“La vida de los muertos perdura en la memoria de los vivos”
Cicerón
Los primeros caminos
Saturnino joven miembro de una humilde familia campesina, nacido en 19031, buscando salida a su monótona vida rural se trasladó en solitario a Zaragoza en una fecha indefinida. Al concluir la I Guerra Mundial en 1918, decidió cambiar de aires y viajar a Francia, de donde no tardará en regresar pasando a residir en Barcelona, donde entró a trabajar en la construcción como encofrador. Afiliado a la CNT, a los 20 años alcanzó a aprender a leer y escribir, pero negándose durante aquel tiempo a ostentar cargo alguno de responsabilidad dentro del sindicato.
Durante los duros años de la dictadura de Primo de Rivera, al parecer formó parte de un grupo de acción. A causa de ello acabó perseguido por la policía, viéndose abocado de nuevo a tener que exiliarse forzoso en Francia, de donde no regresó hasta que se hizo pública la amnistía que siguió a la ilusionante proclamación de la Segunda República en abril de 1931. En aquella ocasión decidió volver directamente a su Aragón natal.
En febrero de 1936, Carod había perdido todas sus reticencias a los cargos, al ocupar algunos dentro del sindicato, siendo en aquélla época miembro del Comité Regional de la CNT de Aragón y secretario de propaganda. Cargo último desde el cual participará junto con Florentino Galván, nombrado también en febrero miembro del Comité Regional, en varias giras de propaganda, en un intento por reorganizar los sindicatos campesinos de Aragón, entre ellos el de los labradores de Valderrobles (Teruel).
La guerra
El 18 de julio de 1936 le sorprendió a Carod en Zaragoza, al continuar en su cargo de secretario de propaganda del Comité Regional. Al día siguiente, visto el fiasco de la capital maña, consiguió huir de la misma, pasando primero por el Bajo Aragón y dirigiéndose después a Tortosa, donde no tardó en conformar una columna miliciana que tomó el nombre de: Columna Carod-Ferrer, al estar junto a él, como asesor técnico, un teniente de la guardia civil llamado José Ferrer Bonet. Con ella combatirá primero en Calaceite para después pasar al frente de Zaragoza, instalándose en Azuara y Fuendetodos en abril de 1937.

Al tener lugar en Barcelona los luctuosos sucesos de Mayo de 1937, caracterizados por los duros enfrentamientos entre libertarios y la gente del POUM de una parte, contra los estalinista del PSUC y los nacionalistas de Estat Catalá de la otra, Carod intentó marchar hacia Barcelona al frente de varios grupos de compañeros, pero tuvo que frenar su avance al ser detenido por orden de dirigentes de su organización.
En septiembre la columna Carod se integrará en la denominada “Columna Sur-Ebro”, dirigida por el también anarquista catalán Antonio Ortiz Ramírez2, participando en la liberación de las localidades de Caspe, Calanda, Alcorisa y Moneva. En la última población Carod salvó del fusilamiento al cura Enrique Guallar, un amigo suyo de la niñez. En aquella época Carod colaboró con en el diario Nuevo Aragón, editado en Caspe, que era el órgano del Consejo Regional de Defensa de Aragón.
La Columna Sur-Ebro, que tenía su cuartel general en Caspe estaba bajo el mando de Ortiz, y en ella se habían integrado numerosas columnas y grupos que por una cosa u otra habían acabado dándose cita en aquella región. De ellas las más importantes eran la del propio Ortiz, denominada también “Segunda Columna”, o la que con milicianos de Lérida constituyó el capitán Zamora, en la jerga de la época llamada “Columna Hilario Zamora”3.

En orden de importancia le seguía la que estaba al mando de Saturnino Carod Lerín, que tenís como asesor al teniente de la Guardia Civil, de la comandancia de Tarragona, José Ferrer Bonet, unidad popularmente conocida como la “Columna Carod-Ferrer”. Aparte de las tropas irregulares, fueron muy importantes las aportaciones de unidades del Ejército o del Orden Público, que también acabaron subordinandose a la columna de Ortiz.
La rebeldía de Carod
Aquel frente de guerra estaba compuesto por tres sectores: Caspe, cuyo mando ejercía Ortiz; Lecera, que tenía por jefe a Luis Jubert Salieti, capitán del batallón de montaña Madrid nº 1, que murió el día 1 de diciembre en Belchite, y por cuyo motivo se dio entonces su nombre a aquella columna, que poco después se transformara en la 25ª División, y finalmente en Rudilla, estaba Saturnino Carod, un hombre que al parecer era muy celoso de su independencia, siendo también conocida su postura personal, al estar en contra de la colectivización del campo aragonés, probable reminiscencia de su indudable origen campesino.
Por aquella misma razón, Carod tenía en opinión de algunos testimonios una pésima relación con Ortiz, hasta el punto tal de que en enero Carod amenazó con abandonar el frente. Amenaza que motivó que la CNT tuviera que reunirse en un pleno en Valencia para tratar el asunto y enviar posteriormente una delegación a Aragón y Cataluña para resolver el dilema siempre de acuerdo con la consejería de Defensa catalana.
Se trataba al parecer, de la resistencia que ofrecía la columna Carod a integrarse en la recién creada División Jubert, tal como ordenó Ortiz a la muerte de Jubert. Finalmente Carod se vio obligado a tener que someterse. Un tiempo más tarde con su antigua columna, en la que quedaría como comisario político, se constituyó la tercera brigada mixta de la que sería la futura 25ª División, antes lo había sido del Tercer Regimiento de la división Jubert. Fue por ello que en junio de 1937, Carod tuvo que dejar el mando de su columna al ser nombrado comisario político de la 118ª Brigada Mixta (B.M.), formada con mayoría de gente de su antigua columna, y posteriormente lo será en la 25 División.

