Doctor en Historia Contemporánea por la Universidad Complutense de Madrid (2017), institución donde ejerce como Profesor Sustituto. Sus líneas de investigación son la movilización obrera, los procesos revolucionarios y la violencia política. Pertenece al grupo GIGEFRA Grupo de Investigación complutense de la Guerra Civil y el Franquismo coordinado por Gutmaro Gómez Bravo. Colabora con el grupo Expehistoria. Ideas, saberes y experiencias: grupo de investigación en historia sociocultural e intelectual dirigido por Carolina Rodríguez López.
NOTA DE SER HISTÓRICO El autor realizó en el 2023 La música en tiempos de guerra. Los compositores y letristas de la SGAE ante las autoridades franquistas y para tener más contexto recomendamos leer también La SGAE pospone su ruptura explícita con la dictadura franquista. Las fotos de Federico García Lorca, Pablo Solozábal y Mauro Bajatierra que ilustran el texto son del Fondo Santos Yubero ARCM, la foto de de cabecera de Miguel Hernández CDMH.
El pasado 11 de marzo fue presentado en la sede de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) de Madrid los resultados de la investigación sobre Memoria Histórica de la institución. Un trabajo que se inició en el año 2021 y al que me uní en diciembre de 2022. Gracias a las recomendaciones de Julián Vadillo Muñoz y David García Aristegui, su presidente, Antonio Onetti, decidió contar con mi experiencia y mi conocimiento sobre la materia. En cuanto me incorporé al proyecto se me informó de los avances y dificultades que tenían hasta ese momento. Las personas responsables de dicha labor fueron María Luz González Peña y Maribel Sausor, quienes se habían encargado de recopilar toda una serie de nombres y datos de autores y autoras represaliados por el franquismo. Su objetivo final era realizar un libro y una exposición que diesen a conocer las penalidades de los socios y socias de la SGAE durante la posguerra (1939-1948). Un trabajo que sirviese como “punta del iceberg” para que futuras investigaciones se adentren en un conocimiento más profuso de la institución y sus miembros antes, durante y después de la guerra civil española.
Entre los tres, Antonio Onetti, María Luz González Peña y Maribel Sausor, me comunicaron cuál era el objetivo de mi trabajo, investigar quienes fueron las personas que aparecían en ese listado y por qué habían sido represaliados durante la dictadura franquista. Un listado que se iniciaba en 1939 y finalizaba en 1945 donde aparecían los nombres de los que se tenía constancia como represaliados dentro de la SGAE. Por lo tanto, se acotaba la indagación al listado y a los años de la posguerra a modo de ensayo preliminar. Algunos casos eran muy conocidos por su repercusión política, social, económica o artística, como Miguel Hernández, Antonio Machado o Manuel Azaña. Sin embargo, hubo otros nombres de los que se carecía toda información más allá de su número de asociado. Lo primero que hice fue cotejar el listado con el Portal de Archivos Españoles y la documentación recopilada por María Luz González Peña. En los ocho archivos del Estado solo tuve un resultado positivo en las búsquedas en tres, el Archivo Histórico Nacional, el Archivo General de la Administración – en Madrid y Alcalá de Henares, respectivamente – y, sobre todo, el Centro Documental de la Memoria Histórica en Salamanca. Hubo un cuarto archivo estatal, el Archivo de la Nobleza en Toledo donde se localizó un único expediente, que aportó poca información a la investigación.

En el Archivo Histórico Nacional encontré, gracias al buen hacer del personal de este centro, documentación muy variopinta. Desde informes de posibles corruptelas de autores que habían pertenecido al cuerpo diplomático, hasta las acciones judiciales del abogado y diputado Eduardo Barriobrero, también autor, pasando por pleitos entre autores o expedientes académicos. Una información social, laboral, educativa o económica muy rica que aportó a la investigación aspectos biográficos de los múltiples perfiles de los socios que dieron forma a la SGAE. Esta información se complementó muy bien con la obtenida en distintas búsquedas en el Archivo General de la Administración. En este archivo se localizó un importante fondo fotográfico de gran calidad y de múltiples autores y autoras, como los hermanos Álvarez Quintero o Melchor Rodríguez.
