En el ámbito de los espectáculos musicales, al margen de la ópera y la zarzuela, los hombres no aparecían cantando en los escenarios hasta la llegada de los primeros artistas de tango a principios de los años veinte del siglo pasado.
Para David Pérez, este hecho constituía una extraña singularidad española en Europa “ya que, según se ha dicho, las variedades en España no fueron más que una adaptación de lo que se venía haciendo en Francia, y allí, hombres como Mayol, Polin, Bach, Wassor, Sinoël, Vilbert, Paulus, Ermax, Aristide Bruand o Fragson, solo por mencionar unos pocos, competían por la fama con estrellas del sexo opuesto”.[1]
Hubo, sin embargo, una excepción: los llamados imitadores de estrellas los precedieron. Entre ellos había todo tipo de gente que cantaba, vestía y se movía del mismo modo que las celebridades a las cuales pretendían emular.
En España, a pesar de su popularidad, inicialmente, las artistas dedicadas al teatro de variedades estaban consideradas – en palabras de Beatriz Rodríguez- “ a la misma altura que las prostitutas y gentes de mal vivir.” [2]
El transformismo había llegado a la madurez como género parateatral conLeopoldo Fregoli (Roma, 1867- Viareggio, Toscana, 1936), actor, cantante, ventrilocuo y mimo. Empezó haciendo números de magia y monólogos teatrales durante su servicio militar en Massaua, capital de Eritrea, por aquel entonces colonia italiana. A causa del escasísimo número de intérpretes se vio obligado a representar por sí solo diversos papeles, con muchos cambios de vestuario y de rol. Así nació el transformismo. En la última década del siglo XIX fundó una compañía teatral, la Compagnia di Varietà Internazionale con la cual recorrió toda Italia. En 1894 debutó en el extranjero en el Teatro Principal de Barcelona y después realizó una tournée española durante la cual actuó en Madrid, Córdoba, Gijón, Valencia, Sevilla y Jerez.[3]
Llegó al punto culminante de su carrera en los primeros años del siglo XX, aunque continuó en el escenario hasta los años veinte de la nueva centuria. En la Ciudad Condal volvería a exhibirse en otras nueve ocasiones entre 1894 y 1922 en los teatros Granvía, Eldorado, Novetats, Tivoli y Romea.
En Cataluña se convirtió en un auténtico ídolo de masas. Una prueba de ello es que dejó su huella incluso en la lengua catalana. De aquella época es la expresion Anar més de pressa que en Fregoli (Ir más deprisa que Fregoli) que aún se utiliza. Lo mismo ocurrio en italiano, aunque en el idioma del país transalpino, el término fregolismo presente un matiz peyorativo. Se define como “tendencia a cambiar frecuentemente y de modo oportunista las propias ideas y las propias posiciones, especialmente en el campo político.[4]”
En Madrid llevó su espectáculo al Teatro Apolo, el templo de la zarzuela, donde consiguió un gran éxito. Debutó allí el 2 de febrero de 1905 y estuvo en cartel hasta el 6 de abril con lleno absoluto en cada doble función diaria. Tanto es así que había gente que se quedaba en la calle sin poder entrar. El precio de cada localidad era de 3 céntimos, pero en la reventa se llegaban a pagar hasta 6 pesetas de la época. Hay que tener en cuenta que el salario medio en la capital era, aproximadamente, de 3 pesetas, por aquel entonces.[5]
El diario conservador La Época, en su crítica, describía es estos términos la actuación del artista romano:

Un tour de force agilidad, destreza y rapidez en la transformación. Como un relámpago aparece y desaparece sin dar síntomas de fatigarse lo más mínimo. Fregoli entusiasma al público del Apolo sobre todo por la facilidad con que representa. Su voz tiene todos los registros, desde el bajo a la agudísima soprano.[6]
En Gijón actuó dos veces en el Teatro Dindurra de la ciudad asturiana; la primera, en 1905 y la segunda, en 1914. En esta última ocasión efectuó diez representaciones, en cada una de las cuales llevaba a cabo entre 50 y 80 cambios de caracterización.
Su velocidad en el arte del transformismo llegó a tal extremo de vertiginosidad que la psiquiatría terminó por acuñar el llamado síndrome de Fregoli para designar el trastorno de las personas que se sienten impulsadas a adquirir la apariencia de otras.
La prensa gijonesa se deshacía en elogios hacia el artista como como se puede leer en El Noroeste del 24 de junio de 1905:
No sabemos qué es mejor. Si cantante, si transformista, si mímico, si ventrilocuo.
Cuando volvió, tantos años después, las loas continuaban:
En la plaza de San Miguel, en Begoña y ante los escaparates de los comercios se aglomera la gente parando su atención en los carteles y fotografías en las que se anuncia el acontecimiento teatral del día: las funciones de transformación del célebre artista italiano Fregoli. El gran transformista viene a Gijón con un programa desconocido de experimentos de gran novedad. Presenta infinidad de trabajos renovados, habiendo adquirido en la imitación de los personajes una perfección y una maestría en alto grado sorprendentes
En todas las ciudades en las que actuaba el éxito se repetía. Un ejemplo más lo ofrece el diario de la noche España libre al anunciar su show en el Price de Madrid el 17 de septiembre de 1914. Queda de manifiesto que el artista llegaba a toda clase de públicos al margen de edad y clase social.
ARTE Y ARTISTAS. Price. Hoy jueves se celebrará el segundo gran vermouth artístico infantil, que tan extraordinario éxito alcanzó en la semana pasada, y al que concurrieron las familias más distinguidas de la corte.
El programa de estas representaciones especiales es preferente cuidado del gran Fregoli para que, lo mismo los niños que las personas mayores, los niños tengan de estos espectáculos gratísimo recuerdo.
