Ejército Exilios PCE PSUC

Los españoles de la Academia Militar Frunze de Moscú

Preámbulo

Visto el abandono existen en los programas educativos al respecto de la guerra civil española, no es muy descabello imaginar que los alumnos puedan pensar que, una vez concluida la guerra civil española en abril de 1939, todo concluyo. De ser así, significaría dejar en el olvido la odisea padecida por los miles de ciudadanos españoles que pasaron a engrosar el exilio, alimentado de forma mayoritaria tanto por combatientes como por civiles. Es por ello por lo que cualquier estudio sobre el exilio sea en sí mismo un viaje por el mundo de la dignidad.1

No olvidemos que, en Francia, con la última avalancha de huidos, se asilaron aprox. unas 350.000 personas. En el norte de África unas 12.000.2 Sin olvidar la epopeya de los 33.000 niños españoles, que fueron repartidos por diferentes países: Francia, 20.000, Inglaterra, 4.000, Bélgica, 5.000, México, 455, Suiza, 800, Unión Soviética, 2.900 repartidos en dos expediciones.3 País último donde a la conclusión de la contienda española quedaron aislados forzosos marinos de la flota mercante española y pilotos que estaban cursando el curso correspondiente de capacitación, sin posibilidad alguna de poder retornar a España, colectivo que corrió una odisea poco divulgada.4

A la anterior emigración española en la URSS, después se sumó otra nueva emigración organizada en aquella ocasión por el PCE. En su caso limitada por orden de Stalin a unos 2.000 compatriotas más.5 En aquel caso compuesta en exclusiva por militares y políticos y sus respectivas familias, siempre y cuando estas tuvieran la suerte de residir en Francia en aquel momento, y por supuesto, todos ellos gente adicta al PCE, al saberse de primera mano que más de un colaborador los elegidos fue descartado por su vieja filiación anarquista.6

Con la salvedad de que dicho colectivo, por su implicación fortuita en un conflicto ajeno, sufrirá la pérdida de numerosas vidas, al iniciarse la II Guerra Mundial. Causadas por el hambre, las enfermedades o por combatir como voluntarios en el Ejército Rojo por una tierra de acogida que no era la suya propia. Exilio poco o casi nada estudiado y menos aún divulgado en los textos de Historia, salvo por autores actuales rusos. De ahí surge la oportunidad actual de poder dar a conocer la aventura que corrieron un puñado de españoles en la Academia Frunze de Moscú.

Los exiliados del PCE

Concluida la guerra civil española, los españoles elegidos por el PCE en Francia, salieron por vía marítima camino de la URSS a mediados del mes de abril de 1939.7 A su llegada a Leningrado, hoy San Petersburgo, fueron trasladados en tren hasta Moscú, y sin más protocolos, fueron llevados en autobuses a una casa de reposo que poseían los Sindicatos llamada Planiérnaya, que estaba situada a las afueras de la ciudad, rodeada de bosques y con un río, donde pudieron descansar. Siendo el comentario general que durante el trayecto en tren la gente rusa que habían visto en las estaciones en general parecía angustiada o malhumorada. Motivo que les dio en poder pensar que la felicidad en el país de los soviets parecía que todavía no se había alcanzado.

En la casa de reposo, la sorpresa general entre los españoles fue que las habitaciones se repartieron en función de si eran mujeres u hombres, destinando las niñas pequeñas con las mujeres y los niños pequeños con los hombres. Reparto que en principio generó comentarios jocosos, dado que la mayoría de los matrimonios españoles presentes habían estado separados físicamente durante toda la guerra civil española, y ahora parecían volver de nuevo a lo mismo, al temido celibato.

Circunstancia que desencadeno una serie de comentarios jocosos: “Menos mal que tenemos cerca el bosque”… “Si, pero hay que esperar que se derrita la nieve…. De mientras podemos hacer turnos…”. Al final algunos “privilegiados” consiguieron habitaciones compartidas con otra pareja, lo resultó ser casi un lujo asiático, de compararse con los dormitorios colectivos.

A su llegada algunos de recién aterrizados, por las fechas, tuvieron la oportunidad de poder ver a Stalin en persona, sentados cómodamente en una tribuna situada a la derecha del Mausoleo de la Plaza Roja, al haber sido invitados a presenciar el desfile conmemorativo del 1 de Mayo de 1939. Desfiles que con el tiempo servirían a los españoles de termómetro político, al ver aparecer o desaparecer de la tribuna de autoridades conocidas figuras políticas, cambios que siempre obedecían a las famosas “purgas”, tan populares en aquellos tiempos.

Pero cuando Stalin hizo se aparición, resultó que este, para sorpresa de los españoles era pequeño de estatura, marcado de viruelas y con un gesto hosco y nada atractivo. Descubriendo así los españoles que las fotos que corrían del personaje habían sido retocadas de forma conveniente, por el aparato de propaganda.

