
José Sánchez Requena (Utiel, 1899 – Valencia, 1946), trabajador de los altos hornos del Puerto de Sagunto y militante de la CNT. En plena II República fue uno de los fundadores de la Agrupación valenciana del Partido Sindicalista (PS) de Ángel Pestaña. Durante la Guerra Civil ocupó diversos cargos tanto en la ciudad como en la provincia de Valencia. Partidario del golpe de Casado, en los últimos días de la contienda se trasladó a Madrid para ocupar la subsecretaría de la Presidencia del Consejo Nacional de Defensa. Condenado a muerte, encarcelado y liberado poco antes de morir, su nombre aparece mezclado en unas supuestas relaciones con falangistas adeptos al franquismo con el fin de lograr su colaboración y la de otros sindicalistas con la Organización Sindical del régimen.
De su infancia nada se conoce. A finales de 1919 llegó al puerto de La Coruña a bordo del vapor Venezuela procedente de Cuba, de donde se le expulsó junto a otros españoles por considerarlo pernicioso para el orden por el Gobierno de la República.[0] De vuelta a Utiel, es probable que aquel joven alto y corpulento acudiera al Puerto de Sagunto en busca de empleo en la naciente industria de la Compañía Siderúrgica del Mediterráneo (CSM), cuyo primer horno alto se instaló allí en 1923.
En cualquier caso, lo cierto es que su nombre aparece a raíz de la grave crisis económica de comienzos de los años 30, que afectó también a la siderurgia saguntina. Fue tal la gravedad del asunto, que fue necesario buscar la mediación de las autoridades de Madrid en las negociaciones entre empresa, obreros y Ayuntamiento de Sagunto. Y así, en 1933, Sánchez Requena presidió la Comisión de empleados y obreros de la CSM que viajó a la capital de la República.[1]
El sindicato mayoritario en la zona era la CNT, por entonces dividida por las discrepancias entre una mayoría de los obreros siderúrgicos que mantuvieron una posición radical-faísta y los moderados del Centro Sindicalista, entre los cuales estaba Sánchez Requena. De hecho un año antes, en 1932, la mayoría de los cenetistas había boicoteado una conferencia que iba a dar Ángel Pestaña, líder treintista[2], con ocasión de su estancia en el Puerto.[3]
Como dato curioso, la primera Agrupación del PS que se formará en la provincia de Valencia será, junto con la de la capital, la del Puerto de Sagunto[4]. Estamos ya a comienzos de 1935.
En la campaña de las elecciones generales de febrero de 1936, adscrito el PS a la coalición del Frente Popular, mitineó en actos por el Levante peninsular.[5] Tras su triunfo, decretada la suplantación de concejales gubernativos del bienio negro, el PS logró representación en los Ayuntamientos de Valencia y Puerto de Sagunto. A escala provincial Sánchez Requena fue designado por el PS para formar parte de la Comisión Gestora de la Diputación.
Comenzados la Guerra Civil y el proceso revolucionario, se incorporó al Comité Ejecutivo Popular en Valencia capital y representó a su partido en la Gestora de la Diputación de Valencia como delegado de Justicia y Orden público. Desde comienzos de agosto, se planteó la necesidad de reorganizar la justicia popular (tribunales populares y Juzgados de urgencia) y emprendió una profunda reforma en toda el área, comenzando por el cese de funcionarios, entre ellos el Inspector General de Prisiones y varios magistrados.[6] También fue Gobernador civil interino de Valencia.[7]
Dentro de su partido, formó parte del grupo de militantes sindicalistas que durante aquellas semanas llevó a cabo una intensa campaña de propaganda por Levante: Ángel Pestaña, Prudencio Caja, José Sanchís, Vicente Lliso, Fernando Vela, Francesc Fenollar, Francisco F. Lucas, Ángel Mª de Lera y Elvira Boluda.

En los primeros días de 1937, creado el nuevo Consejo Provincial, fue nombrado consejero de Justicia. Solicitó entonces la cesión de competencias al Ministro García Oliver, pero le fue denegada. Asimismo, participó en el Consejo Municipal de Valencia.
Delegado por la ciudad de Valencia al Pleno provincial del PS celebrado los días 27 y 28 de febrero de 1937, fue elegido Presidente del Comité provincial. Era un momento de expansión del partido: la Agrupación local de Valencia sumaba más de un millar de afiliados de un total de 3600 representados de 25 localidades.[8] En junio entró a integrar el Comité nacional del PS en calidad de Secretario de Propaganda.
