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SER NEGRO EN LA ALEMANIA DEL FÜHRER

¿Quién no ha oído hablar de la Shoah, el holocausto judío? ¿O también de la persecución o exterminio de gitanos, homosexuales, discapacitados u opositores políticos al régimen nacionalsocialista? Existe, sin embargo, una categoría de víctimas del nazismo cuyo destino ha sido poco contado y que, a menudo ni tan siquiera figura entre las comunidades perseguidas por el régimen de Hitler. Se trata de los alemanes de piel negra que vivían en el estado germánico cuando en 1933 se produjo la llegada del NSDAP a la Cancillería del Reich.

No hay unanimidad entre los historiadores a la hora de cuantificar el tamaño de la población de color. Algunos autores han ubicado la cifra en 5.000 personas y otros la elevan hasta las 20.000 incluyendo a los afroalemanes y afroamericanos residentes.1

En la década de los veinte, durante los años de la República de Weimar, Alemania contaba con una alta densidad de artistas afroamericanos. Muchos de ellos hallaron allí el espacio cultural que les era negado al otro lado del Atlántico, tratándose, en su mayor parte, de músicos y actores. En 1931, sin embargo, se limitó la contratación en suelo germánico de músicos foráneos y, un año antes, con la llegada de los nazis al poder en el estado de Turingia, quedaron prohibidas en ese land las bandas de jazz y lo que ellos llamaban “música de tambores”. En 1932 se prohibió en ese mismo territorio la contratación de compositores y cantantes negros.2

La mayoría de la población de color del III Reich estaba constituida por familias de la primera generación con hijos nacidos ya en Alemania pero que no habían alcanzado todavía la mayoría de edad. En este sentido, la incipiente comunidad negra alemana era similar a la que había -en mayor número, eso sí, en Francia y el Reino Unido- formada sobre todo por mujeres y hombres procedentes de las colonias africanas y asiáticas de dichos imperios.3

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Muchas de esas personas habían emigrado a Alemania tanto antes como después de la Primera Guerra Mundia,l cuando el recién derrotado Reich fue obligado a renunciar a sus colonias africanas Estas eran Togo, Camerún, el África Oriental Alemana (formada por las actuales Burundi, Ruanda y la parte continental de Tanzania), así como el África del Sudoeste (Namibia). Dentro de este contingente, algunos de cuyos miembros estaban casados con mujeres alemanas, figuraban también antiguos combatientes o funcionarios coloniales de bajo rango de la época.

El dominio germano en el continente negro se había caracterizado por por un acentuado desprecio hacia la población local (aunque el del resto de potencias europeas, todo sea dicho, no le andaba a la zaga) como lo demuestra el hecho de que el Reichtag promulgase una ley que prohibía los matrimonios mixtos en las colonias. Y, más grave todavía, por haber constituido un terrible precedente de los crímenes perpetrados en la época nacionalsocialista. En Camerún, el gobierno de Berlín había instigado un severo sistema de trabajo forzado para obligar a los nativos a participar en proyectos como la construcción de vías férreas.4 Mucho peor, sin embargo, fue lo que ocurrió en Namibia. Allí el general Lothar von Trotha, (Magdeburgo, Alemania, 1848- Bonn, 1920) (al cual en 1933 los nazis dedicarían una calle) masacró al pueblo herero estimándose en 15.000 el número de muertos. Era el resultado de la contraofensiva del militar para hacer frente a la rebelión que había costado la vida a 200 alemanes. Aurora Moreno Alcójor, licenciada en periodismo, especialista en historia y actualidad africanas, en una entrevista a El País en el 2012 subrayaba el carácter experimental de la brutal represión en la colonia en estos términos:

Pero la peor parte fue quizás que estos primeros campos de concentración se convirtieron en un primigenio ensayo de lo que sucedería más tarde los campos de concentración nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Muchas mujeres fueron utilizadas como esclavas sexuales, dando algunas a luz niños de raza mixta sobre los que se llevaron a cabo determinados experimentos con el fin de demostrar que los negros eran inferiores a la raza blanca. Entre las personalidades que visitaron la colonia aquellos años se encontraba el tristemente famoso doctor Eugen Fischer (Karls ruhe, Alemania, 1874-Friburgo de Brisgovia, Alemania, 1967). (…) Para más inri, durante aquellos años centenares de ojos, penes y otras partes del cuerpo fueron arrancadas de los cadáveres, metidas en formol y enviadas a Alemania para el estudio y experimentación con ellos. Restos que no fueron devueltos hasta el pasado septiembre (2011).5