La función empezará a las seis, y de ella forman parte algunos números del repertorio excéntrico de Fregoli, la divertidísima caricatura de un teatro de varietés, Paris concert y estreno del original juguete cómico Tren de las nueve y cuaranta y tres. Por la noche, tercera representación del nuevo y completo programa de Fregoli, en el que figura la nueva creación fregoliana de gran espectáculo Salamina, de éxito extraordinario.[7]
Álvaro Retana Ramírez de Arellano (Batangas, Filipinas, 1890; Torrejón de Ardoz, Madrid, 1970) periodista, letrista, músico y modisto, (que utilizaba en sus colaboraciones periodísticas el pseudónimo de Carlos Fortuny,) en un artículo en ABC en 1968, lo describe en estos términos:
Leopoldo Fregoli, de origen italiano, fue, en las postrimerías del siglo XIX y albores del XX, el artista de más celebridad mundial, creador del transformismo escénico, poseedor de singular destreza para caracterizarse indistintamente de hombre o de mujer con rapidez vertiginosa, para en la interpretación de sus divertidas comedietas interpersonales cantar de tiple o de barítono, aparecer como un viejo loco o una niña virginal, un militar o un paisano, provocando la hilaridad del auditorio.[8]
Juan Carlos Usó cuenta en su magnífico libro Edmond de Bries. Orgullo travestido. El transformismo en la España del primer tercio del siglo XX (Madrid: El Desvelo Ediciones, 2017), que a Fregoli le surgieron una legión de imitadores e incluso, imitadoras (Fátima Miris, Mario Alberti, Donnini, etc.).[9]
Fregoli contaba, como se ha visto, con un público muy variado incluidas las mujeres y los niños. Sin embargo, se trataba de uno de los casos excepcionales, (junto a Monsieur Bertin, más adelante), ya que, por aquel entonces, los espectáculos de variedades iban destinados a un público masculino, que dejaba a la mujer en casa, y que quería divertirse viendo a hermosas bailarinas o escuchando a jóvenes cupletistas cantando picardías. O, en su defecto, haciendo burla de los tuertos como en El ojo de cristal (de J.J Cádenas) o de los negros en Cómprame un negro (de Bolaños, Jofre y Villajos).[10]
En ese momento, si un hombre quería triunfar en el Music Hall, como Carlos Saldaña Leut (Alady), actor cómico surgido del Paralelo barcelonés, debía ajustar su repertorio a algo que los hombres, público mayoritario en tales espectáculos, quisieran escuchar con agrado sin sentirse ofendidos ni en su intelectualidad ni en su virilidad. Piezas como “A la sombra de Colón,” de Demon y Madrid (aunque posterior al periodo cronológico que abarca este artículo) fueron esenciales dentro del repertorio masculino. Su primera estrofa dice así:
Yo soy un matón, soy yo un bravucón,
Yo soy una fiera;
Por menos de un real le abro yo en canal
El cuerpo a cualquiera.
Y si un infeliz se me pone delante
Bajo de Colón yo le extraigo el riñón.
Yo soy un léon que sin compasión
Se come a la gente.
Nunca consentí que nadie ante mí
Se hiciera el valiente.
Y si alguna vez por azar me retrato,
Pues de la impresión sale fotomatón.[11]
Al italiano Fregoli le siguió el francés Robert Bertin, (Monsieur Bertin), considerado por los entendidos como”el mesías del género.” El artista galo introdujo una evolución del espectáculo de transformismo realizando imitaciones de las principales vedettes dela denominada belle époque (Yvette Ghilbert, Consuelo Tamayo (La Tortajada), Carolina Otero, (La Bella Otero), Paulette Darty, Émilie Marie Bouchaud (Polaire), Cléo de Mérode, etc) tanto en la vestimenta como en la voz llegando en algunos casos, según Juan Carlos Usó, a superar a las famosas canzonetistas. Vino a España en 1906 y debutó en el Teatro de la Zarzuela. Al año siguiente volvió para actuar en Málaga y ofrecer varias funciones en el circo Parish de Madrid.
Así se refería a una de esas funciones el Heraldo de Madrid del 14 de julio de 1907. El periodista se interrogaba sobre la actitud del público femenino durante el show:
EN PARISH. BERTÍN Y LAS MUJERES.
Anoche en Parish, lleno de mujeres guapas, debutó el singular M.Bertin, cuyas campañas del pasado invierno en la Zarzuela tanta curiosidad produjeron […].
El caso de este hombre que, con lujosos trajes y hábiles pelucas, entre guiños intencionadamente picarescos y ademanes graciosos de mujer bonita, imita a maravilla a las más célebres estrellas de café-concert, plantea, en relación a las mujeres un extraño problema psicológico.
¿Por qué las damas lo contemplan gustosísimas, sin quitarle de encima los gemelos y los impertinentes, sonriéndole, aplaudiéndole a rabiar, cuando, vestido de mujer, da la sensación visual de una belleza femenina?
¿Por qué, en cambio, cuando, como tal hombre, aparece de hombre, como es, la señoras se aburren, no le miran casi y vuelven la cabeza con disgusto?
Monsieur Bertin repitió anoche las imitaciones, ya conocidas, de Ivette [sic] Ghilbert, de la napolitana, de la rusa y de Carolina Otero. Sin duda, se reserva para las noches sucesivas otras imitaciones nuevas.
El circo, lleno y el notable artista, muy aplaudido. También para otros números- el de una elegantísima y ágil pareja de danseurs internacionales y el de una troup [sic] vistosa de malabaristas.[12]
En la época no faltaban tampoco (varios años más tarde, en este caso), los críticos más agresivos si, por cualquier motivo, la persona del imitador, no era de su agrado. Y no solamente en relación a la calidad interpretativa sino incluso por su físico. Álvaro Retana (Mariano Fortuny), es ilustrativo de ello. He aquí lo que decía sobre Robert Bertin en el Heraldo de Madrid el 17 de septiembre de 1928:
[…] En cuanto a Bertín, cuenta veintitrés años y en escena resulta una niña tonta, con una nariz de pájaro puesta sobre una boca redonda. Tiene dos pies que son dos barcas del estanque del Retiro, y una cabeza tan grande que cuando se encarga una peluca le toman la medida con un serpentina. Posee agradable voz, estudia mucho el trabajo de las estrellas que imita y se viste con relativo buen gusto.[13]
Años más tarde Retana emplearía términos mucho más elogiosos en relación al artista parisino.
En un tono muy distinto, en cambio, se refería a una de esas funciones el Heraldo de Madrid del 14 de julio de 1907.El periodista se interrogaba sobre la actitud del público femenino durante el show:
EN PARISH. BERTÍN Y LAS MUJERES.
Anoche en Parish, lleno de mujeres guapas, debutó el singular M.Bertin, cuyas campañas del pasado invierno en la Zarzuela tanta curiosidad produjeron […].
El caso de este hombre que, con lujosos trajes y hábiles pelucas, entre guiños intencionadamente picarescos y ademanes graciosos de mujer bonita. Imita a maravilla a las más célebres estrellas de café-concert, plantea, en relación a las mujeres un extraño problema psicológico.
¿Por qué las damas lo contemplan gustosísimas, sin quitarle de encima los gemelos y los impertinentes, sonriéndole, aplaudiéndole a rabiar, cuando, vestido de mujer, da la sensación visual de una belleza femenina?
¿Por qué, en cambio, cuando, como tal hombre, aparece de hombre, como es, la señoras se aburren, no le miran casi y vuelven la cabeza con disgusto?
Monsieur Bertin repitió anoche las imitaciones, ya conocidas, de Ivette [sic] Ghilbert, de la napolitana, de la rusa y de Carolina Otero. Sin duda, se reserva para las noches sucesivas otras imitaciones nuevas.