A ello se unió el hecho de que cuando Carmen Parga, la esposa de Tagüeña, lo vio exclamó casi chillando “¡Pero que pequeño es!”, Comentario que su marido cortó en seco tapándole la boca con la mano, al reparar de que había cosas que en la patria del proletariado no se podían decir en voz alta.

Otra cosa que descubrieron los españoles fue que la vida modesta que llevaba el colectivo era en realidad una vida de privilegiados, de compararla con la de los empleados de la casa de reposo, que trabajaban para ellos. Y el detalle se descubrió al poco tiempo, cuando el director de Planiérnaya les hizo saber que las empleadas de la cocina estaban muy molestas, porque los españoles echaban azúcar en las tazas, y como no se disolvía bien, ellas lo encontraban al lavarlas. Recordándoles el director, que a menudo aquellas mismas mujeres no tenían azúcar para sus propios hijos. Prueba de las carencias de la población rusa.

Reparto del del grupo entre dos academias militares

Aquel exilio, planeado en Francia por la dirección del PCE, comportó en el caso concreto de los militares, todos ellos veteranos del Ejército republicano, que se realizara una selección previa del grupo humano que lo debería formar. Selección que a su vez se vio subdividida en dos grupos muy diferenciados. Ya que el primero y más numeroso, tendría que ser el de los oficiales procedentes de las Milicias Populares, cuya característica principal había sido su escasa o nula preparación militar previa a la contienda, pero destacando al final por su intuitiva visión de la guerra. Mientras que el segundo, el menos numeroso, estaría formado en exclusiva por los militares de carrera.

En el caso de los militares procedentes de Milicias, desde el principio se tuvo la idea de ingresarlos en la Academia Superior del Ejército Rojo “M. V. Frunze”, con el objetivo de formarlos para el futuro. Ya que aquel centro docente militar estaba organizado, no como una escuela de graduación militar al uso y al estilo de las academias militares occidentales, sino como una escuela de postgrado para oficiales ya experimentados, como era el caso de los españoles, que siendo civiles se habían curtido militarmente en España.

De aquel modo en el caso del grupo de las Milicias, a la hora de selección del personal los seleccionadores tuvieron muy en cuenta el origen social de cada individuo, y por lo mismo se dio preferencia a obreros y campesinos, frente a empleados cualificados o intelectuales, con alguna que otra salvedad, tanto para lo bueno como para lo malo. Ejemplos de ello fueron los casos de Manuel Tagüeña como ilustrado, ya que poseía una carrera universitaria previa, era Licenciado en Ciencias Físico Matemáticas por la Universidad Central de Madrid, a diferencia de Valentín González, alias “El Campesino”, en su caso un auténtico iletrado, y no por ello exento de rasgos de un notable valor, de ahí su fama en la prensa republicana de la época.

A diferencia de los anteriores, los militares profesionales que fueronseleccionados quedaron reducidos, cosa curiosa, únicamente a 6, que ingresaron en la Academia de Estado Mayor K. E. Voroshilov, encabezados por el general Antonio Cordón, que en aquel momento vio a su pesar reducido el grado que poseía en el ejército español , al pasar de ser general español a simple coronel ruso. 8

A la hora de la selección, también se tuvo muy en cuenta, en el caso concreto de los alumnos de la Frunze, que hubiera representantes de todas las armas que habían luchado en la contienda española: infantería, artillería, ingenieros, tanquistas y marinos, aspecto que habrá que reconocer se respetó. Del mismo modo que también se pensó que en el grupo deberían estar representados los distintos frentes de la guerra de España en los que habían luchado, circunstancia que les había proporcionado la experiencia que evidentemente poseían los candidatos. Sin olvidar incluir en el futuro grupo de candidatos a elementos que militaban en el PSUC, pensado el PCE en la conveniencia de que dicha formación política hermana, debería tener su correspondiente representación.

Del mismo modo que resultó inevitable que los seleccionadores, cuyos nombres concretos se desconocen, se inclinaran a la hora de tener que elegir, por designar a candidatos a los que ya conocían con anterioridad. Del mismo modo que se fueron descartando a los candidatos que en alguna ocasión se les habían enfrentado durante la guerra. Falta de equidad a la que se unió el malestar producido por la propia lucha interna que estaba empezando a aflorar dentro de la dirección del PCE.

Clima enrarecido que dará como resultado que cuando uno de los bandos en disputa proponía a un candidato, el otro siempre intentaba rechazarlo. Conjunto de circunstancias que explicaría la baja calidad académica de algunos seleccionados, ya que en alguno caso concreto incluso fue impuesto a la fuerza por los propios soviéticos. Lo que explicaría que al final determinados personajes no dieran la talla, al no tener la capacidad necesaria para poder asimilar las enseñanzas que se les impartieron.

El plan de estudios de la Frunze

Al ingreso de los españoles, el método de estudios en la Academia Frunze se basaba, de forma fundamental, en una serie de conferencias impartidas por los mejores especialistas de las materias presentes en el programa. Materias que los intérpretes traducían íntegramente del ruso.

