Colonialismo General

LA PRENSA JUDÍA EN PALESTINA ANTE LA LLEGADA DEL NAZISMO

El 14 de septiembre de 1930 se celebraron elecciones legislativas en Alemania, tan solo poco más de dos años después de las que tuvieron lugar en 1928. El Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán Nationalsozialistische Deutsche Arbeiter Partei se convirtió en la 2ª fuerza política germana. En 1928 los nazis obtuvieron un exiguo 2’63% de los votos y 12 diputados-sobre 491- mientras que en 1930 ascendieron hasta un 18’25% y 107 escaños. En julio de 1932 la extrema derecha escaló hasta el 37’27% y 230 asientos. En noviembre del mismo año, sin embargo, el partido hitleriano perdió 34 asientos quedando en 196 y casi 5 puntos en votos con un 33’09% de las papeletas. En marzo de 1933 en un clima de violencia, intimidación y coacciones, el NSDAP obtuvo un 47’2% y 288 representantes cuando Hitler ya era canciller del Reich.


Palestina estaba en esos años bajo el poder del Imperio británico en guerra entonces en contra de las potencias centrales, la Triple Alianza (Alemania, Austria-Hungría e Italia, esta última hasta el año 1915) que contaban con el apoyo del Imperio otomano que había administrado el territorio durante cuatro siglos.

Sin embargo, antes del apoyo oficial de Constantinopla a los países centroeuropeos, tuvo lugar un hecho importante que precipitaría, con el tiempo, el control de Londres sobre la zona. Se trata de la abolición unilateral de las capitulaciones el 8 de agosto de 1914 por parte del Imperio otomano cuando todavía era oficialmente neutro.
En 1916 se firmó en secreto el llamado acuerdo Sykes-Picot entre Gran Bretaña y Francia, con el consentimiento de Rusia por el que París y Londres se repartían sus zonas de influencia. Palestina fue atribuida a los ingleses.

Acuerdos Sykes-Picot (1916). Fuente: Recortes de Oriente Medio

Londres estaba preocupado especialmente por el canal de Suez ya que temía que su control cayera en manos turcas.


Por esas fechas había en la zona unos 600.000 árabes y entre 60.000 y 85.000 judíos, esto es , entre un 8% y un 12% de la población total. Hasta entonces el naciente movimiento nacionalista árabe se había organizado sobre todo en contra de los británicos si bien un sector del mismo hacía ya tiempo que denunciaba la política de adquisición de tierras por judíos procedentes de Europa, emigración alentada por los ingleses.


En lo que hace referencia a la prensa judía existente en la zona, en 1932 se publicaban tres diarios en hebreo: Haaretz (liberal independiente), Davar, órgano del Histadrut, gran sindicato de trabajadores fundado en los años veinte y oficiosamente del Mapai, partido político secularista y de izquierdas dirigido por Moshé Glukhsohn hasta 1937.
El segundo periódico era Doar YaHom que dejó de publicarse en 1936. En los primeros años de la década de los treinta estaba dirigido por Itamar Ben Avi, célebre por haber sido “el primer niño criado y educado únicamente en hebreo.”Su tirada era de 4700 ejemplares.


El tercer rotativo era Davar, fundado en 1925 por la Histadrout y Berl Katznelson, una importante figura del Mapai y del movimiento laborista.


El cuarto diario, este en inglés, era el The Palestine Post, fundado en diciembre de 1932 por Gershon Agronsky.
La prensa del territorio solía ocuparse de la problemática local y raramente enviaba corresponsales al extranjero. La información internacional le llegaba a través de agencias como Reuters o United Press International, o bien de diarios como The Times de Londres. Se trataba, al fin y al cabo, de rotativos modestos de apenas cuatro páginas. Recibían también noticias de la Agencia Telegráfica de Palestina, una sucursal de la Agencia Telegráfica Judía que cubría el mundo entero. Los periódicos árabes, por su parte, tampoco solían desplazar a sus reporteros a Europa.
Ello puede explicar la relativa escasa repercusión de los acontecimientos que se desarrollaban en Alemania y, cuando se aludía a ellos, se tendía a minimizar el peligro que suponía el nacionalsocialismo. Tal actitud se vio favorecida por el momentáneo retroceso del NSDAP en las elecciones del 6 de noviembre de 1932. Cinco días después Glücksohn escribía un artículo en Haaretz titulado “ El fracaso de Hitler.”

