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Sobre el concepto de JUNTA REVOLUCIONARIA

La noción de “Junta Revolucionaria” fue una conquista teórica de la Agrupación de Los Amigos de Durruti que, como toda nueva adquisición empírica, tuvo sus altibajos. Fue muy interesante la crítica de Munis a ese nuevo concepto de los Amigos de Durruti.

La noción de Junta Revolucionaria no siempre fue igual, sino que varió en función de la claridad del análisis y del momento histórico o de la represión que se padecía. La historia no es un laboratorio aséptico; pero la teoría revolucionaria prueba su obsolescencia o validez en el laboratorio histórico. Y los avances teóricos casan muy difícilmente con conceptos rígidos, claros y precisos.

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A finales de abril de 1937

Benjamin Péret, el poeta surrealista francés, representante en España de la IV Internacional, refugiado en la Columna Durruti a causa de las amenazas de muerte de los estalinistas, escribió1, poco antes de salir hacia París:

“Durante todo este tiempo a los trabajadores de Barcelona les ha faltado el pan, la carne, etcétera, cuando hoteles y restaurantes de lujo rebosan de víveres. Pero el pueblo, extenuado por horas de espera en las interminables colas para obtener un poco de pan o leche, empieza a gruñir ocultamente contra los mercachifles protegidos por el PSUC. Hace quince días las mujeres se rebelaron en los mercados de Barcelona, saqueando algunas tiendas. La Generalidad, asustada, ha constituido una comisión de investigación sobre la especulación, pero el coste de la vida continúa elevándose y los artículos de primera necesidad son cada vez más escasos”.

*

Los Amigos de Durruti expusieron su programa en el cartel2 con el que cubrieron los muros de Barcelona a finales del mes de abril de 1937. En esos carteles, que propugnaban ya, ANTES DE LOS HECHOS DE MAYO, la necesidad de SUSTITUIR al gobierno burgués de la Generalidad de Cataluña por una Junta Revolucionaria, se decía lo siguiente:

«Agrupación de Los Amigos de Durruti. A la clase trabajadora:

1.- Constitución inmediata de una Junta Revolucionaria integrada por obreros de la ciudad, del campo y por combatientes.

2.- Salario familiar. Carta de racionamiento. Dirección de la economía y control de la distribución por los sindicatos.

3.- Liquidación de la contrarrevolución.

4.- Creación de un ejército revolucionario.

5.- Control absoluto del orden público por la clase trabajadora.

6.- Oposición firme a todo armisticio.

7.- Una justicia proletaria.

8.- Abolición de los canjes de personalidades.

Atención trabajadores: nuestra agrupación se opone a que la contrarrevolución siga avanzando. Los decretos de orden público, patrocinados por Aiguadé no serán implantados. Exigimos la libertad de Maroto y otros camaradas detenidos.

Todo el poder a la clase trabajadora.

Todo el poder económico a los sindicatos.

Frente a la Generalidad, la Junta Revolucionaria

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El cartel de abril de 1937 anticipaba y explicaba la octavilla lanzada durante las Jornadas de Mayo, y abarcaba muchos de los temas y preocupaciones tratados por Balius en los artículos publicados en Solidaridad Obrera, La Noche e Ideas (sobre la justicia revolucionaria, el canje de prisioneros, la necesidad de que la retaguardia viva para la guerra, etcétera). Se planteaba, por primera vez, la necesidad de una Junta Revolucionaria que sustituyera al gobierno burgués de la Generalidad. Esa Junta Revolucionaria3 era definida como un gobierno revolucionario formado por obreros, campesinos y milicianos.

Pero lo más importante es la expresión conjunta de las tres consignas finales. La sustitución del gobierno burgués de la Generalidad por una Junta Revolucionaria, aparece junto a la consigna de «Todo el poder para la clase trabajadora» y «Todo el poder económico a los sindicatos»4.

El programa político expresado en ese cartel, inmediatamente antes de las Jornadas de Mayo, es sin duda el más avanzado y lúcido de todos los grupos proletarios existentes, y convierte a la Agrupación en la vanguardia revolucionaria del proletariado español en ese momento crítico y decisivo. Y así lo reconocieron el POUM y la Sección bolchevique-leninista de España5.

