Introducción
Este texto es la base de las explicaciones dadas durante la Ruta del Albaicín Libertaro que se celebró en Octubre de 2017 en Granada. No se corresponde exactamente a todo lo que se dijo, ya que se improvisaba y adaptaba según las circunstancias, el momento, o lo que se preguntase por parte del público. El orden no es cronológico, sino geográfico, pues partiendo de un punto inicial, se iba explicando cada lugar según se iba recorriendo la ruta, hasta llegar al punto final. Dura aproximadamente algo más de tres horas, pero se puede ir adaptando dependiendo de la extensión de las explicaciones.
Inicio y explicación del Albaicín
El inicio es en la Plaza de la Libertad, fuera del Albaicín, pero, como curiosidad, mencionamos, como saben muchos granadinos, que aquí fue donde se ejecutó a Mariana Pineda, y las rejas que vemos actualmente son las mismas que tenía la Antigua Prisión Provincial, desmanteladas hace apenas unos pocos años. Nos dirigimos después hacia Arco Elvira, la entrada a la calle Elvira e inicio del Albaicín para muchas opiniones.
En Arco Elvira se explica brevemente la historia del barrio y su conexión con el movimiento obrero y el anarquismo: el Albaicín está presente desde los inicios del nacimiento de Granada, va creciendo en relación con el agua y así lo vemos en los aljibes que se conservan; cuando los cristianos tomaron Granada, la mayoría de los nuevos ocupantes residieron en torno a la Alhambra y en el llano, destruyendo las mezquitas o convirtiéndolas en Iglesias, y poco a poco se fue repoblando el barrio con cristianos. Cuando se dio la Guerra de la Alpujarra y la consiguiente expulsión de los moriscos, el Albaicín quedó prácticamente abandonado, con muchas iglesias vacías. Más tarde la población pobre de la Granada cristiana se fue asentando. La mayor parte de las construcciones actuales son muy antiguas pero rara vez alcanza la época musulmana: casi todas son del XVI hacia adelante, en otras son del siglo XIX o XX, si bien se inspira en el estilo de la época musulmana. No se diferencia gran cosa de lo que vemos actualmente en Xauen (Marruecos), pero no repetiría el actual color azul de esta última ciudad. El cual es relativamente reciente.
En el siglo XIX, el Albaicín es un barrio netamente obrero, lleno de artesanos, personas de la carpintería, del metal, fabricantes de colchones, de ladrillos, etc. Era entonces un barrio algo abandonado, con problemas demográficos, con iglesias vacías, y con numerosos solares abandonados donde, por no pasar con frecuencia el servicio de limpieza, solían depositarse las bolsas de basura, hasta que se recogiesen pasado un tiempo. Podemos decir que, en muchos sentidos, era un barrio sucio, lleno de casas pequeñas y no muy seguras, a pesar de su alto valor histórico y estético. Por este estado, la mayor parte de las personas enriquecidas se alejaron y se trasladaron hacia el centro, principalmente en torno a la Gran Vía, Catedral y Reyes Católicos. En el Albaicín se quedaron los obreros y otras clases sociales marginadas, como los gitanos. O bien, cuando se destruyeron las numerosas viviendas para hacer la Gran Vía, y llegó el éxodo rural, la concentración de viviendas accesibles se encontraba en este barrio. Cuando apareció la industrialización, ésta llegó relativamente tarde a Granada. Si bien se ha exagerado su poco desarrollo en nuestra ciudad, es cierto que no era tampoco una metrópolis, pero tenía importantes sectores en la metalurgia, el textil, las armas, la alimentación, los transportes, el gas, el alcohol, los muebles, y sobre todo, la industria azucarera, que junto a la vega y la costa, daba importantes ingresos a la provincia (e impuestos al Estado)1. En esto vemos que hay un movimiento obrero, si bien principalmente artesanal, o de pocos empleados, pero no faltaron fábricas grandes. Este movimiento obrero estaba en todos los barrios de Granada, pero el Albaicín fue su principal reducto (sin olvidar otros importantes como el Realejo), y siendo que el proletariado granadino va siguiendo los principios libertarios de la facción bakuninista de la Primera Internacional, éste sigue desarrollándose hasta que encuentra, algo tardíamente (1918, antes solo unos focos) a la CNT como referencia. En los años treinta este movimiento está muy desarrollado y cohesionado, y ya no se trata solo de sindicatos, sino que también hay ateneos libertarios, bibliotecas, tabernas, kioskos, talleres propios y todo tipo de elementos que hace un movimiento amplio y complejo. Es en el Albaicín donde más disparos se producen en el Golpe de Estado de Sanjurjo en 1932, en lugares como la fábrica Fajalauza o el rectángulo existente entre Elvira, Zenete, Carrera del Darro (Paseo de los Tristes) y Alhacaba. No fue extraño, cuando se da el Golpe de Estado de 1936 en Granada, que el Albaicín se moviera al unísono y se cerrara el paso a los militares, organizando rápidamente las barricadas y rechazando los intentos de penetración de los sublevados.
Aunque la Resistencia del Albaicín en Julio de 1936 es quizás el hecho más famoso y conocido, la historia libertaria de este barrio toca otros momentos históricos, como el movimiento sindical y obrero antes de la guerra, con sus huelgas generales y enfrentamientos armados; o la posterior guerrilla urbana que hubo en Granada contra el franquismo. Esta Ruta pretende mostrar estas historias.