Por muy atractivo que sea el antisemitismo para las masas ciegas que se encuentran es estado de urgencia, este no tiene curso legal en Alemania. Dicho pueblo está demasiado impregnado de cultura como para aceptar una discriminación en sus leyes y reglamentos en contra de los ciudadanos que comparten su patria. La Edad Media no volverá probablemente a corto plazo en el país de Goethe, Schiller y Heine.

Meses antes, a principios de agosto, en una serie de artículos aparecidos en el Davar, este que, como órgano del movimiento laborista judío de Palestina, se consideraba como una sección del socialismo mundial se identificaba con “las fuerzas del obrero alemán que combaten a Hitler. Tienen que aprender a resistir valerosamente ante la marea negra […] y pasar de la simple defensa a una audaz ofensiva para hacer frente a la plaga que asola Alemania. ”
Como vemos, no se hacía una invocación a los judíos a defenderse como tales ante la propaganda y las medidas antisemitas anunciadas por los nazis sino que, sin negar obviamente las mismas, se apelaba a la resistencia de las fuerzas representativas de los trabajadores alemanes- y especialmente al SPD- en el marco general de la lucha contra el fascismo.


Cierto es que hubo excepciones. Así, por ejemplo, Doar YaHom advertía en sus editoriales de 1932 que Berlín avanzaba resueltamente hacia el nazismo y que una seria amenaza pesaba sobre los hebreos germanos ya que “nunca se había vivido un ambiente tan envenenado por el antisemitismo. ”


En 1933 los diarios de la Palestina británica prestaron más atención a la situación en Alemania. Con el acceso del NSDAP al poder y la multiplicación de actos violentos en contra de la izquierda y los judíos las portadas se llenaron de grandes titulares sobre lo que acontecía en el Reich.


Aun así, incluso después de la llegada del führer a la cancillería, una parte de los periodistas locales seguía confiando en que la sangre no llegaría al río. Es lo que afirmaba Glücksohn en Haaretz el 7 de marzo de 1933.

[los nazis] no harán sufrir progromos [a los judíos] y, probablemente, no intentarán privarlos de sus derechos cívicos. En lugar de un progromo siguiendo el modelo ucraniano, un progromo social y económico continuo tendrá lugar…La era de la emancipación ha llegado a su fin. Los judíos alemanes están a las puertas de un nuevo gueto.

Solo un mes después, el 7 de abril entraba en vigor la primera norma importante para restringir los derechos de los ciudadanos judíos, la Ley para la Restauración del Funcionariado Público Tradicional que los excluía a ellos y “ a las personas políticamente poco fiables” de la administración.


The Palestine Post en un editorial titulado “La nueva Alemania y los judíos” abundaba en la misma línea.

Sería hacer prueba de un optimismo vano y ciegamente insensato llegar a la conclusión de que no hay más que histeria y exageración detrás de las noticias procedentes de Alemania en relación a la violencia, los asesinatos y un cuasi reino del terrorismo que tiene en la diana a los ciudadanos judíos de ese país.. Al mismo tiempo, es difícil de aceptar que se trate de una política de terrorismo deliberadamente perpertrada y sistemáticamente inspirada y organizada por los dirigentes responsables del “Tercer Reich”, esta Alemania que se esfuerza por conseguir el respeto por sí misma y en convertirse en una potencia respetada por el resto del mundo…Es poco probable que una Alemania que se respeta tolere durante mucho tiempo una línea de conducta que conduciría a una degradación de las normas sociales […] y le haría perder el respeto del mundo entero.