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Octavilla en las barricadas para dar objetivos a la insurrección en curso

El día 5 de mayo de 1937, los Amigos de Durruti distribuyeron una octavilla en las barricadas6 con la que intentaron dar al movimiento revolucionario unos objetivos7 revolucionarios concretos, de los que carecía hasta entonces: sustitución de la Generalidad por una Junta Revolucionaria, fusilamiento de los culpables de la provocación (Rodríguez Salas y Artemi Aguadé), socialización de la economía, confraternización con los militantes del POUM, etcétera. La distribución de esa octavilla reactivó la lucha en las barricadas.

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AGOSTO DE 1937

El número 6 de El Amigo del Pueblo estaba fechado en Barcelona, el 12 de agosto de 1937. El editorial, que siempre era anónimo, se titulaba «Necesidad de una Junta revolucionaria», en el que incidiendo en el editorial del número anterior sobre la necesidad de una teoría revolucionaria, se afirmaba que en julio del 36 faltó la constitución de una Junta revolucionaria:

«Del movimiento de julio hemos de sacar la conclusión de que a los enemigos de la revolución se les ha de aplastar sin compasión. Este ha sido uno de los errores capitales que estamos ahora pagando con creces. Esta misión de carácter defensivo correrá a cargo de la Junta revolucionaria, que ha de ser inexorable con los sectores adversos. […]

La importancia de la constitución de la Junta revolucionaria es grandiosa. No se trata de una elucubración más. Es la resultante de una serie de fracasos y de desastres. Y es la rectificación categórica de la trayectoria seguida hasta el momento actual.

En julio se creó un comité antifascista que no respondía a la envergadura de aquella hora sublime. ¿Cómo podía desarrollarse el embrión surgido de las barricadas, con un codo a codo de amigos y enemigos de la revolución? No era el comité antifascista, por su composición, el exponente de la lucha de julio8.

[…] somos partidarios de que en la Junta revolucionaria solamente participen los obreros de la ciudad, del campo y los combatientes que en los instantes decisivos de la contienda se hayan manifestado como paladines de la revolución social. […]

La agrupación «Los Amigos de Durruti» que supo hacer una crítica exacta de las jornadas de mayo, sienta, desde este momento, la necesidad de la constitución de una Junta revolucionaria, tal como nosotros la concebimos, y la creemos indispensable para defender la revolución […].»

La evolución del pensamiento político de Los Amigos de Durruti era ya imparable. Tras el reconocimiento de la necesidad de una teoría y de un programa revolucionarios, así como de la represión de la contrarrevolución burguesa, definían la Junta revolucionaria como un organismo unitario de la clase obrera, que excluía la colaboración con partidos burgueses o con los estalinistas, y que se proponía sustituir al gobierno de la Generalidad. Esa Junta estaba en las antípodas de lo que fue el Comité Central de Milicias Antifascistas (CCMA)9.

Sin embargo, Munis, líder de la SBLE, en el número 2 de La Voz Leninista, criticaba este número 6 de El Amigo del Pueblo, porque apreciaba en sus afirmaciones un retroceso respecto a las mismas formulaciones hechas por la Agrupación de Los Amigos de Durruti durante, e inmediatamente después, de las jornadas de mayo.

También se publicaba un artículo, titulado «Nuevos derroteros. Una maniobra o un nuevo error», que comentaba los acuerdos del Pleno Peninsular de la FAI, celebrado a primeros de julio en Valencia, que habían decidido la nueva estructuración de la específica como un partido antifascista más, abandonando la organización en grupos de afinidad:

«No nos ha sorprendido, en lo más mínimo, el acuerdo tomado en el reciente pleno de Regionales de la Federación Anarquista Ibérica. Sabíamos de antemano que la mentalidad reformista que ha imposibilitado el triunfo de las esencias proletarias, en la revolución de julio, y más tarde, en el movimiento de mayo, tenía que plasmarse forzosamente, más tarde o más temprano, de una manera manifiesta.

No es el caso de discutir la importancia mayor o menor de que la FAI de ahora en adelante, pase a constituirse en una hilera de Agrupaciones que según el dictamen emitido por el pleno susodicho, tendrán el carácter de entidades públicas. Descubrimos un peligro mucho mayor.