Si antes de la rebelión, siempre según Moreno Alcójor, los herero (foto inferior) eran de 80.000 a 100.000 personas, cuatro años después apenas quedaban unos 15.000, es decir, un 85% de un grupo étnico había sido exterminado. Y no fueron los únicos. Durante esos años, también la tribu de los Nama se sublevó y el general von Trotha respondió de la misma manera. De un total de 20.000 miembros, la mitad fueron asesinados y otros 9.000, enviados a campos de concentración.

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Aparte de los emigrados desde las colonias, otro grupo significativo de africanos, según ha estudiado la historiadora Catherine Coquery-Vidrovitch (Paris, 1935), en su libro Des victimes oubliées du nazisme: les Noirs et l’Allemagne dans la première moitié du XXè siècle (Le Cherche-Midi, 2007), lo formaban las tropas coloniales francesas que se habían instalado en la región desmilitarizada del Sarre, en Renania, en aplicación del Tratado de Versalles de 1919. Muchos de estos soldados se casaron con mujeres alemanas con el consiguiente nacimiento de hijos mulatos. El número estimado de estos niños varía mucho, según las fuentes. Las cifras oscilan entre los 2.500-3.000 que proporciona el profesor emérito de la Universidad de Picardia, Lionel Richard (Dreux, Francia, 1938), hasta los 24.000 de que habla el periodista Serge Bilé (Agboville, Costa de Marfil, 1960), en su libro Noirs dans les camps nazis (Le Serpent à plumes, 2005).6

La presencia de las tropas de París en territorio alemán era considerada una humillación por amplias franjas de la población y más aún por el hecho de que estuviesen integradas, en buena medida, por soldados de color.

El sentimiento de revancha hacia los franceses junto con el racismo y el nacionalismo culminaron con una virulenta campaña de prensa contra lo que se llamó “La Vergüenza negra” (Schwarze Schmach), que se inició en abril de 1920 y prosiguió con intensidad hasta 1923. Sus consecuencias, sin embargo, se extendieron mucho más allá de este periodo cronológico. Goebbels, de hecho, recurrió a ella en 1940 cuando los nazis invadieron Francia. Los negros que la defendían eran presentados como bestias salvajes, pervertidos y peligrosos que mutilaban sin piedad atrozmente a los heridos alemanes que caían en sus manos. El odio de muchos germanos hacia los negros se remontaba, no obstante, a la Primera Guerra Mundial cuando, de los ocho millones de soldados franceses, había 134.000 senegaleses que participaban en la defensa del país. Se trataba, pues, de una cifra modesta, pero que fue sobredimensionada por Berlín para desacreditar al enemigo el cual recurría a “salvajes” africanos para combatir a otro estado europeo civilizado.7

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La Vergüenza negra” se basaba principalmente en la denuncia de las violaciones cometidas por los negros. Violaciones que eran descritas como colectivas y que superaban todos los límites del horror imaginables. Así las describía el diario Frankfurten Nachrichten el 7 de julio de 1921:

Chicas jóvenes han sido llevadas a los médicos sin conocimiento y las venas casi vacías de sangre. Los Negros cortan a menudo las arterias a su víctima o las muerden y chupan después su sangre. Son, evidentemente bestias salvajes.8

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Adolf Hitler en el Mein Kampft, escrito en 1924-1925, se refería a los niños nacidos de las uniones con soldados africanos de las fuerzas de ocupación, como la contaminación de la raza blanca “por la sangre negra en el Rin, en el corazón de Europa.” Y acusaba a los judíos de ser los responsables de la llegada de los negros a Renania con el fin último de “bastardear la raza blanca que ellos abominan con el objetivo de rebajar su nivel cultural y político para que el judío pueda dominar9”.

La propaganda nacionalista y revanchista durante esos años tenía en el punto de mira a los que denominaba “bastardos de Renania” cuya esterilización impulsarían los nazis al llegar al poder.

