“Movimiento sindical y político en España” es el segundo de los tres artículos que Ángel Pestaña escribió en el diario Pravda cuando viajó a Moscú al Segundo Congreso de la Internacional Comunista. Hasta hoy se tenía noticia de sus contenidos, pero todavía no habían sido localizados ni traducidos.

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Me gustaría describir en estas breves líneas la situación de la clase trabajadora en España, su movimiento sindical y político, para dar una idea de todo esto a los lectores de Pravda y a los trabajadores rusos.
En España, como en todos los demás países, hay dos corrientes entre el proletariado: la revolucionaria y la reformista. La primera trabaja en la clandestinidad y promueve la propaganda entre los trabajadores industriales y campesinos a través de la Confederación Nacional del Trabajo, una organización sindicalista-revolucionaria cuyo bastión principal se encuentra en Barcelona. Esta organización, que se basa en el punto de vista del comunismo y la lucha de clases revolucionaria, a fines de 1917 contaba con 70 mil adherentes, mientras que el último Congreso de la Confederación, celebrado en diciembre de 1919, contó con la asistencia de 525 delegados de toda España en representación de un millón de trabajadores. Así, la Confederación Nacional del Trabajo logró unir a casi toda la clase obrera de España en dos años, gracias a sus actividades y métodos de lucha.
Pero el gobierno español, alentado e inspirado por la burguesía, hizo todo lo posible para obstaculizar los éxitos de la organización sindicalista-revolucionaria; una semana después del congreso, a finales de diciembre, prohibió a la CNT y arrojó a los combatientes más populares a las cárceles, donde todavía están.
El celo con el que el gobierno español cumple su tarea, y cómo protege los intereses de la burguesía, puede juzgarse por el hecho de que más de 500 de nuestros camaradas están languideciendo en prisión, a pesar de que hemos logrado arrebatar a muchos de ellos de manos de la policía y gendarmes.
La CNT, obligada a trabajar ilegalmente debido a la persecución a la que ha sido sometida durante los últimos dos años, y dado que está prohibido trabajar legalmente, ha crecido en número, ha fortalecido su espíritu revolucionario, y así se convirtió en guía de un movimiento de liberación que difundió la clase obrera y los trabajadores de España.
Además de la CNT, en España existe la Unión General de Trabajadores, una organización sindical que se basa en el punto de vista reformista y es una rama del Partido Socialista español. Para mayor claridad, hablemos primero del Partido Socialista.
Fundado en 1890*, gozó de muy poca influencia entre el proletariado español. Si siguió existiendo, fue solo por la Unión General de Trabajadores. En los últimos años antes de la guerra, sin embargo, había crecido en número e influencia. Pero la guerra, primero, y luego la revolución rusa, mostraron cuán engañoso era el poder de este partido. Su crecimiento en los últimos años se ha hecho a expensas de los pequeños elementos burgueses, quienes, considerándose grandes demócratas, se declararon partidarios de la Entente; éstos eran la mayoría; algunos incluso hablaron a favor de la intervención, rompiendo con su pasado supuestamente socialista.
La guerra fue seguida por la revolución rusa, que produjo un efecto completamente opuesto en las filas del Partido Socialista español. El hecho de que los líderes del partido se declararan solidarios con las democracias de los países de la Entente impresionó a amplios círculos del partido, aunque no sacudió su unidad; pero cuando el partido se declaró neutral en relación con la revolución rusa, y a veces incluso la atacó, se formó una facción de izquierda, que comenzó a hacer más y más demandas al partido, insistiendo en que este último se declarara solidario con la causa de la revolución que tiene lugar en Rusia.
Pero todos los esfuerzos de estos camaradas se vieron afectados por el comportamiento del Comité Central, y en el último Congreso del partido, celebrado en Madrid en diciembre de 1919, la resolución de unirse a la Tercera Internacional fue rechazada, aprobándose la resolución de los llamados «reinstaladores» (Estrasburgo).
A partir de ese momento, una lucha feroz comenzó en las filas del partido, lo que de hecho llevó a que las Juventudes socialistas, que habían estado luchando para unirse a la Tercera Internacional, decidieran abandonar el partido y formar el Partido Comunista Español, que, desde su inicio, se unió a la Tercera Internacional.
Pero la lucha en el seno del Partido Socialista no terminó: a finales de junio, en un Congreso Extraordinario del partido, una mayoría bastante débil adoptó una resolución para unirse a la Tercera Internacional.
Y la Unión General de Trabajadores sigue al partido: hablar del partido significa hablar de ella.
En resumen, hay que decir que todas las fuerzas verdaderamente revolucionarias de España, la CNT y el nuevo Partido Comunista, deben ir de la mano en la lucha por la liberación del proletariado español.
ÁNGEL PESTAÑA
Pravda, nº163, 25.07.1920, Moscú.
(Traducción del inglés: Sergio Giménez)
* Pestaña se equivoca al fechar la creación del PSOE en 1890, ya que se fundó en 1879.

