El 5 de mayo de 1936 las tropas de Mussolini entraron en Adís Abeba- capital de Etiopía,entonces denominada Abisinia- al mando del general Pietro Badoglio poniendo fin así provisionalmente[1] al reinado del emperador Haile Selassie (Ejersa Goro, Etiopía, 1892- Adís Abeba, 1975).
La invasión italiana se había iniciado el 3 de octubre del año 1935 y, a pesar de la condena de la Sociedad de Naciones que había establecido un embargo sobre el comercio exterior de Roma, este se quedó en papel mojado y, poco después de la ocupación de Adís Abeba, sería levantado.
En 1895-96 bajo el reinado de Humberto I siendo Antonio Starabba, marqués de Rudini, (Palermo, 1839-Roma, 1908), jefe del gobierno, ya había tenido lugar una intervención militar en la región que se saldó con un humillante fracaso.
La caída de Etiopía tuvo un gran impacto internacional, especialmente entre la comunidad negra de los Estados Unidos. Ahí se organizaron milicias de negros para ir a luchar al país africano y se celebraron manifestaciones de condena de la invasión en varias ciudades como Los Angeles, Detroit, Boston o Nueva York.
Así lo pone de manifiesto el historiador Robert Kelly:
Debido a su importancia la invasión italiana fue un desafío directo para todo el mundo negro. Afroamericanos de todas partes de la nación organizaron milicias con la intención de ir a Etiopía y combatir allí a los fascistas. En el norte de Nueva York los partidarios de Garvey organizaron a 3000 afroamericanos para entrenarse intensamente y viajar allí.[2]
¿Qué interés podía tener la Italia del Duce en conquistar el imperio abisinio? Por una parte, se trataba de crear un continuoentre Eritrea y la Somalia ocupada ya bajo la férula de Roma. Estos territorios junto al abisinio conformarían el Africa Orientale Italiana (AOI) establecida en nombre del rey Víctor Manuel III, en el trono entre 1900 y 1946, el cual añadía de esta manera a sus títulos el de emperador de Etiopía. Por otro lado, Mussolini se miraba en el espejo de la Antigüedad clásica de Roma cuyo esplendor pretendía restaurar mientras “lavaba” de paso la afrenta sufrida a finales del siglo XIX.
El esfuerzo que llevó a cabo el régimen fue muy importante. En efecto, el dictador envió a la zona a 600 000 personas entre soldados y trabajadores militarizados. El coste de toda la empresa se elevó tanto que obligó a introducir un nuevo impuesto para financiarla: la tasa sobre la gasolina.
Pocos meses después de la toma de Adís Abeba, el 11 de junio de 1936, Rodolfo Graziani (Filettino, Lacio, 1882-Roma, 1955) fue nombrado virrey del AOI y gobernador general de la desaparecida provincia de Shawa -donde se hallaba la capital-puestos que ocupó hasta el 21 de diciembre de 1937.
El Duce había anunciado el 9 de mayo de 1936 la proclamación del Imperio ante una multitud congregada en la plaza Venezia de Roma con estas palabras:
L’Italia ha finalmente il suo impero, impero fascista, perché porta i segni indistruttibili della volontà e della potenza del littorio romano, perché questa è la meta verso la quale durante quattordici anni furono sollecitate le energie prorompenti e disciplinate delle giovani, gagliarde generazioni italiane, impero di pace perché l’Italia vuole la pace per sé e per tutti e si decide alla guerra soltanto quando vi è forzata da imperiose, incoercibili necessità di vita, impero di civiltà e di umanità per tutte le popolazioni dell’etiopia.[3]
El año anterior y en coincidiendo con la campaña de propaganda fascista sobre Etiopía y, de hecho, como parte de la misma el artista Carlo Buti obtuvo un gran éxito-que se prolongaría en el tiempo- con la canción Facetta Nera [4](Carita negra) que se puede escuchar aquí. No deja de resultar paradójico que uno de los motivos para justificar la intervención militar y que se menciona en la letra sea el de liberar a los abisinios de la esclavitud existente en el país.