En los meses que siguieron, el Post mantuvo su tono tranquilizador intentando explicar el ascenso del nacionalsocialismo por la humillación que infligieron a Alemania los aliados en 1919. Hubo alguna excepción como su editorial del 16 de abril titulado “Más bien loco” en el que tildaba al nacionalismo germano de “patológico” y “malsano” amén de “perturbado.”


Sin embargo, poco después, en agosto del mismo año con motivo de un accidente de tráfico de Hitler el rotativo anglófono insistía en minimizar el peligro nazi.

El sentimiento que prevalece no es del de venganza…Para los judíos alemanes, lo principal no es deshacerse de Hitler (que cuenta con una media docena de fanáticos que comparten su visión de las cosas prestos a ocupar su lugar desde el momento que abandone) sino alejarse de él tanto como puedan. En su triste suerte actual, estarán…. contentos de que Hitler haya escapado a ese accidente.

El acceso de los nacionalsocialistas al poder como acontecimiento histórico y la opresión antisemita que introdujo graduamente fueron percibidos principalmente- y a veces exclusivamente- a través de su impacto en la Palestina hebrea y en el porvenir del sionismo.


Los periódicos y las publicaciones mensuales de izquierda como Davar o Hatsomer Hatzaïr trataron ellos también del ascenso del NSDAP desde el punto de vista de la izquierda o de las organizaciones socialistas. Percibieron la creciente represión del SPD y del KPD como un golpe severo incluso mortal asestado a las aspiraciones socialistas mundiales.

Hay que decir que esta posición ambivalente de la prensa hebrea palestina se daba también fuera del territorio y se manifestó claramente a raíz del decimoctavo congreso sionista que se celebró en Praga del 21 de agosto al 4 de septiembre de 1933. Cierto es que en la asamblea que tuvo lugar en la capital checa la controversia no era sobre la peligrosidad del régimen hitleriano sino sobre la manera mas idónea de reaccionar ante las violencias antijudías y la discriminación legal que se estaba instaurando en Alemania. Había partidarios de la toma de medidas en contra de la dictadura nazi una de las cuales sería el boicot internacional de productos alemanes impulsado especialmente por las organizaciones hebreas norteamericanas. Otro sector, sin embargo, consideraba que tales acciones serían utilizadas por Berlín para intensificar su política represiva, es decir, tendrían un efecto bumerán.


Ya desde meses antes de la reunión en Praga la mayoría de rotativos se posicionaban sobre la cuestión, en su mayoría en contra de adoptar una línea dura en la materia. Un ejemplo de ello es el editorial de Davar del 24 de marzo de 1933.

La nación hebraica entera estaba horrorizada…Es normal y natural que judíos, en todos los sitios donde no han sido reducidos al silencio por la tiranía hayan elevado la voz para condenar este mal..Protestaremos con todas nuestras fuerzas… No abandonaremos a nuestros hermanos…No haremos callar la voz del dolor y de la protesta. Sin embargo, forjados como estamos en materia de aflicción, tenemos que preguntarnos cuáles son las vías y los medios más apropiados, los que focalizarán más precisamente nuestro objetivo: salvar a los judíos alemanes de los tentáculos de la tiranía y de los malos tratos.

Davar dudaba de la capacidad de modificar la política de Berlín movilizando a la opinión pública internacional y afirmaba que el mundo judío debería centrar sus esfuerzos en una sola cosa: pedir a Hitler que autorizara a los judíos alemanes a emigrar y a instalarse en Palestina.

Una portada de caja de cerillas emitida por la Liga No Sectaria Antinazi. Fuente: Nueva York efímera.

Los partidarios de la “línea dura” eran los llamados revisionistas liderados por Vladimir Jabotinsky que no creían en la contemporización con los nazis para evitar males mayores a la comunidad judía. Exhortaba, igualmente, a las grandes potencias a dejar intacto el tratado de Versalles y a no modificarlo en favor de Alemania. En las antípodas de Jatobinsky se encontraba Yitzhak Gruenbaum, dirigente de los sionistas generales en Polonia, temía que el gobierno del Reich perjudicase a los judíos de su país si los hebreos del mundo promovían campañas en contra de las nuevas autoridades germanas.


