La guerrilla antifranquista
En los últimos años han proliferado libros laudatorios sobre la guerrilla antifranquista, popularmente conocida como “maquis”1, pero ninguno de ellos aborda de manera crítica los aspectos negativos de aquella misma guerrilla, que los hubo, como fueron su preparación, su financiación, o sus objetivos, y en general las causas que finalmente la llevaron a su fracaso.
Otra cuestión que se echa a faltar en ellos, es la falta de estudios rigurosos al respecto de la ferrea dependencia de dicha guerrilla de determinadas estructuras políticas muy concretas, que para bien o para mal, fueron las responsables de todo aquel mismo periodo. Tal vez por ello el aparato de Interior de la guerrilla del PCE, en opinión de Enrique Lister, uno de sus miembros, al final se convirtió “en un partido dentro del propio partido”.
Otra cuestión que se sigue soslayando es el tema de las “depuraciones” a las que fueron sometidos muchos militantes del PCE, y en particular durante la época de la guerrilla, que pagaron con su vida por los más variados asuntos, un tema absolutamente virgen sobre el cual se guarda un pesado silencio, roto en unos pocos casos, y en particular, por el mencionado Enrique Líster, un ejemplo que no cundió, ni en el PCE ni en los partidos hermanos.
El aparato guerrillero del PCE
Dicho aparato guerrillero, dirigido, con mano de hierro por Santiago Carrillo, funcionó muy compartimentado y subdividido en tres secciones, muy diferenciadas las unas de las otras: Ayuda e instrucción militar de las guerrillas, a cargo (Enrique Líster y Juan Guilloto, Modesto), Escuela guerrillera (Evaristo Luis Fernández, General Luis) y Aparato de pasos (Fernando Claudín). La última subdividida a su vez en tres ramas, que se crearon a partir de subdividir el Pirineo entre tres sectores, cuyos responsables eran respectivamente (Eduardo García)2, Pirineos Atlanticos, (Antonio Beltrán, El Esquinazau), Pirineo Central, (Ramón Soliva Vidal), Pirineos Orientales, incluida Andorra. Soliva actuara durante un tiempo, pero acusado de “la caída de los 80”3 en los inicios de 1947, y de un fraude económico, en 1948 fue substituido por el valenciano Joseph Serradell, “Román” hombre del PSUC4.

Por otra parte, de Interior dependían también dos grupos especificos: el Servicio de Información especial (SIE), encargado de la información y del espionaje, y controlado por Francisco Romero Marín y José Gros Camisó, el Catalán; y el Grupo de Trabajos Especiales (GTE), que sin un responsable directo, estaba integrado por Carrillo, Antón, Uribe, Romero Marín, Gros, Claudín, Grimau e Ignacio Gallego5.
Estos, a su vez, contaban con un segundo escalón que era el encargado de activar lo que entonces se conocía como el protocolo “M”, en su caso la liquidación física de los delatores, infiltrados y traidores, siempre según la visión del partido. La existencia del protocolo “M”, en el argot de la temida NKVD, eliminación de disidentes en un partido extranjero, fue dada a conocer al gran público por el órgano del PSUC Treball, publicado por los seguidores de Joan Comorera, en contestación a la campaña de injusticias de que fue objeto el ex secretario del PSUC tras su expulsión.

Los llamados “casos” del PCE
Pero será el propio Enrique Líster el que tomó la grave decisión de acusar directamente a Carrillo, de haber creado en 1944 los equipos de ejecución, conocimiento que le llegó a Líster por mediación de las confidencias realizadas, poco antes de morir, por Vicente Uribe Galdeano6 en junio de 1961. Según Uribe, los llamados en jerga “casos”7, eran discutidos en el secretariado y una vez aprobada la ejecución del individuo8, los hombres integrados en el aparato de Trabajos Especiales se encargaban del “trabajo”, asegurandose con ello el cumplimiento de la sentencia9.
Tal como debió ser el “caso” concreto de Antonio Beltrán Casaña, “el Esquinazau”, jefe del aparato de pasos del Pirineo central, de cuya sentencia pudo escapar, gracias a estar en guardia constante y a su indudable sangre fría, no en vano, Beltrán había vivido en persona tres guerras; la I Guerra Mundial, la Guerra civil española, y la II Guerra Mundial, y dos revoluciones. La mejicana y la sublevación de Jaca.
Las esquinas de la Historia
Cosa distinta resulta el hecho singular de que sobre la misma historia de Beltrán existen dos versiones paralelas, ambas dadas a conocer por el periodista y escritor ovetense Gregorio Morán, la primera en 1986 y la segunda en 201710, y en los dos casos con detalles palmariamente falsos. En última, por si las moscas, el autor reconoce en el prólogo de la obra que cuando consultó los documentos del PCE en 1980, no había referentes archivísticos, y por ello no pudo dar las oportunas e imprescindibles referencias.
Excusa que en 2017 ya no resulta válida, porque ahora sí que hay referencias, pero Morán ha vuelto a seguir la historia de Beltrán exactamente igual, salvo con alguna ligera variación, y de nuevo sin referencias, “olvidando” de paso que en el caso de Beltrán es público y notorio que se han recuperado documentos que arrojan más luz sobre él, o cuando existen obras de contraste con testimonios directos, que difieren en mucho de la supuesta versión oficial del PCE11. Conocido lo anterior, resulta evidente que en el mundo editorial actual, prima más economicamente el morbo que la verdad.
Antonio Beltrán Casaña, el Esquinazau
Beltrán nacido en Canfranc en 1897, a los 14 años fue enviado por su familia a a Flagstaff (Arizona), a una granja de ovejas propiedad de unos parientes. En 1915, el muchacho decidió dejar atrás su ingrato trabajo de granjero, y cruzando la frontera con Méjico tomó la descabellada decisión se supone que por puro afan aventurero, de alistarse voluntario en una de las partidas de los Dorados de Villa. Aceptado in problemas, le tocó participar con ellos en el asalto a la ciudad de Columbus, población situada en el estado norteamericano de Nuevo Méjico, el 9 de marzo de 1916.
Al organizar los norteamericanos una expedición militar punitiva, como represalia por lo de Columbus, Beltrán abandono a los villistas y tomó el camino de Dallas, con la ventaja de que viajaba con el amparo de un neutral pasaporte español, llegando hasta Alabama, y después a caballo de los Apalaches, acabó en la región canadiense de los Grandes Lagos, donde se empleó en un aserradero. Al tener intención de regresar a España, volvió a USA, y aprovechando el envió de tropas norteamericanas a Europa, con motivo de la I Guerra Mundial, se alistó voluntario en la Legión Americana llegando a Francia en los finales de 1917. En los inicios de 1918 desertó del ejército norteamericano, pasandose a España por Canfranc, de recuerdo de aquella guerra se trajo a España su Colt reglamentario.
En 1930 decidió participar en la sublevación de Jaca encabezada por Fermín Galán y García Hernández, asumiendo el papel de intermediario, de chofer en los encuentros con otros conspiradores militares, o de jefe del elemento civil, encargado de proporcionar los camiones necesarios para marchar la tropa a Huesca el día de la sublevación. Momento en que de nuevo saldrá a relucir el Colt como un elemento más de disuación de los tibios, que también los hubo.
