Historia Social Sindicalismo Revolucionario

LOS JORNALEROS DEL VIADUCTO (I): La vida de los trabajadores del viaducto Martín Gil

El viaducto para el ferrocarril de «Los Cabriles» que unió Zamora con Orense, cruzando el embalse del Esla entre Palacios del Pan y Manzanal del Barco, fue en sus primeros años el mayor puente de hormigón del mundo, siendo así una de las grandes construcciones de la historia de la provincia de Zamora. La exposición que conmemoró los 75 años de la inauguración del viaducto «Martín Gil», recogió aspectos del día a día de los cientos de trabajadores que participaron en sus obras entre 1934 y 1942. Titulada: «Aniversario 75 años del Viaducto Martín Gil», fue organizada por la Asociación Ferroviaria Zamorana, inaugurándose a finales del año 2018 en la ciudad de Zamora para posteriormente visitar otras localidades.


La muestra realizó un completo recorrido por la historia de la obra, abarcando también los pormenores de los trabajadores del viaducto quienes superaron en temporadas la cifra de 500 obreros trabajando simultáneamente. En aquellos años,  la zona se convirtió en un verdadero foco industrial debido a las obras del viaducto y de la vía férrea pero también por las grandes construcciones del Salto del Esla que eran: la misma presa en Ricobayo y Muelas, la construcción íntegra del nuevo pueblo de Palacios del Pan (el pueblo  «viejo» fue anegado por el embalse), el nuevo puente de Manzanal del Barco en la carretera provincial, el puente de la Estrella, así como los dos puentes de considerable dimensión que comunican Palacios con Valdeperdices y con Almendra del Pan, atravesando un brazo del pantano. Asimismo, en la zona convivían operarios de las diferentes obras de la compañía, desarrollándose una gran actividad económica, humana y laboral.


En las proximidades del viaducto se levantó un campamento para el alojamiento de los obreros, donde residieron cientos de trabajadores, zamoranos y de otros lugares que vivían en este poblado aledaño al viaducto con sus familias, donde hubo además oficinas, albergue,  talleres o economato, otros alquilaban habitaciones en las casas de gente de los pueblos próximos (Andavías, Palacios, Manzanal, etc.).

Las investigaciones realizadas por Eduardo Martín González, del Foro por la Memoria de Zamora, y de los datos que manejo, reflejan el día a día de los obreros del viaducto,  así como su consolidado asociacionismo laboral; por último, la terrible represión que sufrieron durante el franquismo muchos de estos trabajadores organizados, víctimas del cruento régimen golpista. 

A destacar es la diversa procedencia de los trabajadores del viaducto, oriundos tanto de la capital como de los pueblos de los alrededores, pero también de otras provincias (Asturias, León, Sevilla, Córdoba, Madrid, Pontevedra, etc.) e incluso de otros países (especialmente portugueses y franceses) y como su destacada politización dio lugar a la existencia de un poderoso movimiento obrero asociativo en las obras durante los años de la II República.


Las dos centrales sindicales presentes, la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) y la Unión General de Trabajadores (UGT), desarrollaron una amplia actividad reivindicativa hasta el inicio de la Guerra Civil, promoviendo diferentes huelgas ya desde octubre de 1934 y fundamentalmente entre mayo y julio de 1936, en una de ellas se consiguió una importante mejora salarial pasando a ganar 0,75 céntimos más por jornada cada obrero; testimonios de antiguos trabajadores recuerdan un mitin sindical, tras este paro, en el cual el orador libertario felicitó a los huelguistas diciendo: -“¡Compañeros, hemos ganado esta huelga porque no somos hombres que nos alimentemos de migajas!». La solidaridad obrera y el apoyo mutuo se convirtieron en las herramientas colectivas principales de las clases populares en la época.

Anuncio de una suscripción en el diario izquierdista zamorano «La Tarde», el 15 de mayo de 1936, en favor de compañeros del viaducto.


La socialista UGT poseía más simpatizantes que la central anarcosindicalista CNT, fuentes orales citan que a falta de locales sindicales ambos grupos se reunían al aire libre, generalmente al amparo de las encinas próximas a las obras. La influencia del Partido Comunista de España (PCE), especialmente en 1936, también fue notable. Igualmente, recordaban a varios de estos «obreros conscientes» por su amplia formación cultural de carácter autodidacta.


Otra organización laboral en Zamora fue el Consejo Obrero del Oeste, afecto al Sindicato Nacional Ferroviario (UGT), constituído el 17 de junio de 1932 y del cual Emilio Vicente fue su presidente. Tras el golpe de estado de 1936, a esta asociación zamorana le fue incautado un patrimonio de 1065 pesetas por la administración franquista. 


Muchos de estos trabajadores fueron represaliados con el nuevo regimen franquista, incluido el constructor del viaducto Max Jacobson (quien tenía ascendencia judía) y sus ingenieros franceses; trabajadores que sufrieron el despido,  los impagos o la cárcel, además varios obreros fueron ejecutados durante los primeros meses del enfrentamiento bélico, víctimas de los frecuentes “paseos” organizados por las nuevas autoridades y las milicias falangistas. En el recuerdo colectivo,  el asesinato, la noche del 30 al 31 de agosto de 1936, de varios jóvenes de Montamarta que trabajaban en el viaducto, según rememoraban antiguos trabajadores en entrevistas realizadas hace aňos. 


Algunos de los oficios desarrollados en el viaducto fueron: ingenieros (varios eran franceses quienes tuvieron que irse al comenzar la guerra),  carpinteros,  aguadores (los más jóvenes que cargaban el agua para avituallar a los obreros en la fuente de Los Cabriles),  albaňiles,  encofradores,  herrero,  oficinistas,  listero,  acarreadores (estos eran casi todos andaluces quienes transportaban con sus mulas los materiales),  barrenadores (generalmente mineros asturianos y leoneses), buzos (imprescindibles para hacer los pilares del arco central,  ya que durante un periodo invernal el alto nivel del embalse anegaba dicha zona),  barquero,  conductores de camiones (transportaban además a bastantes operarios de Zamora),  etc.


 Y a todos estos percances hay que aňadir los frecuentes accidentes de trabajo que hubo durante las obras,  quizá el más inesperado fue el huracán ocurrido la noche del 15 al 16 de febrero de 1941 que arrasó diversas instalaciones aunque no dañó la obra de ingeniería construida. 


 La Guerra Civil supuso la paralización de las obras y la reestructuración de la plantilla; aún así, las obras del viaducto concluyeron en 1942,  inaugurándose el 17 de abril de 1943. Y el 24 de septiembre de 1952, coincidiendo con la apertura de la linea Zamora – Puebla de Sanabria, el primer tren oficial circuló por el viaducto del Esla. Una construcción legendaria y la desconocida vida de sus trabajadores, verdadaderos protagonistas de la obra.


Fotografías y tarjeta postal cedidas por la familia de Salvador Durán Rodríguez, mi abuelo, antiguo trabajador del viaducto a quien homenajeo por medio de este artículo.



Artículo publicado originalmente el 21 de octubre de 2018, en las páginas del diario «La Opinión – El Correo de Zamora» (en el dominical, págs. 1-3); siendo el primer artículo publicado por el autor con esta temática en el periódico zamorano.

3 comentarios

  1. Saludos, es interesante saber sobre las figuras, que verdaderamente son los protagonistas de las historias y no aquellos, que hacen historia a costa de otros.

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