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Mujeres y hombres exhibidos como animales: los zoos humanos

En una de la cuatro acepciones del Diccionario de la lengua española de la RAE sobre el significado de la palabra museo este es definido como “lugares en que se guardan colecciones de objetos artísticos, científicos o de otro tipo y, en general, de valor cultural, convenientemente colocados para que sean examinados.” La definición apunta a la exhibición de “objetos,” que en el Diccionario son sinónimos de “cosas.”No obstante hasta hace menos de un siglo, ciertas exposiciones no presentaban objetos inertes, precisamente, sino hombres y mujeres de carne y hueso, vivos. Y, hasta fecha reciente, algunos museos exhibían piezas humanas junto a muestras de lo considerado “historia natural.1

Desde los inicios del siglo XIX hasta el final de los años treinta del XX, más de 800 millones de visitantes acudieron a exposiciones, poblados itinerantes o a jardines de aclimatación para descubrir a más de 30.000 personas que en ellos se exhibían. Toda Europa, de Londres a Bruselas; de Milán a Hamburgo; de Praga a Moscú; de Oporto a París, pero también los Estados Unidos y Japón se apuntó con pasión a la moda de los zoos humanos. Se trata de uno de los frutos más amargos del colonialismo sobre el cual poco se ha hablado en Occidente a pesar de las evidentes implicaciones que tuvo en la extensión y banalización del racismo en nuestro continente, en Norteamérica y en Japón.

El boom de las exhibiciones de seres humanos se produjo en la segunda mitad del siglo XIX cuando las grandes ciudades del hemisferio Norte que se consideraban a la vanguardia de la industrialización y de la modernidad rivalizaban por cuál de ellas organizaba el mejor “espectáculo.” Ahora bien, había habido en la historia precedentes del interés de los europeos por los indígenas de tierras alejadas. En 1341, por ejemplo, una expedición de Lisboa a las islas Canarias trajo al continente a cuatro isleños así como diferentes animales y objetos. A su vez, Cristóbal Colón hizo lo propio con seis nativos americanos (aunque habían sido seleccionados diez, cuatro no sobrevivieron a la travesía). Teóricamente se trataba de un presente a los Reyes Católicos, si bien el navegante italiano pensaba también en fines utilitarios: ellos aprenderían castellano y servirían de intérpretes más adelante en la conquista del Nuevo Mundo.2

A este primer grupo sucederá el secuestro de cinco hombres, siete mujeres y tres jóvenes en Cuba, igualmente en 1492. No se sabe con certeza cuántos individuos son transportados por Colón en su primer viaje, pero los archivos dan fe del rapto de al menos 31 personas Tampoco se sabe cuántas de ellas sobrevivivieron durante el viaje de regreso a Castilla dados los drásticos cambios de clima y de alimentación.3

Más tarde, durante el siglo XVI, el cardenal Ippolito de Medici poseía una colección de seres humanos de diversas razas. El eclesiástico se enorgullecía de disponer de mujeres y de hombres de más de veinte lenguas diferentes: tártaros, turcos, moros, indios y varias especies africanas.4

Sin embargo, el precedente más inmediato de las exhibiciones de humanos sería el de Saartjie Baartman nacida en 1789 en una familia de la etnia khoikoi, en las cercanías del río Gamtoos, en la actual Sudáfrica. La niña quedó huérfana cuando su familia fue asesinada por un ataque de los bóers contra su pueblo. Encontrada viva fue asignada como esclava a una familia de bóers de Ciudad del Cabo. Cuando Saartjie empezó a crecer. Hendrik Cézar, hermano de su “propietario” tuvo la idea de llevarla a Inglaterra y utilizarla como monstruo de feria. Ambos trasladaron a la mujer a Londres y ella que sufría de una anomalía genética hoy llamada esteatopigia5 fue rebautizada como la “Venus hotentota” o la “Venus negra”.

Durante cuatro largos años a partir del 1810 fue recorriendo los palcos de numerosos teatros en el Reino Unido. Más conocida bajo el nombre de Sara, empieza entonces a ser exhibida, en diferentes locales de Piccadilly, en pleno centro de Londres. Es presentada a su público como la “Venus hotentota” o la “Venus negra”. Casi desnuda, bailando y tocando diferentes instrumentos de música traídos de África. Los movimientos de sus nalgas, de una medida fuera de lo común en Europa así como sus partes genitales son fuente de fascinación6

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Saartjie Baarman, la llamada “Venus hotentota”. Fuente: BBC.

