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Cuento cyberpunk navideño: la Inteligencia Artificial o la nueva lucha de clases

La llamada Inteligencia Artificial es una Alucinación Consensual Masiva. Anticipando lo que luego sería Internet en los años 90, el ciberpunk William Gibson introdujo en 1982 ese neologismo aplicado al ciberespacio que por desgracia aplica cada vez más a nuestra realidad. 

Hablamos de la percepción de esas tecnologías que, bajo el paraguas de la IA, expolian derechos laborales y son herramientas perfectas para el control social. Pero la Alucinación Consensual Masiva hace que las veamos como herramientas emancipadoras y que mejoran nuestra calidad de vida, mientras nos hacen cada vez más dependientes de algoritmos que sólo obedecen al mandato capitalista, para extraer el máximo beneficio en el menor tiempo posible.

La SGAE echa de menos ser el enemigo

La SGAE parece que quiere volver a ser el blanco de las iras, porque si no, es difícil explicar que lidere la firma de un “Apoyo al Real Decreto sobre Inteligencia Artificial y Liderazgo Europeo en la Salvaguardia de la Creación Cultural”. Un Real Decreto que posibilita el expolio del trabajo cultural, bajo la excusa de un supuesto balance entre “innovación” -los intereses económicos de Silicon Valley- y de derechos de autoría -a lo que en teoría debería defender SGAE y otras entidades de gestión-.

Marta C Dehesa hizo público en una red social el texto y firmantes de un puñado de entidades de gestión y asociaciones únicamente del sector musical, con firmas francamente sorprendentes como las de las patronales de la música en directo. En torno a la Inteligencia Artificial hay mucha prisa, improvisación y nula legitimidad en apoyar al Ministerio dirigido por un inepto como Ernest Urtasun, que no posee los conocimientos más elementales relacionados con el sector cultural.

Varios frentes abiertos

El uso de la IA no es algo neutro y es un debate que tambíén estamos teniendo en Ser Histórico. No debe usarse y fomentarse el uso de una tecnología que es estrictamente explotadora, con sesgos racistas y machistas y, además, muy contaminante. Y con aplicaciones fascistas, como se refleó en Israel, Gaza y la Inteligencia Artificial: un inquietante precedente. Y para quien quiera profundizar en estos temas, recomendamos la lectura del magnífico dossier de Libre Pensamiento en torno a todo lo relacionado con Inteligencia Artificial.

La abogada Eva Moraga ha difundido la campaña ASÍ, NO así como unas contundentes alegaciones al Real Decreto Antes aludido. Las organizaciones que impulsan esas alegaciones pueden conocerse aquí Otras campañas son la de Manifiesto • Arte es Ética para comprender y regular la IA generativa y el trabajo de sindicatos como SEGAP de CGT, que también se oponen frontalmente al RD. Antes dentro y fuera del Estado español ha habido propuestas de licencias para evidenciar que muchos trabajadores/as culturales no quieren que sus obras sean usadas por algoritmos de IA, como con la propuesta de la Claúsula AntiIA.


Un laberinto dentro del Estatuto del Artista

Todo lo relacionado en la IA es muy complejo, pero esta complejidad aumenta ya que en el sector hay infinidad de asociaciones, cooperativas, colectivos, sindicatos y entidades de gestión, que organizan o cubren determinados aspectos del trabajo cultural, que es de autónomos, falsos autónomos, asalariados y todas y cada una de las posibles formas que adopta la precariedad.

Y con el Estatuto del Artista de fondo. Este surge despúes de años del sueño húmedo de la industria musical, donde la fuerza sindical es muy desigual: siempre se forzaba la contratación mercantil como la única opción, como se ha intentado también con los Riders. Pero al calor del Estatuto del Artista ha surgido el Contrato Laboral Artístico, que supuso un pequeño avance para las artistas que actúan en directo. Pero pierde sentido si las grabaciones de esas actuaciones pueden usarse para entrenar algoritmos de IA y sin ningún control por parte de quienes crean. En el trabajo cultural siempre parece que vamos un paso adelante y dos atrás.

El patrón sólo entiende un lenguaje…

…boicot, huelga y sabotaje. El equipo del  profesor Ben Zhao de la Universidad de Chicago ha creado dos herramientas que pretender ser un torpedo a la línea de flotación de la IA. La primera es Glaze, programa que aplicado a fotos estas confunden a los algoritmos de IA y hace que esa imagen no sirva para entrenar al algoritmo. 

Pero más importante que Glaze nos parece Nightshade: este es un programa ofensivo, no defensivo. Se ha diseñado para “envenenar” el entrenamiento del algoritmo y hace que confunda lo que ha “aprendido” hasta el momento esa IA, con el objetivo de que este quede inservible o funcione de manera ineficiente. La lucha contra las IA y la aparición de nuevas herramientas y prácticas no ha hecho más que empezar. Aunque el autor de Resisting AI: An Anti-fascist Approach to Artificial Intelligence Dan McQuillan opina que son mucho más efectivas las okupaciones de fábricas, como la de GKN en Italia.

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