Intro
Después del interesante artículo de Sergio Giménez Maíz para gallos: la financiación monárquica del primer fascismo español he tenido, por desgracia, constancia directa de que a través de canales de Telegram, políticos con representación institucional o colaboradores suyos filtran datos personales para hacer señalamientos. La prensa ha comenzado a denunciarlo y se resalta la cuestión de los datos personales desde las cuentas antifascistas de X/Twitter. Es en este contexto donde el presente artículo pretende resumir la evolución estratégica de los nuevos fascismos españoles.
La Guardia Mora y Franco “salvador de los judíos”
Suponemos que para horror de la fachosfera, la propia Fundación Francisco Franco recuerda que “el origen de las guardias o escoltas moras en España se remonta al reinado de Enrique IV de Castilla (1454-1474), cuyo monarca siempre había manifestado una gran atracción y predisposición hacia lo morisco”. En su libro Franco «Caudillo de España» Paul Preston nos relata lo que sucedía en 1936:
Y allí estaban ellos, los feroces guerreros de turbante y gritos a Alá, pisando la ciudad que no pudieron tomar en 1936. «¡Que vivan los moros!», coreaban a garganta llena algunos jóvenes al paso de los batallones de Regulares traídos para la guerra desde el protectorado marroquí. Ayudaron a Franco en su cruzada contra el ateo infiel, murieron «como chinches» en los frentes donde la lucha fue más encarnizada […] y ahora que el pueblo los aclamaba, los supervivientes se calcula que murieron más de 5.000, mutilados aparte creían empezar a saborear las mieles del triunfo. Las arengas de Franco habían sido inequívocas […] «Valientes soldados marroquíes, os prometo que cuando acabe la contienda a los mutilados les daré un bastón de oro».
Por otra parte, es sobradamente conocida la obsesión del dictador Franco con una supuesta conspiración judeo-masónica, aunque eso no le impidió después de la II Guerra Mundial el intentar venderse como “salvador de judíos”, como ya trató Francesc Tur en Ser Histórico. La política con los judíos fue absolutamente errática durante toda la dictadura, orientada en función de intereses geopoliticos espurios y de las paranoias del dictador.
Después del intento de lavado de cara antes aludido, al finalizar la II Guerra Mundial los judíos reaparecen en el relato del régimen como parte de la conspiración antiespañola, de nuevo enemigos. Los artículos de Franco en Arriba, firmados con el seudónimo de Jakin Boor, dan cuenta de todas las idas y venidas de la dictadura respecto a los judíos y su supuesto papel desestabilizador.
En lo que respecta a los ex-combatientes marroquíes, es importante resaltar que la Guardia Mora fue imprescindible en las primeras iconografías del régimen. Sin embargo, fueron borrados del relato oficial, esta vez sin vaivenes ni dudas, a partir del fin Protectorado Español de Marruecos y, ya de manera irreversible, con La Marcha Verde y la pérdida del Sáhara.
Nazis después del franquismo y antes de la islamofobia, pasando por el COVID
Si hay que reconocer algún mérito al nazi español Pedro Varela es que ha sido un pionero en los anti-vacunas fascistas. La “Plandemia” es ya un ingrediente obligatorio en todas las papillas nazi-conspiranoicas sobre las que cabalgan personajes como el eurodiputado Alvise, del que hablaremos más tarde. Y parece ser que ante la Viruela del Mono va a suceder algo similar.
Recordemos quién es Pedro Varela, uno de los nazis españoles más activos: dueño de la librería Europa en Barcelona (referente para neonazis y fascistas) ha acumulado varias condenas por negar la existencia de campos de concentración nazis. Fue el presidente del Círculo Español de Amigos de Europa (CEDADE), organización de referencia en la extrema-derecha española.
El antisemitismo de CEDADE fue tal que en 1978 calificó a Fuerza Nueva y Blas Piñar como agentes al servicio del sionismo (ver el imprescindible trabajo de Xavier Casals La ultraderecha española: una presencia ausente (1975-1999)). Profundizando en esa línea antisemita y antisionista, en el siglo XXI el Movimiento Social Republicano (MSR) -organización neonazi ya desaparecida y heredera ideológicamente de Varela y CEDADE- era explícita en su apoyo a Palestina. Manuel Herrera-Usage apunta que en EEUU sigue habiendo antisemitismo, como puede representar Nick Fuentes, líder del movimiento neo-nazi americano y supremacista blanco, junto a personajes como Andrew Tate, Dan Bilzerian o Candance Owens.