Aún así hay y, más allá de las medidas ya comentadas al principio de este artículo, en contra de los cantantes negros y del jazz -que Goebbels llegaría a calificar como “música de la jungla” y los nacionalsocialistas tildarían de “música judeo-negra degenerada”- amén de su evidente negrofobia, los nazis no montaron un plan de deportación y exterminio de los negros en su seno y tampoco los removieron completamente de la vida social y cultural alemana. Ninguna orden general fue emitida para arrestarlos, encarcelarlos o eliminarlos. Por paradójico que pueda parecer, algunos de ellos podían enseñar en las escuelas y universidades aun cuando los judíos y disidentes no podían hacerlo. Según apunta el analista político internacional y escritor argentino Julián Schindlerman (Buenos Aires, 1969), ello obedecía, en parte, al interés colonial alemán en África ya que los negros podían impartir clases de idiomas africanos, entre otros estudios.10

Algunos historiadores han sostenido que el trato discriminatorio, pero relativamente moderado -si lo comparamos sobre todo con el que se dio desde el principio del régimen a judíos, gitanos, homosexuales o disidentes políticos-, se basó en la decisión de explotarlos políticamente para marcar un contraste con las políticas segregacionistas vigentes en los Estados Unidos y así ganar puntos a su favor ante la opinión pública internacional, soliviantada con la beligerancia hitleriana hacia la comunidad hebrea del país.11

En los EE.UU, en los estados meridionales había, por aquel entonces, escuelas, hospitales y transporte público segregados para negros y, aunque no hay unanimidad al respecto, se atribuye la muerte en 1937 de Bessie Smith (Chattanooga, Tennessee, 1894-Clarksdale, Misisipi, 1937), la leyenda del blues, al hecho de que los hospitales más cercanos se negasen a atenderla por ser negra.12

En tierras germanas, mientras tanto, se promulga el 15 de septiembre de 1935 una ley destinada a la “protección de la sangre y del honor alemanes” que contempla condenas penales para las relaciones entre judíos y arios. Un decreto del 14 de noviembre estipula que los matrimonios no se pueden consumar si hay que esperar una descendencia perjudicial para la pureza de la sangre alemana, Y los “bastardos de Renania” eran sospechosos de transmitir enfermedades como la sífilis u otras propias de países “salvajes.” Así, el 26 de noviembre, un bando del Ministerio del Interior especifica que los matrimonios de personas de sangre alemana con gitanos, negros o sus bastardos no están autorizados.13

Tales medidas legales no pudieron aplicarse inmediatamente a Renania ya que, en virtud del Tratado de Versalles, el territorio tenía que permanecer desmilitarizado y fuera, por tanto, del control efectivo del gobierno de Berlín. El 7 de marzo de 1936, el führer envió a 30.000 soldados a la zona para poner fin a esta situación que los nazis -y muchos alemanes-, consideraban humillante para su país. Fue a partir de ese momento que el régimen nacionalsocialista decidió “solucionar” el problema que para la raza suponían los llamados bastardos de Renania.

En 1937, una política de esterilización forzosa fue decidida en secreto para prevenir la procreación de los negros y de los mestizos con los arios. En los municipios de Renania se desencadenó entonces una verdadera “caza al bastardo” y, de los 600 que había en los recién ocupados territorios al este del Rin, 385, según fuentes nazis, fueron obligados a someterse a esta “profilaxis social14”.

La naturaleza racista del régimen había sido brevemente ocultada un año antes con motivo de los Juegos Olímpicos de Berlín del verano de 1936 en los cuales participaron varios deportistas negros como Jesse Owens (Oakville, Alabama, 1913- Tucson, Arizona, 1980), Ralph Metcalfe y Eulace Peacock junto a otros 15 afroamericanos, seis de los cuales obtuvieron medallas de oro, plata y bronce.

Sommerolympiade, Siegerehrung Weitsprung Goebbels había instruido al respecto a la prensa alemana para que se abstuviera de difamar a los deportistas negros, instándola a que el punto de vista racial no fuese usado al informar de los resultados deportivos y, a que no se se cubriesen los eventos de forma insensible para ellos. No había afroalemanes en los equipos germanos aunque sí que un peso pesado negro, Louis Brody-Alcolson (Dula, Camerun, 1892- Berlín, 1952), integró el equipo nacional de boxeadores.15