Al final del siglo XVIII se difundió la falsa noticia de la existencia de grupos africanos dotados de un organismo extraño que les hacía diferentes y no asimilables a los otros grupos humanos. Se trataba, precisamente, de los hotentotes considerados por los europeos “la raza más cercana a los simios. «La mujer hotentota, específicamente, era, para los contemporáneos del Viejo Continente anatómicamenta anómala al estar dotada de una masa grasienta que daba a las nalgas una forma excesiva. Los antropólogos de la época creyeron, incluso, haber encontrado una “raza extraña al mismo género humano” y estudiaron a los hotentotes para sufragar sus muchas hipótesis racistas y discriminatorias. En sus “estudios” relacionaron las particularidades anatómicas de la mujer hotentota directamente a la sexualidad que, en su caso, fue considerada, como en los estereotipos de la mujer africana, “visceral e indómita.” El hotentote se convirtió en el imaginario europeo en el salvaje en estado puro, muy cercano a la brutalidad de los animales. Por todo ello, durante todo el siglo XVIII este pueblo suscitó una atención morbosa no solo por parte de los antropólogos europeos sino también por parte de la gente del pueblo.7La esclavitud había sido abrogada desde hacía pocos años y las voces de los abolicionistas no tardaron en hacerse oír emergiendo un movimiento de protesta para boicotear tales “atracciones.”

A pesar de la exigencia de liberación de Saartjie por parte de aquellos el juez no estaba en condiciones de demostrar que se trataba, efectivamente, de un caso de esclavismo y, por ello, Sarah continuó siendo exhibida. En 1814 la mujer será vendida a unos domadores de fieras franceses que se la llevarán al país galo para exponerla al público al mismo nivel que los animales. Incluso después de su muerte continuó la humillación. Se realizó un moldeado en yeso de su cuerpo en el Museo Nacional de Historia Natural de París donde fue exhibido, mientras que su cerebro y sus partes genitales fueron conservadas en formol durante 200 años. Finalmente, en el 2002, el presidente Nelson Mandela logró la restitución de sus restos a fin de ofrecerle una sepultura en su tierra de origen, en Vallgamboos.8

A partir del 1870 se inicia la era de oro de los zoos humanos en el mundo occidental y el Japón. En esos años el número de visitantes de estas exposiciones etnológicas osciló entre los 200.000 y los 300.000 con picos de varios millones.9

En 1877, el director del Jardín de Aclimatación de París, Albert Geoffroy Saint-Hilaire decide, a su vez, abordar este nuevo mercado. Es así como la exposición antropológica llega a la capital francesa en agosto de 1877 con la transformación de las exhibiciones de animales exóticos (jirafas, elefantes, rinocerontes, etc) que, a partir de ahora, integrarán también a 14 seres humanos africanos, en concreto, nubios, procedentes del sur de Egipto. El éxito es tal que la experiencia se repite en noviembre del mismo año con el añadido de seis esquimales de Groenlandia, los Inuits, nuevamente con gran afluencia de visitantes10.

Carl Hagenbeck (Hamburgo, 1844- Hamburgo, 1913) es el más importante precursor de los “espectáculos etnológicos.” En 1881 organiza su primera exhición de fueguinos (habitantes de Tierra de Fuego) en París que obtiene un éxito inmediato. Poco habituados al clima de la capital francesa y a la multitud en el Parc del Bois de Boulogne, una niña de dos años y medio de edad apodada Petite Capeline (que había sido secuestrada con su madre en la Tierra de Fuego chilena y trasladada a la capital francesa), morirá durante la exhibición víctima de una bronconeumonía.

Al día siguiente, el espectáculo continuó como si no hubiese ocurrido nada. Poco después, la madre y el resto de la tropa son conducidos a Alemania en vagones de ganado, que es lo que son para la administración: productos sin derechos por los cuales el empresario debe pagar impuestos al cruzar las fronteras.

Al llegar a Hamburgo son acogidos por Hagenbeck. El éxito comercial de la operación es total según él: “En París tenemos más de medio millón de visitantes y en Berlín he logrado el doble en seis semanas.11

A partir de 1870 los colonos acaparan las tierras de los amerindios. En pocos años se dedican a la eliminación de estos pueblos delante de la indiferencia general y es entonces cuando Carl Hagenbeck decide presentar especímenes de fueguinos en varios zoos europeos. Para la historiadora Sandrine Lemaire “estos seres humanos fascinan porque son presentados como salvajes, presentados como anormales, presentados como teniendo deformidades, teniendo costumbres particulares como los canibales y eso es lo que crea la fascinación”.12

Los científicos forman parte también del público habitual de estos espectáculos Nicolas Bancel, historiador y profesor de la Universidad de Lausanne lo explica con estas palabras:

Los refugiados son particularmente interesantes porque proceden de una región desconocida, por el hecho de no habérselos encontrado nunca y ahora, por primera vez, los científicos, los antropólogos tienen acceso a su cuerpo y es una ocasión absolutamente única de proceder a medidas antropométricas que van a permitirles construir la teoría racial e integrar a la población fueguina, a la raza fueguina en el interior de esta jerarquía.13