La trascendencia del acuerdo tomado radica en que el grupo de camaradas que patrocinan esta metamorfosis, pretenden no solamente que la FAI posea una estructura orgánica similar a la que poseen otros sectores, sino que, en torno de esta disposición tomada de una manera ligera, se quiere perpetuar el colaboracionismo gubernamental que se inició después de julio.

Es decir, que cuando se presumía de una rectificación absoluta de errores y de tropelías, se agiganta la desviación y se sanciona como un algo perfecto todo un pasado catastrófico y contrarrevolucionario.

La lección recibida no sirve para nada. En el transcurso del año vivido se ha podido constatar que no es posible compartir la responsabilidad revolucionaria con la pequeña burguesía, y con los partidos que, aunque lleven la etiqueta marxista son un apéndice descarado de la mesocracia. Pero en nuestros medios no ha imperado todavía el sentido común.

Se ha dicho con toda claridad que se renuncia al comunismo libertario, con objeto de acercarse a los sectores antifascistas. Esto es formidable. ¿Por ventura los otros sectores renuncian a sus programas para atraerse a la CNT y a la FAI?”

En este mismo número de El Amigo del Pueblo se publicaba una nota sobre el proceso contra el POUM y sobre el asesinato de Nin, del que se responsabilizaba al gobierno en funciones; el acostumbrado artículo sobre la Revolución Francesa, y otros de menor interés. En la última página aparecía una indicación de imprenta «Imp. Libertaria-Perpignan», que con toda probabilidad se trataba de una falsa pista para la policía, puesto que el portavoz de la Agrupación seguía imprimiéndose en Barcelona10.

Registro de Inmigrantes Españoles en México. Copia Digital
Jaume Balius en 1944. Ficha de entrada en México

 

 

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CONCLUSIONES

Las principales aportaciones teóricas de la Agrupación al pensamiento anarquista pueden resumirse en estos puntos:

1.- La necesidad de un programa revolucionario, claro y preciso, defendido por los fusiles. Todo el poder económico es gestionado por los sindicatos.

2.- Las revoluciones son totalitarias o fracasan. Totalitaria significa que abarca todos los campos: político, social, económico, cultural. Y también señala la necesaria represión violenta de la contrarrevolución burguesa y la necesidad de una dirección revolucionaria.

3.- La sustitución del gobierno de la Generalidad por una Junta Revolucionaria, que es entendida como un organismo revolucionario unitario de la clase obrera, opuesto a la colaboración de clases, sin participación de la burguesía ni de los estalinistas, y al margen de las estructuras estatales.

*

El tradicional apoliticismo anarquista hizo que la CNT careciera de una teoría de la revolución. Sin teoría no hay revolución, y no tomar el poder significó dejarlo en manos del Estado capitalista. Para la Agrupación el CCMA fue un órgano de colaboración de clases, y sólo sirvió para apuntalar y fortalecer al Estado burgués, que no se quiso ni se supo destruir. De ahí la necesidad, propugnada por Los Amigos de Durruti, de constituir una Junta Revolucionaria, capaz de coordinar, centralizar y fortalecer el poder de los múltiples comités obreros, locales, de defensa, de empresa, milicianos, etcétera, que fueron los únicos detentadores del poder entre el 19 de julio y el 26 de setiembre. Un poder atomizado en múltiples comités, que “usurpaban” localmente todo el poder, pero que al no federarse, centralizarse y fortalecerse entre sí, fueron canalizados, debilitados y transformados por el CCMA en ayuntamientos frentepopulistas, direcciones de empresas sindicalizadas y batallones de un ejército republicano. Sin la destrucción total del Estado capitalista, las jornadas revolucionarias de julio del 36 no podían dar paso a una nueva estructura de poder obrero. La degeneración y el fracaso final del proceso revolucionario eran inevitables. Sin embargo, el enfrentamiento, entre el anarquismo de Estado y reformista de la CNT-FAI y el anarquismo revolucionario de Los Amigos de Durruti, no fue lo bastante preciso y contundente como para provocar una escisión que clarificara las posiciones antagónicas de ambos.