El paréntesis de pseudotolerancia duró poco y, una vez terminados los Juegos y, sobre todo en los años posteriores, el régimen, como se ha comentado anteriormente con las esterilizaciones forzosas de 1937, dio rienda suelta a su negrofobia y a su obsesión por preservar la pureza de la raza aria. Ahora bien, dado que el porcentaje de personas de color era exiguo, los nazis no los consideraron nunca un peligro comparable al que representaban otras minorías, y eso explica que siguieran siendo utilizados en películas como Alrededor de la estatua de la Libertad, incluso en fecha tan tardía como 1941 en plena Segunda Guerra Mundial.16

Paralelamente muchos negros eran deportados a campos de concentración como ponía de manifiesto Serge Bilé en el 2005, en su ya citado libro Noirs dans les camps nazis. Al principio, Bilé recibió duras críticas por parte de algunos intelectuales -entre los cuales Alain Finkielraut (París, 1949)- y de medios de comunicación, que denunciaban una “competencia de las memorias” que, según ellos, amenazaba la unidad de la sociedad francesa. A pesar de los ataques recibidos, en dos años se vendieron 150.000 ejemplares del ensayo del periodista francomarfileño.17

9782268053011 En una entrevista concedida también en el 2005 al portal de actualidad africana Afrik.com, Bilé estimaba que el número de negros internados en los campos oscilaba entre los 10.000 y los 30.000, aunque subrayaba la dificultad que comportaba su verificación dado que los deportados eran contabilizados según su nacionalidad de origen, que era la de sus colonizadores.18

En otra interviú del 2017 al digital Visages du Bénin, el autor explica la omertà sobre el holocausto negro por el hecho de que los vencedores (en este caso los aliados blancos y colonialistas), solamente se interesan por su sufrimiento y el de los demás les trae sin cuidado. Como subraya, asimismo, Bilé, el nazismo se inspiró en el precedente de Namibia, un genocidio también olvidado. De hecho, Heinrich Göering (Emmerich, Alemania, 1839- Munich, 1913), padre de Herman Göering (Rosenheim,Baviera, 1893-Nuremberg 1946), llegó a ser gobernador de la colonia y bajo su mandato se abrió el campo de concentración de Swakopmumd.19

Víctimas de los nazis fueron también los negros que las potencias coloniales llevaron a Europa para defender a las metrópolis. Durante la Segunda Guerra Mundial, según la historiadora Catherine Coquery-Vidrovitch, cerca de 77.000 hombres del África Occidental Francesa (AOF) fueron enviados a los campos de batalla del Viejo Continente, de los cuales 30.000 murieron o fueron dados por desaparecidos. El ejército alemán hizo pocos prisioneros de color y no les aplicó la Convención de Ginebra del 27 de julio de 1929, relativa al tratamiento de los prisioneros de guerra ya que prefirió matarlos o privarles de alimento.20

Varias masacres tuvieron lugar en Francia. El 10 de junio de 1940, un centenar de presos negros fueron fusilados en Erquinvilliers, en Picardía. El 20 de junio del mismo año les tocó el turno a 250 fusileros senegaleses en un pequeño pueblo de Chasselay-Montluzin, cerca de Lyon. Coquery-Vidrovitch, pone de relieve que “los Negros deportados no lo fueron, en general (salvo si eran alemanes y amenazaban directamente por el mero hecho de su existencia, a la raza de los señores) a causa del color de su piel, sino, normalmente, por colaborar con las fuerzas de la Resistencia o por formar parte de las tropas coloniales”. Aún así, campos especiales de trabajos forzados que lindaban con la esclavitud les fueron, a veces, reservados. Léopold Sédar Senghor (Joal, Senegal, 1906- Verson, Francia, 1901), poeta y presidente del Senegal durante los primeros veinte años de independencia del estado africano (1960-1980,) fue uno de los soldados hechos prisioneros por los alemanes en junio de 1940. Le internaron en el Front Stalag de Poitiers (uno de los campos reservados a las tropas coloniales) y se le liberó en 1942 por motivos de salud.21

Un caso aparte lo constituían los soldados negros norteamericanos enviados a Europa después del ataque japonés a Pearl-Harbor, en diciembre de 1941. El hecho de que los Estados Unidos no fueran un país derrotado (como si lo eran Polonia, Francia y, en parte, la URSS) hizo que sus prisioneros de guerra fueron internados en centros controlados directamente por la Wermacht , y, sobre todo, por la Luftwaffe, ya que la mayoría de ellos pertenecían a la aviación americana. Todo ello les garantizaba un trato, cuando menos, diferente, al que tenían los que estaban en los campos de concentración de las SS.22