Del asalto a la librería Blanquerna al Noviembre Nacional
Relegado el antisemitismo a una cuestión casi folclórica dentro de la extrema-derecha, esta ha experimentado en torno al independentismo catalán una presencia en medios que no había tenido nunca. Primero en el 2013 con el asalto a la librería Blanquerna por parte de “La España en Marcha”, integrada por los partidos Alianza Nacional, FE-La Falange y Democracia Nacional. Al grito de “no nos engañan, Cataluña es España” se asaltó un acto en la librería Blanquerna en la fecha de la Diada, ataque que supuso condenas a 14 personas (nadie entró en prisión) y casi la ilegalización de Alianza Nacional.
Pero el verdadero estallido se produjo en el autodenominado Noviembre Nacional en 2023. Las negociaciones entre el PSOE con ERC y Junts para lograr un pacto de investidura que incluyera la amnistía para los políticos y funcionarios independentistas, propiciaron sobre todo en Madrid, niveles de movilización y coordinación inéditos (incluyendo choques con la policía). Se llegó a hablar de un cambio cultural en la derecha española, donde volvían a aparecer elementos vinculados al catolicismo, algo desechado por gran parte de la extrema-derecha desde los mítines de Blas Piñar y Fuerza Nueva. Pero viejos elementos conviven junto a otros nuevos, como un discurso anti-monárquico presente sólo en partidos como el MSR. O la novedad de incluir repertorios de acción tomados del ciclo del 15M, como el fallido intento de un Rodea el Congreso “nacional” el 8 de noviembre.
El giro a la islamofobia y el apoyo al estado de Israel
La fascista Isabel Peralta es una de las personas que personifican mejor a la nueva extrema-derecha. No tiene problemas en ponerse el uniforme de la División Azul en un acto folclórico donde, además de tener protagonismo su mandíbula incontrolada, declaraba que “el judío es el culpable”. Tiene prohibida la entrada en Alemania y participó en el llamado Noviembre Nacional con el desaparecido grupúsculo neonazi Bastión Frontal. Antes del efímero Noviembre Nacional, Bastión Frontal se manifestaba en la Embajada de Marruecos azuzando la violencia contra árabes y musulmanes, lo que le valió una denuncia por delitos de odio.
La otra persona que ejemplifica estos cambios es el incombustible Pedro Varela, que generó consternación en los grupúsculos neonazis clásicos al asistir a un mitin de VOX. El apoyo explícito de un partido de extrema-derecha a Israel era algo impensable hace algunos años, más si tenemos en cuenta que en las filas de VOX hay numerosos neonazis. En la actualidad es imposible rentabilizar el antisemitismo políticamente, como ya tuvo claro el Frente Nacional en Francia (LePen emula a Franco como falsa amiga de los judíos). El apoyo a Israel y el desprecio al pueblo palestino se entienden en los cálculos electorales donde el racismo y la xenofobia sí que se perciben como algo a rentabilizar, sobre todo amortizado ya el Noviembre Nacional.
Para finalizar, hablamos de la nueva cara del fascismo español, Alvise Pérez, cuyo proyecto personalista Se Acabó La Fiesta cuenta con tres eurodiputados. SALF renuncia por completo a cualquier estética clásica de la extrema derecha y prefiere su propio logo (una ardilla, a veces con careta de Anonymous) al uso intensivo de la bandera española. SALF renuncia a la estética nacional o fascista pero su discurso es indistinguible de lo que sería cualquier grupúsculo nazi o fascista en los 90, época en el que hubo un repunte de ataques nazis en las calles y donde operaban bandas como Bases Autónomas. Machismo, homofobia, negacionismo del COVID pero, sobre todo racismo y xenofobia son los elementos fundamentales con los que Alvise agita a sus bases en redes sociales. En sus canales de Telegram se difunden sin ningún tipo de control datos personales como matrículas. La Alt-Right de EEUU ya dió en su momento el salto a dar direcciones de periodistas y activistas de izquierdas, movimiento que Alvise emula constantemente.