Aunque el pensamiento político expresado por Los Amigos de Durruti fue un intento de comprensión de la realidad de la guerra y la revolución española desde la ideología anarcosindicalista, una de las principales razones de su rechazo por la militancia confederal fue su carácter autoritario, «marxista» o «bolchevizante». Los Amigos de Durruti se hallaron ante un callejón sin salida. No podían aceptar el colaboracionismo de los cuadros dirigentes de la CNT y el avance de la contrarrevolución; pero si teorizaban las experiencias de la revolución española, esto es, la necesidad de una Junta revolucionaria, que derrocara el gobierno burgués y republicano de la Generalidad de Cataluña, y reprimiera por la fuerza a los agentes de la contrarrevolución, entonces eran calificados de marxistas y autoritarios, y perdían por lo tanto toda posibilidad de proselitismo entre la base confederal. Cabe preguntarse si el callejón sin salida de Los Amigos de Durruti, no era más que el reflejo de la incapacidad teórica del anarquismo de Estado, vigente y preponderante en los comités superiores, para enfrentarse a los problemas planteados por la guerra y la revolución.

Así pues, debemos concluir que la Agrupación no supo ni pudo superar las limitaciones impuestas por la ideología de unidad antifascista, sino que por el contrario fue la expresión más evidente de las contradicciones existentes en las aspiraciones revolucionarias del anarquismo: aspiraban a la revolución, pero operaban en el seno de la lógica capitalista. Los Amigos de Durruti plantearon el problema de la revolución en su totalidad, pero no supieron encontrar una respuesta VIABLE en las condiciones históricas de la revolución española. Sobre todo, si tenemos en cuenta que su punto de partida era la absoluta fidelidad a la CNT, y su máximo objetivo la restauración de la credibilidad de esa organización sindical. El patriotismo de sigla fue un tabú invencible. La superación de los límites del anarcosindicalismo no pudo hacerse desde el seno de la propia ideología libertaria, porque hubiera sido necesaria una escisión que no se quiso o pudo afrontar.

Mayo del 37 se había gestado en julio del 36. La Agrupación había comprendido que las revoluciones son totalitarias o son derrotadas: ese fue su gran mérito. La gran lección a extraer de la Revolución española del 36 es la necesaria, urgente e inaplazable tarea de destruir el Estado, que debe ser sustituido por la coordinación y fortalecimiento de los nuevos órganos de poder de la clase obrera, que en 1936 se hallaban en los comités locales y de barrio, de defensa y de control obrero: en los comités revolucionarios. Esto es, en lo que Los Amigos de Durruti bautizaron como Junta Revolucionaria, aportación teórica fundamental de la Agrupación a la teoría revolucionaria.

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Apunte importante

La línea divisoria no pasaba por diferenciar entre marxistas y anarquistas, sino que separaba el bloque revolucionario del bloque contrarrevolucionario. En el bloque revolucionario estaban los comités de defensa y los comités revolucionarios de barrio. Esos comités fueron el fértil sueldo en el que germinaron organizaciones minoritarias que intentaron dar unos objetivos revolucionarios y una coordinación a la insurrección de mayo de 1937: Los Amigos de Durruti y la SBLE con sus octavillas del 5 y del 4 de mayo, respectivamente.

En esas octavillas se saludaba a los compañeros del POUM (marxistas) que combatieron en las barricadas de mayo. El concepto de Junta Revolucionaria agrupaba a marxistas del POUM y a los anarquistas de los comités de defensa de los barrios y de Los Amigos de Durruti.

En el bloque contrarrevolucionario estaban los estalinistas (marxistas) del PSUC, ERC, Estat Catalá, el gobierno de la Generalidad, los guardias de asalto y la Guardia civil. Pero también los comités superiores de la CNT. El anarquismo de Estado (de los comités superiores cenetistas) y el marxismo de Estado (estalinistas) formaron un bloque común contra los revolucionarios. El PSUC era el partido de la contrarrevolución y el espectacular crecimiento de la UGT se debió a la sindicación obligatoria y a que ese sindicato se convirtió en el refugio de los tenderos y la pequeña burguesía.

Los comités superiores cenetistas fueron cómplices necesarios, imprescindibles y decisivos del partido de la contrarrevolución.

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Reflexión intempestiva

A más de 80 años de distancia, la lección del fracaso de la revolución en la Barcelona de 1937 nos permite comprender que una revolución no sólo debe ser a la vez económica y política, sino que debe ser total, es decir, a la vez antieconómica y antipolítica y tapiar así cualquier posibilidad de restauración del poder del capital. Antieconómica porque no se limita a las colectivizaciones o la socialización, ni cae en el productivismo, sino que suprime el trabajo asalariado y la plusvalía. Antipolítica porque se organiza en consejos obreros que destruyen todas las estructuras estatales y suprimen todas las fronteras, por lo que esa revolución es necesariamente de ámbito internacional.