Calle Elvira frente a la Gran Vía
Parada en el cruce con la calle Valentín Barrecheguren. En los periódicos de la época se relatan muchos tiroteos, normalmente durante las huelgas generales, contra los tranvías, especialmente contra el que circulaba por la Gran Vía, que normalmente rompía las huelgas, si bien con un servicio menor. Pero se dieron todo tipo de incidentes. La Gran Vía es una calle que se abrió a principios de siglo, destruyendo muchas casas antiguas y rompiendo las numerosas callejuelas que existían, para poder construir las vías necesarias para hacer llegar las cargas del azúcar que se producían en la provincia. Aún existe la Plaza del Azúcar, cerca de la Gran Vía y calle Santa Paula. La calle Elvira, a pesar de su enorme cercanía, no tenía esas características de la burguesa Gran Vía, y era un lugar muy diferente. Por este punto aproximadamente, aunque no estamos seguro porque los relatos no precisan, existía una taberna enorme que también servía de pensión, que se llamaba Casa Carmela. El historiador Alarcón Caballero cita otro bar, La Tranquilidad, que o bien era la misma o bien era un bar semejante que también se encontraba por calle Elvira. Federica Montseny habla de Casa Carmela, que es como «La Tranquilidad» de Barcelona pero en Granada (lugar donde se reunían los compañeros), y continúa describiendo que fue donde estuvieron llorando los familiares de Donato y Cañete, muertos durante el golpe de Sanjurjo en Granada2. Un relato en concreto describe un tiroteo contra el tranvía en Gran Vía con la consiguiente persecución de la policía a lo largo de calle Elvira, con varias descargas cerradas, y al escapar, los agentes entran en Casa Carmela para registrarla, por lo visto desapareciendo los pistoleros en la primera planta, amplia y algo laberíntica, donde se dice que lograron esconderse. Las autoridades granadinas cerraron Casa Carmela pero durante la huelga uno de los puntos que se reivindicaban era su reapertura3.
Plaza Nueva
Vamos a Plaza Nueva. Por toda la ciudad habían kioskos donde trabajaban gente de la CNT, pero en algunos casos, como es el de Manuel Suárez Loren, era propio del movimiento libertario, repartiendo todo tipo de prensa ácrata. La policía le tenía en vigilancia, y un día, una pareja de agentes quisieron detenerlo, conduciéndolo esposado. Pero los anarquistas dieron la alarma de la detención. Alguien, a la altura de calle Capuchinos, disparó al agente que lo retenía mientras el otro estaba despistado, matándolo, y siendo así, el detenido es liberado, produciéndose un gran escándalo en la ciudad4.
En esta misma plaza, en la esquina donde está la Audiencia Provincial, había un bar, la Taberna Vílchez. Fue ahí donde murió el guerrillero, maqui, Antonio Raya, que operaba entre Málaga, Cádiz y Granada. Este hombre, nacido en Güejar Sierra en 1914, dirigió una columna de milicianos durante la Guerra Civil, y en la guerrilla fue la pesadilla de los franquistas, que en varios encuentros y tiroteos, acabaron con bajas. En este bar reconocieron a un enlace de la guerrilla, el joven granadino Juan Sandoval, que ya había colaborado otras veces, y la policía por entonces ya sabía que se iba a reunir con Raya, que iba por su cuenta tras desmantelarse su grupo. Sandoval fue abordado por los agentes y le obligaron a seguir la corriente como si nada ocurriese cuando llegase Antonio Raya. Cuando apareció, fue abrir la puerta y recibir un torrente de ráfagas; no tuvo tiempo para reaccionar. El enlace, muy joven, pudo sobrevivir, pero no pudo hacer nada al respecto.
Desde Plaza Nueva vamos a la cercana Calle del Aire, donde estuvo la primera Casa del Pueblo de Granada. Su nacimiento se debe a elementos socialistas que querían integrar al conjunto de los trabajadores granadinos. Para ello, tras varios fracasados intentos de edificar sobre un solar del Ayuntamiento, que no pudieron hacer a causa de la burocracia malintencionada de dicha institución, al final consiguieron este local que pertenecía a un cacique, Manuel Rodríguez Acosta, que pretendía el apoyo de los gremios locales obreros5. Se organizaba en habitaciones dedicadas cada una de ellas a una profesión, en comisiones y secciones, donde se trabajaba en las actividades, y se asistía a quienes acudían. Se daban clases, charlas, teatros, lecturas y había una biblioteca, por lo que los trabajadores, ansiosos de una cultura de la que carecían, acudían masivamente. Sin embargo, los métodos legales no eran demasiado efectivos, ante un gobierno abusivo que protegía a las élites, por lo que cuando apareció la CNT a partir de algunos focos locales y sobre todo de una gira de propaganda en el sur del país, no le fue difícil irrumpir con su propuesta de Acción Directa, donde los conflictos se resolvían por la propia capacidad y fuerza de los trabajadores, a través de huelgas, manifestaciones, piquetes y sabotajes. Los trabajadores empezaron a pasarse en masa a la CNT, y la Casa del Pueblo no tardó en apoyar el anarcosindicalismo, hasta tal punto que las secretarías y secciones que existían se convirtieron en sindicatos de ramo al modo que la CNT empezaba a predicar. Con todo, mantuvieron una mezcla entre el funcionamiento y acción de UGT y CNT, las dos principales corrientes, pero con el tiempo se irá tomando partido hacia el anarcosindicalismo. Después de una serie de polémicas internas, muy relacionadas con el apoyo a partidos políticos y a candidaturas al parlamento o al ayuntamiento, los socialistas tuvieron que marcharse y crear otra Casa del Pueblo. Aquí se quedaron los anarquistas, si bien aún se consideraba como algo general de la clase trabajadora, pues la CNT ya tenía sus propios locales (por el Realejo sobre todo, la Federación Local estaba en la calle de la Colcha, y tenía otros por Recogidas, Rodrigo del Campo, Hornillo de Cartuja, etc.).