Otra muestra más del fervor patriótico que se había levantado a raíz de la guerra fue lo acontecido el 18 de diciembre de 1935. Ese día se celebraba la Giornata della Fede, que acababa de ser instituida por el régimen en respuesta a las sanciones de la Sociedad de Naciones. Por ese motivo, las parejas de Italia fueron llamadas a sostener el esfuerzo bélico donando “oro a la patria”para contribuir a los gastos ocasionados por la guerra mediante la oferta de anillos nupciales. El acto se celebró en Roma y también en innumerables localidades del país. Solo en la capital, más de cien mil alianzas de oro fueron depositadas en el Altar de la Patria por parte de mujeres entre las cuales la reina Elena y Rachele Mussolini, esposa del Duce.
La Iglesia Católica, por su parte, colaboró activamente en la recogida. Con letras pastorales, homilías y hojas diocesanas, gran parte del clero se apropió de los eslóganes publicitarios del régimen.
Con el paso de los meses y la progresiva consolidación de la ocupación, la gran mayoría daba por hecha la victoria y más aún tras la caída de Adís Abeba, Sin embargo, por si caso, todos los medios fueron autorizados para lograrla. Así, el 8 de julio de 1936 Mussolini ordenó al virrey Grazani:
Autorizzo ancora una volta vostra eccellenza a iniziare e condurre politica del terrore e dello sterminio contro i ribelli e le popolazioni complici
Graziani había retomado las mismas tácticas utilizadas con la represión de la población libica algunos años antes. En efecto, el 25 de junio de 1930 los soldados italianos bajo el mando de general y siguiendo las instrucciones de Mussolini, iniciaron en Cirenaica una de las más grandes deportaciones del colonialismo europeo. Todas las poblaciones seminómadas del Gebel[5] fueron desterradas a fin de privar a los guerrilleros de la zona de cualquier apoyo. Se utilizaron incluso gases asfixiantes para trasladar a unas 100 000 personas a una franja semidesértica entre las montañas y el mar,[6]
El asesinato a traición de los nobles etíopes que se habían rendido así como el fusilamiento de uno de los obispos cristianos orientales, caso de Abuna Petros (Fiche, Etiopía, 1892- Adís Abeba, 1936) por haber condenado públicamente el colonialismo, la invasión del país y las masacre, avivó la resistencia a la ocupación. Hoy es considerado un héroe popular. El eclesiástico fue ahorcado junto al noble Desta Damtew (Maskan, Etiopía, 1892- Shewa, Etiopía, 1937) comandante de los arbegnoch (“patriotas” en lengua amárica, si bien los ocupantes los designaban despectivamente como shifta, bandidos) y los hermanos Cassa.
A mediados de febrero de 1937 Graziani creía haber doblegado a las poblaciones abisinias, pero para reblar el clavo y crear división entre los habitantes del país decidió instigar la animadversión entre musulmanes y cristianos. Estos últimos habían sido el grupo dominante hasta la invasión italiana.
El 19 de febrero por la mañana (el día 12 del mes yekatit del calendario etíope) el virrey había decidido celebrar el nacimiento del hijo del heredero al trono italiano, Vittorio Emanuele di Savoia, príncipe de Nápoles, procediendo al reparto de dos táleros[7] de plata y de comida entre los mendigos de Adís Abeba en la pequeña Ghebi, sede del gobierno, cerca del Palacio de Guenete Leul (Paraíso de los príncipes). Se trataba de un gesto propagandístico haciendo algo antes reservado solo al Negus,[8]repartiendo, además, un tálego más que Haile Selassie.

Fuente: abelhilemmichael. Wikipedia. L’enciclopedia libera.
Dos jóvenes eritreos, Abraha Deboch y Mogus Asgedom, se infiltraron entre la multitud de necesitados para aproximarse a la posición donde estaba Graziani. Allí empezaron a lanzar granadas-diez en total-logrando escapar aprovechándose de la confusión creada por las explosiones. Según los historiadores Giorgio Rochat y Angelo Del Boca, uno de los motivos del atentado fue la voluntad de quitarse de encima la fama de colaboracionistas que tenían los eritreos.[9]
A pesar de que su intención era asesinar al virrey, este resultó herido por 365 fragmentos de metralla, pero logró salvar su vida tras una operación de urgencia.
