiera un grupo de defensa (sic) para hacerles frente”.

A su regreso, Casanellas reaparecerá públicamente el 22 de junio de 1931, sorprendiendo incluso a Bullejos ya que lo hacía todavía residente en Méjico. Momento en el que unos días después tomara parte en un mitin junto con Pepe Díaz, acto que tuvo lugar en el teatro Maravillas de Madrid y, en su caso en protesta por los hechos del Parque María Luisa de Sevilla, en lo que había sido una de las primeras versiones de la aplicación de la ley de fugas, cuando unos pistoleros dieron muerte a cuatro militantes comunistas detenidos. Breve intervención, a la que seguiría su inclusión en la lista del PCE en Cataluña con motivo de las elecciones al parlamento el día 28. Intervención o participación en listas que rayaban la más completa ilegalidad.

De hecho, el gobierno de Azaña –que ya había indultado a Casanellas por lo de Dato- ahora exgrimía la razón de que Casanellas era ciudadano soviético, al haber servido en un ejército extranjero y por tanto no era español, negándole por aquel motivo el necesario permiso de residencia. En octubre Casanellas remitó una carta a “Eduardo”, de hecho Eduardo Rabaté, de la CGTU francesa, delegado de la IC y responsable del trabajo sindical. Por ella sabemos que su estado de animo en aquel tiempo era deprimente al encontrase en la soledad más absoluta:

Te encargué encarecidamente vieras la cuestión de María (Fortus) y la pusieras en contacto directo conmigo (…) lo ideal para mi sería que la trajeran a ella y al muchacho (Floreal), los compañeros, despues de “discutar” (…) María debe venir aquí, será mucho más útil que muchos “discutas11”, continuaba : “Supongo que en estos momentos estaréis discutiendo el problema de los vestigios feudales y una serie de cosas más alrededor de ésta..” y siguiendo con el tono entre exceptico e ironico remataba: “pero en los momentos que en la provincia de Córdoba la revolución democrático burguesa toma caracteres de una verdadera lucha para la toma del Poder (…) cuando las masa populares se baten heroicamente (…) vosotros discutís de una palabra o de un concepto.”

En los finales de febrero de 1932, en la localidad de Carmona, de camino hacia Sevilla con la intención de participar en el acto de clausura del IV Congreso del PCE que se celebraba en Sevilla, como culminación de la campaña puesta en marcha en pro de la legalización de su presencia en el país, Casanellas fue detenido por la guardia civil e inmediatamente expulsado a Francia, y a su vez a Belgica. Pero por el camino consiguió evadirse y regresando al territorio español, pasó a residir clandestinamente en Barcelona.

Siete agitados meses después, en medio de un intento de golpe de estado protagonizado en Sevilla por el general Sanjurjo, en la cúpula del PCE se produjeron toda una serie de maniobras contra la troika formada por Bullejos, Adamé y Vega, aislados aquellos, dos sevillanos, Antonio Mije y José Díaz se desplazan a Barcelona, poniendose en contacto con Casanellas al que sin más le propusieron dirigir como secretario general un nuevo partido de ámbito catalán, nombramiento que se ratificó, con carácter interino desde un punto de vista formal, en una reunión de los principales responsables del partido en Cataluña, que tuvo lugar en casa del doctor Viladric, en la cual se eligió el Buró Político o el Comité Central del recién nacido PCC. Después vendrá las contradicciones referidas al problema nacional catalán.

Según algunas opiniones el regreso de Casanellas y su nombramiento como secretario general obedeció al cumplimiento de un acuerdo tomado en el Congreso de Sevilla, y por ello Casanellas se vio obligado a tener que estudiar las posibilidades de creación de un nuevo partido comunista en Cataluña, que debería tener un claro talante nacionalista permitiendo con ello unificar las oscilantes simpatias de las clases trabajadoras.

De hecho ya existía un elemento que ayudaría a Casanellas en aquella tarea, dado que en los finales de 1931 varios destacados dirigentes del BOC (Bloc Obrer i Camperol) ya habían abandonado aquella formación política pasandose directamente al PCE, entre otros destacaban Arlandís, Sesé y Masmano y seran éstos los que junto a Casanellas conformaron un núcleo dirigente de claro signo nacionalista.