El 25 de agosto el congreso adoptó una resolución de compromiso en estos términos.

El congreso consideraba su deber el elevar la voz y expresar su horror y la cólera frente a la suerte trágica de los judíos alemanes, fundamentalmente el hecho de que sean privados del derecho de voto y que su dignidad sea burlada. El congreso lanza un llamado a todos los pueblos- y a la Sociedad de Naciones- para que contribuyan a instalar a los judíos de Alemania en Palestina.

Prácticamente desde el inicio, el boicot fue relacionado con los acuerdos Haavara, Los contactos entre los negociantes judíos y los responsables sionistas comenzaron en abril de 1933. El primero de ellos, por un montante de un millón de marcos fue firmado el 19 de mayo y permitía a los emigrantes judíos germanos la transferencia de una parte importante de sus bienes a Palestina en una época en la que las autoridades nazis no autorizaban prácticamente ninguna salida directa de capitales. Los emigrantes contaban con el apoyo del movimiento sionista que presionaba al gobierno británico para que flexibilizase los permisos.


Desde su entrada en vigor, numerosos dirigentes hebreos de Palestina consideraron estos acuerdos como un salvavidas para el territorio y el movimiento sionista cuyos recursos habían disminuido en los primeros años treinta. Para los nazis se trataba de facilitar la emigración del mayor número posible de judíos, de impulsar las exportaciones del III Reich y, eventualmente, de minar el boicot antialemán en Palestina y en la diáspora hebrea.


El diario Daavar en su edición del 25 de agosto se pronunció públicamente a favor del acuerdo sobre el haavara.
[los nuestros] trabajan desde hace varios meses para eliminar este obstáculo (la prohibición de sacar el dinero o los bienes de los emigrantes judíos).

El objetivo principal es encontrar un medio que sea igualmente aceptable para el régimen … la idea se ha ido haciendo camino […] exportar haberes comerciales en lugar de dinero en metálico […] comprar productos (mercancías, máquinas) con el dinero de los judíos alemanes, hacer salir sus productos de Alemania y utilizarlos para edificar Palestina. Por el momento, no existe otro medio seguro de salvar lo que puede ser salvado de los bienes de los hebreos germanos para invertirlos en la construcción del país …Este acuerdo puede probablemente ser considerado como el principio de una posibilidad para nosotros de jugar el gran papel que los acontecimientos en Alemania nos han impuesto: un traslado a gran escala de los judíos alemanes a Palestina donde contribuirán a la empresa de construcción y donde descubrirán su verdadera patria.

El 3 de septiembre los lectores de los diarios en hebreo de Eretz Yisra’el fueron informados de que el gobierno de Alemania había aprobado el acuerdo sobre la haavara.


Ese mismo mes el comité ejecutivo de la confederación sindical hebrea, la Histadrut abordó el boicot y la haavara como un tema único. La asociación priorizaba sobre todas las cosas la llegada de emigración procedente del país germano y abogaba por el mantenimiento de una posición de neutralidad para que la actividad sionista en Alemania pudiera continuar para contribuir a ese fin.

Además, la mayoría de los diarios y especialmente Davar y Haaretz estaban en esa misma línea.
No hay mal que por bien no venga y la destrucción de la comunidad judía germana acarrearía, según afirmaban los citados rotativos, la reinstalación de muchos de sus integrantes en Palestina con sus bienes.


El historiador israelí Tom Segev en su polémica obra El séptimo millón: los israelitas y el Holocausto (Jerusalén: Ediciones de la Corona, 1991) se refería a la corriente mayoritaria en la sociedad hebrea de Eretz Yisra’el y, concretamente, a los sionistas que utilizaban el término “material humano” en relación a la inmigración procedente del Reich.