Poco tiempo después se iniciaron los ejercicios tácticos realizados sobre plano. Prácticas que al principio se realizaban cómodamente reunidos los alumnos alrededor de una mesa y en las propias aulas. Anomalía que pronto se subsanó al llegar órdenes superiores, dando instrucciones de impartirlas sobre el terreno, por los bosques de los alrededores de Moscú. Momento en que los españoles empezaron a ser conscientes del terreno donde se movían y del frio tan espantoso que había en aquel país, bastante más superior que el peor de España.

El programa del curso se inició a escala de batallón en sus tres aspectos (marcha, ofensiva, defensiva) y en medio los alumnos se las ingeniaban como podían para intentar aprender a marchas forzadas el ruso, siendo una minoría los que finalmente lo lograron. Una de las materias básicas de la Academia era la Historia, tanto la del Partido Comunista (Bolchevique) como la del Arte Militar, con conferencias bien documentadas, donde se daba a los alumnos una amplia visión, pero esquemática, de las diferentes planificaciones adoptadas en combate por las grandes figuras militares de la Historia.

Pero lo que más sorprendió a los alumnos españoles, en particular a los más ilustrados, fue el observar en las lecturas que realizaban, que se exageraba en exceso el papel de la intervención de Stalin durante la guerra civil. O la cantidad de adjetivos admirativos que el dictador había acumulado con el tiempo, y que la gente española avisada descubría, al venirle a la mente sus lecturas en España sobre la guerra y la revolución rusa, que en ellas el nombre de Stalin apenas se mencionaba.

Nuevas versiones historiográficas que de forma benévola se podían justificar en aquel momento, como de mera conveniencia política, pero fundamento de lo que con el tiempo se calificara como “culto a la personalidad”. Pero siempre y cuando el lector ilustrado hiciera abstracción, dejando en el olvido que el creador y organizador del primitivo Ejército Rojo había sido Trotsky. Personaje que en aquel momento estaba acusado de haber saboteado los “geniales” planes de Stalin., aspecto que sorprendió a los españoles.

Los alumnos españoles del curso

Según el testimonio de Manuel Tagüeña,9 el grupo español de la Frunze finalmente había quedado formado en principio por 30 oficiales del Ejército Popular español,10 procedentes todos de las Milicias, que fueron agrupados en tres secciones. Bajo el mando respectivo de Ramón Soliva Vidal, cuya sección quedo compuesta por Lino Carrasco, Francisco Sánchez Tomás, José Sánchez, Marcelino Usatorre, Santiago Aguado, Rafael Menchaca, Enrique Victoreno, y José Vela.

La dirigida por Enrique Lister Forján, estaba integrada por Antonio Ortiz, Francisco Romero Marín, Ángel Muñoz, Artemio Precioso, José Bobadilla, Baldomero Garijo, Máximo Frutos, Joaquín Rodríguez. Y la tercera en su caso a cargo del propio Manuel Tagüeña, estaba formada por Juan Guilloto “Modesto”, Pedro Mateo Merino, Antonio Beltrán, alias “El Esquinazao”, Jerónimo Casado, Rafael Alhama, Miguel Boixó, Vicente Carrión, Joaquín Feijoo, Valentín González , alias “ El Campesino”.

Los profesores y la despersonalización del individuo.

En cuanto al profesorado, el docente que se asignó a la primera sección fue el polaco Karol Swerczewski, personaje muy conocido en España bajo el sobrenombre de “general Walter”, que en su caso mandó la XIV Brigada Mixta y la 36 División Internacional. Y en el caso de la tercera, el docente asignado fue Malinowski, más conocido en España como “Manolito”, personaje que participó en la defensa de Madrid, en la brigada Lister, que, con el tiempo, en 1957 sería ministro de Defesa de la URSS. Desconociéndose el docente de la segunda sección pues Tagüeña no lo cita en su obra antes reseñada.

La primera medida que se tomó con los alumnos españoles a su llegada fue la de retirarles toda la documentación española que llevaban, papeles identificativos que ya no vieron nunca más. A la par que se les solicitó que redactasen sus biografías respectivas lo más detalladamente posible, en este caso para conocimiento de las autoridades soviéticas. Dado que las españolas ya poseían aquella misma información, al haberla solicitado a cada individuo en el momento mismo de su ingreso en el PCE.

Así en la nueva documentación soviética que se les proporcionó, los nombres y apellidos respectivos y en todos los casos habían sido “rusificados”. Por poner ejemplos, Manuel Tagüeña Lacorte, se convirtió en: Mijail Miyálovich Tarásov. Y en el de Antonio Beltrán Casaña, alias “El Esquinazao”: Anton Antonovich Bioloserov

El siguiente problema que se generó en la Academia fue el tener que asignar nuevos grados militares a los alumnos españoles, graduación militar que a la fuerza tendría que adaptarse a la escala militar soviética. Dado que de dicha graduación dependía en todos los casos el salario mensual que deberían cobrar, y con el cual deberían mantenerse. Con la salvedad que los uniformes y la ropa interior la ponía el Estado, pero el resto se lo debería pagar el alumno de su bolsillo.