No obstante, el objetivo no solo era saber quiénes habían sido estos socios y socias de la SGAE sino saber porque habían sido represaliados por la dictadura franquista. El centro donde podría seguir aumentando el conocimiento de la represión franquista entre 1939 y 1945 hacía los socios y socias de la SGAE, el Archivo General e Histórico de la Defensa, en Madrid. En este centro localicé un importante volumen documental relacionado con los procesos judiciales contra los autores y autoras. Procedimientos que se abrieron no tanto por su labor artística sino por su actuación social y política durante los años de la Segunda República y la guerra civil. El contenido de los mismos me ayudó a comprender el ejercicio de la represión franquista contra estas personas y las sentencias a las que fueron condenados, la mayoría a penas de cárcel, donde padecieron el hacinamiento, el hambre, la falta de higiene y, en algunos casos, distintas formas de castigo, incluso torturas. También se dieron casos de ejecuciones, como la del escritor Pedro Luis de Gálvez López o el director de La Traca Vicente Miguel Carceller. La documentación custodiada en este archivo fue clave para entender las motivaciones que guiaron las denuncias y consejos de guerra durante la posguerra.
En este punto de la investigación fui requerido en la SGAE donde se me informó sobre la posibilidad de ampliar la temática a tratar. En dicha reunión se me notificó el deseo de ampliar el estudio a los años de la guerra civil incluyendo la violencia revolucionaria de los primeros meses y la represión ejercida por las autoridades republicanas sobre autores y autoras de la institución. El objetivo, por tanto, cambiaba, ya no era estudiar la represión franquista contras las personas que formaron parte de la SGAE, sino que se ampliaba a otros contextos, como la guerra civil, y a otros modelos de violencia que requerían un estudio diferenciado. Las diferencias entre las lógicas de la violencia durante la guerra civil fueron muy dispares, así como los métodos, objetivos y responsabilidades.

Asumí la nueva tarea revisitando todos aquellos archivos ya visitados encontrando, sobre todo, material fotográfico del nuevo listado de nombres. También algún dato biográfico en el Archivo Histórico Nacional, pero poca cosa. En este punto decidí acudir al archivo estatal que me quedaba pendiente, mientras buscaba en la bibliografía más información sobre este tema. En el Centro Documental de la Memoria Histórica, gracias a la ayuda inestimable de su personal, pude consultar un importante volumen de información sobre todos aquellos autores y autoras del listado de los que se tuvo referencia que fueron investigados por el franquismo. Se encontraron carnets, documentación de las organizaciones y espacios donde militaron, correspondencia incautada, informes tanto de la administración republicana como del Ejército Popular de la República, y cualquier documentación que las autoridades franquistas considerasen evidencia de desafección a la dictadura. La documentación más relevante para el objetivo de la investigación fue los informes y resoluciones del Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo. Fue la primera documentación que mostraba la represión ejercida por los franquistas contra autores y autoras, siendo, en la mayor parte de los casos, su único delito el haber militado en alguna organización que luchó por defender la República. De esta forma, la dictadura criminalizó actos políticos, sindicales o, sobre todo, en el caso de las mujeres, morales.
Agotada la vía de los archivos estatales acudí a los archivos locales para intentar encontrar información de todos los autores y autoras del nuevo listado (1936-1945). Principalmente, fueron dos, el Archivo de Villa y el Archivo Regional de Madrid. En ellos encontré poca información y, sobre todo, apoyo a la que ya se tenía, destacando las fotografías aportadas en las búsquedas del Archivo Regional de Madrid. Ante los tiempos barajados redacte un primer borrador para saber si estaba bien encaminada mi investigación y los resultados obtenidos eran los deseados, dentro de la disposición de la documentación – que marca los resultados de las investigaciones –, el plazo de tiempo establecido y para los fines fijados.
Tras la revisión de este primer borrador me comunicaron que debía de establecer una mayor relación de las personas citadas en el trabajo con la SGAE. Para poder llevarlo a cabo conté con la inestimable ayuda de María Luz González Peña que me facilitó información sobre la vinculación de los autores y autoras de los listados con la institución. Aspectos como el número de socio, la categoría o las fecha que se inscribió. Con esta información, la aportada por las hemerotecas consultadas y con la bibliografía leída me dispuse a cerrar el segundo borrador. Tras una última reunión en mayo de 2023 se perfilaron los últimos retoques al texto. De esta forma, el trabajo culminó con la entrega del borrador final en junio-julio de 2023. Un texto que, en principio, iba a ser el catálogo de la exposición reuniendo solo los frutos de esta investigación. No obstante, a lo largo de estos años, y siempre a través de María Luz González Peña fuimos puliendo pequeños aspectos fruto de las nuevas publicaciones sobre autores citados realizadas entre el verano de 2023 y, sobre todo, finales de 2024. Ante la demora en la presentación del libro y la exposición, consideré que se debía a problemas para reunir materiales para la segunda. Con el paso del tiempo llegué a pensar que el proyecto no iba a ver la luz hasta que a finales de 2024 me solicitaron una revisión del texto. En este punto es cuando se me informó de la pronta inauguración de la exposición y la publicación del libro y que será un trabajo coral.