El acto se había iniciado a las once de la mañana de aquel 19 de febrero en la Pequeña Ghebi con la presencia de las autoridades italianas en lo alto de los escalones, mientras que a unos quince metros de estos estaban, alineados en tres filas, aproximadamente doscientos nobles, detrás de los cuales se encontraba la masa de los tres mil pobres. Menos de una hora después fue lanzada la primera granada que explotó en la marquesina de acceso al palacio sin golpear a los participantes en la celebración. Poco mas tarde, la segunda bomba rozó la cabeza de los altos dignatarios del régimen sin causar daños; la tercera, por contra, afectó de lleno a Graziani y a los demás que se encontraban en la primera fila. En unos segundos estalló el caos. Así lo contaba Ciro Poggiali, enviado especial del Corriere della Sera a Etiopía en el séquito de las tropas ocupantes:
Al estallar la primera de las nueve bombas, he creído que se trataba de la explosión del cañón que indicaba que eran las doce y he visto a otros que, instintivamente, miraban sus relojes. Debo mi salvación al hecho de estar muy cerca de las autoridades contra las cuales se lanzaban las granadas, esto es en la parte más estrecha del círculo que irradia la bomba al golpear el suelo y estallar, Sin embargo, el pobre general Liotta que está a mi lado pierde una pierna y la vista de un ojo. El Abuna Cirillo [guía de la iglesia copta etíope] que se encuentra en el otro costado es golpeado por la misma metralla, cae encima mío y me cubre con su robusto cuerpo. La segunda bomba me golpea también a mí, pero de repente no me acuerdo.[10]
El saldo del atentado fue muy grave. Hubo siete muertos, entre ellos un carabiniere, dos sanitarios, dos zaptieh[11]un técnico italiano que se había encargado del sistema de megafonía y un clérigo copto. Cerca de cincuenta resultaron heridos, entre ellos el ya mencionado Graziani y el oficial Italo Gariboldi, el vicegobernador general Armando Petretti, los también generales Liotta y Armando, los coroneles Mazzi y Amantea, el gobernador de Adís Abeba, Alfredo Siniscalchi, Abuna Cirillo amén de los periodistas Appelius, Pegolotti, Ciro Poggiali e Italo Papini.[12]
La venganza no se hizo esperar. Esa misma tarde, los miembros del Fascio local votaron la ejecución de un brutal y ejemplarizante progromo contra los nativos. Tras varias horas de reunión, Guido Cortese, uno de los altos cargos del Partido Nacional Fascista declaró:
Camarada, hoy es el día en que debemos mostrar nuestra devoción a nuestro virrey reaccionando y destruyendo a los etíopes durante tres días. Os doy carta blanca durante tres días para destruir, matar y hacer lo que queráis de los etíopes.[13]
El llamamiento fue seguido por numerosos civiles italianos residentes en la capital que salieron a las calles armados con porras y barras de metal golpeando y matando a los etíopes que se encontraban a su paso. A última hora de la tarde, después de haber recibido la autorización de la Casa del Fascio, equipos compuestos por camisas negras (camicie nere), chóferes, ascari[14] líbicos, soldados armados y civiles se precipitaron a los barrios pobres y comenzaron lo que Antonio Dordoni denominó una frenética caza al moro. Así se puede leer en el libro de Angelo del Bocca:
En general calaban fuego a los tucul[15]con la gasolina y liquidaban con granadas a los que intentaban escapar de los incendios.[16]
Ciro Poggiali, por su parte, describió lo acontecido en su diario en estos términos:
Todos los civiles italianos que se encuentran en Adís Abeba, a falta de una organización militar o policíaca, han asumido el deber de la venganza llevada a cabo fulminantemente valiéndose del sistema del más auténtico escuadrismo fascista.
Circulan armados de porras y barras de hierro matando brutalmente a cuantos indígenas se encuentren aún en la calle.
Se llevan a cabo arrestos masivos; grupos de negros son empujados con tremendos golpes de curbascio[17] como si se tratase de ganado.
Al cabo de poco tiempo, las calles en torno a los tucul se encuentran sembradas de muertos. Veo a un conductor que después de haber abatido a un viejo negro de un mazazo le traspasa la cabeza de parte a parte con una bayoneta. Es inútil decir que la masacre recae sobre gente ignorante e inocente.[18]

Ni siquiera las iglesias se salvaron de la furia de las expediciones de castigo.