En 1878, la exhibición integra a lapones y a gauchos argentinos alcanzando una cifra récord: 985.000 espectadores asisten a la exposición. Los nubios son de nuevo exhibidos en 1879.14

En Alemania , el biólogo y anatomista Theodor Ludwig Wilhem von Bischoff (Hanóver, 1807- Múnich, 1882), que dirige la sociedad berlinesa de antropología se quejará de que los indios estén demasiado fatigados, de que se sostengan de pie cuando su intención era presentarlos en sus clases. Bischoff insistirá ante los organizadores de las exhibiciones en su derecho de examinar el sexo de las chicas jóvenes y de las niñas a lo cual se negarán categóricamente los fueguinos. No le quedará más remedio que esperar la muerte de dos de ellas para disecarlas y estudiar el conjunto de sus cuerpos.15

La tournée prosigue. Después de Alemania, los fueguinos son enviados a Suiza. La desesperación, el cansancio, el frío y los virus debilitan incluso a los más resistentes. Caen enfermos uno

detrás de otro. A medida que el tiempo pasa y que las muertes se encadenan, a cada fallecimiento los sabios reclaman trozos de los cuerpos para estudiarlos. Carl Hagenbeck se ve obligado a parar la gira en 1882. Estas mercancías humanas dan pena y , sobre todo, el público empieza a quejarse de la mala salud de los exhibidos. El empresario alemán ya no puede explotarlos más. Eran once cuando partieron de Tierra de Fuego, pero solo regresan dos. Puestos a disposición de una misión anglicana en Punta Arenas, en Chile, se intentará devolverlos a la vida. Los que han regresado, sin embargo, han traído con ellos un terrible souvenir de su viaje a Europa: una enfermedad pulmonar que contribuirá a diezmar sus pueblos cuyo último superviviente desaparece en 197016.

Años antes, en 1870, Phineas Taylor Barnum (Betel, EE.UU, 1810- Bridgeport, EE.UU, 1891) había revolucionado el mundo del circo americano creando la mayor lona circense, una gigantesca instalación ambulante de 5000 plazas en la que tenía previsto también exhibir a salvajes.

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«Petite Capeline» junto a su madre. Fuente: Mediapart.

Para obtener nuevos especímenes venidos de las comarcas más alejadas Barnum envía un mensaje a varios centenares de agencias y de consulados americanos a través del mundo. Les pide que le suministren “salvajes auténticos.” Robert Cunigham, un irlandés, se entera del mensaje en 1883 mientras se encuentra en el norte de Queensland, en Australia. Allí viven aborígenes que se topan con la llegada de los colonos británicos en el siglo XVIII. Privados de sus derechos más elementales, sometidos a la violencia de la segregación, se encuentran adcritos al departamento de Fauna y Flora. Jacob Cassidy, director del Mungalla Station Museum, así lo explica:

Queensland no era un estado en la época, era una colonia. Fue un momento difícil para los aborígenes que vivían en estas tierras desde hacía miles y miles de años, innumerables generaciones. Y su tierra había sido confiscada por los europeos. He aquí porque ellos tuvieron que huir de su territorio natal. Cada vez llegaron más colonos. Los aborígenes comenzaron a rebelarse. Era un periodo cruel para estos pueblos.17

Cuningham se encarga de seleccionar a algunos de ellos y decide embarcarlos desde Sydney hasta Nueva York. La policía tiene que intervenir en ocasiones para obligarlos a subir al barco. Algunos de se escapan y uno apuñala a un agente. El asunto acaba en los tribunales. El juez ordena a los fugitivos subir al navío con los pies y las muñecas atados.

Barnum lo prepara todo para hacer de los recién llegados la estrella de su espectáculo inventándose una historia sobre sus vidas para impresionar al público.

En América los nativos australianos son exhibidos bajo el título Male and Female Australian Cannibals. Fanny Robl, anglicista en la universidad de Aix- en Provence dice al respecto:

En los carteles que promocionan los espectáculos de los aborígenes se transmite la idea de caníbales que son potencialment peligrosos, pero, igualmente la de personas que van a divertirles ya que son presentados como lanzadores de boomerang. En consecuencia, se reencuentra un poco el elemento circense, una cierta fascinación por la distracción pero también por el canibalismo.18

Los aborígenes son clasificados en lo más bajo de la escala de las razas humanas y, por lo tanto, muy buscados para los espectáculos etnográficos. Se cuenta de ellos que forman una especie subdesarrollada inadaptada a la vida moderna y en vías de extinción.

La tropa es exhibida en más de 130 ciudades estadounidenses y canadienses. Barnum y Cunigham ganan fortunas.

En Londres Cuningham se va a encontrar con Guillermo Antomio Farine el mayor empresaio de tropas étnicas que exhibe a bosquimanos del desierto de Namibia en el acuárium real. Los aborígenes en Londres están todas las noches en cartel en el acuárium real del Crystal Palace, edificado en 1851 para la Exposición Universal. Los “caníbales” de Australia son anunciados con gran ostentación. Su éxito es fulgurante en la capital de los zoos humanos.