Los diarios de dedicaron poco espacio a cuestiones como si la llegada de Hitler al gobierno afectaría al equilibrio de poderes en Europa, a los intentos de desarme o a la política británica en Medio Oriente o si Alemania intentaría forzar a una revisión del Tratado de Versalles. Durante los primeros años del régimen nazi los periódicos en hebreo de Palestina apenas plantearon estos temas y, cuando lo hicieron, fue superficialmente.


El diario en hebreo que más se interesó por el impacto internacional de la llegada del führer a la Cancillería del Reich fue el Doar HaYom, de tendencia nacionalista donde escribía el periodista Issachar Dov Freir bajo el pseudónimo de Bar Drora.

[…] De hecho, Hitler no ha hecho todavía oír su voz… Los disturbios provocados por los nazis en las calles, las agresiones, los homicidios de niños pequeños […], no es eso lo que cuenta.

Bar Drora suponía que los nacionalsocialistas conseguirían reprimir a la izquierda. Para él las verdaderas cuestiones eran otras: ¿revitalizarían los hitlerianos la economía alemana? ¿Cómo triunfarían sobre la Rusia soviética? ¿Qué pasaría con la reinvindicación de restituir las colonias alemanas?¿Cómo se resolvería el contencioso del corredor de Danzig Sobre estos temas, afirmaba el reportero, Hitler se había mantenido en silencio hasta ese momento.

[…] y este silencio es inquietante y aterroriza al mundo más de lo que lo hacen los informes sobre los tiroteos […] No existe la menor duda de que algo importante y decisivo se cuece en la cocina nazi […] y el mundo recibirá pronto un nuevo presagio.

Volvamos, sin embargo, al tema del boicot comercial promovido por determinados sectores de la comunidad hebrea internacional en contra del régimen hitleriano. Daar HaYom predecía que una iniciativa como la comentada desencadenaría “una masacre generalizada de judíos.” Entretanto, Alemania había comenzado “a vomitar” los hebreos.

Esta amenaza [la de deportar a los judíos] está realizándose. Vivimos una época de posibilidades ilimitadas. Hasta ahora, los judíos alemanes no pensaban ni por un momento en Palestina. De ahora en adelante harán todo lo que puedan por venir, pero ¿lo conseguirán?

El jurista y economista Arthur Hantke que había emigrado de Alemania a Palestina en 1926 y dirigía la Keren Hayesod, el fondo nacional de construcción para la tierra de Israel (el organismo central financiero del movimiento sionista mundial y de la Agencia Judía), lo expresaba en los términos siguientes:


No estoy de acuerdo con que se haga venir aquí a gente que se irá algunas semanas más tarde. Necesitamos a personas que se interesen por Palestina y que no deseen venir aquí solamente porque Hitler les persiga. Tenemos que elegir muy cuidadosamente a las personas.

Propaganda antisemita de los nazis. Un joven da una patada a un obrero agrícola al
lado de una cerca. El texto dice: “Exportación alemana, !Fuera de nuestra Alemania,
banda de judíos pringosos!” Fuente: Enciclopedia multimedia de la Shoah

Hantke afirmaba, no obstante, que Eretz Yisra’el podía integrar aproximadamente a la mitad de los emigrantes judíos del Reich y que “ 20.000 personas en dos años contribuirían de manera muy apreciable a reforzar los territorios.


La edad y el perfil profesional de los candidatos a repoblar Palestina fueron objeto de controversias entre los sionistas. Un sector de ellos quería dar prioridad a los menores de 35 años con formación agrícola así como evitar la llegada de “indeseables». Sin embargo otros consideraban inevitable que eso se produjera y lo contemplaban como un mal menor que debía ser asumido.


Estos debates entre los dirigentes hebreos de Palestina no trascendieron a la prensa judía. En primer lugar porque el tema era demasiado delicado. En segundo lugar porque otros acontecimientos descartaron la cuestión del orden del día en la zona. En tercer lugar, a medida que los meses y los años pasaban, los británicos pusieron fin a sus exigencias y autorizaran a casi todos los hebreos germanos que lo desearan a entrar en Palestina antes de cerrar de nuevo las puertas durante el verano de 1936.