20 de febrero de 1937, sábado (…) Fui a visitar el interior de la iglesia de San Giorgio, devastada por el incendio desatado a destiempo con barriles de gasolina por orden y en presencia de Guido Cortese (…). Por la noche intento en vano que el coronel Mazzi telegrafíe al periódico. Las órdenes de Roma son obligatorias: en Italia deben ignorarse (…) El coronel Mazzi me niega que se hayan encontrado ametralladoras en el santuario de San Giorgio; es una señal de que el fuego no estaba justificado. A lo largo de la noche , con una furia aún más feroz que la noche anterior, continúa el trabajo de destrucción de los tucul. Espectáculos de tragedia de las inmensas llamas nocturnas.Toda la población indígena está en la calle. Impresionante indiferencia de los pequeños grupos de mujeres y niños en torno a los humeantes enseres domésticos. Ni un solo grito, ni una lágrima, ni una recriminación. Los hombres se mantienen ocultos porque corren el riesgo de ser aporreados por las hordas castigadoras.Episodios horribles de violencia injustificada.Me dien que un súbdito estadounidense, por haber dado auxilio a un abisinio herido, ha sido apaleado por los escuadrones.[19]
La represalia fue especialmente feroz en las alineaciones de tucul a lo largo de los arroyos Ghenfilé y Ghilifalign que atraviesan Adís Abeba de norte a sur y que, durante la noche fueron asaltados e incendiados, mientras que las tropas bajo las órdenes del general Perego, comandante de la ciudad, fusilaban a los abisinios que intentaban escapar e imponían un toque de queda a la población que dejaba a los escuadrones punitivos plena libertad de acción. A la mañana siguiente, en los barrios situados a la vera de los dos arroyos, muy pocas casas permanecían en pie y, entre los escombros, había montones de cadáveres calcinados. Mientras tanto, a instancias de Graziani, decenas de camiones Fiat 634 se llevaban los cuerpos de cientos de abisinios asesinados durante las primeras horas posteriores al ataque para ser arrojados a fosas comunes ocultas.[20]
A su vez, el historiador Harold J. Marcus en su obra A History of Ethiopia (Berkeley- Los Angeles: [21]University of California Press, 1994) describe los acontecimientos de la siguiente manera:
Poco después del incidente, el comando italiano ordenó el cierre de todas las tiendas, los ciudadanos volvieron a sus casas y se suspendieron las comunicaciones postales y telegráficas. En una hora, la capital quedó aislada del mundo y las calles vacías. Por la tarde, el partido fascista de Adís Abeba votó por un progromo contra la población de la ciudad. La matanza comenzó esa noche y continuó al día siguiente. Los etíopes fueron asesinados indiscriminadamente, quemados vivos en chozas o abatidos por armas de fuego cuando intentaban salir. Los conductores italianos perseguieron a gente para embestirlos con sus camiones o los ataron con los pies al remolque arrastrándolos hasta la muerte. Las mujeres fueron azotadas; los hombres, castrados y los niños aplastados bajo sus pies. Se degollaba, algunos eran descuartizados y se les dejaba morir, se los colgaba o eran matados a golpes.
La tragedia ha sido también novelada. Es lo que ha hecho la escritora Maaza Mengiste en su libro The Shadow King (W.W.Northon& Company, 2019).
Miles han sido arrestados. Fuegos abrasadores han arrasado Adís Abeba e incluso otras ciudades a lo largo de las Tierras Altas, algunos durante tres días. Civiles y soldados han recibido carta blanca para hacer lo que quieran con cualquier etíope que se encuentre por la calle. Jan Meda y otros campos cerca de Adís Abeba están llenos de fosas comunes. Los ríos fluyen con cuerpos quemados (…).[22]
Carlo Greppi en un artículo titulado “I massacri del 1937: Addis Abeba e Debre Libanos” publicado en el 2020 se hacía eco del testimonio de un agente de policía etíope
Un policía etíope, uno de los testigos oculares de la masacre, habría recordado a los italianos entrando en las viviendas de los nativos y que al grito de “Buongiorno!” los mataban a bayonetazos o con disparos de fusil, o los quemaban vivos. Cuando los niños escapaban de las casas en llamas, los italianos los lanzaban de nuevo adentro.Era una carnicería.
