El original ensayo imagina a la provincia de Zamora como una entidad autónoma de carácter colectivista y libertaria. Este utópico lugar es la Comuna Antinacionalista Zamorana (CAZ), que se declara fundada mediante el citado escrito. Y las 60 páginas del Manifiesto de la CAZ forman un panfleto político anónimo, ya que ningún autor estampa su firma, pero donde inevitablemente es reconocible la huella del polifacético profesor, filólogo y pensador zamorano Agustín García Calvo (1926-2012).
El texto fue publicado en 1970 durante el exilio del escritor zamorano en París, víctima de la persecución del régimen franquista contra los intelectuales críticos que denunciaron los abusos de la dictadura. Y la CAZ era propuesta como una Arcadia feliz donde el individualismo, el Capital, las ideas fanáticas, los nacionalismos, las injusticias y cualquier forma de Poder o Autoridad eran superados. La particular filosofía ácrata de García Calvo se mostraba así en su máximo exponente en este Manifiesto de la CAZ.
Agustín García Calvo fue uno de los grandes filólogos españoles de su época y no descuidó la reflexión sobre el idioma en su ensayo. El capítulo quinto del Manifiesto, titulado “La cuestión del lenguaje”, se ocupó de su peculiar forma de entender las hablas provinciales. Y esas páginas, especialmente, serán las analizadas para efectuar esta reseña.
El capítulo comienza situando la realidad lingüística contemporánea de Zamora, una provincia en la cual se produjo la extensión de la lengua castellana desde hace ya siglos. Sin embargo, reivindica para la CAZ «una cierta independencia y peculiaridad lingüística». Señala a Zamora como «una pequeña Babel» donde confluyen «el viejo dialecto leonés (…), las hablas gallego-portuguesas del Oeste y Noroeste, por otras castellanas por el Este, de una manera parecida a como ahora se cruzan en los pueblos de Sanabria todavía los restos del leonés».
A partir de ahí recoge una serie de interesantes peculiaridades lingüísticas zamoranas: el arcaísmo del castellano hablado, la singularidad en varios rasgos morfofonémicos y gramaticales, además de un atractivo listado de vocablos, escuchados aún hoy con asiduidad en la capital provincial, que hacen de ese vocabulario zamorano explicado por García Calvo una verdadera delicia lectora. Arroñar, cuzo, fato, fréjol, meca, modorro, morceña, remejer, riestra, teso o zuda, son solo algunas de las palabras zamoranas definidas con pasión en el Manifiesto de la CAZ.
Asimismo, insiste en la evolución del lenguaje relacionado con los hablantes que lo modifican y en su carácter interclasista, «tendrán que acudir los que colaboren en esta empresa de recreación del dialecto zamorano tanto a las bocas campesinas como a las bocas del subproletariado y yuxtaproletariado desclasado».
El escrito de la Comuna Antinacionalista Zamorana continúa siendo una bocanada de aire fresco ante el pensamiento dominante. Y el análisis de la lengua tiene en el texto también un peso importante. Un necesario e iconoclasta manifiesto que nos incita a procurar otro mundo mejor, lejos de las miserias cotidianas de nuestra sociedad posmoderna.

Manifiesto de la Comuna Antinacionalista Zamorana
Autor: C.A.Z.
Editorial: Editorial Lucina.
Año: 1987 (quinta edición).
Páginas: 60.