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Pero no solo Los Amigos de Durruti

En el bloque revolucionario, en el que contamos también a la izquierda del POUM (Josep Rebull), a la SBLE de Munis, a Fosco con su Grupo BL (trotskistas molinieristas) y a la Fracción Italiana de la Izquierda Comunista Internacional (bordiguistas) se dieron diversas respuestas frente al avance imparable de la contrarrevolución y se plantearon análisis más o menos brillantes sobre el proceso revolucionario en retroceso.

En el seno del movimiento anarquista también surgieron distintas fracciones con respuestas y análisis diversos de la situación revolucionaria: los comités de defensa de las barriadas desde su órgano clandestino Alerta!, dirigido por Ángel Carballeira y Amador González11, hasta .distintos grupos de la Federación Local de Barcelona de la FAI, empezando por su secretario Julián Merino, fuertemente sostenido por el Sindicato de Transportes de Barcelona que, en el verano de 1937, planeó una huelga general contra la represión antilibertaria que desbancase a los estalinistas de las instituciones12.

Los Amigos de Durruti no fueron, pues, el único grupo enfrentado a la deriva colaboracionista de los comités superiores de la CNT-FAI, ni tampoco la única oposición revolucionaria que surgió en el seno del propio movimiento libertario, aunque sí que fueron la oposición más visible y organizada. También fueron el grupo que elaboró una teoría más consistente y un órgano de mayor difusión, aunque no fueron, ni de lejos, quienes mayor fuerza tenían entre los sindicatos y los comités de defensa, que elaboraron por su cuenta, de forma muy autónoma su propia oposición revolucionaria teórica, y sobre todo práctica, a los comités superiores.

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Sello de los comités de defensa de la CNT en Barcelona

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Bibliografía de A. Guillamón sobre el tema:

– Barricadas en Barcelona (Descontrol, 2011)

– Los Comités de Defensa de la CNT en Barcelona (Aldarull, 4º edic. 2014)

– Los Amigos de Durruti. Historia y antología de textos. (Aldarull/Descontrol, 2013)

Correspondencia entre Abel Paz y García Oliver. Anexo: Tesis sobre la Guerra de España y la situación revolucionaria creada el 19 de julio en Cataluña. (Descontrol, 2016).

Josep Rebull, la vía revolucionaria. Descontrol, 2017

Nacionalistas contra anarquistas en la Cerdaña (1936-1937). Antonio Martín, la experiencia libertaria de Puigcerdá y el sagrado mito de Bellever. En colaboración con Antonio Gascón. Descontrol, 2018

Tetralogía “Hambre y violencia en la Barcelona revolucionaria”:

– La revolución de los comités. Hambre y violencia en la Barcelona revolucionaria. De julio a diciembre de 1936. Tomo 1. (El grillo libertario, 2º edic. 2014)

– La guerra del pan. Hambre y violencia en la Barcelona revolucionaria. De diciembre de 1936 a mayo de 1937. Tomo 2. (Aldarull/Descontrol 2014)

Insurrección. Las sangrientas jornadas del 3 al 7 de mayo de 1937. Hambre y violencia en la Barcelona revolucionaria. Tomo 3. (Descontrol, 2017)

La represión contra la CNT y los revolucionarios. Hambre y violencia en la Barcelona revolucionaria. De mayo a septiembre de 1937. Tomo 4. (Descontrol, 2015)