Solamente el hecho de que se empezase a filtrar la noticia en Europa a través de los corresponsales extranjeros obliga a las autoridades italianas en la zona a imponer un cese de las violencias que, aun así, prosiguen. Millares de cadáveres son quemados y continuan las represalias, los arrestos indiscriminados y las torturas. La masacre conoce varias fases y se extiende más allá de los límites de la capital.
Indignado por la ferocidad de las agresiones el médico húngaro Ladislas Shashka, autor del más completo y explícito testimonio de la matanza sobre lo acontecido en aquellos días narrado por el historiador británico Ian Campbell en Il massacro di Addis Abeba.Una vergogna italiana (Segrate, Milán: Rizzoli, 2018) escribe que “las llamas iluminaban la noche africana.” Y añade:
Por primera vez en mi vida temo que alguien pueda decir que estoy mintiendo. Es por eso que deseo recurrir a testimonios para probar lo que he dicho, que es, cierto, verdaderamente increíble. Quisiera que muchas personas pudieran mirar la fotografía que un Camisa negra (Camicia nera) con un puñal en la mano se ha hecho hacer por un camarada. Es una perfecta representación de la civilización italiana. Un Camisa negra con un puñal en la mano rodeado por una familia de abisinios muertos, padre, madre y tres niños. Otro Camisa negra consideró necesario transmitir su imagen a la posteridad mientras sostenía en la mano la cabeza cortada de un abisinio.[23]

oportuna.” Fuente: La Storia Tutta.
Ian Campbell, al final de una investigación que se prolongó durante décadas, estimó que las víctimas de los tiroteos y de los incendios en la masacre que se produjo en la ciudad de Adís Abeba y sus alrededores, fueron, aproximadamente, 19000, es decir, que la “caza” mató a un habitante etíope sobre cinco de la ciudad y la cifra se eleva más si se incluyen en ella -además de a los rebeldes- a los adivinos, los narradores, los hechiceros y a los ermitaños que, posteriormente son masacrados a su vez porque se atreven a predecir el fin de la dominación italiana en Etiopía, contando, entre otras cosas, la épica victoria de Adua, cuarenta años antes. Solo el cuerpo de carabineros, entre febrero y mayo de 1937, pasa por las armas a 2 509 personas, según escribe uno de los coroneles en un informe. Y en mayo, precisamente, le toca el turno al monasterio de Debre Libanos.
Los monjes cristianos coptos fueron acusados-sin pruebas consistentes- de colaborar con la resistencia etíope y conducidos a una llanura contigua a un barranco donde la comunidad religiosa es aniquilada. Los muertos son 452, según los documentos italianos, pero se aproximan a los 2000, si se confía en las estimaciones de los historiadores. El propio Graziani , reinvindicando el exterminio, escribe de “haber hecho temblar las entrañas de todo el clero”y que los religiosos comprendieron, a partir de ese momento, “la necesidad de desistir de su actitu de hostilidad hacia nosotros, si no querían ser radicalmente destruidos[24].”
La resistencia, a pesar de todo, continuó. A las masacres sigue la promulgación de las primeras leyes racistas: el primer decreto firmado por el rey Vittorio Emanuele III (quien también se convirtió en emperador de Etiopía) el 19 de abril de 1937 prohíbe los matrimonios entre ciudadanos italianos y los súbditos de las colonias. Se trataba de sanciones por relaciones de índole conyugal entre ciudadanos y súbditos y los decretos posteriores perfilan una estricta separación “racial.”Se levanta la “barrera del color”como pone de manifiesto el historiador Nicola Banca. Son prohibidas, pues, las uniones legales entre italianos y habitantes y nativos, lo cual no quiere decir que los ocupantes se abstuvieran de relaciones sexuales, incluso no consentidas, con las mujeres etíopes, consideradas objetos de propiedad del Imperio. Como afirma Carlo Greppi, la colonial fue una aventura predominatemente masculina porque los hombres eran los protagonistas del fascismo. Madres, esposas e hijas son brutalizadas, encarceladas y utilizadas como objetos por soldados fascistas ebrios de propaganda. Legalmente, ya se ha hecho referencia anteriormente al llamado madamato que, con el paso del tiempo se entendía por muchos varones italianos como libre acceso a prestaciones domésticas y sexuales sin preocuparse demasiado de los deberes que la unión preveía.

