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Espiritismo, modernidad y reivindicación social en la España decimonónica

El 18 de abril de 1857 se publica en Francia la primera edición del Livre des Esprits,de Allan Kardec, pseudónimo del pedagogo y escritor Hippolyte-León Denizard Rivail (Lyon,1804- París, 1869), (foto inferior) considerado el sistematizador de la doctrina espiritista. En las conclusiones de su ensayo, Kardec definía al espiritismo como “el opositor más temible del materialismo” y censuraba la doble vara de medir de los escépticos con la nueva doctrina (que criticaban en ella aquello que aceptaban de buen grado en la religión) es estos términos:

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Todos los fenómenos espíritas, sin excepción, son la consecuencia de leyes generales. Nos revelan uno de los poderes de la naturaleza, poder desconocido o, mejor dicho, incomprendido hasta ahora, si bien la observación demuestra que está dentro del orden de las cosas. El espiritismo, por consiguiente, se basa en lo maravilloso y lo sobrenatural menos que la propia religión. Los que lo atacan en ese aspecto lo hacen, pues, porque no lo conocen, y aunque sean los hombres más sabios, les diremos: si vuestra ciencia, que os ha enseñado tantas cosas, no os enseñó que el dominio de la naturaleza es infinito, sólo sois sabios a medias1.

La obra de Kardec estaba dividida en cuatro libros:

  • Libro Primero: las causas primeras.
  • Libro Segundo: mundo espírita o de los espíritus.
  • Libro tercero: leyes morales.
  • Libro cuarto: esperanzas y consuelos y una conclusión final.

Es particularmente significativo que el pedagogo francés dedique un apartado de las leyes morales a la ley de igualdad, a las desigualdades sociales y de riquezas. Una desigualdad que no proviene de Dios sino que es obra del hombre y serán castigados, además, según Kardec, aquellos que han abusado de su posición social.2

Tales postulados debían sonar muy bien a la gran masa de población que, en la España de la época, vivía en condiciones miserables mientras unos pocos nadaban en la opulencia. Da buena cuenta de ello el Dr, Ciriaco Ruiz, oficial del Consejo de Sanidad del Reino el cual, con motivo de la celebración del Primer Congreso Médico Español, celebrado en Madrid en 1864, describe la situación de la mayoría de los obreros en las ciudades.

(…) en habitaciones miserables y reducidas, encontrándose hacinadas las familias, faltándoles, no ya el sol, la luz, que es el principal estímulo de la vida, sino hasta el pan de los pulmones , el aire necesario para respirar (…) muriendo prematuramente por el exceso de calor o frío, la humedad y deterioro de paredes y pavimentos.3

Hay que tener en cuenta, además, que los obreros trabajaban entre 14 y 18 horas diarias (con un solo día festivo semanal), que existía el trabajo infantil a partir de los 6 años -e incluso antes- y que los pequeños estaban obligados a realizar jornadas laborales enteras sometidos al trato cruel de los capataces. Es en este contexto que aparece la traducción al castellano del Libro de los Espíritus en 1861, que llevó a cabo José María Fernández Colavida (Tortosa, 1819, Barcelona, 1919) el cual sería conocido, posteriormente, como el “Kardec español.4

En septiembre de 1868 se produce la Revolución, “La Gloriosa”, que abre paso al llamado Sexenio Democrático (1868-1874). En 1869 se aprobó una nueva Constitución que estuvo vigente durante el reinado de Amadeo I (1871-1873) cuyo artículo 21 establecía que “La Nación obliga a mantener el culto y los ministros de la religión católica. El ejercicio público o privado de cualquier otro culto queda garantido (sic) a todos los extranjeros residentes en España, sin más limitaciones que las reglas universales de la moral y del derecho. Si algunos españoles profesaren otra religión que la católica, es aplicable a los mismos todo lo dispuesto en el párrafo anterior.5

Se reconocía, por primera vez en la historia de España, la libertad de cultos lo que conllevó una difíciles relaciones de los gobiernos con la jerarquía eclesiástica contraria a tal principio y una movilización de los católicos impulsada desde los púlpitos.

