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Ravachol, El Eco de Ravachol y lo que Josep Llunas logró unir (1892-1893)

Sabadell, una localidad cercana a Barcelona y conectada con la capital catalana por ferrocarril desde 1855, fue en el último tercio del siglo XIX uno de los centros con presencia anarquista más importante de la península1. En los inicios de la década de los ’80 la FTRE de dicha localidad destacó por ser próxima al colectivismo legalista favorable a la alianza con ciertos sectores del republicanismo. Tras la conocida huelga de las siete semanas en 1883 el anarquismo autóctono entró en una espiral de represión y radicalización, lo que provocará la aparición de planteamientos de corte más insurreccional y ya, a finales de la década de los ’80, simpatizantes de las incipientes doctrinas comunistas anárquicas.

Miembros del Círculo Libre Obrero de Sabadell, quienes fueron detenidos el primero de abril de 1891 acusados de petardistas. Posteriormente fueron absueltos y a su llegada a la ciudad, el 24 de mayo de dicho año, fueron recibidos en el apeadero de las Ramblas de Sabadell por unas 2000 personas, aproximadamente el 10% del total de la población de la ciudad. Fuente de la imagen: Història de Sabadell s.XIX-XX

A inicios de la década de los ’90 el anarquismo mayoritario de dicha localidad abrazó los planteamientos antiadjetivistas, como quedaría demostrado por la existencia de grupos relaciondos con la antiadjetivista y malatestiana Organización Anarquista de la Región Española, o por la existencia de sindicatos vinculados a los Pactos de Unión y Solidaridad. A finales de 1891, como sabemos por una polémica que tuvo en dicha localidad Paul Bernard, pese a existir posibles informalistas de corte anarcocomunista, los propagandistas más destacados eran cercanos a Malatesta. En este sentido, Sabadell, como otras localidades activas peninsulares, vivió a inicios de dicha década divisiones doctrinales fraguadas cuando una parte del anarquismo comunista, encabezado por la figura de Malatesta, proponía la creación de estructuras formales (partidos les llamaban) para facilitar el triunfo de una insurrección social de corte revolucionario. Hasta entonces, el anarquismo de corte comunista había destacado por ser contrario a las organizaciones formales, tras las experiencias frustrantes y algunos fracasos sonados de las organizaciones libertarias nacidas al abrigo de la Primera Internacional.

Ravachol y El Eco de Ravachol (1892-1893)

Con estos antecedentes la aparición del periódico Ravachol el 22 de octubre de 1892 puede llegar a sorprender por su carácter informalista, aunque si lo analizamos como un ejemplo de la radicalización del anarquismo en esos años a la sombra de los primeros de mayo de 1890 y 1891, la sorpresa es cuanto menos relativa.

El primer administrador del periódico fue Joaquín Pascual, obrero nacido en Alcoi y que fue años atrás el corresponsal del Tierra y Libertad en dicha ciudad. Junto a él otros nombres que integraron las filas del medio fueron Joan Argemí y la desconocida por la historiografía Dolors Busquets, mientras que los anarcocomunistas más informalistas del llano barcelonés, como Martí Borràs, Francesc Llombart, Emili Hugas o Sebastià Sunyer e incluso Paulí Pallàs, tenían contactos directos y fraternos con los impulsores del medio. Otros anarquistas residentes en Sabadell, tales como Jacint Melich o Domingo Fruitós, también pudieron ser miembros del entorno de dicho periódico. Incluso algún posible malatesiano, como Miguel Rubio, por entonces residente en Barcelona, algún tipo de contacto o relación tenía con dicho medio, puesto que como corresponsal del livornés Sempre Avanti! informó de primera mano de la creación y evolución del periódico.

Los aires de radicalización del anarquismo en esos años se aprecian desde el mismo nombre del periódico, en honor del entonces recientemente célebre ilegalista y dinamitero francés2 Ravachol. También es visible dicho proceso leyendo sus páginas, ya que se apuesta por la violencia política y el uso de la dinamita como herramienta de lucha . En el terreno organizativo se mostraron bastante partidarios de las tesis informalistas, asegurando que:

“la organización, y nadie más que ella, es el principal obstáculo de la revolución: arranca á la lucha diaria cantidades considerables de hombres, que van á enterrar en ella su libertad de pensar, de obrar y juzgar por sí mismos, rompe su fuerza, mata su iniciativa individual, y les hace servir de instrumento inútilmente”3,