Conclusiones
Ante este nuevo escenario los movimientos sociales deberíane replantearse sus estrategias. La extrema-derecha tiene representación en las instituciones, incluso en versión catalana, una base activista cada vez más amplia, movilizada y envenenada con discursos de odio. Los fascistas ahora llevan traje o presenta el aspecto de Alvise o Vito Quiles, y consiguen arrastrar al PP en muchos de sus discursos en la búsqueda de votos. Los nuevos fascismos están buscando desesperadamente un nuevo Ca n’Anglada o El Ejido, o bien emular los ataques que se produjeron recientemente en el Reino Unido, de ahí su obsesión por la etnia o procedencia de cualquier persona. Ante la falta de respuesta de la izquierda institucional, los sindicatos de base y movimientos sociales deberían afrontar este nuevo ciclo asumiendo que están solos y que es peligroso regalar la calle. Y tener claro que los fascistas ya no llevan banderas pre-constitucionales o esvásticas. Llevan banderas y camisetas con ardillas.


«La extrema derecha tiene representación en las instituciones, incluso en versión catalana…». Me ha llamado la atención la connotación sorpresiva que destila el
“incluso” tras décadas de pujolismo, devenido ahora en forúnculo de la derecha socialista, que diría Bueno. No hace mucho, también me llamó la atención el suave deslizamiento, casi invisible, de los autores de El fascio de las ramblas sobre las alianzas de la patronal catalana y de Cambó: coronel Benito Márquez (juntas de defensa), Milans del Bosch, Martínez Anido, Primo de Rivera, financiación bando franquista… y sobre hechos históricos palmarios: locauts, somatenes por decenas de miles en las calles de Barna, terrorismo blanco, sindicato Libre, ley de fugas… La extrema derecha lleva casi dos siglos instalada en versión catalana, desde la dictadura del barón de Meer como mínimo, defendiendo a toda costa y por cualquier medio, desde el asesinato de sindicalistas al golpe de estado, un
modelo de producción y de distribución social que el anarcosindicalismo no fue capaz de cambiar. A decir de Gramsci, un claro precedente de las dinámicas del fascismo italiano podemos encontrarlo en la contrarrevolucionaria versión catalana de 1919. También en el golpe de estado del 5 de enero de 1920, que, a decir de Bengoechea, a punto estuvo de instalar en España la primera dictadura después de la Gran Guerra.
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Muy interesante lo que cuenta. Conocemos sus trabajos y quizá sería bueno, siguiendo el hilo, publicar un texto sobre Cataluña que complemente el artículo. ¿Se anima?
Saludos y disculpe la tardanza en responder.
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Gracias por la confianza Sergio, pero de lo único que entiendo algo es de colectividades agrarias. Pienso que no aportaría nada nuevo, porque aunque el libro sobre el locaut de Barcelona de Soledad Bengoechea no parece muy accesible, sus artículos y también los de Júlia Costa y el de Josep A. Carreras sobre el militarismo de la Lliga (en el libro de Historia de mis nietos sólo hablaban de la «Llei de Jurisdicions») están al alcance de todos en internet. El libro de Andreu Farràs sobre los Güell (memorias) explica el pago de las deudas de juego del escrupuloso general por el intermediario de la Lliga con Primo de Rivera, un Güell. Además de las fotos en la estación de Francia de Barna, La Vanguardia del 19 septiembre 1923, página 5, es explícita también, porque recoge el comunicado de la Mancomunitat sobre el golpe. Por lo que respecta a las juntas militares es útil el libro de Roberto Villa: 1917 El Estado catalán y el soviet español, que debe de leerse con la natural cautela, porque no es obligatorio aceptar las las tesis del autor (yo puse dos citas de Pedro Corral en la pequeña historia que hicimos sobre la CNT y la revolución social, a iniciativa de la CNT de Sabadell y las volvería a poner). Un banquero, y marqués para más inri, con más de 80 años, tuvo que escribir La financiación de la guerra civil, a pesar de los Viñas de turno. La novela Apostoles y asesinos, de Antonio Sorel, por no hablar del mar de publicaciones ácratas sobre el terrorismo blanco, aporta un resumen de bastantes datos históricos. La quiebra de la ciudad popular, de José Luis Oyón también es muy útil para situarse en el contexto social, como lo es La lucha por Barcelona, de Ealham, para constatar la difamación del anarcosindicalismo como una constante del catalanismo político desde principios del siglo XX. Pienso, Sergio, que tú o Francisco de Paula, a ambos dos juntos, obtendríais mejores resultados que yo.
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