La excepción fue la vivienda. Puesto que la misma, después de un tira y afloja, y al vivir un tiempo en los pasillos de la propia Academia, con mantas separadoras según la familia, les fue adjudicada en unas casas recién construidas en Bolshaya Kalúszhkaya, un lugar situado muy cercano a la Academia de Ciencias de la URSS y a un lado del Parque Máximo Gorki, donde en cada apartamento se instalaron a tres familias españolas, pero con el baño y la cocina como elementos comunes.

Reajuste de grados que llevó a Enrique Lister a recibir el grado de “Kombrig”, muy similar al de coronel en España. A la inversa de todo el resto del colectivo, a los cuales se les adjudico el grado individual de “mayor”, equivalente en España a comandante, lo que significó igualar a todos los alumnos. De hecho, en la URSS el grado de teniente coronel en aquel tiempo todavía no existía, pero grado que ya poseían cinco de aquellos alumnos españoles desde la lejana época de la guerra de España.11

El ambiente dentro del PCE

La comidilla en la Academia eran las constantes intrigas, reflejo de la situación general de los emigrados dentro del partido, a causa de las disputas que tenían lugar en la propia dirección, enzarzada en una lucha de camarillas, que se veía agravada al no tener la organización una cabeza visible efectiva. Oficialmente José Díaz seguía siendo el secretario general, pero su influencia empezaba a ser nula, y Dolores Ibárruri no estaba por la tarea. De hecho, Jesús Hernández había marchado a Suecia junto con Joan Comorera, donde se instalaron a la fuerza, al ver interrumpido su viaje a América a causa de la guerra, y el secretario de Díaz, Enrique Castro andaba casi mano sobre mano.

Al caos general se unió las constantes pugnas dialécticas entre los propios alumnos, divididos en dos bandos antagónicos. “Los intelectuales” con un cierto nivel de estudios anteriores, como era el caso de Tagüeña, con título universitario, o el de Pedro Mateo Merino y Artemio Precioso que eran estudiantes en España, a los que se unieron antiguos empleados, técnicos y obreros cualificados, que se veían constantemente enfrentados al que Tagüeña calificaba como el “grupo de semi analfabetos por vocación”, que en general eran los que obtenían las calificaciones más bajas en sus estudios.

En aquel caso encabezados por Modesto y Lister, gente con evidente experiencia al haber sido ambos en su tiempo alumnos de la Escuela Leninista de Moscú, que con un poco de esfuerzo personal podían haber seguido los estudios de forma aceptable. pero según Tagüeña, les fue más cómodo ponerse a la cabeza de los más retrasados. Y después llegó la rivalidad entre ellos, en aquel caso en su lucha por encabezar el grupo de españoles.

Noticias con cuentagotas y reajustes

Estantes ya en la Academia los alumnos españoles tuvieron noticias del final de la primera guerra entre Rusia y Finlandia el 13 de marzo de 1940, con la victoria del bando ruso, y por la prensa se enteraron también de la invasión alemana de Dinamarca y Noruega el 9 de abril de 1940. O de la anexión de Besarabia y el norte de Bucovina en Rumania por el ejército ruso, el 28 de junio y 4 de julio de 1940. Anexión que Alemania había reconocido a la hora de firmar el Pacto Molotov-Ribbentrop de 1939, que daría lugar a la creación de la Republica Socialista Soviética de Moldavia, en agosto de 1940.

Sobre las mismas fechas, en julio los “cadetes” españoles fueron enviados de prácticas a Zlatoust, en los Urales, donde conocerán las saunas rusas, pasando a vivir en los inmensos bosques locales donde les devoraban los mosquitos, u observando que empezaba a haber cambios en el ejército, al exigir el saludo militar a todos los superiores, cuando antes solo era obligatorio en los momentos de servicio.

Un punto importante fue que se suprimieron los famosos comisarios políticos, que tan famosos se hicieron durante la guerra civil española, substituidos entonces “por suplentes del jefe para el trabajo político”, implantándose de aquel modo el mando único, al ser apeado del mismo el poderoso comisario. También se suprimieron varios artículos del reglamento redactados durante la revolución y guerra civil, que permitía las discrepancias a la hora de las ordenes, substituidos entonces por la orden de obediencia ciega. Corrían vientos nuevos. Estando allí se examinaron de táctica y de algunas otras materias, y a su vuelta a Moscú en los finales del verano, fue el momento que se dio por terminado el primero curso de estudios.

Momento en que muchos de los alumnos recibieron calificaciones muy bajas y en tres casos concretos, desastrosas. Como fue el caso del “El Campesino”, que evidentemente no estaba capacitado para seguir cursos superiores, y por ello se planteó la expulsión de los más retrasados. Momento en que Modesto intento deshacerse de Merino y Carrión. Maniobra en la que Lister no participó manteniéndose al margen. Finalmente, los señalados continuaron el curso, lo que significó la pérdida del poder por parte de Modesto, que desde entonces tuvo que contar con Lister en lo que después se denominaría “dirección colectiva”.