Detenido en Cillas, junto con Hernández y Salinas, al ir a parlamentar con los monarquicos conducciendo un vehículo, es encarcelado primero en Huesca y después en Jaca, pendiente de juicio y sobrevolando sobre él una posible condena de pena de muerte. No saldrá de la carcel hasta producirse la proclamación de la II República española en abril de 1931, momento que el pueblo les abrió las puertas de la prisión. Durante aquellos días se hace famoso en la prensa española por el nombre de guerra que había decidido adoptar: “el Esquinazau”, apelativo que había recuperado, en contra de la opinión familiar, al haber pertenecido a un antiguo pariente materno ya fallecido, expresión local que daba a entender lo “baldao” que estaba de trabajar.
Durante la guerra civil española, huido de Canfranc, donde era administrador del poblado de los Arañones y de su estación internacional12, y después de luchar en Jaca contra los sublevados pasó a Francia y, de allí a Barcelona, con un grupo de destacados vecinos republicanos y izquierdistas. De vuelta a Aragón, no tardó en dirigir un Batallón Alpino, poco después el Batallón Cinco Villas y más tarde la 72ª Brigada Mixta.
Al producirse la desbandada del frente de Aragón, en marzo de 1938, tras la huída del jefe de la 43º División a Francia, se le nombra teniente coronel y jefe de la 43 División, con la cual resistirá casi tres meses en Bielsa. Retirado a Francia, a su regreso a España, su división la 43ª División es envíada al Ebro, y con ella combatirá hasta su retirada definitiva a Francia en 1939.
Enviado por el PCE a la URSS, aquel mismo año, seraá seleccionado por el PCE para cursar estudios en la Academia Frunze, donde ampliará como sus compañeros sus conocimientos militares. Concluida la II Guerra Mundial, el PCE decide envíarlo Francia, vía Yugoslavia e Italia, donde se incorpora al aparato clandestino del maquis, donde se le encarga el mando del aparato de pasos del sector central, bajo la dirección de Fernando Claudín. Y será por ello que en 1949, Claudín realizará un informe al CC sobre el llamado caso “Beltrán”, en el que su jefe directo aseguraba que él en persona había llevado el asunto.
El “caso” Beltrán
Tal como se podrá ver, el hecho de que Beltrán tomara la grave decisión de enfrentarse al partido en octubre de 1947, durante una tensa reunión del partido, corriendo así el riesgo de pasar a la categoría de “traidor” y de “renegado”, no fue una decisión extemporánea del aragonés, porque sus discrepancias con el PCE habían arrancado en marzo de 1947, durante la celebración del III Pleno del Partido Comunista de España en Francia, que tuvo lugar en la Alcaldía de Montreuil (París), los días 19, 20, 21 y 22 de marzo de 1947, y por tanto ya venían de lejos.
También eran notorias sus desavenencias con los métodos empleados por el “General Luis”, Evaristo Luis Fernández, jefe de la “Escuela Guerrillera”, dada la escasa o nula preparación con la que, a juicio de Beltrán, eran enviados los hombres a España, tras apenas dos semanas de cursillo, afirmando el partido que era un cursillo de un mes. O en todo lo referente a la escasez de medios, tanto en armas como de dinero, dado que, por ejemplo, a los guerrilleros sólo se les entregaban 500 pesetas para gastos para sus viajes a España, y cuando no había fecha fija de retorno. A la vista de todo ello Beltrán había llegado a la convicción, como a otros muchos militantes del PCE, de que mucha de aquella gente era enviada, sin más, al “matadero”.
Por otra parte, dado su trabajo como jefe de aparato de pasos, Beltrán, también había llegado a otra conclusión: la de que el “matadero” de la guerrilla no sólo se encontraba al otro lado de la frontera, pues a la vista estaba que la gente poco grata al Secretariado, -los cuadros, por ejemplo, que habían participado en la “monzonada” de la Valle de Arán- era llevada a la frontera con el señuelo de su paso a España y eliminados sin piedad en la raya, en un nuevo estilo de “paseo”, al tener el Pirineo como decorado y con la fusión, en una misma persona, del ejecutor y el camarada.
La existencia del denominado “Grupo de Trabajos Especiales”, dependiente directamente de Santiago Carrillo, en aquellos “trabajos” en concreto parecían seguir dos métodos distintos: la eliminación directa, con lo que las víctimas siempre se podían achacar a supuestos enfrentamientos con la Guardia Civil, como serán los casos de Valeriano Gónzález, el Drole y Atanasio Serrano Rodríguez, el Tanque, el último de filiación anarquista, el de Domingo Ungría, o el de Pelegrín Pérez, los primeros mandos del XIV Cuerpo de Guerrilleros en España, o el frustrado de Comorera, -o bien el del “soplo” directo a agentes del cuerpo general de polícia española o a notorios delatores, con lo que efectivamente los guardias civiles se encargaban de montar auténticos “servicios”, lease emboscadas, en suelo español, según el testimonio de Líster.13
Beltrán lo intuye, pero el momento en que adquiere alguna certeza es con motivo de un viaje suyo al País Vasco. Allí, y tras mantener conversaciones con tirios y troyanos se entrevistó con Eduardo García, el principal responsable del sector de pasos de aquella demarcación, un conocido agente del NKVD. Conversaciones de las cuales se desconocen los términos, pero que determinaron a su regreso, y al decir de sus más allegados, que vieron en él una actitud mucho más vigilante, si cabe, que de costumbre14.
Debió ser por ello que Beltrán decidió entonces atravesar personalmente la frontera a su cargo en diversas ocasiones para comprobar, de acuerdo con los informes recibidos, si estaban expeditos ciertos caminos o si se mantenía en su puesto determinados enlaces de la guerrilla. Comprobaciones que le llevaron muy pronto a prescindir de los datos que de habitual le facilitaba el servicio correspondiente del partido, el SIE. Misiones exploratorias a las que se apuntará de “boquilla”, en el 2004, el polifacético Mariano Constante15, hecho falso, dado al personaje no lo conocían ni de nombre ni de cara, ni Hilario Borau ni Ricardo Sanchéz, los dos inseparables compañeros de Beltrán de aquella misma época16.
Descartados los suyos, Beltrán busca entonces el apoyo de un grupo de confianza, que se encargara de organizar su viejo amigo y miembro de la CNT, Hilario Borau Díez17, su antiguo capitán ayudante durante la guerra civil, exmiembro de la 10ª Brigada, condecorado con Medalla de la Resistencia y la Cruz de Guerra en Francia, y jefe de batallón en la invasión del Valle de Arán, tras la muerte de otro amigo suyo, Francisco Cavero, el Taxista de Canfranc18. Grupo que se finalmente se conformó con individuos de todas las ideologías, aunque con predominio mayoritario de anarquistas. Y lo que es aún peor: Beltrán toma grave la decisión de rechazar tajamente la conducción de determinados paquetes a España, en especial la de aquellos que le “huelen” a destino frustrado.19
Esto último no puede pasar desapercibido en las alturas por muchas excusas que anteponga El Esquinazau. A partir de aquel momento Beltrán se convierte de facto en “traidor a la causa”. De ahí que, a mediados de noviembre y en Toulouse, eche el resto. Actitud que intentará, en cierta manera justificar de forma epistolar con las dos mujeres de su vida, con su segunda compañera, Elena Legaz, en su caso muy lejana al estar afincada en Moscú, junto con una hija común, llamada Olga. A la par que buscando a su vez una salida personal, casi a la desesperada en lo más próximo, en aquel caso con su primera familia, la española, compuesta por Teodora Bescós y sus chicos, Esther y Roetngen, afincados los tres en Jaca. Muestra que Beltrán está, sin lugar a dudas, quemando sus naves20.

