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Kropotkin y la literatura rusa

La vida de Piotr Kropotkin daría para redactar el guion de una larga lista de películas de aventuras. Geógrafo, viajero, etnógrafo, intelectual, naturalista, revolucionario, sería imposible calificarlo con un sólo epíteto.

Leer hoy obras de Kropotkin como Memorias de un revolucionario, disfrutar con las descripciones de El Arroyo de Élisée Reclus, o aprender con La Escuela Moderna del pedagogo Francisco Ferrer Guardia, constituyen una delicia para el lector ávido de nuestros días; se trata de páginas repletas de vitalidad, constructiva crítica y una profunda defensa de la libertad.

La reivindicación infinita está omnipresente en todas las propuestas de Kropotkin; así, la actualidad de las ideas libertarias se mide constantemente en sus escritos, repletos de una cuidadosa denuncia social que nos hace reflexionar, sin pausa, sobre la cotidianidad del total de nuestros actos.

Estudiar la producción del sabio ruso, demuestra que es erróneo sentenciar al anarquismo como un fenómeno exclusivamente europeo, puesto que sus reflexiones traspasaron fronteras a través de múltiples periódicos, ediciones y grupos de propaganda (o incluso de acción); en todo el continente americano encontramos diversas publicaciones, asociaciones laborales y destacados militantes, como Emma Goldman o Antonio Soto, quienes influenciaron a toda una generación de americanos desde finales del siglo XIX a mediados del siglo XX. En los países de Asia Oriental, por poner solo un ejemplo más, el popular escritor chino Ba Jin participó en activos grupos libertarios de diferentes ciudades, siendo sus propuestas parte integrante del paradigma sociocultural de su período.

Es acertado afirmar que muchos movimientos sociales y políticos de la época, hasta la Segunda Guerra Mundial, tuvieron un vínculo importantísimo con las ideas ácratas; Kropotkin, encabezaba esa avanzadilla de pensadores que desde el respeto al ser humano y a la naturaleza, en general se planteaban transformar de raíz un mundo que creían posible mejorar, desde postulados más equilibrados y solidarios.

Portada de un libro con textos libertarios, traducidos al chino por Ba Jin, en Shanghái (1938).

La difusión de la cultura con mayúsculas fue la base sobre la que se asentaba su propuesta. Así, en Los ideales y la realidad en la literatura rusa, Kropotkin hace un completo recorrido histórico y textual por los grandes poetas, dramaturgos y novelistas que tuvieron el ruso como lengua principal en sus escritos.

Los decembristas, Pushkin, Lérmontov, Turguéniev, Gógol, Tolstói, Dostoyevski (a quien realizaría una interesante crítica), o un jovencísimo Gorki, son algunos de los autores analizados; realizándolo a través del estudio de sus obras, eligiendo no siempre las más afamadas sino en las que cree ver la esencia de cada maestro, con un lenguaje cuidado pero a la vez accesible para el gran público, utilizable para el experto en las letras rusas pero también para quien anhela iniciarse en la lectura de esta prolífica lengua.

Kropotkin tenía sangre de la alta aristocracia rusa, y huyendo de las formas de vida comunes a su estamento social pronto buscó nuevos paisajes, motivaciones y pensamientos que le hicieron convertirse en una de las personalidades políticas y culturales más importantes de su generación. Rechazó su rica herencia familiar, algo heróico extrapolándolo a nuestro mundo contemporáneo, dedicando su vida entera al aprendizaje, a la publicación de textos libertarios y al activismo; es decir, a la mejora de las condiciones de las paupérrimas clases populares existentes en todos los países de la Tierra. En su camino se encontró con el más granado grupo de pensadores, revolucionarios y académicos existente en sus días, con ellos supo formarse y a la vez les legó sus reflexiones, esa simbiosis hizo que Kropotkin no fuera únicamente especialista en un solo campo, sino que se interesó por multitud de saberes, buscando esa universalidad del conocimiento que tanto publicitó en sus escritos. No es raro comprender entonces su pronta disposición hacia las ideas que propugnaba el anarquismo, llegando a ser uno de sus máximos teóricos. Sus obras desde entonces han sido leídas, soñadas o perseguidas por muchas personas. Kropotkin, al igual que bastantes libertarios de su tiempo, era considerado como todo un erudito por sus coetáneos; sus lecturas fueron devoradas, convirtiéndose en verdaderos best seller del cambio de siglo, escuchado con atención en sus múltiples simposios, invitado para conferenciar en numerosísimas ciudades y sus estudios analizados en países de todos los continentes.

Es un estudio filológico realizado en el exilio, desde la óptica del militante y el transterrado, como resultado de sus visitas durante los primeros años del siglo XX, en calidad de conferenciante sobre literatura rusa a diferentes universidades estadounidenses, así como al Instituto Lowell de Boston en 1901.

Estas tertulias, sobre el análisis de la historia de la literatura rusa, fueron publicadas en inglés en un libro compilatorio en 1905. Años más tarde, el escritor yidis, Salomón Resnick traduciría el libro al castellano; fue editado por primera vez a esta lengua en 1926, en la ciudad argentina de Buenos Aires, por la editorial M. Gleizer. Se indicaba entonces que los derechos de autor de dicha edición fueron reservados para el Museo Kropotkin, siendo impresos 50 ejemplares. Y esta misma traducción vería otra vez la luz, gracias a la afamada editorial bonaerense Claridad, en agosto de 1943; añadiendo además, en esta ocasión, un prefacio escrito por Kropotkin, en Brighton, en mayo de 1916. No sería hasta el año 2014 cuando La Linterna Sorda, de nuevo, lo publicaría; y por último, en 2017, centenario de la Revolución Rusa, tenemos esta edición de corte autogestionario impresa en Bilbao.

Acierta Kropotkin con un libro que incita a leer y descubrir la inmensa producción de los escritores rusos; siendo, además, verdaderamente genuino, en el estudio kropotkiano, su perspectiva socialista libertaria de la literatura patria en vísperas de la Revolución Rusa, entrañando esto un interés añadido tanto para los comparatistas como para el público en general. Faltan autores, obras y puede pecar, a veces, de excesivo idealismo en determinados aspectos; pero lo que no podremos negar al sabio ruso, es el legado inmaterial de un ensayo, digno de caer en las manos de todo aficionado a la lectura sin más adjetivos.

Este es el prólogo del libro, de la edición de 2017, «Los ideales y la realidad en la literatura rusa» (Piotr Kropotkin).

EN ESTE ENLACE, PUEDES LEER EL LIBRO COMPLETO.

Portada de la edición argentina de 1926.

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