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Redes sociales: ¿medios o fines?

Antonio Gramsci (1891-1937) y Guy Debord (1931-1994) fueron dos pensadores marxistas y revolucionarios que criticaron y actualizaron de forma dialéctica el pensamiento de Marx adaptándolo al momento histórico que estaban viviendo. Pero no hace falta considerarse marxista ni revolucionario para reconocer que sus ideas y análisis continúan siendo útiles en para entender aspectos de nuestra sociedad actual. Intentaré responder a la pregunta de si las redes sociales son un medio o un fin en si mismas a partir de sus planteamientos. Utilizaré un lenguaje “coloquial” para facilitar el entendimiento e intentaré sintetizar sus principales ideas.

Al tratar un tema de actualidad utilizando las ideas de dos pensadores marxistas, seguramente que es uno de los artículos con más carga ideológica que he escrito. La historia no es neutral, los historiadores que afirman que lo son, mienten. Puedes ser lo máximo objetivo posible, pero la forma en que se explica la historia siempre tiene ideología, esta dependerá de la educación recibida, pero sobretodo de las experiencias vitales (historia de vida).

La guerra y la hegemonía cultural

La guerra cultural se puede definir como el conflicto ideológico entre grupos sociales que se da por el dominio de unos determinados valores, creencias y prácticas en la sociedad. Las guerras culturales polarizan la sociedad en asuntos candentes de actualidad como el aborto, la eutanasia, los derechos de las personas LGTBI (Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales), la legalización o prohibición de la prostitución, la política respecto la inmigración, etc.

Antonio Gramsci fue un escritor, político i filosofo italiano. La hegemonía tenía dos vertientes, la hegemonía militar y política que desarrolló Lenin y la hegemonia cultural que desarrolló Gramsci. Para Gramsci, el poder de las clases dominantes es fundamentalmente debido a la hegemonía cultural que ejercen sobre las dominadas mediante la difusión de su discurso a través de los medios de comunicación.

Lo que se llama opinión pública está estrechamente vinculado con la hegemonía política, o sea que es el punto de contacto entre la sociedad civil y la sociedad política, entre el consenso y la fuerza. El Estado, cuando quiere iniciar una acción poco popular, crea preventivamente la opinión pública adecuada, esto es, organiza y centraliza ciertos elementos de la sociedad civil.

Atnonio Gramsci

Los diarios son dispositivos ideológicos cuya función es transformar una verdad de clase en un sentido común, asimilada por las otras clases como verdad colectiva, es decir, tiene un papel cultural de propagar la ideología. Implica ética, pero la ética tampoco es inocente: es ética de clase.

Antonio Gramsci

Gracias al dominio de estos medios, las clases dominantes imponen y “educan” a las dominados para que acepten este sometimiento como algo natural. En nombre de su concepto de patria, religión y tradición, las clases dominantes generan sobre los trabajadores el sentimiento de unidad, de identidad con los explotadores, eliminando la división de clases. Por lo tanto, si los explotados quieren dejar de serlo, no basta con hacerse con el poder militar y político, sino que antes y después de conquistar el poder, deben ganar la batalla cultural en los medios de comunicación y la educación.

La conquista del poder cultural es previa a la del poder político y esto se logra mediante la acción concertada de los intelectuales llamados ‘orgánicos’ infiltrados en todos los medios de comunicación, expresión y universitarios”.

Antonio Gramsci

La guerra cultural en las redes sociales

Las redes sociales se han convertido en un «espacio» muy importante de la guerra cultural ya que acostumbran a polarizar las ideas, al no haber un intercambio de ideas y debate real. Steve Bannon el ideólogo del “trumpismo” influenció a Trump para que expandiera su discurso populista de alt right (derecha alternativa, donde también hay planteamientos y grupos ultraderechistas) y expandió esta idea en los partidos y movimientos de otros países, la llamada por la izquierda “internacional reaccionaria”.

En los últimos tiempos también ha aparecido una alt right independentista catalana,  que con la desilusión del «procés» (que tenia también su parte populista), continua siendo muy minoritaria pero su discurso ha proliferado en los últimos tiempos en Twitter y ha conseguido representación municipal (pequeña) pero sobretodo la alcaldía de una capital de comarca, Ripoll. Como otras «alt right«,  la culpa de de la delincuencia y el ataque a “los valores tradicionales occidentales  es a causa de la inmigración, sobretodo la procedente de países musulmanes. El discurso coincide con el Vox y otros grupos y partidos de la alt right europea. Esta derecha se presenta como alternativa, “solo antimigración” contraria al «establishment» progresista y su discursos «woke« , pero si “rascamos” un poco en los usuarios que difunden sus discurso, , encontramos planteamientos ultraderechistas, racistas, xenófobos, islamófobos (se puede criticar el islam sin islamófobo) y supremacistas. Ninguna de estas derechas populistas crítica la utilización por parte de algunos empresarios de mano de obra inmigrante para explotar con más facilidad y obtener más beneficios. Por su puesto tampoco hablan de las desigualdades que provoca el capitalismo globalizado neocolonialde, de la expoliación de los recursos de los llamados países subdesarrollados por parte de los estados «desarrollados» y multinacionales.

