Esperanto Guerra civil Española Judíos Literatura

DESAFIARON A BABEL: los hablantes de esperanto de Zamora

Hubo un tiempo, romántico e idealista, en el cual cientos de miles de personas creyeron que podían habitar en un mundo en paz, donde las barreras lingüísticas y nacionales fueran barridas por un instrumento de comunicación que sirviera para entenderse fácilmente entre todas las personas del planeta. Esa gran idea, lejos de la utopía, sedujo a toda una generación que tuvo al internacionalismo por bandera y se dedicó al estudio con pasión de una lengua nueva. Esperanto era el nombre de ese idioma.

El esperanto fue creado, en 1887, por el oculista Ludwik Zamenhof con la publicación del primer libro con las bases gramaticales para el aprendizaje de este idioma planificado. Zamenhof firmó aquel manual con el seudónimo “Doktoro Esperanto”, y así pasó a conocerse ese idioma que vendría a significar: “el que tiene esperanza”, o “el esperanzado”, denominación muy apropiada para lo que pretendía con esta lengua artificial internacionalista. Zamenhof se había dado cuenta del peligro que suponían los exacerbados sentimientos nacionalistas, entre amplios sectores de la población la época, en una Europa despedazada por las frecuentes guerras y pensó que idear una lengua franca neutral serviría para unir y facilitar la comunicación entre los seres humanos. Ese cosmopolitismo, solidaridad y pacifismo intrínsecos al idioma llevó a que Zamenhof lo vinculara hasta con una teoría ética: el homaranismo.

Manual esperantista de 1929

Zamenhof procedía de una familia rusófona de ascendencia judía asquenazí (en hebreo recibió el nombre de Eliezer), pero creció en un ambiente de gran variedad lingüística, debido a las diferentes comunidades que vivían en su ciudad natal, Białystok. Manejaba desde niño el polaco, el ruso y el yidis o judeoalemán y, pronto, demostró su gran habilidad para las lenguas aprendiendo: francés, griego, hebreo, volapük, latín e inglés. Igualmente, este políglota adquirió conocimientos básicos también de español, italiano y algunos otros idiomas.

El esperanto parte de unas sencillas reglas gramaticales y un léxico asequible, para posibilitar un rápido dominio del idioma, lo que popularizó pronto su difusión. Tras su creación, numerosas sociedades en todo el mundo se dedicaron a su promoción y estudio.  Los primeros esperantistas españoles datan de 1889, año en el cual se comenzó a publicar también la revista La Esperantisto en Nuremberg, y en 1908 se fundó la Asociación Internacional del Esperanto.

La rapidez con la cual se aprendía el idioma “no colonialista” ayudaron aún más en su enorme éxito, siendo una lengua que aspiraba a convertirse en un medio de comunicación entre los diferentes pueblos de la Tierra. 

El listado de intelectuales, escritores, científicos y artistas que hablaron o defendieron las ventajas del esperanto es interminable: Leonardo Torres Quevedo, León Tolstói, J.R.R. Tolkien, Albert Einstein, Charlie Chaplin, Julio Verne, Miguel  de Unamuno, Francisco Ferrer Guardia, Julio Mangada, Francisco Pi y Margall, Blas Infante, María Julivert, Marjorie Boulton, Marie Hankel, Judit Polgár, Zhang Haidi, Lu Xun, Cai Yuanpei, Ba Jin, Kenji Miyazawa, Eduardo Vivancos, José Pellicer Gandía, Víctor García, Andreu Nin, Antonio Buero Vallejo, Julio Baghy, Joan Mascaró Fornés, Célestin Freinet, Reinhard Selten, Alfonso Cuarón, Umberto Eco, Carles Riba, Ebenezer Howard, etc.    

La edad de oro del esperanto en España fueron las dos décadas anteriores al final de la guerra civil. Su espectacular crecimiento se debió en parte, al interés que despertó entre la intelectualidad progresista y dentro de los colectivos de trabajadores revolucionarios (especialmente en los anarquistas).