La amplia declaración de derechos de la nueva Carta Magna, entre los cuales el de asociación y de opinión, de palabra y por escrito (artículo 17), permitió el afloramiento de ideas anticlericales, hasta entonces proscritas y facilitó la expansión de la doctrina espiritista en el Estado español. Ésta, sin embargo, ya había entrado desde hacía años en la Península Ibérica por Cádiz, donde en 1855 se había fundado la primera Sociedad Espiritista de España por parte de gente atraída por las manifestaciones mediúmnicas cada vez más extendidas por América y Europa a partir de los fenómenos sobrenaturales de de Hydesville, en Nueva York de 1848. A instancias de la autoridad eclesiástica, dicha sociedad fue disuelta en 1857 por el gobierno civil de la provincia gaditana. Ese mismo año se publicó el primer libro de temática espiritista en castellano, Luz y verdad del espiritualismo, que abordaba las causas del fenómeno, la presencia de los espíritus y su misión y, poco más tarde, en 1861, se fundaba en Madrid la Sociedad Espiritista Española.6

El mismo año, los obispos, en el marco de las presiones para impedir la libertad de cultos (aunque estaba en vigor la Constitución de 1845 que establecía la confesionalidad católica del Estado y no la reconocía) consiguen del ejecutivo una orden ministerial que prohíbe los libros espiritistas considerados muy dañinos para la moral del pueblo. El resultado de ello fue un auto de fe que tuvo lugar el 9 de octubre de 1861 en Barcelona en el que fueron quemadas más de 300 obras espiritistas incautadas en la aduana.7

Entre los libros quemados se encontraban varios de Allan Kardec (El Libro de los Espíritus, El Libro de los Médiums o ¿Qué es el Espiritismo?), Fragmento de Sonata dictada por el espíritu de Mozart. Carta de un católico sobre el espiritismo, del Dr Grand o La realidad de los Espíritus demostrada por la Escritura Directa de Ennance Dufaux por citar solo algunos de los más conocidos.8

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La prensa de la época apoyaba la prohibición de lecturas que pudieran considerarse perniciosas para la religión católica, aunque difería en los procedimientos. Así, para el Diario de Barcelona, periódico conservador fundado en 1792, los títulos de los libros quemados justificaban su condena “porque es derecho y deber de la Iglesia hacer respetar su autoridad cuanto mayor sea la libertad de imprenta en esos países que disfrutan de esta terrible llaga de la libertad de cultos”. Por su parte, el vespertino barcelonés La Corona, de tendencia liberal, fundado en 1853, los días 11 y 12 de octubre de 1861 concedía espacio en su primera página a los comentarios del médico y director del periódico José Román de Lacunza:

Parece que los libros no fueron devueltos al propietario, a su lugar de procedencia, a pesar de que se les obligara a pagar derechos. No podía consentir el gobierno por contrarios a la moral y a la fe católica que estos libros pudiesen pervertir la moral y la religión en otros países.

Sin embargo La Corona se preguntaba si ante el caso de censura de libros ofensivos la jurisprudencia autorizaba que pudiesen ser lanzados al fuego con tanta parafernalia.

El auto de fe de Barcelona no sería el últimó ya que en 1867 en Madrid se llevó a cabo otro con la obra Noción del espiritismo quemada por orden del obispo de la capital.9

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¿Por qué esa fijación de las autoridades católicas con los espiritistas? No es sorprendente si se tiene en cuenta que la nueva doctrina culpaba a la Iglesia de promover la desigualdad social, al justificar el desequilibrio entre ricos y pobres como designio providencial, fomentando una actitud de resignación por parte de los menos favorecidos. Además, criticaban su exclusivismo e intolerancia hacia otros cultos o idearios disidentes.10