Justo encima vemos la Parroquia de San Gregorio Bajo, que recibió algún ataque anticlerical, sin gran efecto. En realidad, destaca porque fue cárcel de mujeres tras la guerra civil y es su principal recuerdo en las cuestiones sociales.
Alrededores del Paseo de los Tristes
Hay dos caminos para dirigirse a la calle Rosal de San Pedro número 20, donde el arqueólogo José Torres Carbonell encontró, escondido debajo del suelo, con mucha humedad, un interesante «yacimiento» consistente en libros, revistas y algunas pistolas, que en algunos casos parece que pertenecieron a un tal Juan Cruz del Pozo, pero es probable que parte venga de la biblioteca del Ateneo Libertario que existía en Aliátar y Fátima, más arriba, en el Albaicín. En este número 20 existe actualmente una casa particular, así que no debemos molestar, y mantener un margen, con tal de pasar de largo y verlo, y explicarlo en la plaza que hay poco después (según vamos, Placeta del Rosal, o la otra, Placeta del Cobertizo), más que suficiente sin tener que molestar a nadie.
Ponemos la interesante lista, que debemos a Torres Carbonell, que nos lo hizo comunicar por 2004. Podemos comprobar la enorme riqueza de autores, no todos ellos anarquistas, pero interesantes socialmente hablando, con algunas aportaciones literarias y científicas. Los libertarios, de todas formas, toman protagonismo, y las revistas son las de carácter profundo y enciclopédico que estaban de moda en la época. Desgraciadamente este material, ante la escasez de apoyo institucional y de la propia universidad, quedó destruido al convertirse en una masa que al tocarse se tornaba en polvo, debido a la gran acidez de las hojas de los libros, que eran de baja calidad para conseguir un coste bajo en la imprenta. La lista es la siguiente:
- Albert, Carlos: El Amor Libre. Centro Editorial Presa, Barcelona, s.a. Encuadernado con otras obras en un mismo volumen (KZA).
- Almanaque de la Novela Ideal, 1927. Barcelona.
- Balbontín, José Antonio: El suicidio del príncipe Ariel. [Roto] 2ª edición, Madrid, 1930.
- Cano Ruiz, Tomás: Nuestra Odisea en Villa Cisneros. Ediciones Libertad, Madrid, s.a.
- Darwin, Carlos R.: El origen del hombre. Selección natural y sexual. Casa Editorial Maucci, Barcelona, s.a. Encuadernado con otras obras en un mismo volumen (MD).
- lbarreta, Rogelio H.: La religión al alcance de todos, Biblioteca de Estudios, Valencia, s.a.
- Engels, F.: El Origen de la famila, la propiedad privada y el Estado. Ediciones Populares Iberia, Madrid, 1933.
- Faure, Sebastian: El dolor universal. [Roto].
- Kropotkine, Pedro: El Estado. Editorial Atlante, Barcelona, s.a. Encuadernado con otras obras en un mismo volumen (KZA).
- Kropotkine, Pedro: La Ética, la Revolución y el Estado. [Roto].
- Kropotkine, Pedro: La Conquista del pan. Casa Editorial Maucci, Barcelona, s.a. Encuadernado con otras obras en un mismo volumen (KKS).
- Kropotkine, Pedro.- Palabras de un Rebelde. Editorial Atlante, Barcelona, s.a. Encuadernado con otras obras en un mismo volumen (KKS).
- Leval, Gaston: Estructura y funcionamiento de la sociedad comunista liberiaria. Ediciones ¡Liberación!, Barcelona, 1936.
- López Arango, E. y Abad de Santillán, D.: El anarquismo en el movimiento obrero. Ediciones Cosmos, Barcelona, s.a.
- Lorenzo, Anselmo: El proletariado militante. Memorias de un Internacional, vol. II. Imprenta Salvat, Duch y Ferré, Barcelona, 1923. Lleva el sello de: “A.L.A.S. Biblioteca Popular. Borrell 80, Barcelona.”
- Malatesta, E.: Ideario. [Roto]. Encuadernado con otras obras en un mismo volumen (SM).
- Mirbeau, Octavio: El jardín de los suplicios. Casa Editorial Maucci, 4ª edicíón, Barcelona, s.a. Encuadernado con otras obras en un mismo volumen (MD).
- Montseny, Federica: El hijo de Clara. Biblioteca de la Revista Blanca, Barcelona, s.a.
- Noja Ruiz, Higinio: Un puente sobre el abismo. Biblioteca de Estudios, Valencia, s.a.
- Pérez, Vicente (Combina): Cómo salí de Rusia. Publicaciones Rojo y Negro, Barcelona, 1933.
- Pérez, Vicente (Combina): Un militante de la CNT en Rusia. [Roto].
- Ramón y Cajal, Santiago: Charlas de café. [Roto].
- Schopenhauer, A.: Los dolores del mundo. Editorial Atlante, Barcelona, s.a. Encuadernado con otras obras en un mismo volumen (KKS).
- Solano Palacio, (Roto).: La Revolución de Octubre. [Roto].