De los tres suspendidos se permitió seguir a Feijoo, pero El Campesino y otro alumno más fueron dados de baja. A partir de aquel momento Francisco Antón el compañero de Dolores, recibió la misión de controlar a los grupos de militares, misión que empezó a cumplir, siendo recibido por Modesto y Lister con indisimulada frialdad.

Estalla la II Guerra Mundial

Pero el problema no estaba en las escuelas militares sino entre los centenares de españoles que trabajaban en las fábricas, y que mal sobrevivan en medio de las restricciones a causa de guerra con Finlandia y la preparación de la que contienda que se avecinaba. Colectivo del que tuvieron que hacerse cargo Enrique Castro y Jesús Hernández, dada la precariedad económica de muchos compatriotas. Motivo por el cual se decidió que la gente española que vivía de forma aceptable contribuyese con una cota mensual, para ayudar a los compatriotas menos favorecidos. Acto de solidaridad que tuvo que aprobar el propio Comité Central del Partido Comunista de la URSS, al romperse con aquella iniciativa las normas establecidas para las emigraciones comunistas residentes.

En el país el ambiente era de tensión, tras la intervención de los alemanes en Hungría, Rumanía y Bulgaria, al apuntar todo a una inevitable guerra, dado que para Rusia los Balcanes eran considerados como zona de influencia, lo que apuntaba que el cacareado pacto germano-soviético estaba llegando a su fin. A lo que se unió la modificación de los grados militares, recobrándose el de cabo, sargento y suboficiales, o asegurándose en voz baja que en las fábricas se estaban fabricando nuevos modelos de aviones y tanques, o relanzando en pasquines y carteles las listas de los héroes tradicionales rusos, en algún caso ampliadas incluso con nombres de antiguos generales zaristas, recordando la prensa la pasada Historia militar de la Rusia zarista, en un intento de poner en valor el heroísmo o el espíritu de sacrificio.

Cuando los alumnos estaban llegando al final del segundo año de estudios se les pidió un trabajo escrito obligatorio, sobre la guerra de España. La mayoría se limitó a salir del paso, pero los que pidieron hacer algo más serio fueron autorizados a consultar documentos y mapas originales que estaban en el archivo secreto de la Academia. Lo cierto fue que la entrega de aquellos trabajos fue caótica, dado que siete de los alumnos tardaron un año justo en elaborarlo, cinco lo elaboraron en un mes, y en cinco más no constaba la fecha de elaboración y en otros cinco no consta que presentaran trabajo alguno. Lo que muestra que el número total de alumnos había bajado. De hecho, en la única foto que se conserva de aquel curso, de los 30 primitivamente seleccionados, únicamente aparecen 18.

En junio los alumnos españoles de la Frunze salieron de prácticas a un campamento, y después de tres días de viaje llegaron cerca de Krasnodar, al sur de Kuban, donde por la radio tienen noticias de que el día 22 de junio del 1941 que las tropas alemanas, después de deshacerse de las desorganizadas fuerzas de cobertura soviéticas, aunque esto último no se dijera textual en la noticia, están invadiendo la madre Rusia. Motivo por el cual se anuncia la movilización general. Por lo mismo la Frunze recibe orden de regresar inmediatamente a Moscú , y tras tomar un tren por asalto, consiguieron llegar a su destino con bastante retraso, dado el caos imperante.

La evacuación de la Frunze

De regreso a la Academia los españoles de la Frunze solicitan ser incorporados al frente. Pero la respuesta de Stalin al colectivo será de antología, al decirles que lo harían “cuando el ejército Rojo llegue a Paris”. Mientras tanto se enteran que los alumnos rusos de la Academia, que había salido de ella al ser enviados al frente, habían sido masacrados mientras dormían, en medio de un fulgurante avance alemán, al no avisarles los servicios de información de la ofensiva enemiga. Y según rumores, ya se empieza a hablar de la posible apertura de otro frente de guerra en Finlandia, pero lo más preocupante es que los alemanes se encuentran a tan solo 300 kilómetros de Moscú.

Por ello al colectivo no le cogió de sorpresa la orden de evacuación de la capital. En el caso de la Academia, el 9 de agosto les tocó salir primero a las familias de los alumnos españoles y a sus profesores, Y el punto de destino era la región de Penza, a 500 kilómetros al sudoeste de Moscú, un viaje que tendría que durar seis o siete horas. Pero el tren de los familiares no alcanzará su destino hasta el 18, o sea nueve días después, a causa de una serie de incidentes, y los muchos de los pequeños llegaron enfermos y deshidratados.

