Comentario previo
A estas alturas de la historia resultaría inconcebible la edición de la obra: La increïble història del bisbe Irurita, salvo si se tiene en cuenta que aparece en el mercado con la evidente vocación, no declarada, de cerrar de forma definitiva el expediente de beatificación que se encuentra en manos del Vaticano, donde sigue pendiente de sentencia el supuesto martirio de Irurita. Prueba de ello es que la obra está dedicada a la familia Tort, que fue la que recogió a Irurita en julio de 1936 y en cuya casa fue detenido por los milicianos.

Sentencia que la Santa Sede ahora podría tomar en consideración si tiene en cuenta el comentario que figura en la contraportada del libro en cuestión, donde se afirma de forma tajante que en el mismo se: “aporta, en primicia, la informació sobre el seu destí final”. Pero si se aceptan las conclusiones expuestas en la obra, resultaría que al obispo Irurita lo asesinó la CNT en dos ocasiones distintas. La primera el 3 de diciembre de 1936, en versión antigua, y la segunda el 2 de febrero de 1939, en la actual. Hecho ya de por sí milagroso para un hombre de religión pendiente de beatificación.
Recordatorio
Todavía no hace ni tres meses que en estas mismas páginas abordé el mismo asunto1, pero en aquella ocasión circunscrito a la primera muerte y al consiguiente rosario posterior de elucubraciones de todo tipo aparecidas desde el final de la guerra hasta el año 2000, con pruebas de ADN incluidas, que parecían reafirmar que el cuerpo enterrado en la Catedral de Barcelona era el del buen obispo. Pero aportando nuevos documentos que ahora utiliza el autor a su libre albedrío sin citar la fuente o haciendo creer al lector que son informaciones verbales, cuando algunos detalles ya aparecían en los interrogatorios de la Causa General y no precisamente en la línea que ahora prentenden marcar.
Breve resumen del libro
El trabajo en cuestión le costó al periodista e historiador Josep M. Ràfols más de cuatro años y medio, cosa de creer al ver los archivos en los que ha estado trasteando, está compuesto por 351 páginas, sudivididas en 10 capítulos, con 104 apartados genéricos, con una Introducción, y 10 páginas de Conclusiones, que de hecho resulta ser la parte más floja de la obra, al fiar el autor “en un supuesto informe” elaborado por un espía franquista de nombre desconocido, informe que el autor no reproduce íntegro, ni en imagen o en anexo, pero con el que juega hábilmente y con gran oficio para llegar a la conclusión final que al autor le interesa, afirmando lo que no confirma la propia documentación en la que apoya su historia.
Remarcar que lo más novedoso de la obra son los recuerdos aportados por la familia Tort, pero que en algunos casos no concuerdan con lo declarado por ellos mismos ante el fiscal de la Causa General de Barcelona, prueba que con los años la memoria nos juega malas pasadas. Pero lo meritorio de Rafols ha sido el investigar el número increible de intentos que al parecer existieron para sacar a Irurita de la España republicana, protagonizados por un mosaico de gentes y personalidades de todos los pelajes, o los cabildeos de determinados políticos como el vasco Manuel Irujo, empeñado también en recuperar el culto en las iglesias catalanas en plena guerra civil, empeño que casi consiguió o los manejos de la iglesia española la de dentro y la de fuera, dado que a última hora se trataba de uno de los suyos.
Una historia que remarca Ràfols como hecho fundamental al inicio de su obra, en lo que es el pórtico de la misma, al haber sido aquella la referencia que le decidió a tirar hacia adelante su investigación, fue el comentario de un monje español acogido en la cartuja italiana de Ferneta que mientras vivió estuvo afirmado que tenía la certeza que Irurita había estado recluido en ella tras su salida de España. Ràfols después de tirar de aquel hilo afirma que todas sus gestiones al respecto de aquella historia no dieron resultado2.