El circo, lleno y el notable artista, muy aplaudido. También para otros números- el de una elegantísima y ágil pareja de danseurs internacionales y el de una troup [sic] vistosa de de malabaristas.[14]

El primer transformista español fue Ernesto Foliers, quien, “aburrido de no encontrar contratos como hombre, se dedicó a buscarlos imitando a mujeres.” Emulaba a Robert Bertin y hacia 1911 interpretaba a la cupletista Consuelo Vello Cano (Fornarina), además de a Aurora Purificación Mañanós Jauffret (la Goya), Raquel Meller, Adela del Barco (Adelita Lulú) y Paquita Escribano. En el espectáculo colaboraba también su esposa.
Saltó a la fama en 1908 haciendo notables imitaciones de La Tortajada, La Fornarina, Amalia Molina, Esperanza Iris e incluso del propio Bertin. Su consagración definitiva se produjo al año siguiente. El 8 de febrero de 1909 actuó en el Palacio Luminoso de Orense siendo calificado el espectáculo de “asombroso acontecimiento.”[15] En el verano de aquel mismo 1909 triunfaba en el Coliseo Imperial de Madrid y durante los años sucesivos llegaría a ser encumbrado por la revista Eco Artístico como el Bertin español. Sobre el escenario, Foliers “intercalaba en su trabajo romanzas de barítono y bailaba danzas de salón con su mujer,” la cual intervenía, como se se ha dicho anteriormente, en el show de su marido y, según su representantes, con esta fórmula, “se hinchó de ganar billetes.”[16]
A Foliers le siguieron otros transformistas como Actis Eliu, Rafael Arcos,o Cav. Pellerano, por citar solo unos cuantos.
Hasta ese momento, pues, los varones españoles, -afirma Juan Carlos Usó-, saltaron al escenario de forma anónima, vestidos de mujer y realizando espectáculos en los que la picardía erótica era el cebo para atraer a un público mayoritariamente masculino que era lo que esperaba de las artistas femeninas
Ninguno de ellos, sin embargo, alcanzaría la fama, la popularidad, y, probablemente, tampoco el dinero-, que distinguió a Asensio Marsal Martínez, Egmont de Bries (Cartagena, 1890/1897?; ¿Barcelona?). Álvaro Retana, autor de Historia del Arte Frívolo. España 1900-1964 (Madrid: Editorial Tesoro, 1964) se refiere a su debut en el madrileño Teatro de la Encomienda “anunciándose simplemente como Marsal.”
Luego decidió invertir las sílabas de su apellido para presentarse como Salmar, antes de tomar el nombre artístico definitivo de Egmont de Bries. Como Marsal/Salmar estuvo anunciándose entre junio de 1912 y septiembre de 1915 en revistas dedicadas al espectáculo, especializándose en la imitación de las estrellas más renombradas del género.
En 1918 triunfa en Madrid, en el Teatro Circo y en Magic-Park. Eco Artístico le dedicó su portada el día 5 de agosto de ese año con el titular: “ Egmont D’ Bries. Notable transformista e imitador de estrellas de variétés, que actúa con extraordinario éxito en el Teatro Circo de esta corte.”[17]
Posteriormente salió de gira por otras localidades, llevando su espectáculo al Salón de Verano de Cartagena, su ciudad natal, al Teatro España de Alicante, al Teatro Alfonso XIII de Melilla, al Teatro Lara de Málaga y al Teatro Cervantes de Alcalá de Henares. Sus números más celebrados eran las imitaciones que hacía de Paquita Escribano, de la napolitana Olimpia D’Avigny, Consuelo Portela (Chelito) y Consuelo Hidalgo, artistas de las que reproducía fielmente “el gesto, la caracterización, la voz, hasta la manera de andar,” lo que provocaba en el público un “entusiasmo delirante.”[18]
En relación a la actuación en su ciudad natal, Cartagena, el artista obtuvo, como en todas partes, una gran acogida del público, lo cual no le eximía de la censura de una parte del mismo por su ostensible amaneramiento.
Cierta parte del público se mete con el artista durante su trabajo, que es el de una mujer, no lo que ellos creen ver y en cambio ríe, de número a número, los gestos, frases y libertades afeminadas que se permite Egmont, sin duda por llevar la corriente, pero que a otra parte del público más culta y viril, le parecen impropias de sus méritos, fuera de lugar y hasta ofensivas para el respeto que debe merecerle al notable imitador. Es una protesta y un consejo leal. Debe suprimirlas en absoluto y dedicarse tan solo a su arte, que vale él lo suficiente para no necesitar de aquellas.[19]

Álvaro Retana alude también a los prejuicios a los que tenían que hacer frente los artistas masculinos de la época.
El estrepitoso éxito escénico de monsieur Bertin animó a algunos ciudadanos españoles a explotar aquella modalidad farandulera. El empeño era arriesgado, pues entonces las manifestaciones feminoides no estaban, como hoy [se refiere al año 1968], admitidas hasta en la televisión, y lo que en un artista extranjero resultaba tolerable, en uno nacional exponía a silbidos, pateos y dicterios afectantes a los progenitores.[20]
El contexto social no era nada propicio. En 1915, Alberto Carsi, colaborador del diario republicano Pueblo, se expresaba en estos términos sobre el particular.
Hoy el olor del incienso, el vaho de la sangre de los cosos y la afeminación de los hombres han hecho ridículas caricaturas monstruosas; han llevado a aventajados literatos a escribir odas al esteticisno; nos han sumido en un caos de hediondez y repugnacia que asfixia[21].
En 1919, en el curso de sus tournées, Egmont De Bries llevó a cabo funciones de nuevo en Madrid (Teatro Gran Vía y Gran Teatro), Talavera de la Reina (Toledo), La Parisina de Zaragoza, Teatro Principal de Cartagena, Teatro Ortiz de Murcia, Teatro Victoria Eugenia de San Sebastián, Salón Pradera de Valladolid, Teatro Nuevo de Zamora, Teatro Bretón de Salamanca, Teatro Principal de León amén de Palencia, Oviedo Y Gijón.
En 1920 actuó en el Salón Imperial de Sevilla, en los teatros Fuencarral y Romea de Madrid, Teatro Olimpia de Granada, Teatro Cervantes de Málaga y en el Salón Imperial de Algeciras.[22]
Sus imitaciones se habían ampliado hasta abarcar un variopinto abanico de consagradas estrellas del arte frívolo: Raquel Meller, Preciosilla, Emilia Bracamonte (Bella Emilia), Pastora Imperio, Elizabeth Rosanna Gilbert (Lola Montes), Antonia de Cachavera, Maruja Lopetegui, etc.
