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Entrevista a Pau Juvilla: «La potencia de la movilización obrera en Baix Llobregat puso contra las cuerdas al régimen de Franco»

Pau Juvillà (Lleida, 1973) es técnico en medio ambiente, campo en el que trabaja desde hace más de veinte años. Ex-diputado de la CUP-NCG por Ponent, Pirineus y Aran, inhabilitado por el TSJC en el 2022 por poner un lazo amarillo en el despacho de la Crida en la Paeria. Es una persona comprometida con los movimientos sociales y solidarios, como la campaña de insumisión, por la que fue juzgado. Ha sido delegado sindical de la CGT, miembro de su secretariado permanente, concejal del Llamamiento por Lleid -CUP y también ha formado parte, en varias épocas, del secretariado nacional de la CUP. Es autor y coautor de varios libros en torno a la historia del movimiento obrero y del independentismo, el último de los cuales es ERAT, el ejército en la sombra.

Después de Primàries de sang con David Marín y Assassinat al Consell Polític ahora publicas El vertigen interior. Alternas estas novelas con el ensayo… ¿Es porque consideras que hay que acompañar al cambio político con ficción, no sólo con ensayos y bibliografía, o simplemente disfrutas con este formato? Reivindicas la novela negra de Lleida.

El formato de novela negra me permite ser más creativo, menos riguroso con la historia y representa un paréntesis, una suerte de descanso, después de los ensayos sin renunciar a nada, sin esconder mi compromiso político que siempre es evidente. La novela negra es sin duda un buen vehículo, divertido y ameno que me permite incorporar la crítica social (y algunas veces aprovechar algunas informaciones de mis trabajos anteriores) de una forma diferente del ensayo. En ellas, como también hacen diferentes autores de mi ciudad, existe también una reivindicación de que Lleida es tan buena (o mala) como lo puedan ser Nueva York o Paris, que los lugares cercanos a nosotros también pueden ser, ¿por qué no? un escenario para una novela y que, a más a mas, y por el hecho de contener espacios comunes y conocidos, facilita la identificación del lector con la trama.

¿Te ha influido la figura de Manuel Vázquez Montalbán en tus trabajos de ficción? Como lo valoras tanto a nivel político como a nivel literario, en caso de que se pueda separar…

Sí, Assassinat en el Consell Polític tiene conexión directísima con el Asesinato en el Comité Central de Vazquez Montalban. Durante el confinamiento se me acabaron los libros nuevos y empecé a releer los de mi biblioteca, el primero fue el del escritor catalán. De aquí la idea de una “actualización” (salvando las distancias) de su novela, cambiado el PCE por la CUP. Y de hecho en el capítulo del primer asesinato y como modesto homenaje al de Montalbán, hay algún trozo calcado.

Para mucha gente por fin acabó el misterio en torno a un efímero grupo gracias a tu trabajo ERAT, l’exèrcit de SEAT, donde aparece el por desgracia conocido en el anarcosindicalismo Joaquín Gambín. ¿Cómo surge la idea de este libro? Por otra parte ¿qué te sorprendió más en esta investigación?

Cuando trabajé en los dos libros anteriores, tanto el de EPOCA, l’exèrcit a l’ombra como en el Del FAC a la reunio de Perpinyà – la vida de Carles Garcia Sole aparecía el nombre del ERAT en algunos documentos y publicaciones. Me picó la curiosidad porque me pareció una cosa singular, un grupo armado dedicado a hacer expropiaciones para apoyar huelgas y luchas laborales que se componía, casi en su totalidad, de trabajadores de una fábrica concreta. Y no una cualquiera sino la SEAT, el mascarón de proa del proceso de industrialización del franquismo. No recuerdo un ejemplo igual, ya no en el Estado español, sino en la Europa Occidental. Empecé a investigar y encontré que existía una única referencia más o menos completa, el artículo de Francesc Viadel en el semanario El Temps del año 1996, algún documento parcial y muchas versiones: Desde los que defendían que sus miembros eran una suerte de Robín Hood hasta los que les acusaban de vulgares atracadores y de ser un producto poco menos que del aparato policial del Estado. Y en la investigación descubrí una cosa evidente pero que yo no conocía (soy de Lleida a 150 km. del Baix Llobregat) que es la potencia de la movilización obrera en aquella comarca que puso contra las cuerdas al régimen de Franco. Y también, y como dices en la pregunta, aparece Gambín que enlaza, ya no solo con la CNT y el caso Scala, sino con el ERAT y la guerra sucia contra ETA. Una figura que permite explicar un poco una transición que mantuvo incólumes los aparatos policial y judicial, y algunas de sus prácticas.

