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La SGAE pospone su ruptura explícita con la dictadura franquista

¿Hay algo más escandaloso que el juez Carlos Valle comparando el Valle de los Caídos con la Plaza de Pedro Zerolo? Sí, la SGAE y el planteamiento del libro y exposición Ángeles y Demonios. Para entender rápidamente de qué estamos hablando, veamos qué aparece en la propia web de SGAE (las negritas son mías): 

“El libro Ángeles y demonios. II República, Guerra Civil y posguerra en la SGAE ofrece también un repaso al devenir de la entidad durante aquellos años convulsos de la historia de España. […] Al iniciarse la Guerra Civil, la institución fue colectivizada por la Unión General de Trabajadores (UGT) en Madrid y por la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) en Barcelona. Los sublevados, por su parte, articularon su propia SGAE en A Coruña.

Al finalizar la contienda, SGAE se reunificó tras ser incautada por la Falange Española Tradicionalista y de las JONS. Se instauró, entonces, una Comisión Depuradora de los Socios y Administrados de SGAE, de cuyas resoluciones dependían de que las creadoras y creadores pudieran seguir o no trabajando, percibiendo sus derechos de autor o, incluso, ostentar cargos en la entidad. “Estamos moralmente obligados a reparar y honrar a todos esos autores y autoras que sufrieron represalias injustas durante el franquismo”, concluye Onetti”.

El uso de “sublevados” en vez de “fascistas” o “golpistas” -o el funambulismo de “represalias injustas- no es producto de la casualidad. Vamos a intentar entender qué es lo que está sucediendo porque no se está honrando a autoras/es represaliados, en realidad se les está humillando. 

Durante un tiempo hablábamos activamente de la Cultura de la Transición, según Guillem Martínez “la cultura española posterior al franquismo, una cultura consensuada y vertical que ha actuado, desde los años ochenta, como el paradigma cultural unificador de conciencias políticas y sociales. Como el único marco posible de realidad durante décadas”. Una cultura, entre muchas otras cosas, despolitizada y equidistante con el fascismo. 

Más allá de la cultura, lo que sufrimos es lo que el Equipo Nizkor caracterizó como Modelo Español de Impunidad. Ya traté ese tema en Del Franquismo Pop a la impunidad por los crímenes del fascismo.

La SGAE no puede ser equidistante con el Franquismo en el 2025. Ya argumenté también que la SGAE fue una herramienta muy poderosa de la Cultura de la Transición, pero no esperaba que en el 2025 y con la extrema-derecha rearmándose política e institucionalmente, se tenga la desfachatez intelectual de hacer un revoltijo con la II República, la Guerra Civil y el Franquismo. Es cobarde, poco honesto y profundamente estúpido. Y es que da la impresión de que en la SGAE no quieren separarse en realidad de su pasado y legado franquista. 

Un poco de historia: en 1977 se convocaba una Junta General extraordinaria para aprobar unos nuevos estatutos que renovaran la entidad. Se desmanteló la trama de los Tupamaros, músicos militares que trabajaban como recaudadores y falsificaban documentos para aumentar sus ingresos como autores de manera fraudulenta. Pero al año siguiente los tics fascistas seguían siendo habituales en la SGAE, que jamás consideró necesario hacer una limpieza a fondo de adherencias fascistas, más bien al contrario:

“Los restos mortales del escritor Alfonso Paso, fallecido el pasado lunes a consecuencia de un cáncer de hígado, recibieron sepultura ayer en el cementerio sacramental de San Justo, en Madrid. La comitiva estuvo presidida por su hermano Manuel, sus hijas Paloma y Rocío, presidente y vicepresidente de la Sociedad General de Autores de España y el primer teniente de alcalde de Madrid. Numerosas personas entonaron brazo en alto, el Cara al sol cuando el féretro salía del edificio de la Sociedad de Autores, donde se había instalado la capilla ardiente, y era introducido en el coche fúnebre. Al entierro asistieron el ex ministro León Herrera, director y redactores de El Alcázar y personas vinculadas al mundo del teatro”.

Algún día Teddy Bautista y resto de autores de la izquierda explicaran por qué no hicieron nada en las numerosas ocasiones que ostentaron cargos de responsabilidad. Es una pena que no haya habido la voluntad de hacer una auto-crítica genuina y un reconocimiento a las víctimas. En el 2021 se podían leer titulares como La SGAE desempolva su pasado franquista: «La entidad fue parte activa de la persecución, delación y represión a los músicos»

La depuración realizada desde Organización Sindical Española -conocido popularmente como Sindicato Vertical- en la entidad llevó a que autoras/es perdieran sus derechos de explotación y se les prohibiera actuar. Aquí se ha mirado para otro lado con socios suyos como Fermín Muguruza cuando la derecha les ha impedido actuar en directo, mientras que la trama mafiosa de La Rueda -heredera de los Tupamaros- se llevaba millones de euros por música en la franja nocturna que nadie escuchaba. Paradojas de la equidistancia.

Todo lo relacionado ahora con Ángeles y Demonios resuena con Elon Musk haciendo el saludo fascista o, de nuevo, cuando se canta el “Cara al sol” en entierros de ministros franquistas o bien cuando un falangista se traga una abeja (entiendo que fue un Premio Darwin automático y con honores). 

No se puede hacer una mirada al pasado de SGAE equiparando II República y Franquismo. Pero parece que tendremos que esperar a tiempos mejores o más valientes para que se haga una ruptura explícita con el fascismo. En los tiempos que corren, es más necesario que nunca. Mientras, nos conformamos con que no suene “Ese hombre”, la canción que Víctor Manuel dedicó a Franco en 1966. Pero que tampoco haya la desfachatez de que suenen canciones antifascistas en un acto de ese tipo.

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