Después de Inglaterra los aborígenes parten para una larga tournée en los teatros y los music-halls del viejo continente: Berlín, La Arcadia de San Petersburgo o las folies bergères de París. Había, sin ningún género de dudas, el sentimiento que si se exhibía a estos pueblos lejanos ello comportaría reenviar a los europeos una imagen de ellos mismos. La soi-disant superioridad de nuestra civilización era puesta de relieve por la exposición de estos individuos supuestamente primitivos que demostraba hasta qué punto éramos avanzados. Esto implicaba, a la vez, una colaboración del colonizado como afirma Achille Mbembe, historiador y profesor de la Universidad de Wittwatersrad, en Johannesburgo:

Es preciso que el colonizado comparta y participe en los mitos que lo fabrican y es lo que ocurrió en la época colonial y no solamente en África sino también en Japón y en otras partes. Pero para que el salvaje exista es necesario que el tenido por tal acepte de alguna manera que lo es efectivamente.19

El pueblo kali’na fue otro de los exhibidos en este tipo de exposiciones. Se trata de una etnia amerindia del norte de Sudamérica ubicada, sobre todo en las Guyanas, Venezuela y Brasil. El explorador francés François Lavaud había sido enviado a la Guyana bajo control de París por el Ministerio de las Colonias para convencer a algunos de ellos de que viajaran hasta la metrópoli. Se les prometió dinero, descubrimientos sorprendentes y la garantía de que serían bien tratados. Moliko y 32 otros miembros de su pueblo se ofrecieron como voluntarios. El viaje en barco tuvo lugar entre el puerto guyanés de Saint-Laurent de Maroni y el francés de Saint-Nazaire. Con Moliko había también hombres, mujeres y niños venidos libremente y brutalmente arrojados a las jaulas al llegar a París. En el Jardín de Aclimatación tienen que hacer el papel del indio y del salvaje , trabajar la cerámica, jugar con piraguas delante de gente que les contempla desde detrás de las barreras. Su humillación es doble ya que no son reconocidos por lo que son y entienden muy pronto que lo que se espera de ellos es que encarnen al salvaje. En este contexto de humillación, los kali’na son, como todos los pueblos exhibidos de la época, objeto de estudio científico de tipo racial.

La exposición de los kali’na constituye un verdadero éxito. El público se precipita al Jardín de Aclimatación. Los kali’na son la encarnación perfecta de la idea que se tiene en la época de los salvajes. Con la llegada del invierno las enfermedades y el agotamiento diezman a una parte importante de la tropa. El espectáculo, sin embargo, continúa. De la trentena de amerindios partidos a Francia solo 10 regresan a su pueblo entre ellos Moliko20

La exhibición de los kali’na constituyó una etapa mayor en la puesta en práctica de la utilización por el estado de las poblaciones colonizadas con fines de propaganda. A partir de ese momentoel Ministerio de las Colonias toma las riendas de las exhibiciones humanas y da su autorización para todos los espectáculos privados21

También en Italia los zoos humanos tuvieron un notable éxito. La presencia de misioneros en África era ya significativa desde la primera mitad del siglo XIX y, de hecho, fueron los propios misioneros los promotores de esta iniciativas propangadísticas llevando al país transalpino a grupos de indígenas que mostraban al público en diversas ocasiones. Lo hacían en apoyo “de las importantes perspectivas de evangelización que ofrecía el continente africano. Sería el caso de la exposición de 6 ciudadanos procedentes de la ciudad de Asab (puerto en Eritrea en la costa oeste del mar Rojo) que fueron exhibidos en el Parque del Valentino de Turín, en el marco de la Exposición General Italiana de 1884. Se trataba de tres hombres, una mujer y dos niños. El éxito no se hizo esperar. La exposición viró rápidamente de los objetivos comerciales iniciales hasta asumir las características de una feria de las colonias con el aval de las sociedades coloniales de toda Europa.

En el caso italiano las exposiciones no tendrán un lugar estable (como en Alemania el zoo de Hamburgo o en Francia el Jardín de Aclimatación) sino que habrá una proliferación de “poblados” eritreos por toda la península hasta el ñao 1940.22

El caso de Turín podría rozar lo cómico si no fuese trágico. Apenas reunidos los seis eritreos rechazaron alojarse en el poblado colonial construido para ellos. Tuvieron que ser enviados a un hotel de la ciudad hasta que las habitaciones de aquel no fueron acondicionadas como ellos querían. Los eritreos se hicieron famosos e incluso llegaron a ser recibidos por el rey de Italia.23

España tampoco permaneció al margen de la moda de los zoos humanos. En 1887 tuvo lugar la Exposición General de Filipinas en el Parque del Retiro de Madrid, al lado de la Casa de Fieras. Allí se exhibieron 43 indígenas filipinos de diferentes grupos étnicos: igorrotes24, negritos, tagalos, chamorros, carolinos, moros de Joló (musulmanes) y algunos habitantes de las islas Visayas. A estas personas les acompañaban un grupo de tabaqueras y tejidoras que tenían el estatus de trabajadoras artesanas y cobraban un salario. Ellas y los musulmanes pasaban la noche en una pensión, mientras el resto de indígenas pernoctaban en el poblado construido para la ocasión. Y no hay que olvidar la presencia de animales, como una serpiente pitón de siete metros, dos carabaos (búfalos de origen asiático) y una grulla.