- Steinberg, I.: Cuando fui comisario del pueblo. [Roto]. Encuadernado con otras obras en un mismo volumen (SM).
- Urales, Federico: El Ideal y la Revolución. Ediciones de la Revista Blanca, Barcelona, 1933.
- Valle-Inclán, Ramón del: Sonata de Primavera [Roto].
- Volney, Conde de: Las ruinas de Palmira. Meditaciones acerca de la ruina de los imperios [Roto].
- Zoccoli, Hector: La Anarquía. Imprenta de Henrich y Compañía, Barcelona. s.a. Encuadernado con otras obras en un mismo volumen (KZA).
- (No consta autor): La Mujer, el Amor y el Matrimonio. [Roto]. Encuadernado con otras obras en un mismo volumen (KKS).
- [No consta autor].- Pensamientos y Fragmentos. [Roto]. Encuadernado con otras obras en un mismo volumen (KKS).
- La Novela Ideal. Desde los años 20 hasta los años 30. Carbonell piensa que probablemente está la colección completa.
- La Novela del Día. Desde los años 20 hasta los años 30. Carbonell nuevamente piensa que probablemente está la colección completa. Esta colección es interesante, porque a diferencia de La Novela Ideal, se sabe poco de ella.
Seguimos serpenteando por unas calles, que van a dar la impresión de perdernos, porque hay que hacer unos rodeos, pero hay que hacerlos porque realmente no hay un trazado recto y las otras calles nos alejan aún más. Hay que llegar al Paseo de los Tristes, al Convento de Zafra. En este edificio fue donde se ocultó el “Comandante Villa”, nombre de José Bueno Liñán, anarquista natural de Monachil que luchó en la Columna Maroto, y tras la guerra fue apresado y torturado; en su segunda fuga, cuando fue de nuevo capturado, le dieron tal paliza que quedó en coma durante once meses. Cuando despertó estuvo en cama durante dos años, y luego, ya mejor, estaba en muy malas condiciones físicas, necesitando un bastón para caminar. Colaboró con la CNT clandestina y la guerrilla urbana de los Hermanos Quero así como el maquis del Yatero y los Clares, entre otros. Fue delegado de Granada en un intento nacional de organizar el maquis en España en una sola organización, pero cuando volvió de esta reunión de Madrid, mataron a uno de los Quero, y Liñán se asustó, escondiéndose en este convento durante cuatro años, porque su hermana era monja en este edificio. Ya en 1948, decidió entregarse y realizar varias confidencias, que no evitó que fuera condenado a muerte (parece ser que las autoridades consideraban que no eran revelantes o ciertas). Hubo otros confidentes, como Fermín Castillo o Miguel Contreras, pero estos ya fueron sospechosos de no seguir fieles a la organización que pertenecían, porque el primero se evidenció en una reunión en La Zubia amenazando con la delación si le hacían algo6, pero Bueno estaba desaparecido y se creía huido al extranjero.
Cuesta del Chapiz
Siguiendo adelante hasta el final del Paseo de los Tristes, a mano derecha tenemos la Cuesta de los Chinos, a izquierda la Cuesta del Chapiz. Esta última es importante, pues fue donde estuvieron unas de las barricadas más activas que se levantaron en la Resistencia del Albaicín durante la Guerra Civil, produciéndose algunos combates donde los militares sublevados, que acabaron retirándose y con varios heridos. Además de barricadas se cavaron zanjas. Creemos que la barricada estaba a la altura de la primera esquina importante. Cuentan testimonios de los soldados sublevados que muchos tiros les llegaban de la parte derecha.
Se aprovecha este punto para hablar de la Fuente del Avellano, que no se ve desde aquí, pero sí el valle del Río Darro. Es en estos lugares, a lo lejos, donde operaban y actuaban los Niños de la Noche y las personas que huían de Granada. Aunque la ruta podía variar, lo normal era ir por el Sacromonte, meterse en el Valle del Darro campo a través, llegando a las cercanías de la Fuente del Avellano, y de ahí subir en una parte del monte, tras pasar varios puntos donde ayudaban algunos vecinos y habitantes, que actuaban de enlaces, y donde sin ellos era imposible actuar. Los Niños de la Noche se formó en el Albaicín durante los últimos días de la Resistencia, cuando se dieron cuenta que ya no contaban con munición, y que la Resistencia no podía durar. Empezaron, entonces, a aprovechar sus buenos conocimientos de toda esta región, para ayudar a huir a las personas más comprometidas, para que no fuesen identificadas y detenidas cuando entrasen los militares al rendirse el barrio, que se estaba planeando por entonces. Aunque nació de esta manera, los Niños de la Noche siguieron funcionando durante toda la guerra, intentando sacar a todas las personas posibles, y estaban integradas en varias columnas de milicianos, informalmente, si bien la principal fue la Columna Maroto, de donde salían casi todas sus principales personalidades. Tenemos un ejemplo muy concreto y detallado, el de Vicente Castillo, que nos relata cómo fue su fuga, meses después de empezada la guerra, que reproducimos:
“La fuga fue en principio, de muchas precauciones, teníamos que andar por las veredas del Sacromente escondiéndonos por las cuevas, muy en silencio y atendiendo a los perros ladradores. Casi a la altura del seminario, bajamos al río Darro, tratando de llegar hasta el puente Quebrado.
Dado este movimiento fue posible gracias a Laureano Pérez y a Manuel Hidalgo, conocedores de estos lugares por haberse criado en ellos.