A finales de 1932, tras crearse por iniciativa del PCE y de la IC, el Partit Comunista de Catalunya (PCC), cuya dirección, de forma interina y en la espera de la celebración de un congreso fundacional, estuvo formada por Ramón Casanellas, Arlandís, Sesé, Francisco del Barrio y su hermano José del Barrio. El nuevo partido empieza a tener eco entre los trabajadores y concita simpatías en otras formaciones, sobre todo entre las de matiz nacionalista, simpatías que aprovechará Casanellas para hacer constantes llamamientos emplazándolos a organizarse junto a ellos.

Por otra parte, la primera manifestación pública de la constitución del nuevo partido, tuvo lugar al aparecer el 9 de noviembre de 1932 el primer número de Catalunya Roja, órgano de expresión del PCC. La salida de aquel semanario de cabecera, con la colaboración directa de Casanellas en unos cuantos números, vino a coincidir con las elecciones al parlamento catalán en que, después de una campaña maximalista con violentos ataques verbales a todas las formaciones políticas del amplio abanico de las izquierdas, Casanellas consiguió en Barcelona ciudad un total 1.503 sufragios, mientras que Francisco Galán que encabezaba la lista alcanzó 1.522, por tanto unos resultados sensiblemente mejores a los conseguidos hasta aquel entonces por el PCE en la comunidad.

4 Escrito Casanellas

Aún no se había solucionado su situación de ilegalidad, cuando en la madrugada del 1 de marzo de 1933, en la calle Londres, cerca de Casanovas, unos agentes de vigilancia de servicio, vieron a “un sujeto que les infundió sospechas” reconociendo en él a Ramón Casanellas expulsado de España hacía un año, Este al ver perseguido, intentó huir, emprendiendo veloz carrera. “Para amedrentarle, le hicieron, disparando al aire, 15 disparos, consiguiendo al final capturar al fugitivo”, Casanellas iba elegantemente vestido, pero llevaba, como era de esperar, documentación falsa, Después en un taxi fue llevado a la comisaría, saliendo de aquel modo ileso de aquella persecución12. Historia que dio para forjar la leyenda de un atentado frustrado. Lo que no le salvó fue de ser finalmente ingresado en la prisión Modelo, lugar donde a falta de algo mejor, se dedicó a reflexionar.

Fruto de aquellas reflexiones fue su folleto: “Carta abierta a los obreros anarquistas y a los afiliados a la CNT”. Momento que aprovechó para hacer un llamamiento a la unidad: “Obreros anarquistas, socialistas, y sin partido, luchemos juntos, contra la división y el escisionismo, contra la provocación y el pistolerismo, por la liberación inmediata de todos los presos sociales; por el triunfo de las reivindicaciones de los obreros y campesinos, por el triunfo de la revolución; por el Gobierno Obrero y Campesino”.

Aquel llamamiento y su innegable carisma personal hizo que algunos grupusculos sindicalistas pasaran a formar parte del PCC durante aquel período. Entre los anarquistas cabe destacar la franca amistad que unía a Casanellas con Durruti, hecho que permitió en varias ocasiones solucionar amistosamente roces que surgían entre los militantes de ambas organizaciones. Puesto finalmente en libertad, Casanellas intentó atraer a militantes del BOC, iniciando conversaciones con un joven de Lerida que no tardará en pasarse a las filas del PCC, un tal Pere Ardiaca, que ingresará a principios de octubre.

El accidente de los Brucs

El 24 de octubre, ya en libertad y en medio de una campaña pro-amnistía y de mitines en toda Cataluña, con vistas a la próxima celebración de unas elecciones generales, que finalmente darían la victoria a la derecha en toda España, Casanellas. portando un carnet de conducir falsificado a nombre de Rogelio Cardilla Martínez, y una célula personal a su nombre, y Francisco del Barrio secretario de Organización del PCC, en una moto prestada por un compañero de Barberà del Vallès, emprendieron viaje a Madrid con la intención de asistir a un pleno del Comité Central del PCE, pasando antes por Igualada.