¿Cuál era el secreto del éxito de Egmont D’Bries? Para Juan Carlos Usó este descansaba en tres pilares fundamentales:
1º Un cuidado repertorio.
2º Una puesta en escena tan espectacular como lujosa, que incluía vestidos caros de fantasía y ricas joyas. [Hay que tener en cuenta que De Bries era también un reputado modisto. El diario liberal El Imparcial, de hecho, lo calificaba como “rey de la moda][23]”en 1922 aunque ya desde años atrás la prensa elogiaba esta otra faceta suya].
3º Una capacidad extraordinaria par mimetizarse con las estrellas que imitaba, desplegando una coreografía de gestos y unas maneras femeninas verdaderamente sorprendentes.[24]”
En opinión de Álvaro Retana, el arte del transformismo al que vivían entregados los que calificaba de “suplantadores de la feminidad,”era un género “ameno y agradable.” Y a su juicio, Egmont De Bries era “un maravilloso suplantador de la cualidad femenina,”que había conseguido triunfar sobre los escenarios“ a costa de innumerables sacrificios, vejaciones y esfuerzos.” Sin embargo, a pesar de sus inocentes imitaciones, a los transformistas no se les dejaba de considerar “un veneno para las buenas costumbres.”[25]
Además, el cartagenero imitaba solamente a mujeres y eso no fue óbice- al contrario de lo que les sucedió a transformistas anteriores que hicieron lo mismo- para conseguir una enome popularidad. Hasta ese momento los artistas cuyo único personaje era el de una mujer eran tildados de homosexuales. Algunos, efectivamente, lo eran, -como el mismo Egmont De Bries-, pero otros, no. Este es el caso de Ernesto Foliers, que estaba casado y actuaba con su esposa o de Monsieur Bertin, igualmente desposado y con hijos.
La homosexualidad de Egmont De Bries era un secreto a voces, pero en 1921, Álvaro Retana la hizo pública y difundió, incluso, la identidad de su compañero sentimental.
Es compañero suyo. Infatigable de luchas y trabajos, Rafael del Real, el amigo leal, con el cual compartió los años tristes del lanzamiento, cuando todos parecían confabularse para anular al joven transformista. Rafael del Real fue quien le prestó arrestos; jovial camarada que le animaba a seguir luchando, seguro de que algún día vendrían las horas amables de alegría y prosperidad: esa paz espiritual y económica que hoy comparten, ufanándose de la que han merecido.[26]
Son las últimas funciones de De Bries en los escenarios, no exentas de polémicas por la campaña en su contra de periódicos como La Acción o El Imparcial y hasta de prohibiciones gubernativas de su espectáculo al ser “escandaloso” y por el tipo de público que atraía. No resulta difícil deducir del comentario de los rotativos que una parte considerable de los espectadores eran homosexuales.
Su presencia fue acogida con tan estrepitosa grita, y con denuestos tales, que no sería posible describir la escena, y más aún, “traducirla.”
Como esta era la continuación de anteriores protestas y el anuncio de otras muchas, la Dirección de Seguridad, queriendo evitar cosas tan desagradables y tan reñidas con el buen gusto, ha dado órdenes para que Egmont de Bries, que a la par que imitador de mujeres es modisto, no trabaje en Madrid- al menos públicamente- como imitador aunque pueda continuar, libremente, como es lógico, haciendo trajes.
En los años posteriores sería Barcelona el epicentro del transformismo español. El entramado urbano que comprende el tramo final de las Ramblas y avenida del Paralelo,-creado en 1894-, desde las Atarazanas hasta la calle del Hospital, aproximadamente, fue el que acogió en estas décadas una parte considerable los locales que hoy llamaríamos alternativos de la capital catalana.
En la actualidad, el mencionado entramado forma parte del barrio del Raval y en la época se englobaba en el “Distrito Quinto.” En estas callejuelas, según afirman Cristina y Eduardo Mendoza en Barcelona modernista (Planeta, 1991), “se concentraba la diversión non-sancta de la ciudad” y en la flamante avenida -” se alineaban cafés, teatros, barracones, subastas, atracciones y tabernas […] Los espectáculos que ofrecían aquellos chamizos pestilentes, sordidos y tenebrosos […] Eran todo lo perverso, grosero y salaz que se puede ser.”[27]
En 1925, el periodista y dramaturgo Francisco Madrid (Barcelona, 1900- Buenos Aires, 1952) bautizó esta zona del Raval con el nombre de “Barrio Chino” en el número 1 del semanario de crítica teatral y literaria El Escándalo fechado el 22 de julio de ese año. Bajo el título “Los bajos fondos de Barcelona” en una crónica a doble página, el reportero se explayaba en detalles sobre el ambiente que se vivía en el barrio.
He aquí toda la fiereza y toda la brutalidad del distrito quinto…Es el distrito quinto la llaga de la ciudad es el barrio bajo; es el domicilio de la mala gente. Cierto es, que viven en él, familias honradas. Esta es la tragedia. En el montón deforme de basura y de dolor; de inconsciencia y de pecado, que forma el distrito quinto se mezclan el obrero y el chorizo; la lavandera y la peripatética que en el cabaret elegante parece hija de nobles y que duerme en su propia casa sobre un catre…
Para pasar a presentarnos, luego, la multiplicidad de tipos humanos y de contrastes coexistiendo en el mismo.
Se juntan aquí de una manera absurda y única, la casa de lenocinio y la lechería para los obreros de la madrugada; la tienda que alquila mantones y en donde se presta dinero a las artistas de los music-halls y el palacio del conde de Güell; cal Manco y “La Casa del Pueblo Radical;” el Hospital de la Santa Cruz y la taberna de La Mina; el cuartel de Atarazanas y la pequeña feria de libros viejos; los hoteles mueblées [sic] y la Atracción de Forasteros… Lo bueno y lo malo; la civilización y el “hurdismo.” Pasea esa desdichada de “La Moños” sus harapos y hace reír […].[28]
En el Raval había diversos locales frecuentados por homosexuales aunque no se “vendieran” como tales en el contexto de la época.Nos referimos al Bataclán, Cal Sagristà y a La Criolla. Jean Genet, en su libro Journal du voleur, Diario del ladrón (Éditions Gallimard, 1949) narra la presencia de jóvenes travestidos en Cal Sagristà. Según el escritor francés, los jóvenes que querían conseguir los favores sexuales y económicos de la clientela debían ir travestidos. De lo contrario eran expulsados.
Francisco Madrid, por su parte, describe en su reportaje cómo era La Criolla.