Finalmente, entre marzo y noviembre de 1937, 400 abisinios, incluidas importantes figuras públicas son deportados y encarcelados a Italia en cinco vapores. Familias enteras con mujeres y niños son confinadas en el campo de concentración de Danane, en las costa somalí, después de haber estado viajando 15 días con muertes por inanición y enfermedades (viruela y disentería).
Según el testimonio de Micael Tesemma- recogido por Angelo Del Boca-, que pasó allí tres años y medio, 3 175 de los 6 500 internos perdieron la vida a causa de la mala alimentación, la contaminación del agua y diversos trastornos de salud. El propio director médico del campo-siempre según el testigo- habría acelerado el fin de algunos internos con inyecciones de arsénico y estricnina. El 28 de febrero, Graziani llegó incluso a proponer “arrasar” el casco antiguo de la ciudad de Adís Abeba y “acampar” a toda la población en un campo de concentración, pero Mussolini se opuso por temor a reacciones internacionales. El Duce sí que dio su aval, sin embargo, para pasar a todos los sospechosos por las armas, orden que luego se extendió a la totalidad de los gobernadores del Imperio.
Los documentos de Graziani evidencian una correspondencia constante con Alessandro Lessona, (Roma, 1891- Florencia, 1991) ministro del África italiana- ministro de las Colonias a partir de abril de 1937- así como una lista detallada de las ejecuciones llevadas a cabo en Adís Abeba y en la regíón circundante del 27 de marzo al 25 de julio de 1937 cifrándolas en 1 877.[25]
Etiopía permaneció ocupada por las tropas fascistas hasta mayo de 1941. El día 5 de ese mes el emperador Haile Selassie hizo su entrada en la capital del país. Británicos, partisanos etíopes y un reducido número de comunistas italianos fueron los actores de la liberación.
A finales de septiembre de 1945, los etíopes presentaron un memorándum al Consejo de ministros de Asuntos Exteriores reunido en Londres en el que establecían en aproximadamente 30 000 el número de muertos durante los años de la guerra y la ocupación mientras que los periódicos franceses y americanos, por su parte, lo reducían a entre 1 400 y 6 000. Angelo Del Bocca habla de cerca de 3000 víctimas en los tres primeros días de violencias en Adís Abeba, cifra que también maneja el británico Anthony Mockler. Giorgio Rochat, sin embargo, ofrece una horquilla entre 3000 y 6000. Finalmente, Ian Campbell eleva la cifra, como ya se ha comentado con anterioridad hasta los 19 000.[26]
BIBLIOGRAFÍA
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MEDIOS AUDIOVISUALES
Baldo, Tommaso en Accade quel giorno. Area Educativa Fondazione Museo Storico di Trentino. Marco Benvenuti (director). 04/02/2021. Minutos: 7:54-8:36. En: https://www.youtube.com/watch?v=6P29l9O7SVo&t=73s
Domingo, Alfonso; Torrent, Jordi Héroes invisibles: afroamericanos en la guerra civil española.. 2014. Minuto 18:10 a 18:50. En: https://www.youtube.com/watch?v=JYV4jzPAvtw&t=194s
Micheli, Renato; Ruccione, Mario Facetta nera, https://www.youtube.com/watch?v=OYO9FOyLggE
[1] El emperador regresaría a su país en 1941 tras la derrota de Italia por fuerzas militares británicas, francesas, belgas. resistentes etíopes y comunistas italianos.
[2] Héroes invisibles: afroamericanos en la guerra civil española. Alfonso Domingo y Jordi Torrent (guión y dirección). 2014. Minuto 18:10 a 18:50. En: https://www.youtube.com/watch?v=JYV4jzPAvtw&t=194s
[3] Italia tiene, finalmente, su imperio, imperio fascista, porque lleva los signos indestructibles de la voluntad y de la potencia del littorio romano, porque esta es la meta hacia la cual durante catorce años han sido reclamadas las energías acumalada y disciplinadas de las jóvenes y gallardas generaciones italianas. Sin embargo, con un objetivo de paz porque Italia quiere la paz para sí y para todos y solo va a la guerra cuando se ve forzada por una imperiosa e incontenible necesidad, pero de civilidad y de humanidad para todas las poblaciones de Etiopía.”Proclamazione dell’Impero”. En: Benito Mussolini. Le opere e discorsi e gli scritti (1914-1942).(Consulta 25/12/2021) . Disponible en:
http://www.adamoli.org/benito-mussolini/pag0611-.htm
[4] Canción escrita por Renato Micheli y musicada por Mario Ruccione en abril de 1935. El poeta romano Renato Micheli pretendía exaltar la misión “civilizadora” de Roma y salir al paso de las noticias que circulaban sobre el madamato, según las cuales las mujeres etíopes eran reducidas a esclavitud por los militares italianos y abusadas sexualmente.