Todo apunta a que la moto conducida de manera temeraria, invadió a las doce del mediodia el carril contrario en una de las revueltas de los Brucs, Km. 573 de la carretera de Barcelona a Madrid, chocando frontalmente y con gran violencia con un turismo que venía en dirección contraria, de tal forma que Casanellas se estrelló de forma aparatosa contra el radiador del coche, y del Barrio, saltando disparado por encima de él, se empotró contra la visera. Los dos resultaron muertos de forma instantánea.

Las circunstancias que envolvieron el accidente en un principio abonaron la hipótesis de un atentado, ya que el automóvil , con uno de los ocupantes herido, había seguido su camino después del choque, deteniendose mas adelante en un control rutinario de la guardia civil, la patrulla entonces se traslado al lugar de los hechos, sin detener previamente a los responsables, y el coche fue retirado a instancias de su propietario sin que se realizara el perceptivo examen por parte de los péritos forenses. Hechos todos que tenían suficiente calado para pensar que el accidente podría ser otra cosa.

Después, requeridos por los letrados del PCC, el secretario del juzgado se negó a facilitar la identidad de los ocupantes del coche, transcendiendo nada más que el nombre del propietario del vehículo, un tal Josep Tió Piñol, un industrial de Barcelona, que de todas formas resultó que no era el personaje que conducía el coche en el momento del accidente.

El sepelio

Al conocerse la noticia en Barcelona sobre las 11 de la noche, José del Barrio y unos cuantos camaradas se desplazaron a la carrera a los Brucs. Mientras tanto una comisión integrada por el militante Agustín Arcas y el jefe del centro Patria Lliure del barrio del Raval, Joaquín Juanola, como abogado del Socorro Rojo Internacional (SRI), se había dirigido a la Generalitat en demanda de una ayuda económica. Informado del caso, Companys, que estaba fuera de Barcelona, había dado instrucciones a su secretario de facilitar todos los tramites necesarios para realizar el traslado de los cadáveres a Barcelona, que correría a cargo del gobierno, así como de todos los gastos del entierro (de segunda) o de la adquisición de los correspondientes nichos.

Cuando llegaron los cuerpos, por la capilla ardiente, intalada en el local del partido de la calle Avinyó, esquina Escudillers, desfilaron, entre otros muchos personajes, Durruti, amigo personal de Casanellas, y Maurín, que a punto estuvo de ser agredido por unos cuanto militantes exaltados. Al día siguiente, miles de personas acompañaron los cadáveres hasta el cementerio de San Andrés y no precisamente por los mismos motivos; ya que tal como dijo uno de los muchos oradores, ”no venimos aquí a enterrar al Casanellas comunista, sino al hermano anarquista…” .

5 Detalles accdidente

Merece mención aparte la especial presencia de una enigmática mujer, vestida de riguroso luto, en el entierro de Casanellas, que no logró pasar desapercibida y menos aún para la policía, hasta el punto de que no tardaron en detenerla y expulsarla de España unos días más tarde. Pocos camaradas estaban en el secreto, ya que se trataba de su compañera soviética María Fortus, madre adoptiva de su hijo Floreal Casanellas. La muerte inesperada de Casanellas creó dentro del partido fuertes tensiones, desarrollandose una lucha sorda entre los dirigentes más significados, Arlandís, Sesé y Del Barrio, por ocupar el vacío dejado por el finado. Y entre ellos y las bases, sobre las cuales planeaba la sospecha de que la muerte de Casanellas no había sido fortuita sino fruto de un complot desde dentro del propio partido. Tiras y aflojas que se alargaran en el tiempo.

En junio de 1934, por fin puede celebrarse el primer congreso del PCC, que tiene lugar en los locales del Sindicato de la Industria Hostelera, en la Ramblas de Barcelona: la elección de la nueva dirección no es fácil, ya que el sector sindical quiere situar en la secretaría general a Antonio Sesé, el cual ha desempeñado el cargo interinamente hasta el Congreso. Sorprendentemente el cargo queda vacante, creandose entonces una nueva figura política, que es la de Secretariado Político, que en una apuesta sin precedente recaera, meses más tarde, sobre un joven militante, una solución que evidentemente no satisfació ni a las diferentes corrientes, ni a las bases.