En la calle del Cid hay una taberna, mejor dicho, un bar, que se llama La Criolla. La Criolla es un bar con piano eléctrico, luces eléctricas lechosas y espejos muy grandes que cubren las sábanas de la pared […] La Criolla es un bar grande y nuevo. Hay unos anaqueles bien provistos, una mesa de burro arrastrao [sic], unas mesas de mármol redondas y un espacio libre para bailar al son del piano eléctrico, imponente como una catedral.[29]
En 1928, Valentín Gabarro tomó la decisión de reformar el local en vista de la Exposición Internacional de 1929, acondicionándolo con pequeños palcos para los clientes más adinerados. En el exterior se colocó un gran letrero rojo que abarcaba la altura total del edificio.
La renovación que dejó al establecimiento con una decoración caribeña, no cambió en cuanto a los clientes que lo abarrotaban: prostitutas y homosexuales poblaban su pista de baile presidida por una tarima para los músicos, todos los días.[30]

diversa http://poldest.blogspot.com/2017/05/cabaret-la-criolla-on-tot- era-possible.html
En la fotografía aparece Lluïset Serracant, conocido por su nombre artístico Flor de Otoño. Sobre él, explica Leopold Estapé, se sabe que era un abogado, que defendía a delincuentes y anarquistas, que actuaba travestido en el Bataclán, que era asiduo de La Criolla o Cal Sagristà y que desapareció en 1933, sin dejar rastro.
Como se puede apreciar, su aspecto físico distaba mucho del actor-José Sacristán- que le dio vida en la película Un hombre llamado Flor de Otoño, de Pedro Olea (1978). Las imágenes que nos han llegado de él muestran un retrato de un joven de unos treinta años, con los labios pintados, las cejas arregladas y que viste con elegancia.
En otras fotografías, como en la inferior, se le puede encontrar junto a diferentes personajes de los barrios bajos de la noche barcelonesa como, por ejemplo, Pepe la Criolla, propietario del local homónimo, que moriría asesinado en mayo de 1936. En la misma imagen aparece igualmente el pistolero conocido como “Trotsky,” al servicio del sindicato del crimen que asesinaba a gente como Lluïset. Era-según Estapé- “un mundo transversal y canalla, en el que chulos, prostitutos, marineros, contrabandistas compartían espacio con anarquistas, intelectuales y gente de bien.[31]”

http://leopoldest.blogspot.com/2016/03/lluiset-serracant-flor-de-otono-y- el.html
Juan Carlos Usó se refiere en su libro al testimonio de Paco Madrid, que había estado encarcelado en 1919, con 19 años de edad y allí había tenido ocasión de trabar amistad “con casi todos los carteristas e invertidos de Barcelona”.
En cuanto a los invertidos, me divertía mucho con ellos. Los invertidos, los pobres degenerados que se pintan los labios y falsetean el timbre de voz, eran el hazmerreír de todos los presos,excepto de aquellos que no teniendo a mano una mujer para saciar el apetito de la carne aceptaban al invertido como una solución.[32]
Igual de elocuente era la descripción que hacía el periodista de los homosexuales del Raval en la década de los veinte.
En la calle del Cid están los invertidos. Yo había conocido a varios de ellos, en la cárcel: La Bella Patata, La Fátima, La Pompeya, La Raquel.
Ahora estos equivocados de entonces ya no circulan por ahí. Ahora están de moda. La Asturiana, La Cojitos, La Madriles, La Rana, La Eloísa, La Celosa.
La Eloísa y La Celosa son dos pedazos de carne podrida que tienen historia.[33]
En la década de los veinte, triunfaba en los escenarios barceloneses Manuel Izquierdo, Derkas, nacido en Manila, en 1889 e hijo del procurador fiscal de la Audiencia de Cebu (Filipinas).
Actuaba como barítono y llegó al transformismo por casualidad, cuandro tuvo que sustituir a la primera tiple del espectáculo “Bohemios” consiguiendo un éxito absoluto.
Debutó en el Teatro Apolo en 1915, anunciándose como “Los Derkas, duetistas franco-italo-españoles,” ya que es posible que actuara con su hermano, Rafael, que también era artista, aunque este último pronto optó por la pintura más que por el espectáculo.
En 1923, Miguel empezó su carrera en solitario y, desde entonces, siempre tuvo una gran acogida por parte del público gracias a sus imitaciones de las estrellas de la época como Pastora Imperio o La Bella Chelito[34]
Álvaro Retana en su Historia del Arte Frívolo (Editorial Tesoro, 1964) cuenta los problemas familiares que le comportó a Derkas su vocación de artista y pone de relieve la calidad de su trabajo y la inteligencia del joven que le permitieron sortear todos los obstáculos.
Manolo Izquierdo, burlando la oposición familiar, lanzose a esta clase de trabajo, y el padre enfurecido ordenó la detención del muchacho, menor de edad. Pero este, disfrazado de mujer, trasladose a Berlín, donde ganó el primer premio en un concurso de belleza femenina. Sobrevino el correspondiente barullo al percatarse el público y jurado de la mixtificación, y aquello originó la gran celebridad de Derkas, -remoquete en que se enmascaró-, primero en el extranjero y posteriormente en España. Falleció en Barcelona, rebasados los sesenta años, retirado del teatro, muy solicitado como creador de suntuosos vestuarios para vedettes y revistas de actualidad.[35]
Pocos años más tarde, el mismo Retana, ponía el acento en la calidad del trabajo del artista.
En Cataluña, más intensamente en Barcelona, entronizose Manuel Izquierdo, por sobrenombre Derkas , hijo de padre malagueño y madre filipina, nacido en la calle del Cabildo de Manila, siendo el autor de sus días promotor fiscal de la Audiencia de Cebú.
Competía en fastuosidad suntuaria con Edmond de Bries, pero sin igualarle en originalidad y buen gusto y logró figurar como vedette de rango en la Alhambra y el Coliseum de Londres; el Empire de París; el Wintergarden de Berlín; el Casino, de Buenos Aires, y el Principal Palace, de la Ciudad Condal.[36]
Hasta aquí una sucinta aproximación al mundo del transformismo en el primer tercio del siglo XX en España. No podíamos, sin embargo, acabar este artículo sin hacer una breve referencia a cómo vivían los homosexuales su condición en aquellos años. Juan Carlos Usó afirma que, para la sociedad hispana de la época, la diversidad sexual, más allá de los estereotipos establecidos era algo inconcebible y hasta inimaginable, por no hablar del travestismo. En el caso de la mujer, no obstante, se contemplaba con una cierta indulgencia estética, disculpa que no existía para el hombre.