Teníamos que burlar un control, tras ello entramos en la venta y estos preguntaron a la dueña por donde andaba la Guardia Civil; ella con un guiño y un movimiento de cabeza indicó que estaban dentro, éste fue el momento que se aprovechó para emprender la marcha a paso ligero, bajar el río, atravesarlo por el puente Quebrado y plantarnos en la casilla del guarda del Avellano.
La familia del guarda y él mismo no conocía a ninguno de los que íbamos, nada decía saber y negaba y negaba que por allí hubieran visto a Niños de la Noche ni a nadie, por más detalles que dimos y razonamientos seguían negando, se habían asustado al ver por lo menos a 25 jóvenes vestidos de soldados; mire, no llevarnos armas ¡qué más hubiéramos querido!
Volvernos no nos era posible, nos poníamos impacientes y ya estaba en mi mente maltratarles, pero esto sería en último lugar.
Por fin se convencieron, el mayor de la familia, que debía ser el guarda, nos subió por la ladera del monte, la noche nos cerraba con su oscuridad el camino y un objeto duro tropezó con mi pecho, era el caño de una metralleta que me veía en la oscuridad los ojos de este arma, que tenía Castillo, de apodo ‘Castillito’, de oficio ebanista y un poco tartamudo.
Él me conoció antes de tropezar con mi pecho con aquel aparato de un ojo sin luz.
Cuando mi vista se acostumbró el lugar lo conocí, aunque cuando habló sabía quién era.
Años después le he hecho referencia de aquel momento y no lo recordaba; él había bajado varias veces y no recordó este detalle.
Ya, cuando llevábamos unas dos horas andando, era el 14 de Enero de 1937.
Aún era de noche en aquel largo amanecer cuando los guías nos dijeron que podíamos hablar fuerte o como nos diera la gana; el peligro había pasado. Aquella noche entre hombres, mujeres y jovencitos pasamos la línea unas 90 a 100 personas.
Cuando pudimos hablar fue para cantar los Hijos del Pueblo y llorar de emoción.
El día se dibujaba en el horizonte cuando pisamos el Puntal de la Morena7.
Esto era una posición que ocupaban las milicias de la Columna Maroto, antes de llegar a ella estábamos roncos de cantar Hijos del Pueblo, las Barricadas, dar vivas a la Revolución Social, a la C.N.T., y a la F.A.I.
Aquello fue un desbordamiento de alegría, de llantos de emoción al saber que pisábamos, no suelo de la República, sino suelo de la Confedaración Nacional del Trabajo, ya que nunca me he considerado moralmente combatiente de la República.”8
Subimos la Cuesta del Chapiz hasta llegar a la cima, en pleno Albaicín, frente a la Iglesia de San Salvador. Esta iglesia fue incendiada tras un mitin del Frente Popular, porque se produjo un tiroteo de los falangistas, hiriendo a mujeres y niños. Espontáneamente surgió una turba enfurecida que atacó al local de Falange así como a la Iglesia de San Salvador, con un incendio que no pudo apagarse aún cuando llegaron los bomberos. No será la única iglesia quemada: la de San Luis también sufrió ataques en Diciembre de 1933, y la de San Nicolás, destruida en Agosto de 1932.
En la plaza del Aljibe (Viejo) se produjo un combate, ya en el franquismo, entre los Hermanos Quero contra varios colaboradores del régimen y la fuerza pública. Pedro Quero huyó hacia San Miguel Alto, y rodeado en una cueva más allá, se suicidó de un disparo; Paco Quero perdió un ojo, pero logró huir tras separarse de su hermano, escondiéndose en unos zarzales, permaneciendo así varios días.
Albaicín
La Iglesia de San Nicolás fue destruida en un importante incendio producido durante la huelga general que la CNT proclamó contra la Sanjurjada en Agosto de 1932. No fue, ni mucho menos, el único edificio quemado, y de hecho los locales burgueses, como el Casino Cultural. Pero la Iglesia de San Nicolás estaba en el mismo corazón de donde vivían y actuaban los anarquistas granadinos, y fue presa fácil. La Sanjurjada fue violenta en Granada: murieron dos militantes anarquistas durante la jornada, en la que descubrieron la participación de varios derechistas de la ciudad en el Golpe de Estado. La muerte de Donato y Cañete se produjeron en el centro de la ciudad, pero hubo combates en el Albaicín, cuyos disparos escuchaba Federica Montseny en la casa de su anfitrión, Francisco Crespo, que vivía en dicho barrio. Se asaltó varias armerías, dos de ellas en la calle Mesones. Muchos de los tiroteos se realizaban por la fábrica de cerámica de Fajalauza, pero allí fue con perdigones; hubo dos heridos entre los sublevados, pero no fueron mortales. Otro herido fue el portero del convento de Santa Paula, por arma de fuego, pero también fue leve. Hubo dos muertos en Cijuela, otros dos en Fuentevaqueros, heridos en Güejar Sierra, Píñar y Santafé, y desórdenes en Peligros, Guevejar, Escúzar, Alfacar y otras localidades. No fue poca cosa, a pesar del actual silencio historiográfico que solo habla de luchas en Madrid y Sevilla durante la Sanjurjada. En El Defensor de Granada9 hay relatos de los combates durante el golpe, que aunque no fue numeroso en muertos comparado con 1936, sí tuvo destrozos materiales y algunas tragedias personales.