En la madrugada del 26 de noviembre de 1937, el coche en que viajaba desde Barcelona a Valencia sufrió un extraño accidente a la altura de Benicásim: un disparo de un guardia de control de carreteras entró por la parte de atrás del vehículo y atravesó el cráneo de su acompañante y camarada Fernando Vela, matándolo en el acto. Posiblemente se tratara de un atentado; durante aquellas semanas el ambiente se enrareció en extremo en la zona republicana; Sánchez Requena acababa de ser destituido de su puesto al frente de la delegación del ministerio de Justicia, relacionado con la expulsión del POUM del Frente Popular unas semanas antes, acusado de encabezar una conspiración.[9]

A comienzos de 1939 se marchó al frente:
Hasta ahora que han llamado a mi quinta, consideré que yo tenía autoridad para desempeñar mi cargo, recibiendo en mi despacho visitas de deudos o allegados de combatientes de mi partido para darles la respuesta que procediera en cada caso. De ahora en adelante ¿con qué autoridad podría hacerlo y resolver sus problemas cuando otros hombres de mi edad y aún mayores, en cumplimiento de la llamada de la Patria han tenido que abandonar sus hogares para ir a ocupar un puesto en las trincheras? […]
Por esto, simplemente lo he hecho, y creo que es tan natural que debiera ser natural en sí, que no hubiera de darse importancia alguna, como yo tampoco se la doy.[10]
En marzo de 1939, durante el golpe de Casado contra el gobierno de Negrín, Sánchez Requena fue nombrado –a propuesta de Miaja- Comisario general de Policía de Valencia y su provincia. El día 14 se trasladó a Madrid para tomar posesión de la subsecretaría de la Presidencia del Consejo Nacional de Defensa[11], órgano que debía encargarse de negociar la paz con los facciosos. Wenceslao Carrillo, socialista –padre de Santiago Carrillo- y compañero de Sánchez Requena en el Consejo de Defensa, escribió de él que por entonces era “persona grata a los nacionalistas”.[12]
Y es que nuestro protagonista había sido modelo de rectitud y sentido humano; contrario a los excesos del comienzo de la guerra, ayudó a muchos detenidos que se encontraban bajo la amenaza de una muerte arbitraria y sin posibilidad alguna de defensa. Fue él, según José Rodríguez Olozábal, a la sazón Presidente de la Audiencia Territorial de Valencia, quien más decididamente contribuyó a parar los desmanes del Tribunal de la Sangre en Valencia[13], y no Juan García Oliver, como éste presume en sus memorias[14]. Sonadas fueron también las discusiones al respecto con José Pellicer, dirigente de la Columna de Hierro.
García Oliver destila antipatía hacia su figura, llamándolo “sindicalista jacobino, oscilando siempre entre los «tribunales de sangre» y los abrazos con los falangistas”[15] dentro de un contexto en que critica a los militantes cenetistas valencianos en general por haber contribuido con su “revolucionarismo sui generis”, a mantener las contradicciones del treintismo que resistieron el empuje de la doctrina activista del anarquismo “faísta” barcelonés.
Cuenta Rodríguez Olozábal que la primera vista de la Audiencia de Valencia fue contra un padre y su hijo de condición derechista, y que el comité del pueblo de éstos decidió ir a Valencia a por ellos para darles el paseo. No querían “justicia burguesa”. Las gestiones telefónicas de Olozábal con este comité para impedir tal hecho no tuvieron ningún resultado hasta que Sánchez Requena tomó el teléfono:
… La conferencia telefónica se prolongaba mucho. Sánchez Requena adoptaba, en unos momentos, el tono persuasivo del camarada político y, en otros, el tono enérgico del dirigente, hasta que al fin lo vi agigantarse moralmente al decir con voz serena y firme resolución:
Si también vosotros os subleváis habrá que trataros como enemigos. Venid si os da la gana, pero si os acercáis a la cárcel tened la seguridad que no regresaréis al pueblo” Y colgó el teléfono.
No vinieron.
El padre fue condenado a muerte y el hijo a prisión.