Una muestra de que aquellos hechos de las “depuraciones” no eran precisamente nuevos, aparece en el nº 6 La Batalla, boletín interior del POUM en Francia, de 29 de septiembre de 1945, donde se afirmaba sin tapujos de ninguna clase que: “La Unión Nacional sólo tiene en su haber la muerte violenta y traidora de docenas de antifascistas”. En 1946, será el PSOE el que denuncie aquellos crímenes durante su II Congreso en Francia afirmando: “Unos cuantos compañeros nuestros han pagado con su vida al querer mantener su independencia y fidelidad al Partido”, II Congreso del PSOE en Francia. Memoria que presenta el Pleno Nacional, Toulouse, 1946. Este tema seguirá coleando hasta octubre de 1953, momento en que las autoridades francesas detienen a siete ex guerrilleros españoles de la Unión Nacional Española (UNE), acusados del asesinato de trece españoles poco después de la liberación del Midi.
Mientras tanto el secretariado del PCE –con Pasionsaria enferma en Moscú desde agosto– piensa en una fórmula que le permita “desenmascarar” al “traidor” ante los militantes. La historia de la fallida fuga de Teodora de España, de la que el PCE tiene cumplido conocimiento, les proporciona la idea. Se encarga entonces a elementos del Servicio de Información Especial (SIE), que dirige un antiguo amigo suyo de la época de la URSS, Romero Marín, con la ayuda de José Gros, que se encarguen de recorrer la frontera, pernoctando en hoteles de distintos pueblos fronterizos, inscribiéndose en todos los casos como Antonio Beltrán, con un doble objetivo: el facilitar a la gendarmería francesa las pruebas (falsas) de unos movimientos más que sospechosos, Beltrán no tiene papeles legales y, por otra parte, poder acusarlo en cualquier momento, entre los “camaradas”, de contactos con la policía franquista, al no poder justificar semejantes estancias.21
Con lo que no cuentan los hombres del SIE es que, tan activos como ellos, el servicio de información de Hilario Borau, al servicio de Beltrán, detecta pronto la maniobra y lo pone sobre aviso a finales de septiembre. Éste no pierde el tiempo, y con su “Walter” a modo de credencial, se dirige al local del Secretariado en Toulouse.

Aclaraciones puntuales
En benefio del lector, antes de continuar con el relato merece la pena hacer alguna apostilla. Lógicamente, dada la labor clandestina de Beltrán, mucho de lo relatado a continuación está basado en la información suministrada en su día por sus más íntimos: dígase familia o amigos más cercanos, con lo que ello conlleva. Del mismo modo que en su día se trató de compulsar la misma información, confrontandola con la de antiguos dirigentes o miembros del PCE, tanto mediante misivas como personalmente. Entre otros, con Dolores Ibarrúri, Santiago Carrillo, Enrique Líster, Romero Marín, Joseph Serradell, Nemesio Pozuelo o Elena Legaz.
En honor a la verdad el único que no tuvo reparo alguno en hablar fue el gallego Enrique Líster. “Pasionaria” lo intentó, pero Irene Falcón, su cancerbero de turno, frenó el intento22. Elena Legaz, y en la esquina de una parada de autobús en Entrevías, oculta a las vistas de su segundo marido, el comunista Nemesio Pozuelo, intentó, por su parte, justificar lo injustificable, luchando entre su amor al hombre y la pasión por el partido. Del resto, enormes y apabullantes silencios, incluido el de Carillo, más interesado en saber hasta donde alcanzaban nuestros “conocimientos”, que en hablar de sí mismo. Y ya se sabe que tal, como dice el refrán: “quien calla otorga”.
Es por ello, que en principio, la versión sobre la salida de Beltrán del PCE, será relatada siempre bajo un único punto de vista, y por lo tanto muy propicio al personaje, y más aún al no tener los necesarios elementos de contraste. Es también por ello que al final se entrará, en cierto detalle, en el informe realizado por Claudín, sobre la expulsión de Beltrán: el recogido por Gregorio Morán en su conocida obra, “Miseria, grandeza del Partido Comunista de España” (versión 1986), documento que nadie más que Morán ha podido ver hasta la fecha.
De existir dicho documento de Claudín, y en los términos recogidos por Morán, es una buena muestra de cómo se preparaban y elaboraban los informes sobre los supuestos traidores, de forma harto falaz, pero expeditiva y a la vez justificativa de determinados cambios de rumbo, pero en función siempre de los vientos que provenían de la madre Rusia, y del padre Stalin.
Entrando a por uvas
Recogiendo de nuevo a Beltrán, al que hemos dejado plantado en la puerta del PCE en Toulouse, éste entra en el local y pregunta por uno de los miembros del Secretario de Interior, que no está. Es igual, cualquiera sirve. No hay ninguno en aquel momento. Su interlocutor, el responsable del local, insiste una y otra vez en que si la visita la motiva alguna cuestión urgente, pude decirle a él tranquilamente lo que sea, que él se encargará de transmitir el mensaje al responsable correspondiente
“–Pues mira, les dices que volveré para preguntarles quién ha sido el […]23 que ha escrito mi nombre en los registros de todos los hoteles de la frontera, y quiero una respuesta, ¿has entendido?
–¿Qué dices?
–Lo que has oído.
–Hombre, me has jodido. Esto no me lo habías de haber dicho. Tú ya sabes que yo soy sólo un funcionario…”.24
Pero por una trampa descubierta no va a interrumpir la partida. Se hurga con ahínco en los archivos, en los expedientes personales, o en las autobiografías obligatorias, allí ha de haber algo que sirva. Beltrán hizo la Gran Guerra con el ejército americano, fue condecorado y desertó… ¡Pues claro! ¿Qué importa la deserción y lo demás? ¿Cómo no se habían dado cuenta antes? El ejército de Pershing estaba evidentemente al servicio del imperialismo, ¿no?, quien se encuadra en él se convierte, desde un punto de vista objetivo, en un agente imperialista, ¿Puede negarse, camaradas, un lacayo del imperialismo a trabajar para la OSS, la norteamericana Oficina de Servicios Estrategicos?25.
De esta manera, es a un peligroso agente imperialista de la OSS a quien se cita poco después en Toulouse, para hablar sobre cuestiones relativas a su trabajo en la frontera. La intención, según explica Líster en su libro ¡Basta!, es que no salga vivo de aquella reunión.