La prensa de la época lo anunciaba de manera sensacionalista y hablaba de fiestas salvajes, de peleas de gallos con cuchillos en los espolones al estilo de los filipinos y de danzas y sacrificios rituales.25

Un año después, en 1888 , con motivo de la Exposición Universal de Barcelona se construyó el Pabellón Colonial (al lado de la entrada de avenida del Marqués de Argentera) donde se expusieron productos de las colonias y hubo presencia, asimismo, de indígenas filipinos.

También con la Exposición de 1888 como referencia, pero sin formar parte de ella, Francesc Darder instaló el Gran Museo de Historia Natural, de Antropología, de Anatomía Comparada Normal y Patológica en el paseo de Gracia de Barcelona, entre la calle Caspe y la Gran Vía. Se expusieron en el mismo especímenes de ciencias naturales, entre los cuales cráneos humanos de diversas etnias y el famoso bosquimano disecado, el llamado “Negro de Bañolas” que, desde 1916 hasta el 2000 se exhibió en la citada localidad gerundense.26

Igualmente en España, en 1897, a finales del mes de septiembre, en los jardines del Recreo del Buen Retiro de Madrid (donde hoy hay el Palacio de Telecomunicaciones, al lado de la plaza de Cibeles) se exhibió una parte del pueblo asante que entre los meses de agosto y noviembre había pasado por Barcelona. Los ashanti o asantes son un importante grupo étnico de Ghana.27

Estamos a finales del siglo XIX y una gran revolución ha tenido lugar: la llegada de la fotografía. Según la ideología de la época aquella aporta la prueba de la organización racial de la humanidad entre civilizado y salvaje ya que la imagen no miente, se dice. Es una herramienta científica cuyo uso responde a una verdadera metodología elaborada por importantes sabios. Entre los fotógrafos más prolíficos del momento se encuentra Roland Bonaparte, miembro de la Société de géographie et savants reconocido por su impresionante colección antropológica de los pueblos de la tierra. En ella se sencuentran decenas de clichés de Moliko y de sus compañeros.

Por las mismas fechas 267 congoleños son transportados a Bélgica donde participarán en un proyecto iniciado por el rey Leopoldo II en Bruselas: la Exposición Universal de 1897.

Estos africanos (hombres, mujeres y niños) forman parte integrante de la exposición organizada en el parque de Tervuren. Pero allí no están solos sino que aparecen al lado de animales disecados, de diversos utensilios propios de su cultura de origen o de productos de exportación como el café o el tabaco. Viven en las cabañas durante el día y en grandes barracas por la noche mezclados con los animales.28

Y entramos en el nuevo siglo, con una gran exposición en París que pretende ser un himno al progreso y a la modenidad que encarna la nueva centuria. Su éxito es fulgurante: más de 50 millones de visitantes se apresuran para descubrir a los 80.000 expositores. Una inmensa cinta transportadora bautizada Rue de l’avenir conduce a los pabellones nacionales. El público es invitado a visitar los poblados salvajes así como otros pabellones exóticos que presentan a los pueblos del mundo.29

También en el 1900 recala en Madrid la que se denominará “primera exhibición en Europa de una aldea esquimal” como parte de una amplia gira europea. Se desarrollará en los Jardines del Buen Retiro de la capital española. Los individuos (veintidós más una niña de seis años amén de trece perros) exhibidos desarrollan todo tipo de tareas más o menos tradicionales en estructuras habitables también originales. Ello genera un enorme interés en el público y atrae a la muestra a cientos e incluso a miles de personas, cada una de las cuales deja en la taquilla la peseta que cuesta el acceso al recinto lo que supone unos importantes beneficios económicos para los organizadores.30

En 1904 se celebró la exposición de San Luis en EE.UU donde fueron exhibidos indios entre los cuales el jefe apache Jerónimo. El acontecimiento fue aprovechado como escaparate de la nueva potencia imperial de Washington. Para ello trajeron de las Filipinas a un contingente de nativos para exponerlos. Al respecto, Robert W. Rydell, historiador de la Universidad de Montana, afirma:

¿Cómo hacer bascular la opinión pública? ¿Cómo sostener la ocupación de las Filipinas gracias a una exposición universal. La exposición de San Luis se convirtió en un proyecto nacional para el gobierno. Su intención era la de utilizarla para poner en escena sus colonias y probar así que el país era desde aquel momento una fuerza internacional de un nuevo género31

En 1906 el zoo del Bronx, en Nueva York, expone públicamente a un pigmeo congolés cuya historia será muy popular en el ámbito de las exposiciones humanas. Se llama Ota Benga y es originario de la etnia de los Batwas (también denominados twa o pigmeos).