Con el paso de los días, en la Academia cada vez eran más los alumnos y profesores rusos que eran incorporados a las unidades de combate, y los alumnos españoles pasaron a desarrollar por orden del mando actividades propias de la defensa civil ante la avalancha de bombardeos alemanes que sufría la capital, mientras que la ciudad estaba cada vez más cercada por los alemanes. Finalmente, el curso fue disuelto y los españoles mezclados con los rusos, pasaron a formar parte de unos batallones destinados a ocupar las líneas de defensa, ante los rumores de que paracaidistas alemanes con uniforme rusos ya estaban dentro de la ciudad. Por lo mismo se decidió que a los españoles se les volviera a cambiar la documentación militar de identidad. Y que, manteniendo su filiación en ruso, se pusiera el lugar de nacimiento real de la persona, con lo que sería creíble que eran españoles, evitando así problemas. Y así se hizo.

Aquellos mismos días muchos de los españoles desperdigados por Moscú se fueron incorporando a un batallón de la NKVD siendo acuartelados cerca del Kremlin, y con ellos se formará la 4ª Compañía especial, compuesta exclusivamente por españoles, que fue incorporada al Primer Regimiento de la División motorizada de Asuntos Internos (NKVD) Unidad mandada por el español Pelegrín Pérez, y como comisario Celestino Alonso, y cuyos pelotones estaban a cargo Roque Selma, Américo Brisuela y López de la Fuente. Unidad española que merecerá en otra ocasión referir su historia con detalle.

En el caso de los alumnos de la Frunze a finales de octubre de aquel año se les citó una mañana en la estación, donde su tren estaba formado por grandes vagones de mercancías, pero provistos de literas improvisadas, a más dos estufas por vagón. Pero el vagón lo compartían con otro grupo de alumnos mongoles y tres oficiales letones. Finalmente emprendieron un viaje que duraría casi cuatro semanas. Durante el mismo se organizaron servicios de estufa y de cocina, o de compra de víveres cuando el tren se detenía en alguna estación. Pero el problema más grave era la falta de leña para la estufa que no paraba de consumir.

Destino Tashkent

El espectáculo en las estaciones era dantesco, ya que todas estaban repletas de pobres campesinos evacuados esperando un tren. O al verse aparcados en ellas grandes trenes cargados de tropas con destino a Moscú, o fabricas enteras, sobre vagones abiertos, con destino a Siberia, y al final los alumnos de la Frunce por fin conocieron el nombre de su destino, Tashkent en el Asia Central, lugar al que llegarían a finales de noviembre.

Conocido el destino, fue el momento en que plantearon al jefe militar del tren, que les permitiera ir a recoger a sus familias, misión que una vez autorizada se encomendó a Lister y a Joaquín Rodríguez que saliendo raudos a cumplir su misión, que no concluiría hasta el primero de enero de 1942, cuando después de cuatro meses de separación, y tras muchos tirar y aflojas las pudieron ubicar junto con ellos, pero compartiendo los improvisados lugares de reposo con otras gentes ajenas al colectivo.

Unos días antes el jefe de la Academia Militar de Tashkent le comunicó a Modesto, que, dada la situación general, el alto mando soviético había decidido que ya no habría más estudios para los españoles, Y por lo mismo había pedido instrucciones a sus superiores, y mientras no llegara la contestación oficial, una parte del grupo, empezaría a trabajar como profesores en dicha Academia. Y de momento se escogieron a los que mejor hablaban ruso y después de breve entrenamiento al tajo. Pero, de hecho, dada la escasez de personal docente, los españoles designados constituyeron la mitad de la cátedra de táctica. Las clases duraban ocho horas, y dos más por carreteras polvorientas para ir y volver de la zona de los ejercicios prácticos.

Las buenas noticias eran que los alemanes habían empezado a retroceder en Moscú ante

los ataques rusos de diciembre y estaban cediendo terreno. Todo ello gracias a la contraofensiva que había dirigido el general Zhukov. Y Stalin acababa de sacar a los popes de la cárcel y del olvido para que predicaran la guerra santa en nombre de Iglesia Ortodoxa y de la Madre Rusia. Ver para creer.

Las miserias de la guerra

Lo que no era tan glorioso era el estado lastimoso de los familiares de los españoles, mal alimentados y peor vestidos, y amontonados en una especie de cueva, que hacía tanto de refugio como de “residencia”, y que los españoles eufemísticamente llamaban “el sótano” y de ahí que entre las familias españolas empezaron a desarrollar epidemias de sarampión, de tos ferina o de bronconeumonía, o que tanto en los adultos como en los niños empezaron a aparecer síntomas de tuberculosis.

Y los españoles que hasta entonces se reían recordando que durante la guerra de España habían pasado privaciones, fue en aquel momento cuando empezaron a entender de verdad lo que era el hambre y las calamidades, ya que hasta los propios hijos de Lister o de Tagüeña las estaban padeciendo. Por poner un ejemplo, por familia solo tenían una única cuchara y no tenían ni siquiera jabón para poder lavarla. Y aquella triste cuchara la habían sustraído, en la mayoría de los casos, del propio comedor de profesores.