Vamos hacia la Plaza San Miguel, donde nació la historiadora Antonina Rodrigo, que ha hablado mucho de Federico García Lorca, de Mujeres Libres, del anarquismo granadino, de Federica Montseny, etc. En Julio de 1936 hubo parapetos y combates durante la Resistencia del Albaicín. También fue donde los hermanos Quero ejecutaron a un confidente, Luis el Guinea. En esta plaza, junto a la Huerta Gallo, se encontraba el Ateneo Libertario más importante que haya tenido Granada en su historia.
Continuamos hacia Plaza San Cristóbal, donde tuvo su casa familiar Francisco Maroto del Ojo (que nació en la calle San Miguel Baja). Maroto fue el anarquista más famoso de Granada, ebanista de profesión pero también trabajando en la construcción para el Ayuntamiento de Granada. Era alguien bastante grande y con fama de fuerte. Encabezaba la facción más anarquista de la CNT granadina. Fue detenido y torturado muchas veces, y tuvo que salir de Granada, yendo primero a Madrid y luego a Alicante. Allí representó al Sindicato de la Madera de Alicante en el Congreso de Zaragoza de 1936, y en el verano de ese año entró en prisión. Durante la Guerra Civil, tras ser liberado de la cárcel, organizó una columna de milicianos para tomar Granada, que se nutrió sobre todo de refugiados anarquistas granadinos, formándose dentro de la columna los Niños de la Noche. Pero los comunistas lo veían como un enemigo, y se encargaron de detenerle tras un incidente con el Gobernador de Almería, Gabriel Morón, que quería apropiarse de las armas de los milicianos refugiados de Málaga, a los que estuvo insultando. Maroto se entrevistó con el gobernador tras un mitin, y al parecer, hubo, por lo menos, un intercambio violento de palabras. Se llegó a decir que Maroto le dio un puñetazo en la cara que dejó inconsciente al Gobernador. Por ello fue encerrado en la cárcel y condenado a muerte, pero las fuertes presiones de los trabajadores de todo el país que exigían su liberación y reconocimiento de lucha antifascista, obligó a revisar el caso, llegando a la absolución final, pero tras pasar más de un año perdido. El periódico fascista Ideal solía dibujarle, Queipo de Llano tenía enfrentamientos verbales por radio con él, y en la Granada franquista se popularizó entre los vencedores el asustar a los niños que no se iban a dormir con la exclamación “¡Que viene Maroto!” Hay muchos libros que hablan de él, la mayoría antiguos. Hoy la lectura de referencia es el libro de Miquel Amorós Maroto, el Héroe.
Más abajo están las calles Zenete, Carril de la Lona, la esquina que da aquí de la Cuesta de la Alhabaca y Caldedería Vieja, que fueron lugares de combate a tiros durante las huelgas, y finalmente también durante la Resistencia del Albaicín. El Carril, como vemos, cuenta con antiguas fortificaciones y muros, que se aprovechaban. Aquí cayeron bombas de los aviones durante los bombardeos contra la Resistencia. En la calle Zenete vivía Francisco Burgos, importante miembro de la CNT que trabajaba en un kiosko por Puerta Real.
Vamos hacia la Plaza Larga, donde tiene su corazón el Albaicín. En esta plaza hubo también barricadas durante la Resistencia, al igual que en la Calle del Agua, al lado, que tenía parapetos que se utilizaban también por los combates, ya que se intentaba entrar por la Carretera de Murcia, donde había otra barricada cerca del Mirador de San Cristóbal. Aquí hubo muertos entre los fascistas. Para controlar la ciudad al principio del golpe, los militares colocaron artillería en la Plaza del Carmen, en la Plaza de la Trinidad y por Puerta Real, y para vencer las barricadas del Albaicín, las instalaron en la Alhambra, en la Carretera de El Fargue y en la entrada de San Cristóbal10. En la mencionada calle del Agua había otro ateneo libertario.
De la Plaza Larga vamos a la Plaza de Aliátar, viendo el edificio que ahora es el Centro Cívico del Albaicín. No es seguro, pero es probable que justo ahí, o detrás, fuera el Ateneo Libertario del Albaicín, concretamente el situado en la Placeta de Fátima.