A Zamora llegó también la atracción por el esperanto. Especialmente, gracias los esfuerzos de un dinámico grupo de estudiantes de Magisterio, vinculados a la Federación Universitaria Escolar (FUE) y al Partido Comunista, que fundaron la Universidad Popular de Zamora en el año 1933. 

Fotografía de Amado Hernández Pascual. Cedida por Álvaro Queipo

Uno de estos jóvenes promotores en la provincia fue el pintor Amado Hernández Pascual, quien instaba a todo aquel que necesitara ayuda en su estudio a acudir a su domicilio en la capital (sito en la antigua Ronda de San Pablo número 5). En su tarea fue ayudado por otros amigos, conocidos marxistas o esperantistas en la sociedad zamorana de la época: Antonio Pertejo Seseña, dirigente comunista de la Casa del Pueblo; la maestra Engracia del Río de la Vega, vicepresidenta de la zamorana FUE-APEZ; o de un hombre que hasta había decidido cambiar su nombre por convencimiento moral, Esperanto Luis Martín. Organizarían conferencias divulgativas y cursos para su enseñanza en la capital y Amado desarrolló también una prolífica labor difusora en su Argujillo natal. 

Además, en esa década de 1930, libros y literatura en esperanto se podían encontrar en la ciudad de Zamora en la “Librería Religiosa” de Jacinto González (actual librería Semuret). 

  Y previamente, entre diciembre de 1928 y enero de 1929, Amado Hernández había realizado una exposición de sus pinturas en los salones del Círculo de Zamora (instalaciones del Casino), publicándose información del evento cultural en castellano y esperanto, edición que incluía a mayores un curioso catálogo bilingüe para la venta de sus cuadros.

Pasquín zamorano esperantista

Quien desee ampliar información sobre los antiguos esperantistas de Zamora, humildemente lo remito a consultar mi estudio, La labor educativa de Amado Hernández Pascual: universidad popular, esperanto y difusión cultural en Zamora y Argujillo durante los años 30publicado en el Anuario del 2019 del IEZ Florián de Ocampo. La dictadura franquista cercenó esta interesante experiencia cultural.

Es necesario reflejar que lejos de ser solo una curiosidad filológica, sin género de dudas, el esperanto es una maravilla de la capacidad creativa del ser humano, y su reconocimiento por parte de la UNESCO ha sido una justa decisión. El esperanto ha sobrevivido: a las dos guerras mundiales, si bien es cierto que tras la Segunda Guerra Mundial comenzó su declive; al régimen de Hitler, pues los nazis persiguieron a sus hablantes con saña, ya que las ideas racistas del fascismo no podían tolerar que un judío fuese el creador de un idioma neutral que además despertaba las simpatías del movimiento obrero; e igualmente, a la represión durante la totalitaria época estalinista en la Unión Soviética, incapaz de tolerar a una lengua que clamaba por la libertad y el asociacionismo.

El idioma internacional llegó a todos los continentes y aún hoy, en algunos lugares, tiene unas posibilidades inmensas y un fuerte apoyo institucional. China es un claro ejemplo, gozando de un enorme prestigio social y hasta la misma traducción de la palabra esperanto al chino significa: “El idioma del mundo”.

En nuestros días, lamentablemente los conflictos bélicos continúan muy presentes y, pese a que la idea de una lengua internacional no haya cuajado, quizá el fraternal postulado de esperanza que entraña la estrella verde de cinco puntas (símbolo del esperanto) sea un buen motivo para dedicarle un momento de estudio para cualquier persona con inquietudes. Los grupos esperantistas, Internet y algunas universidades nos brindan fácilmente ese aprendizaje, teniendo siempre presentes esas bellas palabras del doctor Zamenhof: “¡Romped, romped los muros entre los pueblos!”.

Artículo publicado en el diario La Opinión – El Correo de Zamora, suplemento dominical (pp. 2-3), del 31 de marzo de 2024.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.