La reunión se inicia con el asunto de las fantasmagóricas andanzas de Beltrán por una serie de pueblecitos, cuestión que es presentada con suavidad y como con desgana. Desbaratada enseguida la acusación por Beltrán, tal como lo esperaban, juegan su última baza. Se le inculpa entonces de pertenencia a los servicios secretos norteamericanos. Con el respaldo de su silla contra la pared, Beltrán mira fijamente a quien sabe de antemano que va a ser su verdugo, entreabriendo a la par la chaqueta sólo para que entre salga apenas la culata del arma, que duerme apacible en la sobaquera, y mientras se pone lentamente en píe responde:
“–Así que esto ya es el final. Ya he visto caer uno a uno a todos los hombres de acción, a todos los hombres honrados, y no precisamente por la liberación de España, que dudo mucho que se vaya a conseguir con estos métodos. Y en cuanto a la liberación que vosotros pretendéis, yo voy a ser el primero en ofrecerme para impedirla”.26
Y sin dar la espalda a nadie, sale Beltrán de la habitación y del PCE. Estamos en en octubre de 1947. A partir de entonces se desatan los rumores. Desaparecido, en apariencia, Beltrán, los servicios de información de la Guardia Civil en Francia recogen la noticia de que Beltrán a marchado a Grecia, al mando de una brigada de españoles, para luchar junto a los “andartés” del “General Markos”, contra la dictadura del gobierno Tsaldaris, al que apoyan las fuerzas de ocupación inglesas y los dineros yanquis. Una noticia que todavía hoy en día todavía circula a pesar de la fuente que proviene.27
La falsa bandera
Otra cuestión, en apariencia, diferente, es el informe elaborado, en 1949, por Fernando Claudín en Moscú, del cual, al parecer, Beltrán dependía en su trabajo clandestino por delegación de Santiago Carrillo, y por ello se le había encargado a Claudín el tema. Así, según el propio Claudín, Antonio Beltrán “alimentaba confusiones y discrepancias “con respecto a la política del PCE y de la URSS:
“Pero después ocurrió un hecho que nos obligó, escribe Claudín, a considerar el problema desde otro ángulo… Beltrán había establecido relaciones con Carlos Montilla, un político republicano, viejo amigo suyo, que se había “escapado” (entrecomillado en el original) de España en condiciones muy sospechosas y que inmediatamente de llegar a Francia se había unido a Prieto[Indalecio]…”.28
Según Gregorio Morán, a partir de esta relación con el “viejo amigo” se explicará la intrínseca maldad de Beltrán y su seducción ante los poderes imperialistas. Lo que tampoco quería admitir el partido era el hecho, sin precedentes, de que Beltrán hubiera tenido el valor de atacar a la URSS en una reunión de cuadros del PCE, según Claudín, celebrada en octubre de 1948, y con motivo de la condena a Tito y al “titismo”. Y en un momento que por causa de la bipolarización político-ideológica, a nivel internacional, se había acentuado el prosovietísmo en todos los partidos comunistas. Dato, que obviamente siempre se ocultó pero que en el citado informe de 1949, Claudín describe con pelos y señales:
“Realizó [Beltrán] un ataque a fondo contra la política exterior de la URSS, diciendo que era tan imperialista como la de Estados Unidos; hizo críticas a la situación interior de la URSS (…) atacó la política elaborada en la reunión de los partidos comunista en Varsovia (…) Como conclusión declaró que rompía con el partido y que se negaba a toda nueva discusión”. 29
Según Morán, en su versión de 2017, no es dificil imaginar el estupor ante tamaña osadia. Y por lo mismo Beltrán fue acusado de todo en base a que solo alguien con el riñon bien cubierto se hubiera atrevido a decir tales cosas en una reunión de cuadros del partido (sic). Según la misma fuente, unos meses más tarde dos militantes reciben la orden de ejecutarle, intento que tendrá lugar en Bayona (Francia), con resulto negativo, al imperdirlo el propio Beltrán.
Pues bien, todo lo anterior redactado por Claudín en los párrafos anteriores, que se encargó de recoger puntualmente Gregorio Morán, es totalmente falso. La prueba reside en que Beltrán, mal pudo asistir a una reunión de cuadros del PCE en octubre de 1948, y realizar semejantes críticas en aquel momento, que a buen seguro las hubiera subscrito encantado, cuando ya llevaba fuera del PCE un año, o cuando sus críticas quedaron reducidas al Buró Político yal Secretariado del PCE. O cuando sus contactos, con Carlos Montilla, su antiguo jefe en la época que trabajó como administrador del poblado de Los Arañones, en Canfranc, al ser Montilla director general de Ferrocarriles, tuvieron lugar a mediados de 1949, tal como reconoció el propio Indalecio Prieto a Manuel Tagüeña en una carta de 1960. Y es que la diferencia, al parecer radicaba en si Beltrán dimitió motu proprio o a la inversa, el PCE había sido el que lo había expulsado, cuestión que al parecer para el partido tenía su importancia.
El chantaje como medio político de disuasión
Claudín en aquel supuesto informe, utilizado por Morán, también reconocía el fracaso de un intento de atentado contra Beltrán. Pero sin entrar en detalles sobre el hecho, dado que, “todo esto coincidió con mi venida a la URSS”, pero desde su posición de responsable del PC en Moscú cree que el mejor procedimiento para hacer “callar” a Beltrán, es “chantajeándole” (literal sic) con su mujer, Elena, y su hija Olga. Beltrán, según informa Fernando Claudín, se casó en la URSS con Elena30, que “está arreglando la documentación para marchar a Francia […] Mi opinión es que a esta mujer no debería conceder la autorización de salida de la URSS, teniendo en cuenta la actitud de su marido”.31
De todos los comentarios anteriores de Claudín, sólo hay uno cierto: el del atentado, pero que tuvo lugar en otra fecha distinta. El resto vuelve a ser todo falso. Por otra parte, es probable que Elena estuviera tramitando su salida de la URSS, pero por el mismo motivo que lo estaban haciendo muchos españoles inmigrados en aquel país: el hartazgo del paraíso soviético, tal como reconocía la propia familia de Manuel Tagüeña32.

En cuanto a la supuesta boda soviética de Beltrán, el hecho es rotundamente falso. Del mismo modo que mal se le podía negar a Elena la salida de la URSS en 1949, en función del problema del Esquinazau, dado que cuando se elaboró aquel supuesto informe de Claudín, Elena Legaz ya estaba casada en Moscú desde finales de 1948, en concreto con el cordobés, y miembro del PCE, Nemesio Pozuelo Expósito.
No deja de ser sorprendente, que la misma historia de la salida de Beltrán del partido, tenga una tercera visión, la de la inmigración española en la URSS, cuando menos la visión que tenía Elena Legaz, la antidua compañera de Beltrán y su flamante esposo, el cordobés Nemesio Pozuelo. Según Elena, en el verano de 1947, recibió una carta de Beltrán desde Francia: “… me escribía diciendome que sus únicos pantalones estaban desgarrados, que no tenía ropa para mudarse… Entonces, en esa situación recurrió a un medio que constituye, por así decir, el segundo oficio de la gente de frontera…”
Comentarios a los que Pozuelo, miembro efectivo del Comité Central del PCE desde la noche de los tiempos, casado con Elena en la URSS, asentía con gravedad a su lado: “…Es que las sircunstancias, señores, eran terribles, terribles… y por unos paquetes de café o unas medidas cambalacheadas el Partido, inflexible en esa época con los militantes, decidió su apartamiento.” Mentira piadosa, porque un miembro del aparato de pasos en Andorra, José Pérez Abadías, el Maño, estuvo mucho tiempo pasando tabaco para ganar dinero para financiar el Partido, y por lo mismo cuando fue apresado por las autoridades, el partido pagó religiosamente los 1.800 francos de multa, pero claro está eso Elena y Pozuelo no lo sabían. Una mentira más.
La prueba de lo anterior reside en una carta redactada en Oloron el 25 de noviembre de 1947 por Beltrán, y dirigida a su primo Lázaro Beltrán, comunista como él, y coronel del Ejército de la República, y maquisard condecorado por sus heridas durante la liberación de París, donde, entre otras cosas, le comenta su salida del PCE:
“Querido Lázaro:
Recibí tu carta, y ante todo quiero expresarte mi agradecimiento por tu oferta, pues tus buenos sentimientos quedan una vez más para mí demostrados plenamente. Es posible que tu hayas pensado que mi situación económica no fuera muy halagüeña, y por cierto que así es, pues cuando salí de Toulouse, tuve que pedir dinero a un amigo para poder venir a ésta, pues después de 20 meses de trabajo, me encontraba sin dinero, sin cartas de alimentación, y sin documentación normal que me permitiera dedicarme a hacer alguna cosa. No obstante, en cuanto llegue aquí, puse manos a la obra, y todo lo he resuelto favorablemente. En cambio antes, cuando yo indicaba que debía arreglar y normalizar mi situación, no se me permitía, debido a las circunstancias del trabajo que realizaba.