Viviendo en un bosque ecuatorial cerca de la ribera Kasï, Ota Benga era uno de los superviviente de la masacre perpetrada por la Force publique32, una milicia al servicio del rey Leopoldo II de Bélgica. Samuel Philips Verner, un hombre de negocios americano, es enviado a África en 1904 mandatado por la Exposición Universal de San Luis con el fin de traer a pigmeos y exponerlos durante la feria. Verner adquirirá en su viaje a 9 esclavos pigmeos entre los cuales Ota Benga. Este último será objeto de toda clase de humillaciones. En el marco de la exposición es presentado junto a diversos objetos (hamaca, arco, flechas, etc) y en su jaula figuran datos relativos a su edad (23 años), su estatura y su origen.

A pesar del gran número de visitantes y de los importantes beneficios obtenidos, el espectáculo es finalmente retirado a causa de las críticas. Entre los detractores del mismo se encuentra la iglesia bautista afroamericana y la opinión pública que denuncia el carácter racista de la exhibición.

Se intenta entonces repatriar a Ota Benga hacia su tierra de origen sin éxito; después se hacen intentos para integrarlo en la sociedad americana. Él se encuentra, para su desgracia, atrapado entre dos mundos: incapaz de regresar a su tierra y percibido como un objeto curioso en los Estados Unidos. Esta intento de integración desembocó, finalmente, después de una profunda depresión, en su suicidio a la edad de 32 años.33

Años más tarde, en 1914, para celebrar el primer centenario constitucional se exhibió durante cinco meses en Oslo un pabellón de exposición conocido como kongolandsbyen o “pueblo congo.”

La exposición fue inaugurada por el rey de Noruega Haakon VII. 80 individuos de origen africano, especialmente senegaleses, son instalados en el pueblo donde se les pide que reproduzcan sus costumbres africanas.

Un millón y medio de noruegos (tres cuartas partes de la población del país a principios del siglo XX) visitaron la exposición para descubrir bajo techos de hojas de palmera el exotismo del modo de vida africano: las maneras de cocinar, el artesanado, etc.34

Volviendo a Francia, cabe resaltar el gran éxito de las exposiciones coloniales de 1922 y de 1931 así como el de los villages noirs o poblados negros que se exhibían en diversas ciudades de provincia como, por ejemplo del de Angers en 1906 que exponía a 90 indígenas del Senegal, de Sudán y del Congo.35

La República no titubeaba a la hora de mostrar su misión civilizadora para justificar a los ojos de los metropolitanos sus inversiones en ultramar. Los desgraciados canacos que participaron en la Exposición de París de 1931, en su mayoría eran persona alfabetizadas y ejercían diferentes profesiones en Nueva Caledonia. Habían sido alistados por intermediación de la Fédération des anciens coloniaux y de la administración para un “viaje a la Exposición”. No estaban al corriente

todavía del papel de “salvajes” que se esperaba de ellos. Instalados fuera del recinto de la Exposición de Vincennes tenían que actuar como si fueran canibales.36

Después de la Segunda Guerra Mundial las exposiciones etnográficas comenzaron a perder popularidad y, paradojicamente, Hitler, fue el primero que las prohibió. La última asimilable a un zoo humano tuvo lugar en Bruselas en 1958 en las que fueron exhibidos africanos (congoleños concretamente).

¿Qué conclusiones se pueden sacar de todo lo expuesto? Este artículo se ha centrado en los zoos humanos, pero existían otras variantes de humillación a estos seres humanos a una de las cuales se ha hecho referencia, los poblados negros en Francia. Pero había más como los espectáculos teatrales, los museos, etc. Se trataba de una actividad perfectamente legal y legítima que casi nadie cuestionaba en los países donde tuvo lugar. El hecho de arrancar de su hábitat natural a personas para forzarlas a ser exhibidas después de un infernal viaje en barco (durante el cual no pocas de ellas sucumbían) no planteaba dilemas éticos en la época. Ni siquiera la muerte de muchos de los indígenas en los zoos humanos, sometidos a unas condiciones físicas y psicológicas extremas no fue suficiente para que se cuestionara este proceder.

En plena época colonial, estas exhibiciones tuvieron gran éxito en Europa y los Estados Unidos, especialmente y contaban con el apoyo mayoritario de los antropólogos y de los científicos. No deja de ser paradójico que países como Francia o los Estados Unidos, repúblicas que habían sido escenario de revoluciones en el siglo XVIII en defensa de los derechos del hombre, estos actos contasen con el pleno sustento de las autoridades y de la sociedad en general.