Como se ha comentado anteriormente, el estallido revolucionario de 1868 y su inmediata consecuencia de libertad y de reacción anticlerical (amén del contexto socioeconómico ya citado) sería lo que redundaría en beneficio del arraigo de las ideas espiritistas y de su difusión. Y, alarmados por la expansión de aquellas, los sectores confesionales reaccionaron. Fueron muchas las publicaciones espiritistas (o bien en contra o sobre el espiritismo) que aparecieron después de la Revolución del sesenta y ocho. Una de la más relevantes fue la revista alicantina La Revelación, órgano de la Sociedad Alicantina de Estudios Psicológicos, cuyo primer número salió a la calle el 1 de enero de 1872. Un año antes se había fundado en Zaragoza la Sociedad Progreso Espiritista por parte del teniente general Joaquín Bassols y en 1872, se crea la Sociedad Espiritista Española de Zaragoza en cuya sede se realizaban sesiones y conferencias públicas. El órgano de la misma era la publicación mensual El criterio espiritista. Se trataba de un cuaderno de 24 páginas que contenía artículos doctrinarios de polémica, bibliográficos, traducciones, comunicaciones de los espíritus y resúmenes de los trabajos de las Sociedades Espiritistas. La sociedad aragonesa publicó, igualmente, ese mismo año su primer libro Preliminares al estudio del espiritismo. Consideraciones generales para a doctrina, filosofía y ciencia espiritista, un volumen de cuatrocientas páginas. En otras ciudades como Madrid aparecería en 1875 Controversia espiritista a propósito de los hermanos Dovenport. Defensa del Espiritismo con noticias y testimonios que demuestran la realidad de los fenómenos espiritistas. Tres años antes se había creado en la capital española un centro a fin que que sirviera para la relación entre todos los espiritistas españoles y extranjeros, el Centro General del Espiritismo en España, cuyo presidente era Alverico Perón, pseudónimo de Enrique Pastor y Bedoya (Madrid, 1833-1897) mientras que la vicepresidencia la detentaba Antonio Torres Solanot y Casas (Madrid 1840-Barcelona, 1902)11

Los espiritistas no limitaban, sin embargo, su acción proselitista a la prensa o a la edición de libros como señala Alicia Mirad Abad en su tesis de Doctorado Secularización y mentalidades en el Sexenio Democrático (1868-1875) del año 2002:

Aunque la prensa espiritista constituye el pivote fundamental sobre el que gira ese proselitismo, convirtiéndose en punto de conexión, información y controversia, no era el único. También existían otras formas de acercamiento a la sociedad. Hay que tener en cuenta que no estamos hablando de una confesión religiosa que pudiera utilizar la congregación masiva para atraer simpatizantes. Además, la “publicidad” católica acaparaba todos los medios de difusión, por tanto el espiritismo se verá necesariamente constreñido al campo de acción utilizado por otras ramificaciones del ideario progresista como el librepensamiento, masonería o republicanismo, teniendo en cuenta que muchos de sus seguidores podían militar en todos estos movimientos al mismo tiempo.12

En 1872 Anastasio García López (Ledaña, Cuenca, 1824-Sevilla, 1897) publica su libro Exposición y defensa de las verdades fundamentales del espiritismo, en varios pasajes del cual resulta evidente la justificación de la revolución y sus simpatías hacia la República. En uno de ellos afirma que los espiritistas tienen total libertad de “profesar el dogma de derecho de insurrección de los pueblos contra las autoridades cuando no representan la opinión general, falsean las leyes y gobiernan despóticamente”, a la vez que presenta la corrupción clerical como el principal desencadenante del levantamiento de los pueblos “para reivindicar sus derechos, para poner término a tanta iniquidad, para destruir esa sociedad organizada dentro de la sociedad cristiana y para concluir con esos usurpadores que se dicen ministros del señor y que tanto han ultrajado la religión del Crucificado”. Añade que se acerca “la época de la igualdad y la fraternidad” y que “está preparándose el advenimiento de la República democrática universal, y por lo tanto la realización de toda enseñanza democrática de Jesús, y con ella viene el espiritismo como religión única y universal que no excluye a ninguna13”.