No supe hasta la publicación quienes iban a ser el resto de los autores o la temática a trabajar en sus respectivos capítulos. A su vez, tampoco supe nada de la estructura de la exposición y que materiales se iban a usar. En definitiva, cuál iba a ser el enfoque tanto del libro como de la exposición. De todo ello me enteré el día de la inauguración de la exposición y presentación del libro. Desde mi punto de vista, creo que el trabajo adoleció de una crítica hacía la guerra civil como fruto de un golpe de Estado que produjo la ruptura de la legalidad republicana, y una dictadura que se basó en la implementación del terror, como recientemente a trabajado Eduardo González Calleja e importantes historiadores e historiadoras como Julián Casanova, Ángel Viñas, Irene Abad, Paul Preston, Zira Box, Gutmaro Gómez Bravo o Ángela Cenarro entre otros.[1]1
Otro aspecto que considero problemático es el de incluir la violencia que se produjo en la retaguardia republicana durante el conflicto. Al exponer ambas violencias se corre el riesgo de equipararlas. Es necesario realizar comparaciones entre las lógicas de la violencia entre ambas retaguardias. Sin embargo, si esta comparación no está precedida de un riguroso y exhaustivo estudio de la violencia, el contexto donde se desarrolla y sus características definitorias acabamos cayendo en el equívoco de que todos fueron iguales, perdiendo de vista aspectos tan relevantes como las motivaciones o las responsabilidades. Extendiéndose al acontecimiento bélico donde se desarrolló esta violencia y represión, podemos llegar a la conclusión, totalmente errada y falsa, de que ambos contendientes fueron culpables. Otra conclusión a la que nos puede conducir este planteamiento, igual de falsa que los anteriores, es que la represión franquista estuvo motivada por la violencia en la retaguardia republicana. Estos aspectos son, desde mi punto de vista, las principales carencias del presente estudio. La rigurosidad no está reñida con la difusión y divulgación. Todo lo contrario, ayudan a comprender la complejidad del pasado.
En definitiva, y según mi opinión, investigaciones realizadas con rigurosidad y deseo de conocimiento científico, como la presentada en el presente artículo, que se ven desmerecidas por el enfoque. A su vez, creo que se ha perdido una gran oportunidad de generar un espacio de debate que dé a conocer como vivieron algunos socios y socias la represión franquista de manos de sus familiares. Haber acompañado la exposición y la publicación con sesiones de debate de historiadores e historiadoras junto a familiares habría ayudado a conocer mejor el pasado, abriendo el camino a nuevas investigaciones y fuentes. Lo que demuestra este trabajo es que queda mucho por hacer. La SGAE tiene la capacidad de generar su propio espacio de debate y reflexión dando a conocer el pasado de sus socios y socias a través de los trabajos que se impulsen desde la institución como las investigaciones realizadas desde otros organismos. No obstante, espero que esta investigación sirva a su propósito de fomentar el estudio de la represión franquista sobre los miembros de la SGAE durante la guerra civil y la posguerra.
- Eduardo González Calleja: Política y violencia en la España Contemporánea II. Del Cu-cut al Procés (1902-2019). Madrid, Akal, 2024; Julián Casanova: La Iglesia de Franco. Barcelona, Crítica, 2022; Ángel Viñas: La otra cara del caudillo. Barcelona, Crítica, 2019; Irene Abad: A las puertas de la prisión: de la solidaridad a la concienciación política de las mujeres de los presos del franquismo. Barcelona, Icaria, 2012; Paul Preston: Franco, caudillo de España. Barcelona, Debate, 2025; Zira Box: La nación viril. Género, fascismo y regeneración nacional en la victoria franquista. Madrid, Alianza, 2025; Gutmaro Gómez Bravo: Los descendientes. Un siglo de historia y memoria familiar. Barcelona, Crítica, 2025; Ángela Cenarro: La sonrisa de la falange. Auxilio Social en la guerra civil y en la posguerra. Barcelona, Crítica, 2005. ↩︎