Historia del cartujo poco novedosa, dado que ya en 2012 la habían abordado otros autores en una obra que le precedió sin dar tantos detalles y casi a título explicativo de la inopinada desaparición de Irurita al finalizar la guerra, pero afirmando que Irurita pudo haber estado recluido en un monasterio francés, obra que Ràfols no tiene a bien citar en su extensa bibliografía3. Como tampoco la cita a la hora de explicar la historia del pariente lejano de Irurita, que en una visita a México le sorprendió el comentario de una persona anónima, que tras acercársele se identificó como el asesino de su pariente. Supuesta conversación que está recogida de forma puntual en la causa de beatificación de Irurita, aunque historia no novedosa dado que ya se conocía en 2012, y sin más prueba a su favor que la propia palabra del testimonio, pero que puede resultar decisiva, de ser dada por cierta, a la hora de tener que cerrar la causa de forma positiva4.
El nuevo enigma
A todo esto ahora resulta que la solución del enigma Irurita, según J. M. Ràfols, pasa de forma lineal por la hipotética muerte de Irurita en el Pirineo en 1939, basada en una supuesta investigación realizada por un espía franquista de nombre desconocido, al servicio de Luis Martí Olivares, marqués de Rebalso5, personaje en aquellos días responsable de la policía de Barcelona por delegación del coronel Ungría, que de creer el informe de su espía se había infiltrado entre la plana mayor de la CNT en Francia, haciendo responsables de la misma a dos anarquistas, según el espía, miembros ambos del Ramo de la Alimentación de Barcelona, pero de los cuales “el espía desconocía sus nombres”.
Pero “casualmente” el susodicho espía sí conocía a otros dos anarquistas más, llamados en su caso Salvador Solsona Gual, antiguo trabajador de la Damm, y Joaquín Silvestre Adelantado, trabajador de Martini Rossi, que al parecer conocían perfectamente el caso. Y por ello aquel anónimo agente tenía intención de interrogarlos en persona, pues este se hallaba en París y los testigos en el Sur de Francia, pero antes de que los interfectos marcharan en barco hacía Méjico como así sucedió. Cuyas vidas se pueden reconstruir en parte gracias a los archivos nacionales mejicanos o a internet, cosas de la modernidad, y casi sin necesidad de tener que recurrir a sus familiares6.

Por lo mismo, al no tener detalles de los supuestos autores materiales del asesinato, Ràfols dedica varias páginas de su obra a dar todo tipo de detalles personales de aquellos dos “supuestos confidentes” del espía, pero sin explicar al lector si al final le dieron o no los detalles inherentes al caso, motivo por el cual tenemos otra historia cerrada en falso.

A pesar de ello, Ràfols sin arrendarse en lo más mínimo situa el final definitivo de Irurita en un tramo al parecer muy concreto de la carretera de La Seo de Urgel a Andorra el día 2 de febrero de 1939, Y rizando aún más el rizo intenta convencer al lector que después del final de la guerra un fiscal de la Causa General franquista se había interesado por el asesinato de Irurita, utilizando Ràfols como prueba de convicción varias cartas intercambiadas entre dicho fiscal y el alcalde de la población más próxima al supuesto lugar de los hechos. Una historia interesada que tal como vamos a ver está basada en la nada más absoluta.
Revuelo en la prensa
Impresa la nueva obra el 18 de febrero de 2021 y aparecida en las librerías, la prensa le está dedicando un torrente de portadas tales como: “El bisbe Irurita hauria estat assassinat per la CNT-FAI entre la Seu i Andorra”7 noticia que apareció en un diario de Andorra, se supone que a causa de la proximidad al supuesto lugar del martirio. Otros medios optan por el escándalo, al afirmar que Irurita había muerto tres años después de su supuesta muerte en Moncada: “El bisbe Irurita va morir a la Seu tres anys després del que es creia”8, mientras otro medio da por resuelto el asunto poniendo fecha fija al deceso: “El misterio resuelto: el obispo de Barcelona fue asesinado en 1939”9, mientras que alguna prensa confesional, no oculta su enfado al calificar de “filfa”, en cristiano de engaño o de noticia sin fundamento, el libro de Rafols: “Otra filfa sobre el Obispo Irurita”10, pero sin que ninguna de las noticias referidas entre para nada en el meollo de la historia.