Otro trabajo que arrojó luz fue Epoca, l`exércit a l`ombra. ¿Fue una investigación más o menos complicada que la de ERAT? ¿Es fácil explicar tantos años despúes de la actividad de grupos como el Exèrcit Popular Català?

Fue más complicado en el sentido de que la organización era más compleja y más estructurada, pero, en este caso, las referencias y las posibilidades de hablar con sus componentes y testimonios eran más accesibles por proceder del movimiento político donde milito. EPOCA, y otras organizaciones armadas (a excepción de ETA) que operaron durante el franquismo y el inicio de la transición han quedado en el olvido bajo el mantra de una transición modélica y pacífica. Existen muchos motivos que lo explican, sociológicos, históricos y personales, ya que algunos de sus componentes abandonaron la militancia política o bien sufrieron prisión o exilio. En todo caso escribir sobre ellas es una excusa para explicar un momento histórico y sus derivadas políticas. En el caso de EPOCA, por ejemplo, servía para explicar la génesis del Front Nacional de Catalunya de la cual nacieron las organizaciones políticas (tras escisiones y rescisiones) que han dado lugar a la izquierda independentista, un FNC que impulsó esta organización como un “ejército” al servicio de la Generalitat fuera quien fuera su presidente. Una decisión herencia de la derrota del seis de octubre de 1934.

¿Cómo valoras la relación de CGT y la Izquierda Independentista?

Una relación de normalidad entre una organización sindical anarcosindicalista y un movimiento de liberación nacional socialista compuesto por diferentes siglas. De hecho en un libro que editaron David Fernàndez i Julià de Jodar el 2015 bajo el título de Cop de CUP se hacía evidente, cuando se hablaba de la apuesta sindical de los y las militantes de esta organización, que una parte significativa eran afiliados a la CGT. Y creo que es bastante natural porque nos mezclamos en la calle, en movimientos sociales o en luchas sectoriales personas que militamos en la CGT o en la izquierda independentista. Estos puentes, y una coincidencia en luchas sociales y laborales hacen que, por lo general, las relaciones sean fluidas y, en algunos casos, de trabajo conjunto.

¿Por qué crees que el independentismo sigue militando en CGT y no apuesta por la COS u otras organizaciones sindicales que sí se mueven en clave nacional?

Existen diversos casos, yo entre ellos, de militantes de la CGT que han también militan o han militado en alguna de las organizaciones de la izquierda independentista, creo que el modelo de sindicalismo de confrontación que defiende el sindicato coindice con la voluntad de transformación de muchas de nosotros y nosotras. La sindicación en una u otra central es multifactorial, del lugar donde se vive y la implantación de una otra organización en la ciudad o comarca, de la existencia de una sección sindical o afiliado en la empresa donde se trabaja, de amistades o conocimientos personales…. Porque comparten buena parte de las ideas y objetivos, como mínimo a corto y medio plazo.

Para finalizar… ¿Leíste Francesc Layret – Vida, obra i pensament de Vidal Aragonés? ¿Qué crees que es más reivindicable de su figura para la relación de anarcosindicalismo y partidos políticos?

Vidal Aragonés ha escrito una obra muy exhaustiva, completa y comprometida con el personaje que se complementa, perfectamente, con un pequeño libro editado por el Centre d’Estudis de la Unitat Popular titulado Layret, Seguí i Companys : una triada, no únicament d’amics, conformadora del catalanisme popular. Seguí, Companys y Layret, son, sin duda, referentes y elementos clave para la construcción de la historia del, como dice Vidal Aragonés, catalanismo popular, sin sectarismos, con propuestas rupturistas y vocación de victoria. Quizás por eso, los tres amigos fueron asesinados por el Estado Español y recibieron «el más mas profundo odio de la burguesía catalana».

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