¿Atentado?

De la hipotesis del atentado, que se encargó de difundir incluso la prensa del partido, se hizo eco hasta algún diario de información general , como fue ABC, con un editorial harto expresivo; “Quien a hierro mata…”. Pero curiosamente el primero que rectificó aquella hipotésis fue el propio Comité Central del PCC, poniendo en duda aquella rotunda afirmación y, todo con motivo de la visita al local del partido de José Tió Piñol, el responsable de aquel supuesto crimen, que había tenido el valor de presentarse en la sede del partido, en compañía de su abogado, apellidado Álvarez, dando todo tipo de explicaciones, evidentemente por temor a una previsible represalia. Su corajuda actitud y sus justificaciones, fueran estas las que fueran, pues no quedó constancia escrita de las mismas, convencieron al parecer a los dirigentes de su inocencia y, por consiguiente, se ordenó tajantemente poner punto final a las especulaciones que corrían sobre el asunto.

Más aún que la muerte misma de su lider, aquella decisión del Comité tuvo unas repercusiones mucho más graves en el seno del partido, porque un buen número de militantes no tan solo se negaron a respetarla, sino que además hicieron recaer sus sospechas sobre los hombros de los propios dirigentes del partido. Así, nueve meses después, en una carta anónima fechada el 31 de julio de 1934, y dirigida en su caso al secretariado del CC del PCE, se dice:

Nosotros estábamos ya entonces firmemente convencidos de que en la preparación del atentado habían participado elementos que conocían íntimamente la activididad diaria de Ramón [Casanellas], e inmeditamente iniciamos unas gestiones. ¡Se nombra por parte de P. [Partido] una comisión encargada de esclarecer el asunto, qué casualidad¡¡¡, la comisión se ha deshecho, nadie ha pedido explicaciones, se le ha echado tierra encima y nadie se ha cuidado de esclarecer la verdad (…) Nosotros estamos firmemente convencidos que el asesinato de Ramón tiene una relación estrecha con la situación interna del P. o si no fijáos en cuanto nosotros supimos quienes componían la comisión que se nombró, dijimos que el asunto no irá muy lejos. Los mismos que han intervenido [en éste punto hay un añadido al manuscrito que dice”indirectamente”] en la preparación del asesinato forman parte de la comisión…”

Por si no hubiera suficiente con la carta anterior el 15 de septiembre de 1934, se recibe una nueva carta en esta ocasión firmada por Joaquín Hernández y Rosendo Cabré, se supone que dos militantes:

Salta a la vista que la información precisa y con todo detalle” los organizadores del atentado la han obtenido de dentro del P. Entonces, ¿quíenes eran los miembros del P. que sabían que el viaje de Ramón y Francisco sería efectuado en una moto? ¿Quiénes eran los que sabían que antes de Madrid hiban (sic) a Igualada en un mitin de propaganda electoral?”.

El siguiente en escribir es José del Barrio,el hermano del acompañante de Casanellas, que el 24 de septiembre de 1934 le dice al Buro Político del PCE:

“ …Se trata del asunto de Casanellas y mi hermano. La cuestión está ya liquidada por parte de la Audiencia de Barcelona. Es decir, que ha sido sobreseido el proceso que se incoaba y que según el fiscal que la tenía en sus manos, la cuestión está resuelta y ya no hay nada que hacer. Ha ocurrido […] lo que yo esperaba y decía desde pocos días después de ocurrido el hecho. La negligencia, el desinteres del Partido en peso, desde la dirección a la base, ha permitido a nuestros enemigos de clase deshacerse de ese enojoso asunto […que ha sido ignorado siempre por el partido. El resultado ya lo véis. Sobreseída la causa. Para vergüenza del Partido, que tanto gritó, la muerte de estos camaradas no deja ni el menor rastro. Todo se ha deshecho. Ni campaña política. No responsabilidad criminal para el autor, ni nada. Ni siquiera la vista de la causa…”.