En fin todo lo he hecho a gusto por la causa, y estoy satisfecho de haber cumplido con mi deber, que esto es para mí lo fundamental, aunque haya tenido que volver a Oloron con dinero prestado. Hoy ya estoy en condiciones de poder trabajar, y puedo hacerlo, para hacer frente a mis necesidades económicas. Ya te escribiré donde voy a trabajar para no perder el contacto.
Cuando nos veamos ya te explicaré las diferencias con la dirección, y conocerás con detalle el porqué de mi salida, pues por correo no es prudente el hacerlo. Ahora te recomiendo una cosa, y es que tengas cuidado, y desconfía de ciertas visitas amistosas, que en el fondo encierran otros fines, y recoge todo el dinero que tengas desparramado y guárdalo para poder sacar adelante a tus hijos. Esta advertencia te la hago porque considero un deber mío el prevenirte, sin que mi actitud pueda influir en tu ánimo ya que tu puedes decidir libremente, ya que no quisiera por nada del mundo, que tu puedas pensar un día, que trato de interponerme en tu camino ideológico y político. Creo sabrás comprenderme, y como te considero lo suficientemente capaz, eres tu quien debe ser en todo momento responsable de sus actos.
Gracias por todo, por ahora no necesito nada pues me he arreglado aquí, y también tengo donde poder ir a trabajar, hasta ver si un día cambian las cosas, mientras tanto continuare trabajando por la liberación de nuestra querida patria. Recuerdos a Sra. Ángela y familia, y tu dispón como quieras de tu primo.
A. Beltrán”. 33
A la vista de dicha carta, redactada a finales de 1947, los argumentos esgrimidos por Claudín en su informe se desmoronan. Beltrán trabajó en Francia en el “aparato de pasos”, hasta su salida del PCE, desde marzo de 1946 hasta octubre de 1947, o sea, 20 meses. Luego las acusaciones de “titismo”, en octubre de 1948, o los contactos con Montilla, en 1949, así como el asunto de Elena durante el mismo año, son puras invenciones del PCE de cara a la galería, y por justificar ante los militantes comunistas la posición y los motivos del partido, según el informe de Claudín. De hecho el asunto de Elena Legaz fue mucho más simple, dado que la primera persona que en la URSS hizo renuncia expresa de Beltrán fue precisamente ella, ya que su postura se hizo muy difícil y de ahí que rápidamente se acercara a Nemesio Pozuelo34.
La visión de Líster
Otra cuestión distinta es la del atentado, mejor dicho la del intento de asesinato en el local de Toulouse, en octubre de 1947. Ya que según Líster, que recogió en 1961 la versión de Vicente Uribe, sólo hubo un intento: el de la oficina de Toulouse:
“El examen y la decisión sobre las eliminaciones físicas se hicieron siempre en el Secretariado, y el encargado de asegurar su ejecución era Carrillo. Alguna vez la ejecución fallaba, como, por ejemplo, con Beltrán. Este, como sabes, llevaba un sector del aparato de pasos por la frontera hacia el país. Pues bien, un día Carrillo informó al Secretariado que había sospechas en cuanto a posibles ligazones de Beltrán con autoridades franquistas. Se acordó su eliminación y Carrillo encargó ésta a los camaradas X-X (nota).
Beltrán fue convocado a una entrevista para examinar cuestiones relacionadas con su trabajo. Todas las medidas estaban tomadas para que no saliera vivo de la entrevista, pero Beltrán, que estaba en guardia, se presentó armado con una pistola y los otros dieron marcha atrás. Las acusaciones se mostraron falsas; nunca pudo presentar Carrillo la más mínima prueba de ligazones de Beltrán con la policía franquista, y, además, por ese sector de la frontera no hemos tenido ni una sola caída.
(Nota): Uno de ellos, después de haber sido hombre de máxima confianza de Carillo, fue expulsado por éste. El otro es hoy miembro del Comité Ejecutivo de la ‘partida’ carrillista”.35
Después del comentario de Líster, recogido a su vez de boca de Vicente Uribe, se podrá comprender que tras el fracaso de la ejecución, el partido, con un Beltrán vivito y coleando, intentara justificar la medida acusándolo, a tiro pasado, de “titista” o de desafecto a la Unión Soviética. Por otra parte, y siguiendo la nota de Líster, los ejecutores tenían nombre. Gregorio Morán, aunque trastocado en el lugar y en el momento, da uno, Losa, (Miguel Losa Rodríguez) expulsado del PCE, personaje con el cual coincidirá Beltrán años más tarde en Méjico, y al otro le puso nombre Líster en una conversación privada: Romero Marín, miembro del comité Ejecutivo en 1978.
Según Morán, y de acuerdo con el informe de Claudín:
“Unos meses después (de octubre de 1948) dos militantes reciben la misión de ejecutarle, intento que realizan en Bayona (Francia) con resultado negativo, pues Beltrán, armado, los reconoce y se lo impide”. 36
Lo cierto es que no existen noticias, ni directas ni indirectas, de este supuesto atentado de principios de 1949, y menos aún en Bayona, puesto que Beltrán en aquellas mismas fechas residía y trabajaba en Bagnères-de Bigorre, población próxima a Tarbes, y por tanto muy lejana de Bayona37. Sin embargo, si que hubo un primer intento fallido, el mismo día de su salida del PCE.

El primer intento de atentado
Recién salido del local del PCE de Toulouse, y una vez en la calle, Beltrán decide abandonar la ciudad, encaminándose a la estación. Se detiene, receloso, a contemplar un escaparate aquí y allá, a anudarse los cordones de un zapato y, en alguna de estas ocasiones, verifica sus sospechas: lo estan siguiendo. Pero se trata, según parece, de un solo individuo. En el Grand Rond, junto al jardín botánico, ve un tranvía en su parada. Se dirige a él a la carrera, lo circunvala en busca de la puerta y ante ella se detiene. Cuando la “sombra” aparece sofocada a causa de la carrera, se topa de manos a boca con Beltrán que empuña discretamente su pistola.
“–¿Quieres algo? –y le mira con horror el cazador cazado–. Mira, le dices a tu jefe que la próxima vez envíe a otro con más cojones. Anda, vete antes de que te meta un tiro”. 38
Beltrán confiaría mucho después a un buen amigo de quien se trataba: un tal “comandante Jimeno”. “Pero si Jimeno no era capaz de matar una mosca –opinaba Líster–, ése estaba bien para pequeñas misiones de espionaje y chivateo…”.39 Pues tal vez por eso no pasó de ahí la cosa, o tal vez le siguiera sólo para informar de su destino, donde con tiempo le hubiera dado caza un ejecutor más calificado. Pero Antonio le vio la cara y en eso llevaba ventaja a todos los demás: era el “comandante Jimeno”, un antiguo miembro de la 43ª División, y camarada del partido, desde los lejanos tiempos de Bielsa, y por lo tanto un antiguo subordinado suyo. Y es que el mundo en muchas ocasiones resulta muy pequeño.