https://lgtbarcelona.wordpress.com/2017/07/27/derkas-uno-de-los-mas
-celebrados-transformistas-de-barcelona/
Los roles del hombre y la mujer estaban definidos por el determinismo biológico, el cual era casi un anatema que solamente una exigua minoría cuestionaba y que muy raramente, por no decir nunca, se hacía en público. Hubo que esperar hasta el año 1935 para que una voz autorizada como la de la antropóloga Margaret Mead (Filadelfia, 1901-Nueva York, 1978) en su libro Sex and Temperament in Three Primitives Societies (William Morrox & Company, 1935) lo rechazara como único factor determinante del comportamiento sexual. Su teoría fue categóricamente rechazada por la inmensa mayoría de antropólogos de la época.
Unos de los rasgos que definía, supuestamente la masculinidad y la feminidad, como ya se ha apuntado anteriormente, era la vestimenta. Muy ilustrativo al respecto es el comentario de Concepción R. Infante en La Correspondencia de Valencia en 1917.
[…] Mal me parece el modelo inglés -última palabra de la moda- que hace llevar a la mujer el traje masculino para el deporte. […] Además, todo lo que sea trocar las vestiduras naturales por otras impropias del sexo, ha de merecer nuestra reprobación, porque todo lo que se aparte de las leyes de la Naturaleza está reñido con nuestras opiniones.[37]
A pesar de un contexto tan hostil, eso no significa que no existiese un número considerable de homosexuales, sobre todo en las grandes capitales, pero también en ciudades de tipo medio e incluso en pueblos. Según Javier Rioyo, a principios del siglo XX, Madrid contaba con una numerosa “comunidad gay,” donde había de todo, desde el “homosexual estético” hasta el “buscador de urinario.”[38]
Tal circunstancia explicaría, según Juan Carlos Usó, el florecimiento de una importante actividad de prostitución masculina en la capital. Constancio Bernaldo de Quirós y José María Llanas Aguilaniedo, autores del libro La mala vida en Madrid (1901), recopilaron toda una serie de historias, observaciones médicas y persecuciones policiales sobre estos chicos de alquiler a quienes clasificaban como invertidos puros, seudoinvertidos (sic), o polisexuales. Procedentes de sitios tan diversos como Cartagena, Cáceres, Murcia, Guipúzcoa, Santander y Oviedo, sugerían que todos estos muchachos habían emigrado a Madrid con el fin de hacer la “carrera” en busca de contactos homosexuales en la Puerta del Sol, la Plaza Mayor y otros lugares céntricos. Esos jóvenes formaban parte del grupo más amplio de “sugestionables de las provincias” que, según Quirós y Llamas, se dejaba atraer por la “aguja magnética” o el “imán” de la urbe madrileña.
Toda clase de bujarrones, activos, pasivos, íncubos o súcubos, feladores, masturbadores, tríbades femeninas, socráticos y pederastas […]. Polisexuales, travestidos, uranistas y transexuales, con sus nombres de guerra: La Fotógrafa, La Rosita de Plata, La Tonta del Rastro, La Paviosa, Paca La Salada, La Pellejo, La Burra Pasiega, La Llorona, La Zapatillera o La Perejilera. Hombres que ofician de mujeres oculta o abiertamente. Maricas que trabajan de ayudas de cámara, de criados, de aprendices de coristas, sastres, peluqueros, cocineros, soldados o sirvientes de mancebía.[39]
Además de los lugares citados por Bernaldo de Quirós, también estaba el café Victoria, en la calle Ancha de San Bernardo, casi esquina a la Gran Vía, donde “todas las noches acudía un público heterogéneo, heteróclito, heterodoxo.”[40] El Café de Levante y el Café del Vapor también eran frecuentados por algunos homosexuales de alcurnia.[41]
Para terminar, hay que decir que, este escrito no pretende-no puede, de hecho- ser exhaustivo. Habríamos podido añadir más nombres, más localidades, más detalles de la actividad transformista en las ciudades y pueblos citados, labor del todo inasumible en el espacio limitado de un artículo. Aun así, podemos extraer de lo expuesto hasta aquí algunas conclusiones.
1ª Es necesario valorar la importancia del transformismo como arte, la calidad innegable de muchos de sus representantes y acabar con el estereotipo peyorativo de espectáculo vulgar y chabacano.
2ª El transformismo no triunfó solamente en las grandes ciudades, sino que lo hizo también en muchas localidades de tamaño medio (como Gijón) o incluso en pueblos (caso de Talavera de la Reina).
3ª Los transformistas no eran necesariamente homosexuales. En los primeros años del género, se trataba mayoritariamente de hombres heterosexuales (como Monsieur Bertin o Ernesto Foliers). Otros artistas que triunfaron más tarde como Edmont De Bries o Luisito Carbonell sí que lo eran, pero nunca se declararon públicamente como tales. Hay que tener en cuenta que, aparte del estigma social, menudeaban en la época las agresiones y palizas a hombres con aspecto afeminado.
4ª No cabe duda de que los transformistas eran personas valientes que desafiaron las convenciones y corsés del tiempo en que les tocó vivir.
5ª Los homosexuales de aquellos años encontraban en los espectáculos de estos “imitadores de estrellas” (como se les llamaba frecuentemente) un espacio de libertad. Una libertad relativa en el caso de los que acudían a teatros a ver a estrellas como Edmond de Bries o Derkas y mucho más evidente en pequeños locales de barrios como El Raval barcelonés donde actuaba Flor de Otoño.
BIBLIOGRAFIA
Estapé, Leopold “Lluïset Serracant, Flor de Otoño, y el travestismo barcelonés años 20-30.” En:
L’Armari Obert, 23/03/2016. En: http://leopoldest.blogspot.com/2016/03/lluiset-serracant-flor-de
Madrid, Francisco “Los bajos fondos de Barcelona.” En: El Escándalo, 22/10/1925, nº 1, pp 4-5.
Disponible en: https://ddd.uab.cat/pub/escandalo/escandalo_a1925m10d22n1.pdf
Marine, Cocepción P. “Revista de Moda” En: La Correpondencia de Valencia, 18/01/1917, nº 16 953. Disponible en:https://prensahistorica.mcu.es/es/publicaciones/numeros_por_mes.do?idPublicacion=2958&anyo=1917
Mérida Jiménez, Rafael “Vidas públicas, vidas privadas (1914-1939).” Con la colaboración de la Unitat de suport i Assessorament a l’Activitat Docent. Universitat de Lleida. En: http://cv.udl.cat/cursos/14649/tema2.html
Montagut, Eduardo “Salario mínimo y socialismo en Madrid a fines del siglo XIX.” En: Nueva Tribuna, 13/01/2019.En:https://www.nuevatribuna.es/articulo/historia/salario-minimo-socialismo-madrid-fines-xix/20190113095107159163.html
Pérez, David “La homosexualidad en la canción española.” En: Ogigia.Revista Electrónica de Estudios Hispánicos, 2009, nº 6. Disponible en:
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Retana, Álvaro [Carlos Fortuny] “Nacimiento, esplendor y ocaso de los imitadores de estrellas.”