Hay que tener en cuenta, además, que, aunque la situación variaba considerablemente de un campo a otro, por lo general, no se dispensaba un trato diferente a los prisioneros de guerra estadounidenses en función de cuál fuera su raza, judía, negra o blanca. En algunos centros de reclusión, los guardias intentaron atizar, eso sí, el odio racial entre los militares norteamericanos, pero, pocas veces con éxito. Igualmente, el contingente de presos de color entre los soldados de EE.UU era escaso.23

Entre los negros que fueron deportados a campos de concentración los hubo también, como ocurrió con los judíos, algunos que colaboraron con los nazis. En la película Lacombe Lucien de Louis Malle (1974) aparece un negro que torturaba para la Gestapo. Malle afirmó en una entrevista posterior que con esta escena quería evocar a dos martiniqueses que trabajaban para la Gestapo en Burdeos. Serge Bilé en su libro Sombres bourreaux: collabos africains, antillais.guyanais, réunionnais et noirs américains dans la Deuxième guerre mondiale (Oscuros verdugos) (Kofiba Éditions, 2011), publica el resultado de su investigación sobre el caso y revela que los dos torturadores negros a los que se refería Malle eran los Hoarau, padre e hijo y un tercer hombre del mismo apellido, jefe de la Milice française en Montpellier, todos originarios de la isla de la Réunion. Este último supervisaba las sesiones de tortura a los resistentes.

Más sorprendente, si cabe, resulta el caso de Norbert Désirée que, desde la isla de Guadalupe viajó hasta la Francia metropolitana movido por su voluntad de combatir con el ejército a Rusia y de alistarse en las Waffen SS. Luchó con la Légion de volontaires français contre le bolchévisme en la URSS hasta 1944.24

¿Cómo puede explicarse que un negro se aliste voluntario para combatir en Rusia con los colaboracionistas franceses al lado de los nazis? Esto es lo que decía al respecto Bilé en una entrevista a Jeune Afrique en el 2011:

No tengo una única explicación, sino varias. En la vida cotidiana, en la realidad de esa gente -y se ve bien a través de los testimonios de los unos y de los otros- no había una verdadera diferencia entre el nazismo y el colonialismo que había causado mucho daño en sus países. Los había también para los que se trataba simplemente de salvar la piel en una Francia donde, de todas maneras ellos no tenían su lugar. Y, finalmente, había otros que, por estar en la Humanidad con lo que esto implica de bueno y de malo, querían saciar la parte oscura de su ser.25

El historiador Robert W. Kestling estima en 55.000 las personas de raza negra que fueron víctimas del régimen nazi, entre civiles y prisioneros de guerra, fundamentalmente franceses y estadounidenses.

