Punk Reseñas

Pocket guide to punk [reseña]

Óscar D. Millán Vivancos

444 páginas, con gran surtido interno de fotografías en blanco y negro
Publicado por Red Planet Books en 2021
Idioma: inglés
Adquirido en el Museo Británico de la Música, de Liverpool

Punk… ¿Qué es eso? Para responder esta pregunta habría que ir hasta los años 70 y observar lo que ocurría en dos lugares distintos a la vez. Uno era Estados Unidos y el otro el Reino Unido. Posiblemente esto ya lo sabíamos todos. Ya habíamos oído hablar del CBGB. Los Ramones debutaron allí en agosto del 74. Los Pistols comenzaron en el 76 en Londres. Ya teníamos una idea de que Iggy Pop, Patti Smith y, tal vez, hasta la Velvet Underground, habían sido precursores del punk. También teníamos una idea acerca de que Malcolm McLaren había querido llevar a Londres lo que había visto en New York, o algo así, ¿no? Había servido de nexo de unión.

Aparte, los que habíamos visto el fabuloso documental de la BBC The Filth and the Fury, monográfico sobre The Sex Pistols, también sabíamos que a la madre de John Lydon (Johnny Rotten) le encantaba Alice Cooper tanto como a Steve Jones el estilo de Johnny Thunders, de los New York Dolls.

Pero bien, no sería justo decir sin más, como hacen algunos, que el punk comenzó en los USA y los ingleses lo copiaron. El autor, Mick O’Shea, explica que esos grupos musicales no tenían la conciencia aún de estar creando algo nuevo. Hacían rock, y punto. Aparte, el término punk no lo usaban porque era negativo, como un insulto. Además, como vamos a ver, no estamos hablando solo de música.

Si hablamos de punk-rock, hablamos de un estilo musical, un paso histórico en la evolución del rocanrol. Pero este libro habla también del movimiento punk, hace hincapié en la importante conexión con el mundo del arte vanguardista que tuvo lugar principalmente en sus orígenes. Tanto Malcolm McLaren como Vivienne Westwood fueron estudiantes de arte. Ella se hizo famosa como diseñadora de moda y no hay mejor palabra que defina su estilo que esa: «punk». Los Sex Pistols salían a tocar luciendo diseños de Vivienne, pues de hecho su nombre viene de SEX, la tienda de ropa de aquella extraña pareja que puso de moda los rotos, el látex, los imperdibles…

Así pues, en un escenario como el Londres del 76/77 tan importantes serían una banda como los Sex Pistols como sus seguidores (the Bromley contingent, al cual pertenecieron Siouxsie Sioux y Billy Idol) o figuras no musicales, sino estéticas, como la siempre inspiradora Jordan o Soo Catwoman. Estas mujeres fueron personajes importantísimos de la cultura punk inicial londinense. Era el contexto de los Sex Pistols, y hacían explotar cabezas (metáfora que usaríamos hoy en día). “El ambiente estaba cargado de imaginación”, diría John Lydon en The Filth and the Fury (aunque “luego los seguidores lo uniformizaron, lo jodieron todo”), pero en esta ocasión un lema adecuado no sería la imaginación al poder, como en el 68, sino la imaginación contra el poder, algo que cultivarían, sobre todo, los anarcopunks. Si consideramos toda esta cuestión estética, que también caracterizó el movimiento punk, hemos de aceptar que la criatura es tan inglesa como norteamericana. O más. El punk, movimiento artístico que rompía con todo lo anterior, como un nuevo dadaísmo, era algo más que un movimiento musical, que un simple eslabón en la cadena evolutiva del rock and roll.

El texto de O’Shea se para en muchos momentos concretos de la historia del punk para explicarnos, por ejemplo, cómo de los 101ers, grupo musical asociado a los squatters (okupas) surgieron los Clash, maravillados por lo que estaban consiguiendo los Pistols e infectados por su energía, como pasó con otros grupos. Así, grupos como los Damned y los Clash comenzaron a tener éxito mientras otros como los Pistols no perdían fama, pero comenzaban a autodestruirse engullidos por su caos interno y sus malos rollos.