No muy lejos, bajando por unas escalerillas desde Pagés, o desde Aliátar por una calle al fondo, se llega a la Placeta de los Castillas, cuyo número 20 era la casa familiar de los Hermanos Quero. El padre era un popular carnicero. Actualmente es una casa particular, así que nuevamente no se debe molestar. Hay una placa a la vista. Los Hermanos Quero fue la guerrilla urbana de Granada y los antifranquistas más famosos de esta zona. Fueron varios: Antonio, Pepe, Paco y Pedro, así como otros amigos y familiares que integraban su grupo, muchos de ellos anarquistas. Se ha dicho que los Hermanos Quero eran también libertarios, pero es algo dudoso: Antonio era desde antes de la guerra afiliado a la UGT, y los otros no toman ningún partido ni sindicato, acaso alguno ya en la guerra civil; Pepe, por 1937, se afilió al Partido Sindicalista de Ángel Pestaña, y es cierto que después, en el franquismo, tuvo reuniones con Gregorio Gallego, del Comité Nacional de la CNT. Pero su relación con la CNT viene por Fermín Castillo, que era familia política de ellos, y al hecho de que la CNT siguió existiendo en la clandestinidad durante el franquismo, gestionando un elaborado sistema de logístico en el que recaudaban y repartían dinero, comida y armas; prácticamente casi toda la guerrilla de Granada “cotizaba” a la CNT, y ésta entregaba lo que necesitasen, incluido dinero, si hacía falta por alguna dificultad o misión. Sin embargo, preferían entregar pasaportes y carnets falsos y que salieran de Granada, especialmente a partir de 1945, cuando se veía que la guerrilla no podía triunfar sobre el régimen. Fue el caso del Yatero, que pudo escapar a Francia (ya integrado en la CNT, siendo antes de la guerra un afiliado de la UGT). Cuando alguno era encarcelado, las mujeres, que solían ser enlaces, los visitaban y traían provisiones; desgraciadamente las autoridades se dieron cuenta y encarcelaron a varias de ellas, entre ellas a Adela García Murillo. Nuevamente Vicente Castillo nos relata estos detalles (era el falsificador de los documentos, y luego uno de los gestores de las guerrillas). Volviendo a los Hermanos Quero, fueron cayendo poco a poco, en espectaculares tiroteos, fugas y encontronazos. Fueron dueños del Albaicín hasta tal punto que los agentes de policía temían entrar en el barrio. Antonio y cuatro guerrilleros fueron rodeados por la Guardia Civil en una cueva del Sacromonte, entablándose un combate, donde todos pudieron escapar, dejando muertos a un sargento y un guardia, quedando heridos otros dos. Encuentros así hubo varios, muchos de ellos humillantes para las autoridades franquistas. El último de los Quero cayó en el Camino de Ronda, tras un duro tiroteo: un guerrillero (el Chato) intentó escapar tirándose por la ventana con un colchón, pero no fue suficiente protección. Quedó malherido pero siguió disparando desde el suelo, moribundo, hasta que le lanzaron una granada que acabó con su vida. Antonio, que era el último, se suicidó antes que entregarse. Las numerosas andanzas de los Quero lo podemos ver en Hijos de una Guerra de Jorge Marco o Tiempo de Lucha de José María Azuaga.
Este es el fin de la Ruta. Faltaría ir a San Miguel Alto, pero queda lejos. Ahí sería contar las reuniones de las Juventudes Libertarias de Granada, una de las fundadoras de la Federación Ibérica, y muy activa en Granada.
Alteraciones de la ruta en 2018
En calle Elvira se para en el cruce con Marqués de Falcés, para relatar el asesinato de Miguel Illescas por parte de la policía, cuando fue sorprendido él y un grupo de cenetistas pegando pasquines hechos a mano, llamando a la huelga general de Julio de 1931. La parada de Valentín se suprime, y se añade por Caldedería Vieja, para relatar los tiroteos de las huelgas revolucionarias y un desahucio detenido por los vecinos por esa parte, donde se repusieron los muebles y usaron la fuerza para mantener al inquilino y echar a los propietarios. Relatar que tan solo la CNT entre 1931 a 1933 convocó 10 huelgas generales, sin contar otros paros, como la de bares y tabernas, que fueron muy duras y extendidas, con episodios de roturas de cristales y cargas. Por calle Elvira vivían bastantes compañeros, entre ellos Donato Gómez, quien murió en la Sanjurjada.
Antes de Rosal de San Pedro, por San Juan de los Reyes, se relata que por estas calles, San Juan de los Reyes y Aljibe de Trillo, vivían muchos anarquistas, y fue también zona de tiroteos durante algunas huelgas y en la resistencia del Albaicín. En Aljibe de Trillo número 9 vivía Antonio Morales Guzmán, malagueño de origen, importante militante, quien escribió un relato de la resistencia del Albaicín. Cuando se dio el Golpe de Estado era el secretario general de la CNT de Granada, y consiguió evadirse cuando terminó la resistencia (tras estar participando en ella), confiando el sello de la organización a una compañera, que más tarde también logrará escapar, con el sello encima. En San Juan de los Reyes (44-46) vivía Amadeo Pérez, que trabajó como barbero y vendedor de una tienda que montó, y luego kioskero para una firma burguesa. Fue secretario general de la CNT varias veces y fue condenado por injurias por un artículo en la prensa local en el periódico El Noticiero Granadino, dirigido contra el Gobernador.
En la parada del Convento de Zafra relatar que otro militante importante, de origen manchego, Francisco Crespo, era otro destacado anarquista, también autor de algunos folletos, muy vinculado a La Revista Blanca. Cuando vino Federica Montseny a dar un mitin (que no pudo darse por la Sanjurjada, aunque, en cambio, habló en el sepelio de Donato y Cañete), se quedó en la casa de Crespo, en Carrera del Darro nº 35.
En la Cuesta del Chapiz vivía José Serrano, presidente del Sindicato de la Madera, que defendió a Francisco Maroto de una surrealista acusación del Gobernador Civil de Salamanca en que le acusó de estafar al Sindicato de la Madera de la CNT de Granada. La asamblea de dicho sindicato desmintió tal acusación, pero la maniobra judicial del gobernador dio frutos y Maroto se quedó en Granada tras ser conducido de la cárcel de Salamanca a la de Granada. Serrano gestionó esta defensa de Maroto, entre otras labores, como la de presidir varios mítines de la CNT en Granada.
En la parada de San Nicolás comentar también que era donde vivía Ramiro Muñoz García, presidente del Sindicato de la Construcción de Granada de la CNT, heroico sindicato que ejercía los topes y realizaba numerosas huelgas de solidaridad. Este sindicato fue creado por su hermano, Antonio, quien empezó a escribir en Solidaridad Obrera en 1918, y siguió militando, tras su despido en el Ayuntamiento durante la Dictadura de Primo de Rivera. En esta plaza estalló un petardo en la casa de un burgués, nunca se supo quien lo puso pero el patrón sospechaba de su panadero, militante anarcosindicalista, que le llevaba el pan a domicilio.