Por otra parte, salvo los pocos españoles que hacían de profesores, y que por lo tanto realizaban un trabajo útil, contrastaba con la mayoría del grupo de españoles, que se dedicaba a hacer tertulias, a recorrer los mercados o a jugar a las cartas. Por ello, la única excepción fueron seis españoles que fueron escogidos para que se incorporaran a las unidades guerrilleras rusas, como fueron los casos de Rafael Alhama Plaza, Lino Carrasco Ortiz, Jerónimo Casado Botija, Miguel Boixó Geli, Joaquín Feijoo Fernández, y Baldomero Garijo Villada, falleciendo en combate dos de ellos. En marzo, Modesto recibe un telegrama donde se le informa del fallecimiento de José Díaz en Tiflis.

El asunto de Dolores Ibarruri

Desaparecido Díaz en mayo de 1942, parecía lógico que fuera Dolores la que pasara a ser la nueva secretaria del PCE, tal como muchas biografías apuntan, pero no fue así, dada la repugnancia que tenían los dirigentes soviéticos a que una mujer fuera dirigente. Asunto que en el caso de Dolores se ha soslayado hasta hoy afirmando que fue nombrada para el cargo el 20 de marzo de 1942-43 (sic),12

Pero lo cierto fue que durante largo tiempo gobernó el PCE Jesús Hernández, pero no tardaron los soviéticos en intuir que determinadas posiciones políticas de Hernández estaban alentando la crítica dentro de la inmigración, así que cortaron por lo sano, mandándolo en 1943 a México junto con Francisco Antón, con la misión de organizar la delegación del PCE en aquel país.

Momento en que Dolores decidió marginarlo acusándolo de socavar su autoridad, y dividir al partido, o desprestigiando a la Unión Soviética. Por ello Hernández fue obligado a hacer una “profunda autocrítica”, y purgado de la dirección fue expulsado del partido en julio de 1944, momento en que Dolores tomó las riendas del PCE.

Mientras toda la historia anterior se está desarrollando , en noviembre de 1942 se inicia la gran ofensiva rusa en Stalingrado. Mediado diciembre, las unidades rusas al mando del general Vatutin, cruzan el Don y ponen en desbandada al ejército italiano, quedando así el general alemán Von Paulus abandonado a su suerte. Durante el mes de enero de 1943, las unidades alemanas cercadas en Stalingrado fueron metódicamente aniquiladas por las fuerzas soviéticas del Frente del Don, en lo que fue en realidad una batalla de exterminio, que concluyó con la rendición de Von Paulus a finales de mes. Aquella victoria soviética sacudió los confines de La Unión Soviética, al llegar la hora de liberar todo el territorio ocupado por los invasores. Por aquellas fechas empezaron a llegar rumores de que muchos españoles del batallón del NKVD habían perecido luchando como guerrilleros, y en algún caso concreto por error de cálculo del propio mando ruso, muriendo así dos antiguos alumnos de la Frunze.

El regreso A Moscú

A primeros de abril, el mando soviético decidió que los españoles tenían que regresar a Moscú, después de dos años de vagabundear por las estepas. El viaje de vuelta duró diez días, llegando a su destino con la primavera, y volviendo a ocupar sus antiguos pisos, con algún que otro problemilla, que pudieron solucionar, viendo horrorizados que sus antiguos muebles habían sido saqueados, pero en algún caso, varios de ellos tuvieron que coger unos pisos nuevos, por no discutir más con las nuevas autoridades.

La Academia Frunze se instaló de nuevo en un enorme edificio de la capital. Pero de los antiguos profesores españoles, no todos continuaron su labor docente. En mayo de 1943 el colectivo español se entera por la prensa que había desaparecido la Internacional Comunista. Y dentro del PCE continuaban las luchas por el poder.

Por la misma época aparecieron por la Frunze gentes del NKVD intentado reclutar a determinados españoles para los servicios de inteligencia, reclutando a Victorero y Rodríguez y Soliva, pero el único que continuo su preparación en una escuela especial fue Soliva, ya que los otros dos regresaron al fracasar en su entrenamiento. Entre los reclutados apareció una tal Caridad Mercader, lo que desconocía entonces el colectivo era que la Orden de Lenin que poseía Mercader era por la participación de su hijo, Ramón Mercader en el asesinato de Trotski en 1940.

En diciembre de 1943 los soviéticos decidieron ascender a algunos miembros de la Frunze como fue el caso de Lister y Modesto, o el de Cordón procedente de la Academia Voroshilov. Que fueron ascendidos al grado de generales, y al resto de alumnos los ascendieron un grado. Ascenso que se celebró con una fiesta que reunió a significados miembros del PCE, y con la candidatura del número uno aún vacante que espera ocupar Dolores Ibárruri. .

A primeros de 1944 Modesto reúne a los españoles de la Frunze para comunicarles la decisión del partido en cuanto hace a la dirección del colectivo de la Frunze, cargo que todo el mundo supuso le sería otorgado a Tagüeña, dada su categoría militar. Pero la sorpresa fue que el designado fue Antonio Beltrán Casaña, “El Esquinazao”. A la vista de aquel agravio Tagüeña, fue a ver a Dolores , preguntándole que tenía contra él. A lo que Dolores le contestó que había designado a Beltrán, porque el trabajo de Tagüeña en la academia no le dejaba tiempo para el cargo, y que procurara ayudar a Beltrán, al que consideraban peor preparado que él. Mientras tanto Beltrán es destinado de prácticas a una división de reserva en una zona próxima a la capital. Donde esperara inútilmente la orden de incorporarse al frente.