POCKET GUIDE TO PUNK hace un análisis exhaustivo de los años 70, y está principalmente situado en esa época histórica, desde el primer momento en que un grupo experimental determinado usó la palabra punk para denominar su estilo sonoro, hasta ese 1979 en que las cosas habían cambiado tanto que ya no existía Johnny Rotten (el cantante de los Pistols), sino un John Lydon que usaba su nombre real en su nuevo proyecto: P.I.L. En las últimas páginas se llega rápidamente, incluso, a la época actual para comentar que bandas como Green Day o los Blink-182 se reparten dividendos haciendo el mismo tipo de música cuyos iniciadores viven casi en la miseria.

Es maravilloso que aparte de los archiconocidos Sex Pistols, Ramones, Iggy Pop, que, por supuesto han de ser nombrados, aparezcan también decenas de otros nombres que son mencionados sin discriminación en el texto: the Damned, Televisión, The Adverts, The Dickies, The Jam, The Vibrators, the Undertones, the Rezillos, Adam and the Ants, Richard Hell and the Voivoids, Buzzcocks, grupos punk de mujeres como The Slits, The Go-Go’s, X-ray Spex…

En la lista final de los 100 mejores temas punk que propone el autor, son mencionados muchos grupos que yo personalmente no conocía. También el libro menciona muchas otras bandas interesantes que no aparecen en la lista (The Dickies, por ejemplo, de la que recomiendo su versión de Sounds of Silence). La lista, en concordancia con todo lo que plantea el texto, explica lo que fue el punk en sus orígenes, cómo fue comenzando todo, paralelamente en USA y en UK, por tanto, aparecen muchas canciones que ayudan a distinguir y definir esos límites, unas más lentas, que encajan más en lo que consideraríamos rock a secas. Otras ya muestran un ritmo más acelerado, unos sonidos realmente innovadores y plantean en sus letras temas atrevidos o polémicos. Estas últimas encajan más fácilmente en lo que llevamos considerando punk toda la vida.

Posiblemente muchos de los temas más mainstream de la lista, fueron considerados punk a finales de los 70 y nosotros nunca lo haríamos, ya que tenemos la óptica de la evolución posterior: punk-rock, ska-punk, skate-punk, street-punk, hardcore, crust, grindcore, quéséyo. En cualquier caso, entiendo que esa lista es la que propone el autor, subjetivamente, lo que más le gusta a él dentro de ese contexto del punk-rock en sus orígenes.

El libro es una maravilla, muy bien documentado, y su lista sonora final es diversa y amena. Alguien podría decir respecto a algunos temas que «¡eso no es punk!» (ya me ha ocurrido). Pero deberíamos abrir un poco la mente (de eso va el tema): estamos refiriéndonos a un contexto, a lo que se cocía esos años. De aquel nido de experimentadores sin prejuicios surgieron cosas diversas: los Talking Heads, como ejemplo de lo que se llamó «new wave», los Joy Division, ya catalogados como after-punk…

He querido, de paso que os ofrezco esta humilde reseña del libro que ha sido mi compañero este último mes y medio, compartir con vosotros esa lista de temas musicales que se puede disfrutar gratuitamente. Como recuerdo de la lectura de Pocket guide to punk he elaborado en Spotify la lista de 100 temas punk-rock que Mick O’Shea sugiere al final (Top 100 Punk Tracks). Os he de explicar que me he tomado una pequeña licencia. El caso es que la lista del libro tiene un error: hay una canción que aparece dos veces: Smash It Up, de The Damned. Yo he sustituido la repetición por Digital, de los Joy Division. Sabemos que este grupo pasó a la historia no como punk, sino como after-punk, pero he aprovechado que, en la lista, aun así, aparecen otras canciones de ellos y he añadido Digital, que según mi percepción es de las más rápidas del grupo, la que me parecería más punk.

TOP 100 PUNK TRACKS

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