Fracasado el atentado contra Beltrán, en diciembre, el Comité del Grupo de Trabajos Especiales (GTE) estaba estudiando los asesinatos de Líster y Modesto con dos variantes: un atentado que se podría achacar a los anarquistas o a los franquistas; o un accidente en una de las chantiers al examinar alguna arma o un explosivo. Un comentario posterior de Stalin les salvará sin saberlo el pellejo. El que no se salvará de la purga será Modesto, que al final de 1948 fue apartado de sus responsabilidades militares.
A finales de noviembre de 1947, Fernando Claudín junto con Vicente Uribe fue enviado a Moscú con la misión de depurar el partido, donde ya se encontraba Carrillo. Un encargo que meses más tarde se ampliará al abrirse proceso a todos los militantes sospechos de titismo. El Partido, encargó a Claudín la elaboración de un informe sobre el caso Beltrán, al haber sido su jefe inmediato. Este será el que utilizará Gregorio Morán, que lo situa de manera errónea – en 1949, haciendolo coincidir con el complot del hotel Lux, para asesinar a Pasionaria y Antón, descubierto y denunciado por Carrillo Los jefes del plan, según los informes, eran Jesús Hernández y Enrique Castro Delgado con la ayuda de Lister y Modesto. El «sumario» fue instruido por Fernando Claudín y Vicente Uribe y el «juicio» comenzó el 25 de noviembre de 1947. En medio de ello, supuestamente se abré el caso Beltrán, cuando en realidad su caso se debió elaborar en las postrimerias de 1948 y en Francia.
El archivo del PCE, y sus vicisitudes
Antes de entrar en documentos concretos, hay cuestiones que merecen una explicación como por ejemplo, los papeles del archivo del PCE. Así Morán en el prólogo de su obra de 2017, afirma que fue él junto Domingo Malagón, el conocido falsificador del PCE, a los que les tocó abrír y sacar de las cajas los papeles del partido que habían llegado de Moscú, que al final catologó Malagón40.
A la inversa, el presente autor también puede decir que todavía pude ver en cajas aquellos papeles, en la calle Virgen de los Peligros, nº 8, de Madrid, ignorando entonces que los amables personajes que me atendieron aquel día eran ellos. Del mismo modo que puesto a pedir, les pedí los trabajos realizados por los militares españoles en la Academia Frunze, momento en que no dudaron en dejarme huronear a mis anchas en una caja concreta, donde por casualidad apareció suelto el original del trabajo de Beltrán, Acciones defensivas de la 43 División en el Pirineo Aragonés, trabajo de fin de curso en la Frunze, realizado por Beltrán en Moscú en 1941, del cual me dejaron hacer unas fotocopias que todavía conservo.
Por otra parte, lo que tampoco explica Morán en el prólogo de 2017, ni nadie, es que aquel mismo archivo, antes de abrirse al público fue convenientemente expurgado por personas harto conocidas y renombradas, en su caso, muy fieles a Carrillo41, haciendo desaparecer de él algunos documentos “no santos”. Una de ellas era un gran amigo de Beltrán en la época de la Frunze y, según Tagüeña, agente de la NKVD en aquella época, y agente del KGB, según Fraga, en 1979, al servir, al parecer de enlace entre algunas embajadas de los países del Este.
Entre los papeles “desaparecidos” estaban todos lo que hacían referencia a Antonio Beltrán Casaña, el Esquinazau, y con ellos toda la documentación elaborada por él, durante su trabajo de 20 meses en el aparato de pasos. Con una única excepción, que se les “escapó” a los inquisidores: 4 páginas mecanografiadas, de las cinco que al parecer componían el informe original, referidas justamente a la última intervención de Beltrán en el PCE en octubre de 1947. Informe que me llegó a las manos, de forma interpuesta en el año 2001. Información que no se puede contrastar ya que la Caja nº 97, donde debería estar todo lo referente al “Esquinazao” (sic), no hay nada, según pudo comprobar Luis Pérez Berasaluce, al elaborar su obra: Cuando los maquis42.
El acta de salida Beltrán del PCE
En la reunión, en que se produjo la salida de Beltrán del PCE intervinieron, entre otros; Claudín, Julián Grimau, miembro del Grupo de Trabajos Especiales (GTE), Manuel Losa Sanchez, un conocido pistolero del partido, Ramón Soliva, José Ramón, jefe del aparato de pasos del Pirineo Oriental, Espejo, el segundo de Soliva en el mismo aparato, y Antonio Caamaño, al decir de algunos, un personaje muy similar a Losa. Y esta se puede fechar en 1947 por una referencia del documento a la reincorporaciónn de De Gaulle a la vida política francesa tras su retirada en enero de 1946.
Al transcribir parte del acta43, intencionadamente el autor actual ha resaltado en cursiva, lo que en el documento figura escrito a máquina y en mayusculas a modo de resalte, para que el lector actual pueda advertir las “herejias” de Beltrán, mayusculas que a buen seguro debieron de servir de argumentos condenatorios a la hora de tener que elaborar su protocolo “M”.
Beltrán inició su discurso, (cuando menos en la segunda página conservada, porque lo primera fue expurgada de forma conveniente en su día44) especulando sobre como podría ser un hipotético conflicto bélico entre la URSS y los paises capitalistas en Europa, analizando el papel de la URSS, de Japón, de China, de la India, de Turquía, y de los paises europeos occidentales, al no creer en la sinceridad de la confrontación entre las superpotencias, para al final admitir que “no vale la pena discutir de esto”.
Después lanzó un sacrílego dardo, al cuestionar la propia infalibilidad de Stalin. Tal vez por ello, el secretario que redacta el acta resalta que Beltrán: “Se exalta y dice: yo aprecio las cosas, no por lo que me dicen, sino por mi cabeza. Stalin se puede equivocar igual que yo, o es que Hitler no se equivocó? Tambien estos se pueden equivocar. Es lo que cada comunista debe pensar, y no ir a las reuniones a aplaudir por sistema, porque haga un informe el secretario General del Partido”.
En la siguiente andanada Beltrán critica a la dirección de mirar más para fuera que para España, acusando con ello a la Dirección de un prosovietismo ritual: “Después de la liberación no vengo oyendo más que la misma cantinela: Unidad, Ligazón con las masas, Unidad etc. Esto quiere decir que han pasado los años y no se ha conseguido nada”. Y se pregunta: “Quién tiene la responsabilidad, la base o la dirección del Partido? La teneis vosotros, la dirección del Partido. Hablais mucho de la URSS y poco de España. Parece que no somos españoles. Ante todo no hay que olvidar que somos españoles. En la dirección del Partido, empezando desde el más alto, se mira más a Varsovia, a Belgrado, a Moscú, que a Madrid.”
Beltrán continua su intervención preguntadose retoricamente el por qué los otros partidos republicanos no tienen confianza en el PCE: “Por qué no tienen confianza en el P.C. He hablado con muchos camaradas, mejor dicho, amigos, porque no son del P., y para vosotros no son camaradas, y me han dicho: Haceis vuestra política, y después? No teneis sinceridad. Tenemos la amarga y triste experiencia de la Unión Nacional. El P.C. habla y predica unidad, pero por debajo nos da la zancadilla. Y eso lo dicen, socialistas, jovenes socialistas republicanos. Se quejan de la cuestión del armamento, de las escuelas de la Unión Nacional, donde no se admitía más que a comunistas. Es natural. La culpa de todo es la mala dirección del P.C.”