Por contra, en dichas páginas, pese al tono y enfoque básicamente informalista, no se encuentran demasiadas críticas contra los sectores antiadjetivistas, puesto que no había problemas en el intercambio de publicaciones o en publicar noticias relativas a dicho entorno, como pudo ser la gira de propaganda de Manuel Ars y Teresa Claramunt por el Baix Empordà y Girona entre octubre y noviembre de 1892, afirmándose, en referencia a la ciudad de Girona, que era “la primera vez que se ha podido oir publicamente la oratoria anarquista”4, o incluso, pese al tono mayoritario de carácter informal, no se dudaba en reciclar contenido de publicaciones transversales o antiadjetivistas como La Víctima del Trabajo de València o Acracia de Barcelona, como resultó ser el famoso eslógan de “la fuerza se repele con la fuerza para esto se inventó la dinamita” del periódico levantino o el artículo “La Dinamita” aparecido años atrás en la revista barcelonesa. De hecho, ambas referencias aparecieron en el ejemplar del 21 de enero de 1893, el cual cambió el nombre por El Eco de Ravachol, ya que el anterior número fue denunciado, provocando que figuras como Argemí fuesen reprimidas y otras como Pascual obligadas a permanecer en la clandestinidad.

Detalle de la portada del número 2 de la publicación «Ravachol»

En dicho número destacaría el artículo “¡Abajo la máscara!”, puesto que dá nueva muestra de la radicalización del anarquismo en esos años y cómo algunas figuras, como fue el caso del colectivista, legalista y hasta cierto punto inspirador del actual nacionalismo de izquierdas catalán, Josep Llunas, entraron en una espiral de marginación dentro del movimiento:

“un fuerte grupo anarquista de Barcelona, compuesto de todos aquellos elementos revolucionarios que no quieren absolutamente someter su voluntad é iniciativa al capricho de ningún pontífice, nos han remitido un enérgico extractado del periódico anarquista italiano ‘Sempre Avanti!’5 (…) en dicho artículo se quita la careta al señor Josep Llunas, quien (…) mistifica á los trabajadores, bastardea los grandes ideales emancipadores, insulta y delata, con su periódico, y hace el juego de la burguesía”6.

Unas duras afirmaciones que refuerzan algunos de los planteamientos que he ido estudiando sobre el gérmen y desarrollo del primer anarquismo comunista hispano, como es el afianzamiento de cierto clima unitario que se fraguó en el llano barcelonés en el contexto de 1893 y que quedaría plasmado en 1895 en publicaciones como La Nueva Idea, en donde al rebufo de la represión y pese a debates doctrinales, el anarquismo, pese a sus diferencias, mostró alto grado de unidad de acción, aunque por el camino, algunas figuras que representaban al anarquismo más formal y moderado fueron abandonando paulatinamente su influencia.

Por entonces, aún en 1893, el proyecto periodístico sabadellense, pese a su buena salud económica y apoyos de gran parte de todos los anarcocomunistas, incluídos algunos sectores antiadjetivistas, estaba a las puertas de su fin. En ese mismo número se dio cuenta que el antiguo administrador, Joaquín Pascual y Soler estaba fugado, siendo Dolors Busquets su sucesora en el cargo. Según comentó Miguel Rubio en el italiano Sempre Avanti!, en una carta fechada en el 22 de enero de 1892, la redacción del periódico se había trasladado a Barcelona, con el objetivo de dar “una severa lezione a chi veramente en è meritevole, cominciando a mettere al posto l’arlecchino direttore della Tramontana, sedicente anarchico e venerabile massone, che, anche in occasione dell’ultimo comizio dei disoccupati, non ha disdegato di allearsi ai repubblicani e ai socialisti legalitari nell’opera nefasta di mistificazione e di aperto spionaggio”7. Unas informaciones interesantes que más que cerrar enigmas de la historia del anarquismo en Catalunya, abre nuevos interrogantes, más aún si pensamos en la «recuperación» de la figura de Llunas que algunos investigadores llevan años haciendo, aunque por lo que he podido conocer sobre dicha figura, no sé si confidente sería la palabra adecuada, pero sí que gracias a acciones suyas más de uno, dos, tres y hasta varias decenas de compañeros suyos fueron encarcelados y/o torturados, dada su facilidad histórica para señalar a rivales doctrinales, como lo hizo como miembro de la Comisión Federal en los primeros años de la FTRE y el caso de La Mano Negra -dicha comisión se dedicó, entre otras cosas, a señalar a disidentes de la FTRE que posteriormente quedaban a menudo detenidos-, su papel en los disturbios que se produjeron en el llamado Teatro Calvo-Vico en 1893, en relación a un mítin librepensador y con presencia anarquista, en donde fue acusado de facilitar la detención de varios presentes, aunque se excusó pensando que eran carlistas o similares que venían a rebentar el mítin, o ya en 1896, en pleno estrago represivo relacionado con la Bomba del Corpus, reafirmando sus clásicos planteamientos antidinamiteros y anunciando, hasta cierto punto, su marcha del movimiento, el cual, hay que reconocerlo, no le tenía en tanta estima como en su momento obtuvo o ciertas investigaciones hoy en día intentan recuperar.