Pero gracias a la celebración de aquel primer juicio, se había dado un paso importantísimo para el restablecimiento del orden, un paso que con el tiempo, permitiría salvar muchas vidas y que, por el momento, había permitido salvar la vida de un muchacho de dieciocho años. [16]
Detenido en Alicante al final de la contienda, fue condenado a muerte, pena conmutada más tarde por la de prisión. Estuvo encerrado en el convento San Miguel de los Reyes (Valencia). Ya en libertad, algunos autores lo vinculan con el recién creado Partido Laborista[17] [18], organización favorable a la colaboración con la Organización Sindical franquista. A diferencia de Ricardo Fornells y otros sindicalistas que habían regresado del exilio francés a escasos meses de concluir la guerra amparándose en la famosa declaración de Franco que aseguraba que nada debían temer quienes no tuvieran las manos manchadas de sangre[20], y que habían sido expulsados por colaboracionismo del PS[21], Sánchez Requena en 1945 continuaba afiliado al partido. De hecho, seguía enviando colaboraciones a los pocos números que se editaron en Francia de El Sindicalista, diario vocero del PS. Su primer número, fechado en febrero de 1945, publicó la nota de las expulsiones referidas.[22]
Sea cierta o no su vinculación con el régimen en los últimos meses de su vida, a buen seguro que contribuyó a enturbiar el asunto las declaraciones del falangista Luys G. Santa Marina a favor de Joan Peiró en el consejo de guerra sumarísimo 1156-V, que condenó a muerte al sindicalista catalán. Dijo que había sido testigo de los contactos promovidos en 1934 por José Antonio Primo de Rivera y Julio Ruiz de Alda con Ángel Pestaña…
…de cara a fusionar el Partido Sindicalista con Falange Española, cuyas conversaciones y proyectos de fusión fracasaron por incompetencia, ambición e intransigencia manifiesta de Ángel Pestaña contra el deseo y voluntad de sus correligionarios Peiró, Fornells y Sánchez Requena. [23]
Declaración que, aun siendo una muestra de buena voluntad para salvar su vida, es completamente falsa. Pero esto ya es otra historia.
Sánchez Requena murió en Valencia en noviembre de 1946.
Desciende su palabra de la altura
con el ímpetu enorme del torrente:
Rápida lumbrarada de vidente
Rosada luz de la conciencia oscura…
¡Y cómo se agiganta su figura
cuando, con seco verbo contundente
hace brotar del caos del presente
la constructiva sociedad futura!
Es el Hombre en el hombre: Es el Poeta,
cuya estrofa nos tiembla en el oído
como en el blanco tiembla la saeta…
Ancha y bella la forma, no barroca:
Vivo manantial, el contenido:
¡La palabra esculpida en una roca![24]
Agradecimientos a su familia por contactar con nosotros y aportar las 2 fotografías de cabecera.
Bibliografía:
Carrillo, W. (1945): El último episodio de la Guerra Civil española. Secretaría de publicaciones de las Juventudes Socialistas de España, Toulouse.
García Oliver, J. (1978): El eco de los pasos. Ruedo Ibérico, París.
Herrerín López, Á. (2004): La CNT durante el franquismo. Clandestinidad y exilio (1939-1975). Siglo XXI, Madrid.
Íñiguez, M. (2008): Enciclopedia histórica del anarquismo español, Vol. II. Asociación Issac Puente, Vitoria.
Navarro Navarro, J. (2000): Diccionari biogràfic del moviment obrer als Països Catalans; Martínez de SAS, Mª Teresa y Pagès Blanch , Pelai (coord.) Ed. Abadia de Montserrat, Barcelona.
Pons Prades, E. (1974): Un soldado de la República. (Itinerario ibérico de un joven revolucionario.) Ed. G. del Toro, Madrid.
Rodríguez Olozábal, J. (1996): La administración de justicia en la Guerra Civil. Institució Alfons el Magnànim, Valencia.
Santos Santos, M.C (2003): Ángel Pestaña “Caballero de la Triste Figura”; Editorial Académica Española, Saarbrücken (Alemania).
Téllez, A. (1972): La guerrilla urbana en España: Sabaté. Belibaste, París
Webgrafía:
Balcells, A.: “El consejo de guerra contra el dirigente cenetista catalán Joan Peiró en 1942. Un caso representativo y a la vez singular”, Revista Hispania Nova, nº 2 (2001-2002).
Hebenstreit, Maria: “Desde la movilización revolucionaria hasta el “colaboracionismo”. Auge y caído del anarcosindicalismo en la siderurgia del Puerto de Sagunto (1930-1958)”, en X Congreso de Historia Contemporánea Santander, 16-17 de Septiembre 2010; p. 9 (consultado online el 18-10-2017).
Marhuenda, Á. G. (2017): “Vela, sindicalista emérito (1923-1937)”, en dossier dedicado a Fernando Vela (consultado el 16-10-2017).
Rufián Melancólico: “Desafectos, derrotistas, quintacolumnistas y demás ralea”, en https://laverdadofende.blog (consultado el 16-10-2017).