Tal es el empuje del movimiento, que el año 1873 en las cortes constituyentes del gobierno español de la Primera República (1873-1874), los diputados espiritistas J. Navarrete, A García López, L. Benítez de Lugo, M. Corchado y M. Redondo presentan una enmienda a la Ley de Educación (título II, art. 3º, párrafo 3º), para introducir el estudio del Espiritismo en la enseñanza media y superior, justificándolo en la eficacia de la doctrina en cuanto a la reforma moral de la sociedad.14

En el año 1885 Amalia Domínguez Soler (Sevilla, 1835-Barcelona, 1909) evidenciaba en un artículo publicado en La Luz del Porvenir de Barcelona el 6 de agosto de 1885 la preocupación social del movimiento espiritista: “Propagar nuestra doctrina en los talleres, en los centros industriales, hasta en las buhardillas de los pobres; mover las masas por medio de la prensa, de conferencias públicas, de reuniones de toda suerte en que nuestra doctrina se exponga y se practique.15”.

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En aquellos años, el espiritismo se implantó con fuerza en Cataluña. En 1882, se funda la Federación Espiritista del Vallès que se convertiría más tarde en la Federación Espiritista Catalana.

El antropólogo Manuel Delgado Ruiz, en un artículo titulado “Anarquía y espiritismo”, publicado en el 2002, subrayaba que lo más significativo de la actividad espiritista que se desarrolla es que aparece formando parte de la cultura obrera del momento. Es entre las clases populares catalanas donde los kardecistas encuentran acogida y “cómo, en se marco, mezclan sus doctrinas y sus experimentos de comunicación con universos paralelos con proyectos que buscan una modificación radical del orden social16”.

En 1888 se celebró en la capital catalana bajo la presidencia del vizconde Torres-Solanot y Casas y de José María Fernández-Colavida, y actuando como vicepresidentes del mismo Amalia Domingo Soler y Miguel Vives (Barcelona 1842-1906), el I Congreso Espiritista Internacional. El vizconde Torras-Solanot, que era a la sazón director de la Revista de Estudios Psicológicos hizo un llamamiento para que se celebrase el evento coincidiendo con la Exposición Universal. Entre las resoluciones que se aprobaron en él destacan las siguientes:

  • Reinvindicación de la igualdad entre géneros y liberación de la mujer.
  • Enseñanza laica.
  • Reforma penitenciaria para la integración social de los presos.
  • Abolición completa de la esclavitud.
  • Supresión gradual de las fronteras políticas.
  • Desarme gradual de los ejércitos.
  • Secularización de cementerios.
  • Registro civil de nacimientos único y obligatorio.
  • Matrimonio civil.
  • Prohibición de la pena de muerte y cadenas perpetuas.
  • Interpretación del espiritismo en calidad de religión laica, antiautoritaria, igualitaria y socializadora.17

Las pretensiones reformistas y modernizadoras que se desprenden de este articulado se encuentran en plena sintonía con el ideario progresista. Aunque en muchos textos espiritistas se reitera la imparcialidad, la tolerancia, la compatibilidad del espiritismo respecto a cualquier tendencia política y, en muchas ocasiones, su apoliticismo, lo cierto es que encontró entre el elemento republicano la mayor receptividad, lo cual constituiría una prueba de su intencionalidad regeneradora en todos los campos, tras el aparente velo de la mera controversia religiosa. En este sentido resulta muy significativa la siguiente frase de Benigno Pallol, a pesar de que no realiza explícitamente ninguna reivindicación de carácter político: “El hombre quiere ser soberano, al igual que sus semejantes. Para gobernarse no necesita rey, para elevarse no necesita sacerdote. La democracia va llegando a la esfera de la religión, sin misterios ni intermediarios, la moral sin ritos ni símbolos18”.