La canción fue publicada en muchas revistas de la época llegando a ser popularísima, sobre todo entre las tropas que partían hacia Abisinia. En cualquier caso, la versión definitiva había sido objeto de retoques respecto de la original que contenía el verso “vendicheremo noi sullo straniero i morti d’Adua e liberamo te” (vengaremos nosotros sobre los extranjeros los muertos de Adua y te liberaremos”) que no era del agrado del régimen fascista ya que recordaba la derrota italiana de Adua del 1896. Se puede consultar la letra original y su traducción al castellano aquí.
Faccetta Nera, Wikipedia, L’enciclopedia libera. (Consulta 25/12/2021). En: https://it.wikipedia.org/wiki/Faccetta_nera
[5] Gebel-al-Akhdar (“la montaña verde!”) es un altiplano que se eleva hasta los mil metros, que cae casi en picado sobre el Mediterráneo y que, después, va bajando de altura hasta el desierto.
[6] Giorgio Rochat Le guerre italiane 1935-1943. Dall’ impero d’Etiopia alla desfetta. Turín: Giulio Einaudi Editori. Citado
en: “Cirenaica italiana.” Wikipedia. L’enciclopedia libera (Consulta 24/12/2021). Disponible en:
https://it.wikipedia.org/wiki/Cirenaica_italiana
[7] Antigua moneda alemana de plata.
[8] Título empleado por el emperador de Abisinia.
[9] La Eritrea italiana se convirtió en la primera colonia del Reino de Italia en África y recibió una numerosa comunidad de ciudadanos del país transalpino que le dieron un enorme desarrollo. En el censo de 1939 en Eritrea había casi 100.000 italianos en una población total de un millón de habitantes, siendo la capital Asmara el centro de un desarrollo arquitectónico e industrial de primer orden en África. Los italianos en Eritrea promovieron la Iglesia Católica, desarrollaron la agricultura, la industria básica y el comercio, pero sobre todo crearon una infraestructura de carreteras, ferrocarriles, puertos, hospitales, etc. que es todavía fundamental en Eritrea. El ferrocarril entre Asmara y Massawa, construido durante el fascismo, es todavía uno de los principales en el «Cuerno de África».“Masacre de Addís Abeba.” En: Wikipedia. L’enciclopedia libera. (Consulta 29/12/2021). Disponible en: https://it.wikipedia.org/wiki/Strage_di_Addis_Abeba
[10] Ciro Poggiali citado por Tommaso Baldo en Accadde quel giorno. Area Educativa Fondazione Museo Storico del Trentino. Marco Benvenuti (director). 04/04/2021 (Minutos 0:35 a 1:18). Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=6P29l9O7SVo
[11] Zaptieh es el nombre con el que fueron reclutados entre 1888 y 1942 los miembros del ejército de carabineros
entre los pueblos indígenas de Libia, Eritrea y Somalía. El término deriva del zaptiye turco que designaba la policía a
caballo otomana reclutada en la isla de Chipre, entonces bajo soberanía británica. En: educalingo. (Consulta
30/12/2021). Disponible en: https://educalingo.com/es/dic-it/zaptie
[12] Angelo Del Bocca, “L’attentato a Graziani” en Gli italiani in Africa Orientale, vol. 3 La caduta dell’Impero. Milán: Mondadori, 1996.Citado en: “Strage de Addis Abeba.” En: Wikipedia. L’enciclopedia libera. (Consulta: 30/12/2021)
Disponible en: https://it.wikipedia.org/wiki/Strage_di_Addis_Abeba
[13] Mario Lozano Alonso “La masacre del 12 de Yekatit.” En: Reino de Aksum.Cultura etíope y eritrea. 20/02/2021. Disponible en: https://www.reinodeaksum.com/?p=1887b
[14] El ascaro [soldado en árabe] era un militante eritreo del África Orientale Italiana incorporado como componente regular en los Regi Corpi Truppe Coloniali, esto es la fuerza colonial en África. Por lo tanto fue empleado para indicar a los soldados reclutados en las otras colonias africanas italianas, incluidos somalíes, etíopes y bereberes.