Detalle de La Tramontan sobre los incidentes del Teatro Calvo-Vico de Barcelona en 1893. Fuente: Barcelofília

Lo que Josep Llunas logró unir

En ese contexto, ya plantados en enero de 1893, nos encontramos con un medio anarcocomunista que había aprecido en Sabadell pero por el peso represivo decidió trasladarse a Barcelona. Aunque pese a los indicios de posible continuación del medio en Barcelona, no existe, que sepamos, nada en ningún archivo relacionado con la historia del anarquismo sobre dicha publicación.

Retrato de Josep Llunas. Fuente: Wikimedia

Pese a los relativamente recientes debates encarnizados entre figuras como Paolo Schicchi o Errico Malatesta, en aquellos años una parte importante del anarcocomunismo optó por ciertas alianzas e integración con los sectores antiadjetivistas, quienes ya por entonces también criticaban ciertos posicionamientos estratégicos de Llunas y del colectivismo que hasta no hacía mucho tiempo apoyaban. También es cierto que alguna de las principales figuras del antiadjetivismo, como Pere Esteve o Antoni Pellicer Paraire, u otras del informalismo, como los detenidos tras el atentado de febrero de 1892, estaban fuera de la realidad del movimiento autóctono. En este contexto, el protagonismo de los sectores anarquistas en Catalunya viró hacia otras personalidades, como Miguel Rubio o Fortunato Serantoni8, incluso por los mismos integrantes del anarcocomunismo sabadellense. Esto nos indicaría un relevo entre los principales propagandistas de Catalunya. Algunas otras individualidades destacadas, tales como Martí Borràs, desde Gràcia, continuaba editando libros anarquistas y posiblemente moderase ciertos planteamientos, quizá por la misma presencia y relación de antiguos amigos como Rubio en el llano barcelonés, quienes, más allá de sus posibles diferencias organizativas, al igual que con Serantoni, les unía su animadversión por Llunas, el mismo que en 1882 se enfrentó a Rubio en el congreso de Sevilla de la FTRE, el mismo que en 1883 se mofó y ridiculizó las propuestas de reformas de estatutos de la FTRE planteadas por los anarquistas de la localidad catalana de Gràcia (hoy distrito de Barcelona), o el mismo que no se había cansado de criticar las acciones individuales y atentados que Serantoni defendía desde el periódico La Revolucón Social en 1889. En ese contexto, según se desprende de algunas de las fuentes, se aglutinó una potente corriente anarquista que centró parte de su actividad en la crítica hacia Llunas, de quien, a la postre, por entonces defendía la creación de un partido político parlamentario y abierto a otros sectores antirestauracionistas.

Por lo aparecido en Ravachol, su sucesor y en el Sempre Avanti!, Llunas logró unir lo que Malatesta había «desunido» pocos años atrás, como era el lograr nuevamente una voz relativamente unitaria en el seno de los anarcocomunistas. Sin embargo el proyecto de Ravachol nunca continuó en Barcelona, que sepamos, lo que presupone que sus intenciones fueron un fracaso, aunque leyendo las palabras de Rubio en el medio de Livorno podemos entender que también en el llano barcelonés, como en Sabadell, existió una tercera vía al estilo de la representada por los anarquistas valencianos de La Controversia, puesto que en el contexto de la polémica del envío de delegados al Congreso de Chicago en 1893, por ser poco transparente y propiciada por personalidades que antiguamente habían tenido conductas discutibles y haber sido próximas a Llunas, Rubio afirmaba desde Barcelona palabras que giraban a esa concordia entre tendencias aunque sí abierta a debates:

“applaudimmo quando fu invocato il rispetto e la reciproca tolleranza fra gli anarchici partigiani e contrari all’organizzazione; ma nessuno avrà creduto che su debba con questo tollerare l’errore, soffocare cioè la discussione delle idee per racchiuderci in uno stupido mutismo!