Dos años después, en 1890, 7.000 espiritistas se manifestaron en el barcelonés parque de la Ciutadella, en el mismo lugar donde habían sido quemados libros espiritistas en 1861.19

En 1892 Benigno Pallol en su Condensación del espiritismo enumera una serie de fundamentos en los que se plasma la alternativa espiritista al catolicismo de acuerdo con su ideal regenerador y secularizador de la sociedad. Estos puntos fueron aprobados en los Congresos de Barcelona y París y aceptados en el Congreso Espiritista Iberoamericano e Internacional de Madrid de 1892. El encuentro había sido organizado por La Fraternidad Universal, publicación sucesora de El criterio espiritista. Aunque su redacción sea posterior al Sexenio, reflejan fielmente el mismo ideario progresista vigente en otros textos del periodo y lo hace utilizando un lenguaje claro y directo:

  1.  La libre emisión del pensamiento, de palabra y por escrito, en la prensa, la tribuna y portodos los medios lícitos.
  2. La absoluta libertad de profesar y practicar toda doctrina conforme con los principios de la moral universal.
  3. La libertad de asociación para constituir sociedades de propaganda de toda idea humanitaria y progresiva.
  4. La formación de ligas contra la ignorancia para difundir la instrucción de las clases populares.
  5. La enseñanza íntegra y laica para ambos sexos.
  6. La elevación del sentimiento para la educación artística.
  7. Registro civil de nacimientos, único obligatorio, matrimonio civil y secularización de cementerios.
  8. La Justicia como principio de solución de los problemas sociales y económicos.
  9. Formación de Sociedades de Socorros mutuos, cooperativas y demás que tiendan a proteger la vida familiar y a facilitar el bienestar material y moral.
  10. Moralización del penado. Abolición de la pena de muerte y de lo perpetuos.
  11. Creación de ligas de Paz para difundir la idea del arbitraje internacional, con el fin de evitar conflictos que hagan necesaria la intervención de la fuerza armada. Desarme de los ejércitos permanentes.
  12. Cosmopolitismo presidiendo a todas las relaciones sociales.
  13. Unión fraternal Iberoamericana. Relación íntima entre sociedades espiritistas.
  14. Organización de todos los espiritistas con arreglo a los principios de autonomía y federación.20

Según el escritor, filósofo y vicerrector de la Universidad Abad Oliva, Javier Barraycoa, el espiritismo fue un fenómeno particular porque aunó, por un lado, a gentes pertenecientes a altas clases sociales y, por otro, a personas de extracción social baja, predominantemente proletarios, comerciantes y artesanos. De manera progresiva se fueron tejiendo relaciones con masones (de clase alta), médiums (que podían provenir de clases bajas); anarquistas ateos (especialmente seducidos por la hipnosis) o humanistas filántropos atraídos un poco por todo.21

Barraycoa pone de relieve, como Manuel Delgado, la relación entre los espiritistas y los anarquistas. Un claro exponente de ello es la figura de Teresa Claramunt i Creus (Sabadell, 1862-Barcelona, 1931) (foto inferior). Impulsora en 1892 de la primera sociedad feminista española, la Sociedad Autónoma de Mujeres de Barcelona, y activa colaboradora en numerosas publicaciones anarquistas y obreristas entre las cuales La Alarma, Buena Semilla, El Combate, Cultura Libertaria. Fraternidad. Generación Consciente, El Porvenir del Obrero, El Proletario, El Rebelde, etc. Las actuales biografías suelen obviar, sin embargo, su pasión por el ocultismo y los espiritistas. Será, de hecho, una de las colaboradoras de Amalia Domingo en el círculo espiritista La buena vida del barrio de Gràcia de Barcelona, siendo ella misma otro exponente de la confluencia de anarquismo y espiritismo.