6 Capilla ardiente
Sepelio

Aquel clima de resentimiento y desconfianza de la base al respecto de sus dirigentes parece ser que fue lo que determinó que el cargo vacante de secretario general del PCC, que interinamente recaía sobre Antonio Sesé, pasase por decisión del PCE en septiembre de 1934, en “un golpe muy audaz”, tal como lo calificaría Hilario Arlandis, a manos de un recién llegado procedente del BOC, con un año estirando como mucho de militancia, de hecho practicamente un desconocido: Pere Ardiaca. Cuya suerte como secretario durará menos de cinco meses, dado que al concluir los llamados Hechos de Octubre de aquel mismo año, estalló dentro del partido el llamado “caso Ardiaca”, con su apartamiento del cargo, después con los años se acusará a la oposición interior de haberlo puesto en la picota13.

Detalles de la muerte de Casanellas, según la prensa barcelonesa

No solucionado el misterio del accidente de los Brucs, no sobrará el recoger de forma cronologica, lo que apareció en la prensa de Barcelona sobre el mismo, a modo de muestra del confusionismo que circuló aquellos días, donde nadie estaba interesado en aclarar aquella historia, y menos aún la justicia.

La Vanguardia 26-10-1933, p.26.

Desde las primeras horas de la noche de ayer circuló la noticia de que un accidente ha fallecido Ramón Casanellas. El lugar del accidente se fija en el KM 547 de la carretera a Madrid a Francia, por la Junquera, y se sabía que las victimas eran estas, porque los mozos de escuadra del Bruch lo comunicaron al encontrar documentos que así lo acreditaban. Anoche a las 11 salieron para el lugar agentes de la brigada social, que todavía no han regresado.”

La Vanguardia 27-10-1933, p.18.

“….Valdivia, director General de Seguridad, confirma a los periodistas la muerte de Ramón Casanellas, en un accidente motorista (sic). La identificación oficial la había recibido a las 9 de la mañana hecha por un agente de policía que lo conocía.”

La Vanguardia—Viernes 27 de octubre de 1933, p.7

La Trágica muerte de los comunistas Casanellas y del Barrio

Cómo ocurrió el accidente

Ampliando la noticia publicada en la anterior edición sobre la muerte, a consecuencia de un accidente, de los comunistas Ramón Casanellas Lluch y Francisco del Barrio Navarro hemos de decir que el choque de la motocicleta en que viajaban las víctimas del suceso con el automóvil ocurrió a las doce de la mañana del miércoles en el kilómetro 574 de la carretera de Madrid a Francia, por La Junquera, a tres kilómetros del pueblo del Bruch.

La motocicleta, que marchaba en contra dirección, al tomar una curva, en dirección a Igualada, se echó materialmente encima de un automóvil que se dirigía a Barcelona y corría a gran velocidad, manteniendo su dirección. El choque fue tremendo, sin que los conductores de ambos vehículos pudieran evitarlo, aunque ambos intentaron variar la dirección. Los dos viajeros de la motocicleta que se estrellaron contra el auto, debieron fallecer repentinamente, pues las cabezas de ambos aparecieron completamente aplastadas, al extremo que se hizo muy difícil la identificación de los cadáveres.

Los vehículos

La motocicleta en que viajaban Casanellas y del Barrio ostentaba el número 52.076 de la matrícula de Barcelona, y era completamente nueva e iba guiada por el primero de los nombrados, Casanellas, que era extremadamente corto de vista y muy audaz, a pesar de ello, para conducir. Pertenecía este vehículo a José Amorós Pons, domiciliado en la calle de Regás, 26, si bien en este domicilio nadie conoce a la persona que lleva este nombre, al extremo de que duda la policía si será un nombre supuesto. El automóvil con el que chocó la moto tiene el número 44.292, también de la matrícula de Barcelona, y lo guiaba su propietario don José Tió Piñol. Este vehículo también sufrió desperfectos, aunque no le impidieron continuar el viaje a Barcelona después de haber prestado declaración su dueño ante el juzgado del Bruch.