BIBLIOGRAFÍA

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Mira Caballos, Esteban “Indios americanos en el reino de Castilla.1492-1550.” En: Temas americanistas, nº 14, 1998, p.2. (en línea). Disponible en: https://institucional.us.es/tamericanistas/uploads/revista/14/MIRA-CABALLOS.pdf
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WEBGRAFÍA

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NOTAS

1 Omer Freixa, “Museos que eran zoológicos humanos.” En : El País, 16/05/2014. Disponible en: https://elpais.com/elpais/2014/05/16/africa_no_es_un_pais/1400250816_140025.html
2 Esteban Mira Caballos “Indios americanos en el reino de Castilla.1492-1550.” En: Temas americanistas, nº 14, 1998,p.2. (en línea). Disponible en: https://institucional.us.es/tamericanistas/uploads/revista/14/MIRA-CABALLOS.pdf
3 Les prémices des zoos humains. (Xvè siècle)” En: Les zoos humains. ZOO.XXI.ARX, noviembre 2015, (en línea), (c. Disponible en: https://zooxxi.org/wp-content/uploads/2015/11/ZOOXXI_Les-Zoos-Humains.pdf
4 “Uomini in gabbia. La lunga storia degli Zoo Umani.” En: I viggiatori Ignoranti, 31març 2016, (en línea), (consulta 20/08/2019). En: https://viaggiatoricheignorano.blogspot.com/2016/03/uomini-in-gabbia-la-lunga-storia-degli.html
5 La esteatopigia (del griego στέα stear,steatos‘grasa’, y πυγή pygē ‘nalga’) es la condición por la cual se acumulan grandes cantidades de grasa en las nalgas, más frecuente en mujeres que en hombres. Tradicionalmente, ha sido asociada a la fertilidad , tal y como se observa en la Venus de Willendorf. En tribus africanas como los bosquimanos y los hotentotes es algo habitual debido a su adaptación para evitar pérdidas de calor del resto del cuerpo. https://es.wikipedia.org/wiki/Esteatopigia
6 “Les zoos humains.” 29/04/2015. En: Zoo XXI ARX. (en línea). Disponible en: https://zooxxi.org/wp-content/uploads/2015/11/ZOOXXI_Les-Zoos-Humains.pdf
7 “Uomini in gabbia, gli zoo umani nell’ Europa bianca.” En: Infoaut. Informazione di parte. 27/01/2017, (en línea). Disponible en: https://www.infoaut.org/culture/uomini-in-gabbia-gli-zoo-umani-nelleuropa-bianca
8 Les zoos humains.” 29/04/2015. En: Zoo XXI ARX. (en línea). Disponible en: https://zooxxi.org/wp-content/uploads/2015/11/ZOOXXI_Les-Zoos-Humains.pdf
9 Ibidem.
10. Ibidem.
11 Pascal Blanchard; Caroline Miller; Bruno Vieter- Pujebel en “Sauvages au coeur des zoos humains.” En: ARTE France. Minuto 12: 18 (en línea). Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=QNDhb3k4F-0&t=75s
12 Pascal Blanchard; Caroline Miller; Bruno Vieter- Pujebel en “Sauvages au coeur des zoos humains.” En: ARTE France. Minuto 06:20 (en línea). Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=QNDhb3k4F-0&t=75s
13 Ibidem. Minuto 13:50.
14 Les zoos humains.” 29/04/2015. En: Zoo XXI ARX. (en línea). Disponible en: https://zooxxi.org/wp-content/uploads/2015/11/ZOOXXI_Les-Zoos-Humains.pdf
15 Pascal Blanchard; Caroline Miller; Bruno Vieter- Pujebel en “Sauvages au coeur des zoos humains.”. ARTE France.Minuto 14:33 (en línea). Disponible en:
https://www.youtube.com/watch?v=QNDhb3k4F-0&t=75s
16 Ibidem. Minuto 15:01.
17 Pascal Blanchard; Caroline Miller; Bruno Vieter- Pujebel en “Sauvages au coeur des zoos humains.” En: ARTE France. Minuto 18:30 (en línea). Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=QNDhb3k4F-0&t=75s
18 Ibidem. Minuto 31:25.
19 Pascal Blanchard, Caroline Miller, Bruno Vieter-Pujebel “Sauvages au coeur des zoos humains”.En : ARTE France Minuto 39:10 (en línea). Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=QNDhb3k4F-0&t=2113s
20 Pascal Blanchard, Caroline Miller, Bruno Vieter-Pujebel “Sauvages au coeur des zoos humains”.En : ARTE France Minuto 39:10 (en línea). Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=QNDhb3k4F-0&t=2113s
21 Ibidem. Minuto 41:00.
22 “ Uomini in gabbia. La lunga storia degli Zoo Umani.” En: Info.aut. 27/01/2017, (en línea). Disponible en: https://www.infoaut.org/culture/uomini-in-gabbia-gli-zoo-umani-nelleuropa-bianca