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En estos ambientes, siempre según Barraycoa, coinciden decenas de movimientos tales como anarquismo, librepensamiento, higienismo, inmanentismo, krausismo, masonería, feminismo, naturismo, vegetarianismo, esperantismo, antimilitarismo, teosofía, anticlericalismo y el propio espiritismo.22

 A modo de conclusión, el espiritismo, del que el presente escrito no pretende ser más que una sucinta aproximación, iba mucho más allá de la caricatura que de él hacían sus detractores en la época. Ya se tratase de los cientifistas y materialistas que no creían en un mundo más allá del terrenal, o de la omnipotente Iglesia Católica que veía en ellos el retorno al “primitivismo” de las prácticas paganas, ambos (aunque en el caso de la jerarquía católica no lo ignoraba e inclusol o temía) minusvaloraban la carga revolucionaria que tenían sus mensajes . En realidad, los espiritistas eran vistos como una amenaza porque cuestionaban la inexorabilidad de las desigualdades sociales, las injusticias amén de los dogmas religiosos y nacionalistas tan en boga en la época.

BIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA

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Notas al pie

1 Allan Kardek El Libro de los Espíritus, (conclusión) Gustavo N. Martínez (trad). Buenos Aires: Edición de la Confederación Espiritista Argentina (CEA), 2008 (edición original París, 1857), pp.639-640.
2 Ibidem, pp.503-504.
3 Citado por Teresa Vázquez Tendero en “ El espiritismo como movimiento social en España.” En: Revista Espirita de la FEE, núm 6, julio 2013, p.23. (en línea) (consulta 20/09/2017). Disponible en: https://espiritismo.es/Descargas/Revistas/RevistaFEE6.pdf
4 “José María Fernández Colavida. Biografía”.En: FEE. Federación Espirita Española.(en línea) (consulta 20/09/2017) Disponible en: https://espiritismo.es/jose_maria_fernandez_colavida/
5 “Constitución de 1869.” En: Constituciones españolas 1812-1978. Congreso de los Diputados (en línea) (consulta 20/09/2017).Disponible en: http://www.congreso.es/docu/constituciones/1869/1869_cd.pdf
6 José Manuel García Bautista “Así nació el espiritismo en Sevilla.” En: El Correo de Andalucía, 11/08/2016 (en línea) (consulta 21/09/20179. Disponible en. http://elcorreoweb.es/extra/asi-nacio-el-espiritismo-en-sevilla-NN2069087
7 “Los autos de fe”. Grupo espírita “La Luz del Camino.”En: “Historia del Espiritismo en España”. Revista Espirita de la FEE, núm 6, julio 2013 (en línea) (consulta 21/09/2017). Disponible en: https://espiritismo.es/Descargas/Revistas/RevistaFEE6.pdf
8 Florentino Barrera “Análisis bibliográfico.” En: El auto de fe de Barcelona. Buenos Aires: Ediciones Vida Infinita 1980,p.19.(en línea) (consulta 21/0972017). Disponible en: https://espiritismo.es/Descargas/libros/AutodeFe.pdf
9 Ibidem, p.21.
10Alicia Mira Abad “Espiritismo e Iglesia.” En: Secularización y mentalidades en el Sexenio Democrático  (1868-1875).Tesis doctoral dirigida por el Dr. D. Emilio La Parra López. Universidad de Alicante, 2002, p.538. (en línea) (consulta 2270972017). Disponible en: https://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/10054/2/Mira-Abad-Alicia_1.pdf
11“Vizconde Torras-Solanot y Casas. Biografía” En: Revista Espírita de la FEE, núm 6, julio 2013, pp.12-13. (en línea) (consulta 22/09/2017).Disponible en: https://espiritismo.es/vizconde-torres-solanot/
12 Alicia Mira Abad “Espiritismo e Iglesia. “El espiritismo en Alicante.” En: Secularización y mentalidades en el Sexenio Democrático(1868-1875).Tesis doctoral dirigida por el Dr. D. Emilio La Parra López.Facultad de Filosofía y Letras, Departamento de Humanidades Contemporáneas. Universidad de Alicante,2002, p.561,(en línea) (consulta 22/0972017). Disponible en: https://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/10054/2/Mira-Abad-Alicia_1.pdf