“Ascari.” En: Wikipedia. L’enciclopedia libera. (Consulta: 02/02/2022). En: https://it.wikipedia.org/wiki/%C3%80scari
[15] Cabaña de planta circular con techo de paja en cono que constituye la morada estable de muchas poblaciones africanas. En: Dizionario La Repubblica.(consulta 03/01/2021). En: https://dizionari.repubblica.it/Italiano/T/tucul.html
[16] Angelo Del Bocca, “L’attentato a Graziani” en Gli italiani in Africa Orientale, vol. 3 La caduta dell’Impero. Milán: Mondadori, 1996. Citado por: Davide Falcioni “Quando gli italiani in 3 giorni massacrarono 30 mila uomini, donne e
bambini innocenti in Etiopia. En: Fanpage (Consulta 03/01/2022) En: https://www.fanpage.it/esteri/quando-gli-italiani-in-3-giorni-massacrarono-30mila-uomini-donne-e-bambini-innocenti-in-etiopia/
[17] Especie de látigo para incitar a los animales a avanzar y que se usaba en el pasado para castigar a los
condenados.
[18] Ciro Poggiali. Citado por: Tommaso Baldo en Accade quel giorno. Area Educativa Fondazione Museo Storico di Trentino. Marco Benvenuti (director). 04/02/2021. Minutos: 7:54-8:36. En: https://www.youtube.com/watch?v=6P29l9O7SVo&t=73s
[19] Michelle Strazza “Etiopia 1937: il massacro dimenticato” [Etiopía 1937: la masacre olvidada]. En: Storia in Network. Magazine di divulgazione storica, nº 146 (Consulta: 03/01/2022). En: http://win.storiain.net/arret/num146/artic5.asp
[20] Angelo Del Bocca Ita liana, brava gente? Vicenza: Neri Pozza, 2014. Citado en: “Strage di Addis Abeba”. Wiikipedia. L’enciclopedia libera. (Consulta: 04/01/2022). Disponible en: https://it.wikipedia.org/wiki/Strage_di_Addis_Abeba
[21] Harold J. Marcus A History of Ethiopia. Berkeley- Los Angeles: University of California Press, 1994, p. 149. Citado por Mario Lonzano Alonso en “La masacre del 12 de Yekatit” Reino de Aksum , 20/02/2021. Disponible en:
[22] Maaza Mengiste The Shadow King. Nueva York: W.W. Northon & Company, 2019. Citada por: Mario Lonzano
Alonso en “La masacre del 12 de Yekatit” Reino de Aksum , 20/02/2021. Disponible en:
[23] Carlo Greppi “I massacri del 1937: Addis Abeba e Debre Libanos” En: La Storia tutta, 20/02/2020. Disponibel en:
https://www.lastoriatutta.org/l/massacri-del-1937
[24]Ibidem.
[25] Carlo Greppi “I massacri del 1937: Addis Abeba e Debre Libanos” En: La Storia tutta, 20/02/2020. Disponibel en:
https://www.lastoriatutta.org/l/massacri-del-1937
[26] AA.VV, “Le cifre del massacro.” En: Strage di Addis Abeba. Wikipedia. L’enciclopedia libera (Consulta 09/01/2022). Disponible en:
El león del desierto es una película que narra los crímenes fascistas cometidos en Libia seis años antes de la invasión de Etiopia por un criminal de guerra como Rodolfo Graziani. (https://es.wikipedia.org/wiki/El_le%C3%B3n_del_desierto) . Italia honra al responsable de la matanza de 1.400 sacerdotes y diáconos en Etiopía https://www.religionenlibertad.com/polemicas/25170/italia-honra-al-responsable-de-la-matanza-de1400-sacerdotes-y.html a través de @relibertad
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Italia honra al responsable de la matanza de 1.400 sacerdotes y diáconos en Etiopía https://www.religionenlibertad.com/polemicas/25170/italia-honra-al-responsable-de-la-matanza-de1400-sacerdotes-y.html a través de @relibertad La región del Lazio erige un incomprensible monumento al general Graziani con dinero público ante el estupor de propios y extraños.
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