La sociedad del espectáculo, cuando las imágenes se convierten en un fin

 Toda la vida en las sociedades donde rigen las condiciones modernas de producción se manifiesta como una inmensa acumulación de espectáculos.Todo lo que una vez fue vivido directamente se ha convertido en una mera representación”

Guy Debord «La sociedad del espectáculo». Cap. 1 Tesis I

Guy Debord, filósofo, escritor, cineasta y uno de los fundadores de la Internacional Situacionista (1957-1972), publicó «La sociedad del espectáculo» en 1967, antes de la expansión de Internet y el uso masivo de pantallas, especialmente mediante el móvil con toda clase de aplicaciones y redes sociales. Las críticas de Debord a los medios de comunicación continúan siendo válidas en muchos aspectos de la era digital posmoderna actual.

Debord consideraba que las relaciones sociales han sido reemplazadas  una mera simulación de experiencias mediatizas a través de la imagen.  En una imitación de la realidad objetiva pero vacía, sus medios son su fin. La sociedad del espectáculo invade toda la vida real, no pude transformar el mundo porque es una aparencia deformada de la realidad, una mera contemplación.

Marx hablaba del fetichismo de la mercancía, la relación de producción e intercambio de la mercancía substituye las relaciones entre personas. Los obreros no eran dueños de los medios de producción, para Debord no son ni dueños de su tiempo libre ya que están ocupados en consumir imágenes (espectadores). Del ser se pasó al tener y del tener se ha pasado al parecer, lo cual supone, para Debord, el momento histórico en el cual la mercancía completa su colonización sobre los individuos y la vida social.

Como Marx, cien años antes, creía que los obreros eran la única clase que podía llevar a cabo la revolución y acabar con la sociedad de clases. Pensaba  que en la Francia de finales de los 60 se daban las condiciones para que los trabajadores tuvieran conciencia de clase y llevaran a cabo la revolución. Su pensamiento influyó a los estudiantes del mayo del 68 francés, y a grupos de la izquierdista alternativa y libertarios. Uno de los motivos del fracaso del mayo del 68 fue que las ideas de Debor y los situacionosts se quedaron en el apoyó de intelectuales y estudiantes, pero no (o no suficientemente) en las organizaciones obreras. Después del mayo del 68 surgirá la «nouve droitte» (nueva derecha).

El situacionismo era un movimiento artístico subversivo que buscaba actividades (situaciones) en que el individuo saliera de la “no vida”. Entre sus actividades encontramos, el “Detournament” (Desvío). Se trata de distorsionar los logos y propaganda de los medios de comunicación para resignificarlos, darles un significado totalmente diferente para que los espectadores cuestionen la realidad mediatizada. El situacionismo utilizaba el «plagio» y el vandalismo de la publicidad para darle un significado crítico. Esta técnica pero, corre el riesgo de convertirse también en un producto de consumo más, en una mercancía. Películas y series críticas como «Matrix», «El Club de la lucha», «Black Mirror» sin una acción/actividad real, son otro producto de consumo más. Lo mismo pasa con las obras del grafitero Bansky cuando son subastadas a precios estratosféricos.

«Improvisar ideas. El significado de las palabras participa en la improvisación. El plagio es necesario. Que implica el progreso. Abarca una frase del autor, hace uso de sus expresiones, borra una idea falsa, y lo sustituye por la idea de derecho»

Guy Debord «La sociedad del espectáculo». Capítulo VIII. Tesis 207

Otras de sus actividades era la psicogeografía y la deriva, que podéis consultar en este artículo:

Espectadores y “creadores” de imágenes

En las redes sociales no existe una comunidad de personas que se relaciona entre si, sino productores y consumidores (espectadores) de imágenes. A menudo, estamos  más pendientes de esta apariencia de felicidad o de cómo responden los otros usuarios en las redes a base de “likes” que de disfrutar del momento.  La paradoja de nuestros tiempos es que podemos conectarnos con personas de la otra punta del mundo, pero estar aislados de las personas y el entorno más cercano. Si la realidad a menudo supera la ficción, en las redes sociales aún se deforma más. Personas sin escrúpulos se pueden mostrar en ellas como altruistas y solidarias.