13Anastasio García López Exposición y defensa de la verdades fundamentales del espiritismo, pp.17, 50, 71. Citado por Alicia Mira Abad “Aspiraciones sociales y políticas.” En: Secularización y mentalidades en el Sexenio  Democrático: Alicante (1868-1875).Tesis de Doctorado. Dirigida por Emilio La Parra López, 2002.p.555. Facultad de Filosofía y Letras. Departamento de Humanidades Contemporáneas.Universidad de Alicante.(en línea) (consulta 26/09/2017). Disponible en: http://www.tdx.cat/bitstream/handle/10803/305100/jmml1de1.pdf;jsessionid=8CEA13D17CAC76D49ED1962A41AA83E4?sequence=1
14Teresa Vázquez Tendero “El espiritismo como movimiento social en España.” En: “Historia del Espiritismo en España.” Revista Espírita de la FEE, núm 6, julio 2013,p.24 (en línea) (consulta 22/09/2017). Disponible en: https://espiritismo.es/Descargas/Revistas/RevistaFEE6.pdf
15Amalia Domíngez Soler “Por una sociedad mejor.” En La Luz del Porvenir, 06-VIII-1885. Historia del Espiritismo en España .El movimiento espiritista en el siglo XIX. Spatiotempo ars, Gandía, 2002,p.28 (en línea) (consulta 26/09/2017). Disponible en: https://spatiotempoars.files.wordpress.com/2012/03/historia-espiritismo-en-espac3b1a-parte-2.pdf
16Manuel Delgado Ruiz “Anarquía y espiritismo.” En: El País, 20/04/2002, (en línea) (consulta 28/09/2017). Disponible en: https://elpais.com/diario/2002/04/20/catalunya/1019264841_850215.html
17Ibidem, p.23.
18 Alicia Mira Abad “Aspiraciones sociales y políticas.” En: Secularización y mentalidades en el Sexenio Democrático: Alicante (1868-1875).Tesis de Doctorado. Dirigida por Emilio La Parra López, 2002, p.555. Facultad de Filosofía y Letras. Departamento de Humanidades Contemporáneas.Universidad de Alicante.(en línea) (consulta 26/09/2017). Disponible en: http://rua.ua.es/dspace/handle/10045/10054
19 Xavier Theros “150 anys parlant amb els esperits.” En: El País. 03/11/2011,(en línea), (consulta 27/09/2017). Disponible en: https://elpais.com/diario/2011/11/03/quaderncat/1320285388_850215.html
20 Benigno Pallol Condensación del espiritismo, pp.73-74. Citado por Alicia Mira Abad “Aspiraciones sociales y políticas.” En: Secularización y mentalidades en el Sexenio Democrático: Alicante (1868-1875).Tesis de Doctorado. Dirigida por Emilio La Parra López, 2002, p.554. Facultad de Filosofía y Letras. Departamento de Humanidades Contemporáneas. Universidadde Alicante.(en línea) (consulta 26/09/2017). Disponible en: http://rua.ua.es/dspace/handle/10045/10054
21 Javier Barraycoa “Catalanismo, masonería y espiritismo: el trasfondo de un proceso revolucionario.” En: Anotaciones de Javier Barraycoa, 22/08/2017, (en línea) (consulta 27/0972017). Disponible en. https://barraycoa.com/2017/08/22/catalanismo-masoneria-y-espiritismo-el-trasfondo-de-un-proceso-revolucionario/
22Ibidem, p.5.

5 comentarios

  1. Magnífico artículo, sobre un tema del que me han preguntado mucho, pero sinceramente yo no sabía responder muy bien. De hecho, de las lecturas del clásico de Álvarez Junco, parecía que el movimiento libertario no era muy propenso hacia estas tendencias, pero luego existían algunos testimonios, que supongo inspiraron la película Libertarias, que mencionan esa relación entre el espiritismo con los movimientos revolucionarios en genera y con el anarquismo en particular. Pero las referencias eran algo áridas. Creo que este es el trabajo más completo qye he visto. E ilumina mucho sobre un tema difícil pero que ha llamado la atención.

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