La identificación

Los agentes de vigilancia que a las once de la noche salieron para el lugar del suceso pudieron con gran trabajo identificar los cadáveres de las víctimas del accidente, pues como decimos antes; ambos tenían la cabeza completamente aplastada. La identificación completa se efectuó cuando se comprobaron las impresiones digitales de los cadáveres con las que se hallan en las fichas respectivas de ambos comunistas existentes en el gabinete de identificación de la jefatura de policía. En las ropas del cadáver de Casanellas se encontró una partida de nacimiento en la que consta que se llama Ramón Casanellas Lluch, que tiene 36 años y que es natural de San Sadurní de Noya. Además se encontró un permiso para conducir a nombre de Rogelio Cardilla Martínez, pero con el retrato de Casanellas y una cédula extendida a nombre también del referido Cardilla.

En el cadáver del otro comunista sólo se encontró su cédula extendida a nombre de Francisco del Barrio Navarro, de 27 años de edad, natural de Valladolid y domiciliado en Barcelona en la calle de Berga, número 20, tercer piso, primera puerta, donde vivía en compañía de otro comunista, también muy significado y fichado en la jefatura de policía, llamado Tomás Molinero Andaluz.

Intervención del juzgado

Los cadáveres de ambos comunistas permanecieron en la carretera cinco horas hasta que se personó en el lugar del suceso el juez municipal del Bruch, quien ordenó el traslado al depósito judicial de dicho pueblo. El juez tomó declaración al propietario y conductor del automóvil causante involuntario del accidente, dejándole en libertad después de la declaración, si bien en la madrugada de ayer fue llamado nuevamente al Bruch para ampliar su declaración y quedar a disposición del juez hasta la terminación de las diligencias

Antecedentes

Ramón Casanellas, como recordarán nuestros lectores, fue condenado en rebeldía en la causa instruida por el asesinato (del ex presidente del consejo de ministros don Eduardo Dato, del que se le consideró coautor. Pudo en aquella ocasión huir de España, refugiándose en Rusia, donde el Gobierno de los Soviets le prestó su protección y, después de naturalizarse ruso, tuvo un empleo en la aviación de aquel país. A la instauración del actual régimen en España regresó a nuestro país, pero no fue detenido, sino que se decretó su expulsión de España por no ser súbdito español. Casanellas salió de nuestra nación, pero quebrantando el decreto de expulsión regresó otra vez siendo detenido por la policía en ocasión en que estaba haciendo tratos para comprar una motocicleta.

Entregado al juzgado, éste ordenó su ingreso en la cárcel, de la que salió al poco tiempo con libertad provisional (en el) ínterin se dilucidaba su verdadera nacionalidad. Presentó su candidatura para la diputación a Cortes Constituyentes, por Barcelona, apoyado por el partido comunista, pero tuvo escaso número de votos. Actualmente se dedicaba a la propaganda de sus ideas, la que ejercía de un modo individual llevándose a su casa a la persona que quería catequizar hasta conseguir atraérselo si podía. El otro comunista Francisco del Barrio era también un tenaz y elocuente propagandista del comunismo, pero no pesaba sobre él ninguna acusación de comisión de delitos. Ambos estaban constantemente vigilados, sabiendo la policía que el viaje en que encontraron la muerte lo hacían para, hacer propaganda en Esparraguera”.

Imágenes

La Vanguardia, edición del sábado, 28 octubre 1933, p. 2.

1. Del trágico fin de Ramón Casanellas. Estado en que quedó Ramón Casanellas después del accidente que le costó la vida. 2. La motocicleta en que viajaba Ramón Casanellas, después del accidente. 3 Lugar de la carretera de los Bruchs, en que ocurrió el accidente. (Fotos Sagarra)

La Vanguardia 28 octubre de 1933, p. 9.

En un furgón automovil de la Casa de Caridad, fueron trasladados ayer desde El Bruch a Barcelona los cadáveres de Ramón Casanellas y Francisco del Barrio. Seguían al furgón varios taxis ocupados por sus amigos. Los cadáveres fueron depositados en el local del partido en la calle Aviñó (sic), 34, donde quedaron expuestos todo el día de ayer.”