En el siguiente punto Beltrán entra en tema republicano, que a él le toca directanente: “Y además, es que hay sensibilidad republicana en el P.? no hay que olvidar que la sensibilidad juega un papel. Dolores decía: somos un partido republicano, el más republicano de los partidos. Pero, cómo lo demostramos?. Y continua, los partidos republicanos… desconfían. “Piensan: vamos a ayudar a los comunistas a liberar España, pero luego nos van aislar”.
Y remata: “Tienen razón para desconfiar de la dirección del Partido, hace mucha propaganda, demasiada; pero olvida cosas fundamentales relacionadas con la sensibilidad y los sentimientos republicanos de nuestro pueblo. Ahí está el calendario de este año confeccionado por el P. En él está la vida de todos los revolucionarios habidos y por haber: Tito, Stalin, Marx, Engels y demás familia. Pero no se dice nada de Fermín Galán y de García Hernández. No se dice nada de aquella jornada precursora de la República, y los republicanos dicen que en qué corazón español y republicano no puede estar el 12 de diciembre de 1930. Omisiones como esta no se pueden permitir. Mundo Obrero no dedicó ni una línea a este aniversario. Es una vergüenza”.
Y al final entra en el tema de la guerrilla, el suyo: Venimos diciendo la lucha, la lucha en el interior, reforzar las acciones guerrilleras, atraer nuevas capas (sociales), defender a los campesinos, etc. Todo esto ha quedado en palabras, no en hechos […] Ahí está el ejemplo de Grecia. Hacemos mucha propaganda. Se gastan muchos millones. Pero llega poco dinero a los guerrilleros. Menos propaganda y más hechos. Hay muchos gastos. Yo me lo supongo. Estamos sacrificando a medio mundo para que nos ayude. Pero la realidad es que gastamos más aquí de lo que se dedica alla. (…)La dirección del P. debe salir al paso, y si hay excesos, corregirlos”.
Y remacha, haciendo patente la contradicción entre la teoría y la práctica: “En el desarrollo de la lucha en el interior se ve por parte de la dirección del P. un favoritismo a desarrollar la lucha en ciertas regiones, no sé por qué. Es que no tendría importancia crear nœcleos guerrilleros a todo lo largo de la frontera francesa, paralelos a ella, y enlazar estos grupos con los que luchan más al interior? No se hace así. Hay lucha en Galicia, Andalucía, Levante. Por qué no en Navarra, Cataluña, Aragón? Lo que hay en el norte de Aragón y nada es lo mismo45”.
Beltrán arremete contra el partido: “Estais dando preferencia a organizar el P. y esto es una equivocación. Si quereis organizar el P. debe hacerse paralelamente a la lucha. Pero no olvidar el problema fundamental de desencadenar la lucha guerrillera en toda la península, sin favoritismo (…)».
Beltrán sintetiza y se autodespide: “Para todo esto es para lo que (yo) quería una discusión especial, incluso con el Secretario del P. Pero ya no volveré a ninguna reunión. Existe en este momento una incompatibilidad entre mi y vosotros. Hasta ahora he cumplido todo lo que se me ha indicado, pero desde ahora hay un abismo entre vosotros y yo. Vosotros mirais mucho al exterior, yo al interior. No puedo continuar. No quiero decir a los que trabajan conmigo lo que no siento. Hasta ahora he venido diciendo lo que no sentía. Si me hubierais convencido, sería yo un voluble. No me dejo influenciar por teorías extrañas a mí. La culpa de todo esto es de los miembros del Buro Político, que no me han preguntado mi opinión. Cuando un obrero no tiene confianza en el amo, se despide. Y esto es lo que vengo a deciros”. (FIN de la intervención de Beltrán).
(Después: A una pregunta de Claudín, Beltrán responde que no ha tenido relaciones con nadie, ni con Montilla, pero que de ahora en adelante será distinto, haciendo bueno el refrán que sentencia: “que el que avisa no es traidor”.
Octubre de 194746
Nota: A la hora de sacar conclusiones ante la falta de una escena final, no reflejada en el acta, se debe tener en cuenta que las notas de las intervenciones se realizaban, en primera instancia, a mano, y posteriormente se pasaban a máquina. Lo que permitía, poner y quitar del acta, a gusto del consumidor, lo que hiciera falta. Tal vez por ello no aparece en la presente el incidente final entre Beltrán y su verdugo en el local de Toulose, incidente recogido por Lister, y relatado al autor por los íntimos de Beltrán.
La manipulación documental
Entre las muchas trapacerias, no faltaron las manipulaciones documentales, en particular en un el supuesto párrafo donde Beltrán, según Claudín, atacaba la política exterior de URSS, afirmando que era tan imperialista como la de USA, o criticando el acuerdo tomado por la Kominforn contra Tito, asuntos discutidos por el PCE en Francia el 17 de julio de 1948.
Párrafo que Gregorio Morán afirma haber sacado del informe desaparecido Claudín, pero sin molestarse en buscar y leer el acta de octubre de 1947, en la cual Beltrán se despidió definitivamente del partido, y donde dichos detalles precisamente no aparecen en absoluto, al estar redactada en octubre de 1947, o cuando el anatema contra Tito se lanzó en junio de 1948. Luego era materialmente imposible que Beltrán pudiera afirmar semejantes cosas, o que fuera titista, cuando aquella excocumión todavía no se había lanzado.
Realizó [Beltrán] un ataque a fondo contra la política exterior de la URSS, diciendo que era tan imperialista como la de Estados Unidos; hizo críticas a la situación interior de la URSS (…) atacó la política elaborada en la reunión de los partidos comunista en Varsovia (…) Como conclusión declaró que rompía con el partido y que se negaba a toda nueva discusión”.47
Aquel asunto ha permitido a Morán meter en el mismo saco a los supuestanente contactados y tratados por Yugoeslavia, en su caso, según su calificativo, a los “titistas hispanos”, afirmando: “Como es lógico, el PC jugoeslavo contactó y trato de agrupar algunos residuos que el PCE había dejado por el camino, ya fuera por expulsiones o por divergencias no muy explicitas. Ese fue el caso de José del Barrio, Félix Montiel y Antonio Beltrán, El Esquinazau…”48. Olvidando Morán, de forma ladina, que Beltrán ni había sido apartado, ni tampoco expulsado del partido, sino que había sido el propio Beltrán el que había tenido el valor de poner punto final a su relación con el PCE. Algo que Morán sigue dos ediciones después sin admitir.