En la parada de San Miguel Bajo relatar que allí estaba el principal Ateneo Libertario, junto al de Hornillo de Cartuja nº 11 y el de la Taberna Salinas en el Realejo. Había otro más en donde estaba el local principal de la CNT, en calle de la Colcha nº 12. Existía otro cerca de San Juan de Dios, de estudios sociales.
Relatar también que en la calle Zenete vivían Mariano Cañete, quien fuera asesinado, y Francisco Burgos, kioskero, quien fue perseguido varias veces. En el Albaicín sabemos que existían muchas fábricas textiles de pequeño y mediano tamaño, normalmente entre unas 10 a 50 trabajadoras. Estas obreras a veces se ponían en huelga, normalmente por algún despido, y también conocemos algún caso de acoso sexual. Realizaron huelgas de solidaridad ocho fábricas aglutinando a 300 y 500 trabajadoras en apoyo de alguna compañera despedida por rechazar algunos intentos sexuales de la dirección, y aprovechar también para lograr algunas mejoras en las condiciones. Una fábrica de las que tuvo conflicto laboral estaba en la calle Pilar Seco.
Ruta en 2021
En 2021 la Ruta del Albaicín Libertario comenzó en la Placeta de San Cristóbal, relatando la figura, ya mencionada con extensión, de Maroto, y lo que fue el Albaicín, en relación al concepto historiográfico de «Suburbio Rebelde»11. Como vemos, comenzamos desde una parte alta, pasando por otros lugares de la zona, e ir bajando poco a poco, de manera que la ruta se hace bastante más corta y menos dura. Desde allí marchamos a Plaza Larga, donde ya se relató en estas líneas algunos acontecimientos interesantes. Añadimos que aquí estaba el domicilio de un militante que se usó para preparar la huelga insurreccional de Diciembre de 1933, que en Granada repercutió con numerosos incidentes anticlericales, especialmente en el Albaicín, con derribos de cruces y figuras en hornacinas. Sobre el carácter anticlerical del barrio citamos un interesante libro, Albaicín. Paraíso cerrado, conflicto abierto.
Justo después pasamos a la calle Pilar Seco atravesando el Arco de las Pesas. Aquí relatamos la huelga de las mujeres libertarias albaicineras en la fábrica que existía en esta calle, que contó primero con el apoyo de las mujeres de las otras fábricas del barrio, y posteriormente el de los sindicatos de Alcalá la Real, Guadix, Baza, Motril, Priego y otras localidades donde se exportaba la materia prima para la producción12. Estas mujeres estaban organizadas en un sindicato no mixto independiente del Sindicato Textil, llamado «Sindicato de Obreras Sastras», que en algún documento policial aparece Concepción Robles como Secretaria. Con todo, necesitaban la ayuda del Sindicato Textil, porque la patronal acostumbraba a no reunirse nunca con mujeres solas. Tras todo esto pasamos por varias placetas que ya hemos nombrado: San Nicolás, Fátima, Castillas, San Salvador, Cuesta del Chapiz, San Juan de los Reyes… desde esta calle, tras asomarnos por algunas bocacalles, pasamos a la calle Carro, entrando por la derecha hacia Azacayuela de San Pedro y de ahí a la Placeta del Cobertizo. Continuamos hacia Rosal de San Pedro, ya descrito.
Desde esa zona vamos a la Placeta del Rosal y de ahí pasamos por el Aljibe de Trillo. Entonces, tras describir lo que fue esa calle, vamos hacia la Cuesta de San Gregorio y de ahí a la calle Muladar Doña Sancha. La primera hacia la derecha es la calle Tiña, donde hubo un antiguo reformatorio, en el que se recluían a las hijas de las prostitutas de Granada. En un sumario13 vemos a un destacado militante de la CNT, Julián Noguera del Río, de un gran carácter popular y vecinal, que se presenta junto a otros compañeros disfrazados de Guardias Civiles, solicitando la liberación de las niñas, porque ha terminado la Dictadura de Primo de Rivera y se ha proclamado la II República, entregando una servilleta de bar con algún garabato de un concejal. Si bien las religiosas no se creían tal torpe montaje, liberan a tres niñas, por temor a las represalias, ya que consideraban que estaban bastantes agresivos y amenazantes. Noguera, que no iba disfrazado, fue identificado y denunciado. Durante la Dictadura, las prostitutas eran despojadas de sus hijas, que podían seguir su camino de «inmoralidad». La puerta es la de un edificio histórico que aún se conserva, sin número, pero por el 26 aproximadamente. De ahí vamos a la Placeta de San Miguel y bajamos hacia el Zenete. En esta calle pasamos por la Casa del Aire, que protagonizó una lucha vecinal contra una inmobiliaria que usaba métodos mafiosos para asustar a sus habitantes. Durante muchos años resistió, hasta el fallecimiento de sus últimos inquilinos y la dificultad de sus descendientes en realizar las correspondientes reparaciones.
De allí pasamos a la calle Beteta, recordando que ahí fue el primer local de la Biblioteca Social de los Hermanos Quero, un espacio dedicado a la lectura y cultura social de carácter crítico. Desde aquí se baja hacia la calle Elvira, donde a lo ya mencionado anteriormente, señalamos que por el Centro Suárez fue un espacio de local alquilado, donde hubo por 1932 una Escuela Racionalista de los anarquistas granadinos, según la policía.