Lugares donde anteriormente podías disfrutar sólo o con otras personas con tranquilidad, al ser compartidos masivamente a través de las redes provoca que se masifiquen y dejen de ser “únicos”. 

Turismo, la circulación humana considerada como consumo… fundamentalmente no es más que la zona de ocio para ir a ver lo que se ha convertido en banal

Guy Debord «La sociedad del espectáculo». Capítulo VII. Tesis 168

Espectáculo centrado y difuso

Debord diferenciaba dos tipos de espectáculo: el concentrado y el difuso. El concentrado se refería a los sistemas totalitarios del este, al maoismo o estalinismo, donde la estrella era el líder del partido-estado y el espectáculo giraba entorno de él, consideraba estos estados como capitalismo de estado ya que los burócratas habían sustituido a la burgesia como clase privilegiada, y la economía continuaba estando por encima de las personas. El espectáculo se refería a las democracias liberales del oeste, se trataba de un espectáculo más sutil, con «más opciones» y más estrellas.

Espacios comunes, las redes sociales reales

Todo movimiento transformador tiene que crear y recuperar espacios de sociabilidad comunes, sino está condenado al fracaso. Charlas, debates, conciertos, prácticas deportivas: en centros sociales, calles, plazas, etc. Fomentar los espacios comunes, las redes sociales reales entre las personas y el entorno más próximo. Los trabajadores, mayoritariamente no tienen consciencia de clase, actualmente no existen como sujeto consciente de su capacidad para transformar la sociedad. Esta falta de conciencia se debe a muchos motivos: La división y tecnificación del trabajo, la publicidad que nos hace creer que podemos aspirar y obtener los mismos productos, la publicida y el consumo de masas ha homogeneizado los gustos y modas gustos de las clases sociales, no existe una cultura obrera. A finales del siglo XIX hasta la victoria franquista, los trabajadores crearon y compartían espacios de sociabilización: sindicatos, ateneos, cafés, etc. Veían que tenían los mismos problemas que sus iguales, parecía que en la transición se podría recuperar, pero no fue así. Los «youtubers» e «influencers» hacen creer a algunos adolescentes (y no tan adolescentes), que independientemente de su clase, pueden llegar a ser famosos y ricos como ellos.

Deberíamos controlar el tiempo libre fuera del trabajo que dedicamos a las redes sociales para que no se conviertan en un fin en si mismo. Recuperar la atención en nuestro entorno, la falta de atención se ha acentuado con la proliferación del móvil, sus aplicaciones y redes sociales. Os invito a hacer una prueba, fijaros en que hace la mayoría de gente cuando va en transporte público o lo espera en la estación, lo más probable es que veáis el resto de personas con la mirada fijada en la pantalla de su móvil, a menudo no solo las que van solas sino también las que van acompañadas o en grupo. No solo pasa en estos espacios sino que la invasión se puede dar en todos los espacios, desde caminar por la calle con el móvil a usarlo en nuestra vivienda con o sin compañía. Las redes sociales pueden ser útiles para informarnos si sabemos verificar la información, la educación tendría que hacer énfasis en este aspecto.

Lo que nos tenemos que preguntar, es si queremos que nuestra vida este a la venta en forma de datos y que cantidad queremos entregar a cambio de comodidad y «seguridad». Debord quería caminar hacía una sociedad más una sociedad libertaria, hedonista, que funcionase a través de la democracia directa, y una parte importante del mundo mantiene o se está decantando hacía sociedades más autoritarias y desiguales.



ACyV. (2022, julio 12). “Nuestra atención tiene límites”: las pantallas están deteriorando tu memoria. El Confidencial. https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2022-07-12/ciencia-confirma-pantallas-deteriorando-memoria_3457471/

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González, M. (2022, noviembre 7). Vox, entre la “guerra cultural” y la guerra contra la cultura. Ediciones EL PAÍS S.L. https://elpais.com/cultura/2022-11-07/vox-entre-la-guerra-cultural-y-la-guerra-contra-la-cultura.html

Carranco, R. X, un arma de destrucción masiva. El País. https://elpais.com/opinion/2023-07-31/x-un-arma-de-destruccion-masiva

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Piquer, I. (2017, marzo 14). ¿Es el “trumpismo” una nueva ideología? elDiario.es. https://www.eldiario.es/trumplandia/trumpismo-nueva-ideologia_132_3523641.html

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