23 Uomini in gabbia, gli zoo umani nell’Europa bianca.” En: I Viaggiatori ignoranti, 31/03/2016, (en línea).Disponible en: https://viaggiatoricheignorano.blogspot.com/2016/03/uomini-in-gabbia-la-lunga-storia-degli.html
24 El término igorrote fue utilizado por los españoles para nombrar a un buen número de pueblos  salvajes de las montañas de Luzón ya que, al parecer, las gentes de las tierras bajas vecinas denominaban a aquellos igolot, esto es, gente de la montaña, dado que golot es un vocablo del tagalo antiguo que significa sierra o cordillera. El término moro lo aplicaron los españoles a los pueblos malayos de religión musulmana con los que literalmente se toparon en Filipinas en el siglo XVI. Aunque , en un principio tuvo, indudablemente, un carácter peyorativo, con el paso del tiempo se convirtió en la denominación utilizada de forma general para designar a los filipinos malayos pertenecientes al Islam. Incluso los propios musulmanes lo hicieron suyo a modo de rasgo de identidad. Negrito fue la denominación que los españoles aplicaron a los individuos de piel negra y baja estatura que se encontraron en Filipinas, nombre que ha sido asumido de forma generalizada en el ámbito de la antropología. Su hábitat se localiza mayoritariamente en áreas montañosas y aisladas de Luzón, Visayas y Mindanao. Luis Ángel Sánchez Gómez “Las exhibiciones etnológicas y coloniales decimonónicas y la  Exposición de Filipinas de 1887.” En: Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, Vol.2, nº2, 2002, pp.82-83 (en línea). Disponible en: http://dra.revistas.csic.es/index.php/dra/article/view/174/175
25 Enric H. March “ Els zoos humans de Madrid i de Barcelona.” En: enarchenlogos.blogspot.com. Noviembre 2017, (en línea). Disponible en: https://enarchenhologos.blogspot.com/2017/09/un-zoo-huma-en-el-parque-del-retiro-de.html
26 Ibidem.
27. Ibidem.
28 Exposition Universelle de Bruxelles, 1897.” En: “Zoos humains.” En: Zoo XXI ARX , 29/04/2015 (en línea). Disponible en: https://zooxxi.org/wp-content/uploads/2015/11/ZOOXXI_Les-Zoos-Humains.pdf
29. Pascal Blanchard, Caroline Miller, Bruno Vieter- Pujebel en “Sauvages au coeur des zoos humains”, ARTE France,2018 Minuto 43:12 (en línea). Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=4xxe_uQb6XQ&t=2046s
30 Luis Ángel Sánchez Gómez “ Las exhibiciones etnológicas y coloniales decimonónicas y la Exposición de Filipinas de1887” Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, Vol.2, nº 2, 2002 , pp.85. (en línea).Disponible en: http://dra.revistas.csic.es/index.php/dra/article/view/174/175
31 Pascal Blanchard, Caroline Miller, Bruno Vieter- Pujebel en “Sauvages au coeur des zoos humains”, ARTE France,2018 Minuto 45:23 (en línea). Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=4xxe_uQb6XQ&t=2046s
32 En 1897, la FP contaba 14.000 hombres, de los cuales 8000 eran autóctonos, 4000 voluntarios congoleños y 2000 voluntarios africanos extranjeros. Entre sus funciones estaba la de asegurar la rentabilidad económica del territorio, asegurar que los nativos cumpliesen el reglamento colonial (podían recibir de 50 a 100 latigazos en caso de no hacerlo). También podían tomar como rehenes a mujeres para forzar a sus maridos a trabajar para satisfacer las cuotas de producción exigidas.
“Force Publique” En : Wikipédia.L’encyclopédie libre (en línea). Disponible en: https://fr.wikipedia.org/wiki/Force_publique
33 “Otabenga.Zoo du Bronx, 1906.” En: Zoos humains.” En: Zoo XXI ARX , 29/04/2015(en línea). Disponible en: https://zooxxi.org/wp-content/uploads/2015/11/ZOOXXI_Les-Zoos-Humains.pdf
34 Ibidem.
35 Pascal Blanchard “Le zoo humai, une longue tradition française” En: Hommes & Migrations, nº 1228, noviembre-diciembre 2000, p.48 (en linea). En: https://www.persee.fr/doc/homig_1142-852x_2000_num_1228_1_3597
36 Ibidem, p.49.

2 comentarios

  1. Un magnífic article! Moltes gràcies per les citacions, Francesc. En el llibre que estic preparant sobre la història de les barraques de fira a Barcelona, que es publicarà l’any vinent, dedico un extens capítol als zoos humans.

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