De hecho, Morán sigue desconociendo también otro documento redactado el 14 de noviembre de 1947, por Agustín Cortés Brun, en aquella época un conocido miembro del PCE de Pau, al que al parecer le habían encargado el seguir y contactar con Beltran después de su salida del PCE, con un objivo desconocido. Documento que a la inveras de Morán si conocía Hérnandez Sánchez dos años antes, en su caso el autor de: Los años de plomo, (2015), que lo cita y comenta en su obra49,
El documento mencionado, recuperado por Pérez de Berasaluce, entre la balumba del archivo del PCE, lo encabeza con el siguiente comentario: “Beltrán. En el siguiente documento se describe el tenso encuentro de Antonio Beltrán “Esquinazau” con el enviado del Partido “Miguel” (cuya identidad, según Fernando Claudín era la de Agustín Cortés) en presencia de Hilario Borau50. Hacía pocos días que Beltrán había anunciado en una reunión de cuadros del PCE su intención de abandonar el partido y los motivos que le habían llevado a ello. El documento lleva un título que se supone le dio el mismo Cortés “Informe sobre el trabajo que me fue confiado el 15-11-47”51
Sin embargo, en su obra Berasaluce discrepa de sí mismo al escribir: “El inesperado abandono de Antonio Beltrán como responsable del Aparato de Pasos desconcertó a la dirección del PCE, que le sometió a vigilancia por seguridad, ya que tenía un conocimiento absoluto de los pasos de esta zona. Fernando Claudín encargó de ello a Manuel Gimeno52, un veterano cuadro político del partido y de la Resistencia en Francia (no confundir con Emilio Gimeno). Su nula experiencia en esas lides dio lugar a un sonado malentendido que fue subsanado en un encuentro en Pau entre “Miguel” (algunos autores afirman que se trata Agustín Cortés) y Antonio Beltrán “el Esquinazau”…53”
Antes de pasar a la lectura del mismo, vamos a presentar al personaje que al parecer lo redactó: Agustín Cortés Brun, natural de Siresa (Huesca). Cuando la guerra civil española, capitán de Infantería de la 43ª División, ascendido a mayor en julio de 1938. En Francia, y durante la II Guerra Mundial, comandante de las Fuerzas Francesas del Interior (Resistencia), condecorado con la Medalla de la Resistencia. Segundo responsable de los pasos de maquis del Departamento de los Bajos Pirineos, fue apartado de su puesto por orden de Carillo, destitución que llegó acabo Ramón Soliva. Los motivos fueron su: “exceso de confianza y ligereza, ignorando que ocurría realmente dentro del aparato”.
A destacar que en dicho informe, Beltrán es referenciado como “Juan”, se supone que es el nombre en clave que le había asignado el PCE para su seguimiento. El documento en sí no es más que el resumen del encuentro entre Beltrán, al que acompaña Hilario Borau, y el agente del PCE, al que, según explica él mismo, le habían encargado la misión de “enlazar” con él, desconociendose el motivo, pues no lo explica. Dicho informe se inicia con un corto resumen, donde “Miguel” sintetiza su viaje a París el día 14 de noviembre de 1947, donde buscó a Beltrán inutilmente durante tres días. El hecho de que buscara a Beltrán en París, debió obedecer a que el PCE le había perdido la pista, y por ello el PCE debió suponer que Beltrán se había escapado hacia Paris, donde en aquel tiempo residía su primo Lázaro Beltrán, comunista de filiación, dando lugar a aquel desplazamiento de “Miguel”.
El lunes a media mañana Miguel está de vuelta en Pau, donde paseandose por la plaza de los Pirineos ve venir de cara a Beltrán, al que acompaña Hilario Borau, hecho que fustró su intención de localizarlo antes sin que lo viera, para intentar hablar con él largo y tendido, dando “Miguel” una enrevesada explicación en su informe de su supuesta actitud frente al reconocimiento de Beltrán. Al saludarse, Borau, sin hablar, se situó detrás de Beltrán a un paso, en una clara actitud defensiva, evidentemente temiendo una emboscada.
El dialogo, que se respeta casi en su literalidad, se inició preguntando Beltrán a Miguel que “a dónde iba, para después espetarle: “Ya sabes que me he separado de vosotros”. Respondiendo el otro que se la había dicho Losa. Beltrán sorprendido repreguntó “y “Claudín” no te ha dicho nada. Miguel respondió que había sido Losa el que le había dicho que Beltrán se había marchado de la reunión, Hecho que demuestra la presencia de Losa54 en dicha reunión.
Beltrán: “No me marché, yo lo que no estaba de acuerdo con ellos, y quería ser oído por el Bureau Político, por Uribe, Santiago, incluso por Dolores, pero Fernando no quiso55, dijo que aquello tenía que quedar arreglado en aquella reunión, entonces dije lo que tenía que decir y me marché.
(Miguel. (En aquel momento, Hilario se acercó para pedirme fuego, y se quedó con nosotros.)
Miguel: Yo creo que porque tengas una opinión diferente de ellos no tienes porque separarte. Si quieres hablar con Santiago, u otro yo podría intentarlo???
Beltrán: No, después de todo lo que me han hecho todo ha terminado (entonces empezó a hablar más fuerte y a ponerse furioso) y han tenido la poca vergüenza de hacer seguir por uno, seguramente con las intenciones de cazarme pero cuando se presentó yo siempre voy prevenido (cada vez más fuerte) y cuando lo vi delante de la casa donde dormía, salí corriendo con la pistola en bolsillo para cargármelo, y si no hubiera sido un cobarde, si hubiera sido un hombre , que no hubiera echado a correr cuando me vio, me lo hubiera cargado.
Beltrán (de nuevo): A la mañana siguiente vino Losa56, para decirme también que eran ilusiones (sic) mías, pero el caso es que me hicieron seguir por uno, por lo tanto yo no quiero saber nada más de ellos (hace como que se marcha)
Miguel: Y qué vas a hacer ahora?
Beltrán: Pasearme, hoy he venido de Olorón para hacerme arreglar la documentación, pues aún estoy sin documentación.
Miguel: Bueno “Juan” ya sabes yo siempre soy el mismo, aquí tienes un amigo para lo que te haga falta.
Beltrán: Yo también te digo lo mismo, siempre soy el mismo, y si en algo puedo ayudarte siempre me tienes a tu disposición. Además, podéis trabajar con toda tranquilidad, que por mi nadie tiene que saber nada. Ahora, cuando estemos en España, entonces… me van a oír.
Miguel: Me dio la mano y se marchó.
17 noviembre 1947, firma ilegible”57
Aquella salida a la brava del PCE marcará el tiempo futuro de Beltrán, ya que pasados cinco años, y tras su destierro de 22 meses en Corcega, con motivo de la operación policial Bolero- Paprika58, será la policía francesa la que lo persiga, tal como le explica Beltrán en una carta a su amigo Julian Borderas, residente político en Méjico, recordando de paso los atentados que había sufrido en el pasado a manos del PCE.
“…y con la amenaza constante de ponerme en la frontera española o llevarme de nuevo a una isla, sólo por el hecho de haber estado en Rusia, a pesar de que saben que soy un anti-comunista, y que el año 1947 atentaron esos canallas contra mi cuando los mande a paseo y si me salve de aquella no fue por la protección de las autoridades francesas sino por mi propia decisión de enfrentarme con los pistoleros que enviaron para liquidarme, en fin ya ves como me tratan esta gente cuando debieran ayudarme a protegerme contra esa banda de asesinos a sueldo de Moscú59.”
Aquel mismo año de 1953, Beltrán intentará llegar a Méjico, pero de nuevo después de deambular inutilmente por America Látina tendrá que regresar a Europa, a causa de la existencia de una ficha internacional de la policia francesa, donde se le acusaba de ser un agente sovietico. Tal como le explica Beltrán a su primo Lázaro Beltrán.
“Todo esto que me ocurre es debido al trabajo de zapa que hizo el partido comunista español cuando yo me separé, pues sirviéndose de los comunistas franceses que hay en la policía hicieron una ficha mía, diciendo que yo soy un agente de Moscú al servicio del M.V.D. para que me persigan en todos los lados como individuo peligroso. Por eso me mandaron a Córcega y, no contentos con ello, han enviado ese ficha canallesca a todos los países, pues yo la he visto en Argentina y en Bolivia, y la procedencia es de París.”
Y no será hasta el 4 de mayo de 1957 que finalmente Beltrán no podrá arribar a Méjico, todo para fallecer, victima de un cancer gastrico, el 6 de agosto de 1960. Pero vista su experiencia anterior, en Méjico siempre andó armado. Muestra de que era muy facil entrar en el partido, pero muy peligroso renunciar60.