En: ABC, 12/07/1968, pp.23-24. En:https://www.abc.es/archivo/periodicos/abc-madrid-19680712-24.html
Usó, Juan Carlos Edmond de Bries.Orgullo travestido.El transformismo en la España del primer tercio del siglo XX. Santander: El Desvelo Ediciones, 2017.
RECURSOS AUDIOVISUALES
Lapeña, Carlos Modernos de otros tiempos. Temporada 5 8 11/11/2019, minuto 9:08. Disponible:
Carlos Plusvalías (productor).https://www.nuevatribuna.es/articulo/historia/salario-minimo-socialismo-madrid-fines-xix/20190113095107159163.html
WEBGRAFÍA
“Leopoldo Fregoli.” En: Wikipedia. L’enciclopedia libera. Disponible en: https://it.wikipedia.org/wiki/Leopoldo_Frego
Dizionario italiano. Disponible en: https://www.grandidizionari.it/Dizionario_Italiano/parola/F/fregolismo.aspx?query=fregolismo https://it.wikipedia.org/wiki/Leopoldo_Fregoli
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http://www.memoriademadrid.es/doc_anexos/Workflow/2/126695/hem_espanalibre_19140917
PUBLICACIONES CONSULTADAS
ABC (Madrid)
Heraldo de Madrid
Eco Artístico
El Imparcial
El Escándalo
La Correspondencia de Valencia
Ogigia. Revista Electrónica de Estudios Hispánicos.
AGRADECIMIENTOS
Nuestro más sincero agradecimiento a Leopold Estapé por facilitarnos material sobre el transformismo en Barcelona y a Enric Comas Parer por facilitarnos el contacto.
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[1]David Pérez “La homosexualidad en la canción española.” En: Ogigia. Revista Electrónica de Estudios Hispánicos, 2009, nº 6 .Disponible en:http://www.cineenvioleta.org/wp-content/uploads/2014/10/OGIGIA6_Per.pdf
[2] Beatriz Rodríguez “Artistas de varietés.” En: Ragap Mgazine, especial Fitur, enero de 2015, p. 124. Citada por: Juan Carlos Usó en: Edmond de Bries. Orgullo travestido. Santander: El Desvelo Ediciones, 2017, p.11.
[3] “Leopoldo Fregoli.” En: Wikipedia. L’enciclopedia libera. Disponible en: https://it.wikipedia.org/wiki/Leopoldo_Fregoli
[4] Dizionario italiano.En: https://www.grandidizionari.it/Dizionario_Italiano/parola/F/fregolismo.aspx?query=fregolismo https://it.wikipedia.org/wiki/Leopoldo_Fregoli
[5] Eduardo Montagut “Salario mínimo y socialismo en Madrid a fines del siglo XIX.” En: Nueva tribuna, 13/01/2019. Disponible en: https://www.nuevatribuna.es/articulo/historia/salario-minimo-socialismo-madrid-fines-xix/20190113095107159163.html
[6] La Época. Citada por: Carlos Lapeña en: Modernos de otros tiempos. Temporada 5 8 11/11/2019, minuto 9:08.Disponible en: https://podcast.app/leopoldo-fregoli-modernos-de-otros-tiempos-temporada-e77099444/
[7] “Arte y artistas”. En: España libre, 17/09/1914. Disponible en:
http://www.memoriademadrid.es/doc_anexos/Workflow/2/126695/hem_espanalibre_19140917
[8] Álvaro Retana [Carlos Fortuny] “Nacimiento, esplendor y ocaso de los imitadores de estrellas.” En: ABC, 12/07/1968, p.24. En:https://www.abc.es/archivo/periodicos/abc-madrid-19680712-24.html
[9] Juan Carlos Usó “Pioneros del arte del transformismo.” En: Edmond de Bries. Orgullo travestido.
El transformismo en la España del primer tercio del siglo XX. Santander: El Desvelo Ediciones, 2017,
- 13.
[10] David Pérez “La homosexualidad en la canción española.” En: Ogigia. Revista Electrónica de Estudios Hispánicos, 2009, nº 6 .Disponible en:
http://www.cineenvioleta.org/wp-content/uploads/2014/10/OGIGIA6_Per.pdf
[11]Carlos Saudaña Leut (Alady) “A la sombra de Colón.” Citado por: David Pérez “La
homosexualidad en la canción española.” En:Ogigia. Revista Electrónica de Estudios Hispánicos,
2009, nº 6. En: http://www.cineenvioleta.org/wp-content/uploads/2014/10/OGIGIA6_Per.pdf
[12] Heraldo de Madrid, 14/07/1907, nº 6 073, p.1. Disponible en:
http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vmid=0000548509&search=&lang=ca
[13]Carlos Fortuny [pseudónimo de Álvaro Retana] en: “Los imitadores de estrellas.”Heraldo de Madrid, 17/09/1928
nº 13 303, p.8. Disponible en:http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0000873081&search=&lang=ca e
[14] Heraldo de Madrid, 14/07/1907, nº 6 073, p.1. Disponible en:
http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vmid=0000548509&search=&lang=ca
[15]Archivo Municipal de Orense. Citado por: Juan Carlos Usó “Pioneros del arte del
transformismo.” En: Edmond de Bries. Orgullo travestido. El transformismo en la España del
primer tercio del siglo XX. Santander: El Desvelo Ediciones, 2017.
[16]Carlos Fortuny [pseudónimo de Álvaro Retana] “Al margen del arte frívolo.” en: Heraldo de
Madrid, 17/09/1928, nº 13 303, p.8. Disponible en:
http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vmid=0000873081&search=&lang=ca e
[17]“ Egmont D’ Bries.” En: Eco Artístico, 05/09/1918, nº 312. Disponible en:
http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0003561632&search=&lang=ca
[18]“Nuestra portada, Egmond D’Bries.”Eco Artístico, nº 312, 05/09/1918, p.12. Disponible en:
http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0003561632&search=&lang=ca
[19]“De teatros. Salón de Verano.” En: El Porvenir. (Diario Independiente de Cartagena). Citado por: Juan Carlos Usó
”Profeta en su tierra.” En: Edmond de Bries. Orgullo travestido. El transformismo en la España del primer tercio del
siglo XX. Santander: ElDesvelo Ediciones, 2017,p.22.