La búsqueda del cadáver
Por otra parte, Ràfols al tener agotada la fuente del misterioso espía, que lo único que hizo de efectivo fue intentar sacar más “pasta” a su jefe, con la excusa de averiguar grandes cosas que no se plasmaron en nada, decidió realizar un nuevo intento por alargar la intriga utilizando un puñado de cartas entresacadas de la Causa General que reproduce parcialmente, pero sin imagen fotográfica o sin explicar al lector tampoco el génesis del fondo del que saca las mismas, limitándose así a dar la correspondiente referencia a pie de página y sin más comentarios.

Por ello olvida explicar que dichas misivas clasificadas en su día como fondo de las “checas”11, tal como consta en su catalogación12, en realidad corresponden a un conjunto de cartas en las que se habla de forma casi exclusiva de los “Campos de Trabajo” nº 2 y 313, más concretamente de unos campos de prisioneros, situados en el Aravell y Bellestar (Lérida) y más tarde Montferrer lugares donde habían estado situados durante la guerra, y por lo mismo ubicados entre La Seo de Urgel y Andorra, lugar donde el espía afirmaba que se había cometido el asesinato.
De ahí que en las cartas que utiliza Ràfols se pueda observar el interés del fiscal instructor de la Causa General de Lérida por saber los nombres de los prisioneros fallecidos en aquellos campos durante unos momentos concretos, o que pida información sobre las causas de los decesos o los nombres de sus carceleros y guardianes. Por lo tanto lo que aparece en ellas son las pesquisas del fiscal, que Ràfols cita con un cierto detalle al considerar que aquellas averiguaciones judiciales corresponden a la búsqueda del supuesto cadáver de Irurita, detalle que en ninguna de aquellas cartas se menciona como tal, sino más bien al contrario, al ser las requisitorias habituales que aparecen a todo lo largo de la Causa General en cualquier lugar de España, cuando se indagaba el destino de determinadas personas o hechos.
En la primera de ellas que cita Ràfols, fechada el 13 de febrero de 1942, el fiscal solicita al alcalde del ayuntamiento de los pueblos de Aravell y Ballestà, lugar donde habían estado dichos campos, que le dé noticias “de los siete prisioneros que fueron muertos en el hospital en el mes de noviembre de 1938 y del individuo cuyo cadáver se encontró en el bosque el 2 de febrero de 1939”, cadáver que Ràfols sospecha que pueda ser el del propio Irurita. Ante la falta de respuesta del ayuntamiento, el 17 de febrero de 1943 el fiscal vuelve de nuevo a reclamar información sobre el mismo asunto. Según Ràfols aquella carta no se contestó, al no haber encontrado él constancia de la misma.

Sin embargo no fue así, ya que aquella carta fue contestada por el alcalde el 18 de marzo de 1943, relacionando todas las víctimas con sus detalles personales tal como le pedía el fiscal, víctimas que ascendían no a siete como afirmaba el fiscal, sino a 10, 9 fallecidos en el hospital o en la enfermería y uno fusilado. Y del individuo que Ràfols sospecha que puede ser Irurita, el alcalde afirma: “En cuanto al prisionero que cita en su escrito no se puede facilitar datos, con lo cual creo dejar contestado su escrito mencionado en primer lugar.” Cerrándose de aquel modo el asunto, observándose que el último muerto mencionado por alcalde era un prisionero más como los otros, sin más. Y la explicación es simple, cuando huía un prisionero, de ser alcanzado por los guardianes era asesinado y de “propina” se asesinaba a todos los miembros de su grupo de trabajo, según consta en varios informes del mismo fondo documental.
De hecho Ràfols debería haber concluído aquí su averiguación, dado que si Barcelona fue ocupada por las tropas franquistas el 26 de enero y el 28 tuvo lugar la misa “de acción de gracias” en Barcelona, momento en que los testigos vieron vivo a Irurita en la puerta del palacio episcopal, Ràfols debería haber explicado primero cual fue el motivo por el cual Irurita huyó de Barcelona, cuando ya estaban en la ciudad los suyos, ¿porqué los había traicionado?