La dispersión

Concluida la guerra en mayo de 1945, y sin que Stalin los enviara a París tal como había prometido, Lister, Modesto y Cordón marcharon a Francia, del mismo modo que también partieron los componentes que habían sobrevivido del antiguo batallón de la NKVD, y con ellos y Francisco Romero Marín, a quienes señalaba el dedo sin voz de la emigración de ser agentes todos ellos del NKVD, y con ellos partirá también Antonio Beltrán Casaña, a los que seguirá Ramón Soliva Vidal.

A su llegada, Lister, Modesto, Beltrán, Romero Marín y Soliva, exalumnos de la Academia Frunze, se transformaron en cuadros de mando de la guerrilla antifranquista. Al ser dos de ellos nombrados jefes de dos sectores de pasos del Pirineo, Beltrán y Soliva. Mientras que Lister, Modesto y Cordón, serán nombrados responsables de la escuela guerrillera, Y Romero Marín será designado como jefe del grupo más especial del PCE, el del Servicio de Información Especial (SIE), dependiente del secretariado del PCE que se asentara en Toulouse.13 Lo que hace evidente que aquellos cargos de responsabilidad dentro del PCE eran fruto del paso de todos ellos por la Academia Frunze de Moscú.

Conclusión

De aquella estancia de los españoles en la Academia Frunze, queda como única constancia escrita los trabajos realizados por los alumnos a la conclusión del primer curso, depositados en el Archivo histórico del PCE, de los cuales se aprovechó en su día el trabajo de Antonio Beltrán, “El Esquinazao”. Titulado “Acciones defensivas de la 43ª División en el Pirineo aragonés”, Moscú, mayo de 1941.14 El resto sigue durmiendo el sueño de los justos.

Manuel Tagüeña Lacorte

1 Prólogo a la edición mexicana de 2007, de la obra Antes que sea tarde, de Carmen Parga.

2 Francesc Tur: Los otros refugiados: el exilio republicano en el norte de África, ser histórico, 26/12/2019; Bernard Sicot: El exilio republicano español de 1939 en Argelia, Exilio republicano español, 2019, pp.651-656.

3 Colectiva, Exilio, Catalogo Exposición Palacio de Cristal del Retiro, octubre de2002, Fundación Pablo Iglesias, Centro de Arte Reina Sofía.

4 Iordache Cârstea, L. (2022). El exilio de los pilotos y marinos españoles en la Unión Soviética. Trocadero. Revista Del Departamento De Historia Moderna, Contemporánea, De América Y del Arte, (25), 81–101. https://doi.org/10.25267/Trocadero.2013.Varios autores, Exilio, Fundación Pablo Iglesias, Madrid, 2002.

5 La cifra oscila según autor, y que según A.V. Elpátievsky, La emigración española en la URSS, Madrid 2008, la cifra era de unos 2.600.

6 Testimonio de Hilario Borau al autor.

7 Por otros autores se sabe que aquella misma primavera y verano también hubo grupos que partieron desde Argel camino de la URSS, op. cit. , p. 77.

8 Antonio Cordón, Trayectoria. Recuerdos de un artillero, Renacimiento, 2008.

9 Del cual hemos todo parte de su historia, al ser el personaje que más escribió sobre la peripecia española en la URSS. Que se verá reforzada por la obra escrita por su esposa, Carmen Parga, Antes que sea tarde. Renacimiento, México, 1996. Persona a la cual este autor tuvo la suerte de conocer en 1982.

10La cifra de 30 alumnos la da Manuel Tagüeña, en su obra: Testimonio de dos guerras, Oasis, México,1973. Pero según otro autor, el número era 28. En esta ocasión la cita es de Gregorio Morán, pero en su caso es un error, al dejarse en el tintero en su relación los nombres de dos españoles más: Rafael Aldama y Máximo Frutos. G. Morán, Miseria, grandeza y agonía del Partido Comunista de España, 1939-1985, Madrid 2017, p.42.

11 Teniente. Coronel: Antonio Beltrán Casaña; Enrique García Victoreno; Artemio Precioso Ugarte; Manuel Tagüeña Lacorte; Marcelino Usatorre Díaz.

12 Wikipedia, 1942; y en Historia Hispánica, RAHE, en 1944.

13 Según Elpátievsky, Romero Marín era general del Ejército soviético, coronel del NKVD, y durante la transición española responsable estatal de seguridad y miembro de los Comités Ejecutivo y Central del PCE. Op. cit, p.75, nº 93.

14 R. Ferrerons -A. Gascón, Huesca: la Bolsa de Bielsa, Fotografías 1938, , Huesca 1991.

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