[20] Álvaro Retana [Carlos Fortuny] “Nacimiento, esplendor y ocaso de los imitadores de estrellas.” En: ABC, 12/07/1968 pp.24-25. En: https://www.abc.es/archivo/periodicos/abc-madrid-19680712-24.html y https://www.abc.es/archivo/periodicos/abc-madrid-19680712-25.html
[21]Alberto Carsi, “La inversión de los sexos” En: Pueblo nº 8 643, 1915. Citado por: Juan Carlos Usó “ A modo de
epílogo. La vida fuera del armario (y con vestimenta de mujer) en la España del primer tercio del siglo XX.” En: Edmond
de Bries. Orgullo travestido. Santander: El Desvelo Ediciones, 2017, p.102.
[22] La lista de ciudades y pueblos que visitó es abarca casi toda España. Y más allá. En 1921 exhibió
su espectáculo también en el Salón Liceo de Albacete, el Teatro Doré de Barcelona, Teatro Apolo
de Ceuta, Teatro Victoria Eugenia de Tetuán, Teatro Real de Gibraltar, etc. En 1922 se sumarían al
elenco Valencia y el Puerto de Santa María (Cádiz). En las funciones estaba acompañado por su
hermana Magda, bailarina.
Juan Carlos Usó “Marsal se convierte en Egmont de Bries.” En: Edmond de Bries. Orgullo travestido. El transformismo en la España del primer tercio del siglo XX. Santander: El Desvelo Ediciones, 2017, p.22.
[23] “Funciones para hoy. Apolo.” En El Imparcial, 27/05/1922, p. 6. Disponible en:
http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0000461850&search=&lang=ca
[24]Juan Carlos Usó “Anatomía del éxito de Egmont de Bries.” En: Edmont de Bries. Orgullo
travestido. El transformismo en la España del primer tercio del siglo XX. Santander: El Desvelo
Ediciones, 2017, p. 35.
[25] Álvaro Retana [Carlos Fortuny] “El ocaso de los dioses. Fregoli, el creador del transformismo.” En: Blanco y
Negro, 30/03/1930, p.77. Citado por Juan Carlos Usó “Masculinidad disidente, provocación y
escándalo” En: Edmond de Bries. Orgullo travestido. El transformismno pede trabajar o en la
España del primer tercio del siglo XX. Santander: El Desvelo Ediciones, p. 44.XX. Santander: El
Desvelo Ediciones, 2017, p. 22.
[26]Álvaro Retana [Carlos Fortuny] Egmont de Bries. Su vida. Sus amores. Su arte. Sus canciones. Madrid: Rafel
Caro Raggio , 1921, pp.5-6. Citado por: Juan Carlos Usó “Masculinidad disidente, provocación y
escándalo” En: Edmond de Bries. Orgullo travestido. El transformismo en la España del primer
tercio del siglo XX. Santander: El Desvelo Ediciones, 2017, p.45.
[27]Cristina y Eduardo Mendoza Barcelona modernista. Barcelona: Planeta, 1991, pp.153 y 156.
Citados por: Rafael M. Mérida Jiménez en “Vidas públicas, vidas privadas (1914-1939)”
Disponible en:http://cv.udl.cat/cursos/14649/tema2.ht»aml
[28]Francisco Madrid “Los bajos fondos de Barcelona.” En: El Escándalo, 22/10/1925, nº 1. pp. 4-5
Disponible en: https://ddd.uab.cat/pub/escandalo/escandalo_a1925m10d22n1.pdf
[29]Ibidem p.5.
[30]“Sala de Baile La Criolla-Sala de Ball La Criolla. En: La Barcelona de antes.(consulta 16/04/2020).
Disponible en: https://www.labarcelonadeantes.com/la-criolla.html
[31]Leopold Estapé “Lluïset Serracant , Flor de Otoño, y el travestismo barcelonés años 20-30”. En: L’Armari Obert
23/03/2016. En: http://leopoldest.blogspot.com/2016/03/lluiset-serracant-flor-de-otono-y-el.html
[32]Francisco Madrid Sangre en Atarazanas. Barcelona: Ediciones de La Flecha , 1926, pp. 45, 48 y 73-74. Citado por:
Juan Carlos Usó “A modo de epílogo. La vida fuera del armario (y con vestimenta de mujer) en la España del primer
tercio del siglo XX.” En: Edmond de Bries. Orgullo travestido.Santander: El Desvelo Ediciones, 2017, p. 107.
[33]Ibidem.
[34]Carme Pollina Tarrés; Thais Morales González “Derkas, uno de los más celebrados transformistas de Barcelona
En: Rutas Barcelona.Rutas urbanas, diversas y comprometidas. 27/07/2017. Disponible en:
https://lgtbarcelona.wordpress.com/2017/07/27/derkas-uno-de-los-mas-celebrados-transformistas-de- barcelona/
[35]Álvaro Retana Historia del Arte frívolo,
[36]Álvaro Retana [Carlos Fortuny] “Nacimiento, esplendor y ocaso de los imitadores de estrellas.” En: ABC,
12/07/1968, p.25.Disponible en:
https://www.abc.es/archivo/periodicos/abc-madrid-19680712-24.html y https://www.abc.es/archivo/periodicos/abc
[37]Concepción P. Marine “Revista de Moda” En: La Correpondencia de Valencia, 18/01/1917, nº 16 953. Disponible
en:https://prensahistorica.mcu.es/es/publicaciones/numeros_por_mes.do?idPublicacion=2958&anyo=1917
[38]Javier Rioyo Madrid: casas de lenocinio, holganza y malvivir (Espasa Calpe, 1991), p.334 Citado por: Juan Carlos
Usó en: “A modo de epílogo. La vida fuera del armario (y con vestimenta de mujer) en la España del primer tercio del
siglo XX.” En: Edmond de Bries. Orgullo travestido. Santander: El Desvelo Ediciones, 2017, p. 103.
[39]Javier Rioyo Madrid: casas de lenocinio, holganza y malvivir (Espasa Calpe, 1991). Citado por: Juan Carlos Usó en
“A modo de epílogo. La vida fuera del armario (y con vestimenta de mujer) en la España del primer tercio del siglo
XX.” En: Edmond de Bries. Orgullo travestido. Santander: El Desvelo Ediciones, 2017, p. 104.
[40]Álvaro Retana: Historia del arte frívolo. Madrid: Tesoro,1964, p. 138. Citado por: Juan Carlos Usó en “A modo de
epílogo. La vida fuera del armario (y con vestimenta de mujer) en la España del primer tercio del siglo XX.” En
Edmond de Bries. Orgullo travestido. Santander: El Desvelo Ediciones, 2017, p.105.
[41]“Derechos del colectivo LGTB en España.” En: Wikipedia. La enciclopedia libre. (consulta 20/04/2020). Disponible
en:https://es.wikipedia.org/wiki/Derechos_del_colectivo_LGBT_en_Espa%C3%B1a
Me ha gustado mucho tu trabajo. Compartimos tema preferido.
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Muchas gracias por el mensaje,
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