Y si fue así, explicando en segundo lugar qué medios utilizó para poder llegar hasta la Seo de Urgel, con todas los carreteras cortadas a causa de la huida de las tropas republicanas y de la población civil, perseguidos todos por constantes bombardeos, y además teniendo antes que atravesar las líneas enemigas para intentar salir de Barcelona, o teniendo en cuenta que de forma mayoritaria el personal huyó en dirección a Gerona y no en dirección a Lérida. Y al final para acabar allí asesinado, en versión de Ràfols. Un viaje por tanto sin sentido, ya que si sus verdugos lo tenían previsto de aquel modo, ¿por qué no lo hicieron en Barcelona?
Segundo intento
Es de imaginar que al ver que la historia se le volvía a quedar coja, Ràfols debió decidir reabrir otra línea de investigación, al observar que al año siguiente de 1944, el mismo fiscal general de antes vuelve a envíar una carta el 16 de febrero interesándose por otros nuevos cadáveres encontrados en el mismo lugar: “Ruego se sirva informarme sobre las circunstancias que concurrieron y nombre de las víctimas y cuantos datos pueda aportar sobre dos cadáveres hallados en el bosque en 30 de enero de 1939, así como de uno encontrado en Collado de la Torre y otro en el bosque que no constan, citando a ser posible personas que puedan ser oídas sobre tales asesinatos”. Al no recibir respuesta, el fiscal después de ocho meses le vuelve a reclamar al alcalde información el 26 de octubre.
Y la respuesta del edil se produjo el 6 de noviembre de 1944, afirmando el alcalde que desconocía las circunstancias de aquellas muertes o los nombres de las víctimas encontradas el 30 de enero de 1939, pero añadiendo detalles macabros tales como que: “fueron hallados dichos cadáveres mal enterrados, de tal manera que despedían mal olor, siendo enterrados a más profundidad en el paraje conocido por…(espacio en blanco)”, cerrando el asunto con un lacónico: “Ningún otro dato se pude aportar” o “Nada se puede decir tampoco de los otros dos cadáveres”, ni dar nombres de personas a las que se les pudiera tomar declaración. Punto final y segunda puerta cerrada.
De todo lo anterior Ràfols saca entonces la conclusión, sin más pruebas, de que el cuerpo de Irurita debe estar enterrado en algún lugar situado entre la capital del Alto Urgel y la frontera andorrana, o que es posible que uno de los cinco cuerpos reclamados por el fiscal sea el suyo, y que por tanto Irurita tiene que estar enterrado a los pies del Pirineo14.
Conclusión
Según la misma regla de tres, puede decirse también que es posible que ninguno de aquellos cuerpos sea el de Irurita, regresando así el misterio al misterio, pero antes exonerando de sus culpas a los cuatro anarquistas implicados por Ràfols, dos de ellos con nombres y apellidos concretos y otros dos anónimos, recordando de paso que en Barcelona las checas, los campos de trabajo y los batallones de castigo en 1939 estaban en manos del SIM y de sus acolitos del PCE y el PSUC, por si alguien no lo recordaba.
Notas
1 A. G.: “El caso Obispo Irurita: menos misterios y más papeles”, serhistorico.net, 18-11-2020.
2 Op. cit. p.15-16.
3 Ponç Feliu, Miquel Mir: El misteri de l´assassinat del bisbe de Barcelona, L´anarquisme i el Vaticà davant l´enigma Irurita, Portic, 2012, 177-179
4 Op.cit., p. 180.
5 https://www.portaloaca.com/historia/biografias/9697-luis-marti-marques-del-cadalso.html
6 Hijos y nietos del Exilio republicano, Joaquín Silvestre Adelantado, exiliorepublicano.org.
7 Ara-Andorra, 24-3-2021.
8 El punt avui, 29-3-2021.
9 El nacional, 22-3-2021.
10 religionenlibertad, 19-3-2021.
11 Checa o cheka era una instalación que durante la guerra civil española fue utilizada en la zona republicana al margen de la ley.
12 Pieza cuarta de Lerida. Checas, AHN, Causa General, 1469, Exp. 1.
13 Joan Samper, Los Campos de Trabajo republicanos en Cataluña durante la guerra civil, 2016.
14 Op. cit. capitulo 10, Assassinat al peu del Pirineu. P. 309-315.
Imagen destacada: Obispo Irurita. Fuente: La Vanguardia
Admirado Antonio: siempre aprendo, leyendo tu trabajo.
Enhorabuena!
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