Notas

1 PÉRET, Benjamín: “Révolution ou contre-révolution en Espagne”. Recogido en PÉRET, Benjamin: Oeuvres Complètes. Tome 7, pp. 165-167. [Una nota al pie supone que el artículo, inédito, se escribió en la última semana de abril de 1937].
2 Una reproducción del original en GUILLAMÓN, A.: Los comités de defensa… p. 168.
3 La definición que Los Amigos de Durruti dieron de la Junta Revolucionaria no fue siempre la misma, sino que cambió con el paso de los meses. Pero a nadie se le escapa la importancia de las consignas del pasquín de abril. La constitución de una Junta Revolucionaria no sólo implicaba acabar con el gobierno burgués de la Generalidad, sino la implantación de una dictadura de la clase obrera: «todo el poder para la clase trabajadora» y «todo el poder económico para los sindicatos». Munis, en 1939, en una entrevista concedida a Lutte Ouvrière, consideró sinónimos los términos «junta revolucionaria» y «soviet», utilizados por la Agrupación.
4 Balius fue muy consciente de la importancia de las consignas expresadas en ese pasquín de abril de 1937: «Mayo de 1937 es el Kronstadt español. Solamente podía surgir en Cataluña teniendo presente la potencialidad de la CNT. Y así como en Rusia los marinos y los trabajadores de Kronstadt se levantaron al grito de «Todo el poder para los soviets», la Agrupación de los Amigos de Durruti reclamaba «Todo el poder para los Sindicatos», y lo hicimos públicamente en los numerosos pasquines pegados en todos los lugares de la urbe barcelonesa y en el manifiesto que lanzamos y que logramos imprimir en el fragor de la pelea.» (BALIUS, Jaime: «Por los fueros de la verdad», en Le Combat Syndicaliste, del 2-9-1971).
Véase también el comentario de Munis en La Voz Leninista núm. 2.
5 ANDRADE, Juan: «CNT-POUM». La Batalla (1-5-1937).
6 La noche anterior la SBLE había lanzado su propia octavilla.
7 La insurrección de mayo careció de una coordinación efectiva y de unos objetivos claros. Tales carencias intentaron ser suplidas por Merino, que en la reunión del CR del 4 de mayo intentó que el CR asumiera esa coordinación, al menos en el plano militar; y por Los Amigos de Durruti, que en la octavilla del día 5 intentaron dar a la insurrección unos objetivos mínimos muy claros y concretos. A ese intento ha de sumarse la octavilla lanzada en la tarde-noche del día 4 por la SBLE.
8Así pues, tampoco Los Amigos de Durruti consideraban que el CCMA fuera el embrión de un doble poder, sino un organismo de colaboración de clases. Es el mismo análisis de Nin, Azaña, Tarradellas, los bordiguistas, etcétera. en contradicción con el absurdo dogma académico que considera al CCMA como embrión del poder obrero, enfrentado a la Generalidad.
9 Véase GUIILLAMÓN, Agustín: Los Amigos de Durruti. Historia y antología de textos. Aldarull, Barcelona., 2013. Especialmente el capítulo 9, dedicado a la formación del Grupo franco-español de Los Amigos de Durruti, y el capítulo 10, dedicado a las reflexiones de Balius sobre el tema del poder, publicadas en 1939 en L´Espagne Nouvelle.
10 En el sumario incoado, en febrero-marzo de 1938, contra los militantes de la Sección bolchevique-leninista existe un acta del registro efectuado en la imprenta de uno de los encausados, el impresor Baldomero Palau. En el registro efectuado en esta imprenta, sita en la calle Salmerón de Barcelona, se halla un cabezal de La Voz Leninista, utilizada en la impresión del número 3, fechado el 5 de febrero de 1938. En el acta se deja constancia además del hallazgo de dos cabezales correspondientes al periódico El Amigo del Pueblo. Se trataba del nº 12 de El Amigo del Pueblo que se publicó en Barcelona el 1 de febrero de 1938. Por otra parte, en la circular número 4 de la Confederación Regional del Trabajo de Cataluña [depositada en el IISG de Ámsterdam] se reproduce una circular enviada por Los Amigos de Durruti (de la que se desconoce la fecha, pero probablemente es de agosto del 37) a todos los Sindicatos de la CNT en Cataluña, en la que se pedían fondos para comprar una máquina plana, porque «El tiraje de El amigo del Pueblo se hace cada vez más difícil. Las imprentas rehúyen el aceptarnos su confección y tiraje, por su condición de clandestino y consecuencia del temor a las autoridades. Día llegará que no podremos sacarlo a la luz pública por esta dificultad».
11 La redacción de Alerta! estaba formada por Amador González, Ángel Carballeira Rego, Daniel Sánchez García, José Rasal Castro y Nieves Núñez.
12 Véase GUILLAMÓN, Agustín: La represión contra la CNT y los revolucionarios. Descontrol, 2016.

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