La Vanguardia, 29 octubre 1933, p.8.

Entierro de los dos comunistas muertos a consecuencia de un accidente de motocicleta

Ayer por la tarde se efectuó el entierro de los comunistas Ramón Casanellas y Francisco del Barrio, muertos a consecuencia de un accidente de motocicleta cerca de El Bruch. La comitiva, que se formó en la calle de Aviñó, iba formada por banderas del partido, los coches fúnebres en que iban los féretros, cubiertos con paños rojos, y el duelo, compuesto de familiares de los finados, representaciones de los centros del partido y- buen número de afiliados al comunismo. Siguió la comitiva el itinerario aprobado por las autoridades, sin más incidentes que el de haberse detenido el cortejo fúnebre unos momentos frente e al Palacio de Justicia, donde el comunista Arlandís, al pié de una farola, pronunció breves palabras necrológicas y el de haberse opuesto la autoridad, sin que protestaran de ello los organizadores, a que el entierro pasara por el Paseo de la República hacia la calle de Mallorca, por no estar consignadas estas calles en el croquis del itinerario aprobado de antemano.”

Pero la última palabra la puso, en una fecha indefinida, pues no consta en la publicación de 2013, José del Barrio, hermano de Francisco, dando unos detalles que hasta entonces nadie había mencionado. Como por ejemplo que el coche no circulaba por donde le correspondía, o que los forenses no descartaron, ante mayusculo destrozo de los craneos, que estos pudieran haber sido rematados a golpes con una piedra.

Otro detalle inquietante era que el chofer del coche era un miembro destacado del club de la Peña Blanca, una conocida organización barcelonesa monarquico fascista14. Otro detalle más era que había un testigo del accidente, que afirmaba que había sido el coche el que se había precipitado sobre la moto, y no a la inversa. Pero en los inicios de su escrito José del Barrio reconocía que habían dejado correr el asunto, sin explicar al final los motivos de aquella extraña rendición.

Estuvimos investigando si había sido un incidente o un atentado y , al final, lo dejamos correr. Casanellas y mi hermano iban a Madrid a una reunión del comité Central. La moto que conducía Casanellas circulaba por la derecha y, en cambio, el coche que los atropelló iba por la izquierda. Además los médicos que examinaron los cadáveres expusieron la teoría de que las cabezas de los muertos estaban destrozadas que, al quedar exámines, hubieron podido ser rematados a golpes de piedra. Por otra parte el chofer del coche era un destacado elemento de la Peña Blanca, una organización monárquica y fascista de Barcelona. Además un payes que trabajaba en un campo cercano vio el accidente y también atestiguó que el coche se había precipitado contra la moto. Se creó a una comisión presidida por un abogado de izquierdas para investigar el caso, pero nunca llegó aconclusiones concretas15.”

Bibliografía básica:

Manuel Moreno, Antonio Gascón, “Ramón Casanellas”. Avant, núm. 211, 16 de enero 1987, p. 8-9; Ramón Ferrerons, Antonio Gascón, “Ramón Casanellas i la fundació del PCC”. L’Avenç, núm.143, di­ciembre de 1990, p. 20-26; Antonio Gascón, Manuel Moreno, Lina Odena. Una mujer, Comissió d’Alliberament de la Dona Lina Odena PCC, Caepisa, Barce­lona, 1996; Manuel Moreno, Abono Inagotable. Historia del PCC 1932-1936, Debarris, Barcelona, 1997; Pere Ardiaca. Materials per una biografía, Fundació Pere Ardiaca, Barcelona, 2009.