Ricordiamolo: non è coll’intoleranza bigotta, nè persistendo ad anteporre le simpatie personali alla grandezza dell’ideale anarchico, che si sugella la concordia e si delucidano le idee. Discutiamo, discutiamo sempre; e quando qualche compagno manifesta delle opinioni contrarie de espone un’idea nuova, la quale a prima vista puo sembrare sbagliata, opponiamo altre idee, ragioniamo pacatamente senza fare il broncio nè fuggire inorriditi como fanno i bigotti dinanzi a una bestemmia”9.

Corto aparecido en el último ejemplar del periódico valenciano La Controversia sobre la figura de Llunas.

A modo de conclusión

El anarquismo como otros movimientos sociales fue evolucionando, y en esos años entre las experiencias de los primeros de mayo de 1890 y 1891 y la represión brutal derivada del Proceso de Montjuïc, se fraguó un movimiento más compacto y abierto a diferentes planteamientos doctrinales, aunque por el camino, figuras como el conocido Josep Llunas o incluso Anselmo Lorenzo, quedaron marginados de muchos espacios por sus conductas personales y visiones del movimiento. A modo de síntesis de dicha evolución, me gusta recordar un artículo de 1895 de la publicación La Nueva Idea, publicada en el llano barcelonés (y posiblemente con miembros de los antiguos Ravachol y Eco de Ravachol) sobre la figura de Llunas:

Con sumo disgusto me veo obligado por mis convicciones á hablar, y en sentido negativo, de un periódico que muchos han querido en otro tiempo. (…) quiero admitir, por un instante, la buena fe de su director, y creer en su buena intención. Quiero admitir, que cuando publicaba aquellas dos láminas donde representaba, apoyadas de la leyenda, dos situaciones, de un lado, los fusilados de Montjuich, los ahorcados en Chicago, los garrotados de Jerez y Barcelona, y una familia en la suma miseria, escribiendo debajo de aquel laminado: los que tienen los malos procedimientos, y del otro lado, una infinidad de escenas patéticas, como el 1º de Mayo adormidera, una sala de estudio llena de obreros que parecen fantoches esperando la pelota que debe caerles en la nariz, y otras tonterías por el estilo, que tienen su apoteosis en un apretón de mano entre un obrero y un burgués, y que tiene por leyenda: lo que tienen los buenos procedimientos. Quiero creer, digo, que cuando en su última página hacia chacota de los vencidos en el último combate, era de buena fe.”

«Primera á los farsantes”. En: La Nueva Idea, 23/02/1895, p. 3.

Notas

1 Y en el terreno económico el principal centro textil lanero de España.
2 Algunas fuentes historiográficas y periódicos burgueses de la época señalaron que Ravachol antes de iniciar su meteórica carrera dinamitera conoció en Barcelona a Paul Bernard, quien le enseñó a fabricar las bombas que utilizó.
3 “Organización y Revolución”. En: Ravachol, 22/10/1892, p.2.
4 “Noticias varias”. En: Ravachol, 11/11/1892, p.3.
5 En él se afirmaba que Llunas y La Tramontana querían ligar las aspiraciones de la burguesía y de la masonería con los principios anárquicos. También les acusaba de fomentar mentiras, como que los anarquistas dinamiteros eran italianos y franceses, a diferencia de los autóctonos, o de ser una mala influencia para medios como La Anarquía o El Productor. Cabe recordar que Serantoni en ese mismo verano de 1892 quiso crear un periódico libertario con sede en el Círculo Obrero Regeneración de Barcelona, proyecto que finalmente nunca salió a la luz, lo que nos indicaría ciertos problemas en el ambiente en donde militaba por entonces. Un ambiente malatestiano puro, formado básicamente por los entornos del mismo Serantoni o figuras como Miguel Rubio, y que por entonces, pese a su cercanía con el antiadjetivismo, recelaba del poder e influencia del legalista y antidinamitero Llunas.
6 “¡Abajo la máscara!. En: El Eco de Ravachol, 21/01/1893, p.4.
7 RUBIO, Miguel. “Dalla Spagna”. En: Sempre Avanti!, 28/01/1892, p.3.
8 Hasta que éste también decidió migrar hacia Argentina.
9 RUBIO, Miguel. “Dalla Spagna. Bigottismo Anarchico”. En: Sempre Avanti!, 14/05/1893, p.2.

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