Otra controversia que también fue silenciada por los periódicos fue la que se produjo en relación a la constitución de un fondo de salvación destinado a los judíos alemanes. Por unanimidad, los dirigentes hebreos de Palestina afirmaban que el dinero tenía que ser gestionado por los dirigentes sionistas y, preferentemente, por ellos mismos.
En abril Eliezer Kaplan declaró que la iniciativa de la colecta de fondos debía provenir de Palestina y ser organizada por judíos palestinos. En el fondo lo que preocupaba es quiénes serían los beneficiarios si los emigrantes a Palestina o aquellos que se dirigían a cualquier otra parte del mundo para huir de los nazis. Como decíamos estos debates no tuvieron su reflejo en los diarios en hebreo de los territorios bajo control británico.


Llegados a este punto cabe preguntarse qué se puede inferir de la actitud de los diarios judíos de Palestina frente al ascenso del Hitler al poder. Benny Morris se centra en tres puntos.

En primer lugar, en marzo-abril de 1933, la mayoría de los periódicos transmitían a sus lectores el sentimiento de una grave crisis y de una amenaza invasora. Solamente The Palestine minimizaba la importancia y la gravedad de los acontecimientos para los judíos. Varios diarios evocaron incluso ocasionalmente una inminente shoah o destrucción (hourban) sin poder, de todas maneras, imaginar la amplitud y el carácter absoluto de lo que iba a suceder años después.


En segundo lugar, la cobertura y el análisis de las noticias procedentes de Alemania se centraron básicamente en Palestina y en el sionismo. Los artículos publicados en la mayoría de los rotativos consideraban los sucesos que tenían lugar en el Reich a través del prisma de los intereses sionistas o, como mucho, en función de los intereses del pueblo judío en general Lo más importante para ellos era cómo podían afectar a Eretz Yisra’el), al movimiento sionista y, eventualmente, a los judíos alemanes. Paradójicamente, la prensa dedicó poco espacio al análisis de Hitler y del nazismo, a sus orígenes, a su naturaleza y al significado de su óptica, sus declaraciones y sus actos. Igualmente se dedicó poco espacio y reflexión a la implicaciones de la llegada del nazismo al poder para los vecinos de Alemania y para la paz en el mundo. A este respecto la única excepción fue el The Palestine Post que, ya desde el principio se interesó por las consecuencias para Europa y para el mundo (no para los hebreos o para los sionistas) del acceso de Hitler al poder. En este sentido, el Post retomó los modelos y el análisis de los diarios británicos de la mañana.


En tercer lugar, la mayoría de los periódicos y, especialmente Davar y Haaretz vieron en la crisis alemana una fuente de esperanza para la prosperidad de Eretz Yisra’el. Dicho de otra manera, la destrucción del judaísmo alemán y la instalación de numerosos hebreos del Reich en Palestina con sus bienes era percibido como algo susceptible de consolidar y de enriquecer los territorios y al movimiento sionista. Los editorialistas -y,en secreto, los funcionarios-abogaban por la salvación de los judíos germanos principalmente en la medida en que estos judíos podían ser útiles a Eretz Yisra’el y al movimiento sionista.

                                                                  BIBLIOGRAFÍA

Morris, Benny “Réaction des quotidiens juifs en Eretz Israël à l’accession d’Hitler au pouvoir en 1933.” En:Revue d’Histoire de la Shoah, nº 182, 2005 (Claire Drevon, traductora),p.31-66. Disponible en: https://www.cairn.info/revue-d-histoire-de-la-shoah-2005-1.htm

                                                                           WEBGRAFÍA

“Acuerdo Sykes-Picot (1916)” en Recortes de Oriente Medio
Nueva York efímera

                                                                           PRENSA CITADA

Davar
DoarYahom
Haaretz
The Palestine Post

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