Notas

1 Piotr Nikoláyevich Wránguel, fue un noble y militar ruso, barón de Wrangel, comandante del Ejército del Cáucaso en 1919, jefe del Movimiento Blanco en Ucrania durante el período final de la Guerra Civil Rusa.
2 Mijaíl Vasílievich Frunze (1885-1925) fue un dirigente bolchevique durante la Revolución Rusa y comandante militar soviético.
3 Néstor Ivánovich Majnó​ (Guliaipole, 27 de octubre de 1889 – París, 25 de julio de 1934) fue un revolucionario anarquista ucraniano.
4 Manuel Chaves Nogales, La vuelta a Europa en avión. Un pequeño burgués en la Rusia roja, Barcelona, 2012.
5 La Checa o Cheká fue la primera de las organizaciones de inteligencia política y militar soviética, creada el 20 de diciembre de 1917 por Feliks Dzerzhinski. La checa soviética sucedió a la antigua Ojrana zarista, cuya organización interna emuló.
6 La Universidad Comunista Sverdlov fue una escuela para activistas soviéticos en Moscú, fundada en 1918 como la Escuela Central para el Trabajo Soviético y del Partido. Tras la muerte del líder bolchevique Yákov Sverdlov, la institución recibió su nombre, con el que es conocida actualmente.
7 Julián Gómez García, llamado también “Julián Gorkin” (Benifairó de los Valles​ 1901- París, 20 de agosto de 1987) ​ fue un periodista, publicista​ y político, que militó sucesivamente en el PCE, el BOC, el POUM​ y el PSOE.
8 http://dbe.rah.es/biografias/13327/jose-bullejos-sanchez
9 Durante la guerra civil española, y durante su labor como intérprete cambió de nombre, llamándose Julia.
10 http://dbe.rah.es/biografias/93307/felipe-garcia-herrero
11 “Discutas”, calificativo casi despectivo que se daba de común a los agentes de la IC. En otra ocasión Casanellas harto de aquel tipo de relación, llegó a decir a un mensajero que avisara al “discuta”, que el día que se hartara pensaba coger una pistola e ir a “discutir” con el camarada. Comentario que levantó un escándalo.
12 La Vanguardia, 1-3-1933, p. 6.
13 “Els fets d´Octubre i el cas Ardiaca”, ver en: Pere Ardiaca, materials per a una biografía, p.22-28.
14 José Fernando, Mota Muñoz, ¡Viva Cataluña española!: Historia de la extrema derecha en la Barcelona republicana (1931-1936, Valencia, 2020.
15 José del Barrio, Memorias políticas y militares, Barcelona, 2013, p.45.

4 comentarios

  1. Cito una afirmación del artículo que quizá he entendido mal:
    «en la que se enfrentan las partidas contrarrevolucionarias al mando del anarquista Néstor Majnó contra los bolcheviques, guerra en la que Casanellas participará».

    Al igual lo entiendo mal, pero me suena que se cataloga a Majnó como contrarrevolucionario. Yo tampoco estoy para dar carnés de revolucionarios, pero leyendo la propia nota 3 del artículo, que se afirma que Majnó era un revolucionario anarquista, queda extraño leer en el texto lo que pone.

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  2. http://scalatunel.blogspot.com/2006/01/lescala-en-el-magnicidi-deduardo-dato.html
    En ese enlace mencionan algo, aunque no la detención de Nicolau en Berlín en la vivienda de Andreu Nin; tampoco dicen nada de las armas, más relacionadas con Mauro Bajatierra que con el guardia civil citado, que también. Además de l’Escala, la cercana población de Roses está también relacionada con Casanellas de refilón, pues en las elecciones parciales de octubre de 1931 tuvo como contrincante a Rahola Molinás, efectivamente, familiar de la Pilarín, candidato de la Lliga y natural de esa población, que obtuvo el acta y en 1937 acabó en el bando franquista tras el exilio italiano. Respecto al comentario de Fran, saludos amigo, pienso que el texto es claro: la Cheka, con unos 260.000 efectivos en esa fecha, le envía a Crimea para que recapacite y, afiliándose al partido comunista soviético, lo hace rápido, tras comprobar in situ lo actuación de los bolcheviques en Ucrania. Seguramente participó más en la represión posterior al conflicto que contra alguna incursión esporádica de los anarquistas, ya derrotados a finales de noviembre de 1920. Cuando Casanellas llegó a la URSS, Mackno ya hacía un mes que había pasado la frontera de Rumanía.

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