BIBLIOGRAFÍA Y RECURSOS

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Notas

1 Julián Schvindlerman “Negrofobia en la Alemania nazi.” En: enlacejudío, 09/09/2014, (en línea) (consulta 04/01/2018). Disponible en: http://www.enlacejudio.com/2014/09/09/negrofobia-en-la-alemania-nazi/
2 Ibidem.
3“Cosa è successo ai tedeschi di colore durante il nazismo.” En: TPI News.Senza giri di parole. 13/08/2017 (en línea) (consulta 05/01/2018). Disponible en: https://www.tpi.it/2017/08/13/africani-tedeschi-nazismo/#r
4 Durante los años 1912-1913 y 1913-1914 se registraron índices de mortalidad del 86 por mil y del 97 por mil entre los obreros del ferrocarril del centro del país (Douala- Edéa), con un total de 5.423 y 8.150 trabajadores muertos respectivamente. Patrick Gubry “Contribution à l’histoire de la mortalité au Cameroun (1890-1914). L’apport de Kuczinsky. En: Horizon. Pleins textes. Institut de Recherche pour le Développement.France. 1995. Paris: ORSTOM,pp. 157-167. (consulta 05/01/2018). Disponible en: http://horizon.documentation.ird.fr/exl-doc/pleins_textes/doc34-07/42995.pdf
5 Lola Huete Machado “Namibia, ¿primer genocidio del siglo XX.?” En. Africa no es un país. El País (04/05/2012). (en línea) (consulta 06/01/2018). Disponible en: https://elpais.com/elpais/2012/05/04/africa_no_es_un_pais/1336134156_133613.html
6 “Bâtard de Rhénanie.” En: Wikipédia. L’encyclopedie libre (en línea) (consulta 06/01/2018). Disponible en: https://fr.wikipedia.org/wiki/B%C3%A2tard_de_Rh%C3%A9nanie
7 Jean-Yves Le Naour La “Honte noire.”La haine raciale des Allemands à l’encontre des troupes coloniales de l’armée française (1914-1940). En: Quasimodo, nº 8 (“Corps en guerre.Imaginaires, idéologie, destructions.Tome I) primavera 2006, Montpellier, p.246.
8 Ibidem, p.250.
9 “Bâtard de Rhénanie.” En:Wikipédia. L’encyclopédie libre.(en línea) (consulta 08/01/2018). Disponible en: https://fr.wikipedia.org/wiki/B%C3%A2tard_de_Rh%C3%A9nanie
10 Julián Schvindlerman “Negrofobia en la Alemania nazi.” En: enlacejudío, 09/09/2014, (en línea) (consulta 09/01/ 2018). Disponible en: http://www.enlacejudio.com/2014/09/09/negrofobia-en-la-alemania-nazi/
11Ibidem.
12Teresa Amiguet “Bessie Smith, la emperatriz del blues que acabó cantando en lupanares.” En: La Vanguardia. 26/09/2017, (en línea) (consulta 09/01/2018), Disponible en: http://www.lavanguardia.com/hemeroteca/20170926/431556249079/bessie-smith-blues-jazz-musica-la-emperatriz-del-blues.html
13 Lionel Richard “Les noirs sous le Nazisme”. En: Le Monde diplomatique, mayo 2005, nº414,(en línea) (consulta 10/01/2018). Disponible en: https://www.monde-diplomatique.fr/2005/05/RICHARD/12212
14Ibidem.
15 Julián Schvindlerman “Negrofobia en la Alemania nazi.” En: enlacejudío, 09/09/2014, (en línea) (consulta 09/01/ 2018). Disponible en: http://www.enlacejudio.com/2014/09/09/negrofobia-en-la-alemania-nazi/
16Ibidem.
17Séverine Kodjo-Grandvaux Quand Hitler massacrait les Noirs.” En: Jeune Afrique.06/08/2007, (en línea) (consulta 12/01/2018). Disponible en: http://www.jeuneafrique.com/128572/archives-thematique/quand-hitler-massacrait-les-noirs/
18Valentine Lescot “Il y avait aussi des Noirs dans les camps nazis.” En: Afrik.com, 26/01/2005, (en línea) (consulta 12/01/2018). Disponible en: http://www.afrik.com/article8065.html
19Carolina Valdehíta “El genocidio alemán de los cráneos en Namibia.” En: El Mundo, 20/07/2017, (en línea) (consulta 12/01/2018). Disponible en: http://www.elmundo.es/cronica/2017/07/19/59692479268e3e805d8b45f3.html
20Séverine Kodjo-Grandvaux Quand Hitler massacrait les Noirs.” En: Jeune Afrique.06/08/2007, (en línea) (consulta 12/01/2018). Disponible en: http://www.jeuneafrique.com/128572/archives-thematique/quand-hitler-massacrait-les-noirs/
21Ibidem.
23Ibidem.
24Désirée recibió diversas medallas por su valor y combatió sin problemas con la Werhmacht todo este tiempo.No consiguió, sin embargo, ser admitido en las Waffen SS y acabaría siendo deportado al campo de concentración de Struthof, en Alsacia.Fue liberado por los aliados en 1944.Después de la guerra, pasó desapercibido unos años, pero en 1953 sería detenido y sometido a un consejo de guerra que le condenó a un año de prisión. Ireneu Castillo “Norbert Désirée, el negro francés que luchó con Hitler.” En: Memento Mori! 15/07/2014, (en línea) (consulta 13/01/2018). Dispònible en: http://ireneu.blogspot.com.es/2014/07/norbert-desiree-el-negro-frances-que.html
25Malika Groga-Bada. “ Sombres bourreaux”: Serge Bilé révèle l’histoire des Noirs collaborationnistes. En: Jeune Afrique, (04/12/2011). Disponible en: http://www.jeuneafrique.com/178262/societe/sombres-bourreaux-serge-bil-r-v-le-l-histoire-des-noirs-collaborationnistes/

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