El final de la guerra, en abril de 1939, sorprendió a Carod en el puerto de Alicante, donde fue detenido, como muchos combatientes, por los franquistas e internado en el tristemente famoso Campo de concentración de Albatera4, en el Bajo Segura, de donde no tardará en fugarse al mes siguiente en compañía de dos compañeros más, uno de ellos Victoriano Castán Guillén, su antiguo jefe en la 118ª B. M., logrando pasar ambos a Francia, Castán incluso acompañado por su esposa e hijo. Una vez ya en Francia Carod padecerá como tantos españoles su internamiento en los campos franceses de refugiados, de los que no saldrá hasta los finales de 1940. Todas las fuentes actuales apuntan a que entonces se unió al grupo de Francisco Ponzán, colaborando así con la resistencia francesa en lucha contra la ocupación nazi.

Hacia enero de 1941 Carod regresó clandestinamente a España, pero se ignora de quién en concreto partió la órden, al tener como misión el hacer de enlace entre el Comité Nacional de la CNT dirigido por Manuel Amil Barciá y el secretario general de la CNT Celedonio Pérez Bernardo. Durante aquella misión, el 7 de agosto de 1941 fue detenido en Barcelona, se supone que a causa de ser delatado por el infiltrado Eliseo Melis Díaz, de quien ya se empezaba a sospechar de que podría ser un traidor5.
Juzgado en un consejo de guerra celebrado en Madrid el 11 de octubre de 1949, fue condenado a muerte. Pero el testimonio a favor suyo de su amigo el cura Enrique Guallar, al que Carod había salvado la vida en 1937, y que en aquel momento estaba desterrado por las autoridades franquistas en Épila, consiguió que se le conmutara la pena máxima por la de 25 años de prisión. Iniciándose así un largo periplo por las prisiones franquistas, pasando por la de Figueres, La Modelo de Barcelona y la de San Miguel de los Reyes en Valencia, de donde saldrá en libertad en las postrimerías de 1960.
Liberado, se estableció en Barcelona, entrando a trabajar de transportista o en espectáculos públicos, haciendo de acomodador o de camarógrafo en varios cines, momento que explica un familiar.
«Cuando mi tío salió de la cárcel después de 18 años, siguió lo que entonces era casi una tradición de la CNT: trabajar en el mundo del cine y del espectáculo. Eran proyectistas, acomodadores o atendían las taquillas. Lo mejor de todo era que yo podía ver las películas de estreno desde la cabina de proyección los domingos por la mañana, mientras mi padre y mi tío hablaban de sus cosas…” 6.
Josep Lluis Carod-Rovira
Fue justo entonces cuando Carod reanudo el contacto con su hermano pequeño Apeles Carod Lerín, nacido en 1912 y fallecido el 3 de julio de 1988, que cuando la República había sido carabinero y guardia civil al concluir la guerra civil, y a su vez era padre de un hijo único, que con el tiempo resultará ser el político nacionalista Carod-Rovira7.

Durante aquella misma década fue detenido en dos ocasiones, en octubre de 1961 y en 1962. El año 1965 participó en el llamado “cincopuntismo”8, momento en que se pactaron “cinco puntos” entre la Confederación Nacional de Sindicatos (CNS), del sindicato vertical franquista, y un sector del interior de la CNT. En febrero de 1976 Carod todavía participó en el Primer Congrés de la Confederació Regional del Treball de Catalunya, también conocido como Congreso de Sants por el que se reconstituyó la CNT. Después se le pierde la pista hasta su fallecimiento en 1988.
Bibliografía básica
María Teresa Martínez de Sas: Diccionari biogràfic del moviment obrer als països catalans, Publicacions L´Abadia de Montserrat, 2000.
Michael Alpert, The Republican Army in the Spanish Civil War, 1936-1939, Cambridge, 2013.
Notas
1 Saturnino Carod Lerín, Moneva (Zaragoza), 21 de febrero de 1903 – Barcelona 7 de marzo de 1988, dirigente anarcosindicalista aragonés.
2 Agustín Guillamón: ”Ortiz, Antonio, (1907-1996)”, Biografías del 36, 2016, p. 272-274; https://sobrelaanarquiayotrostemasii.wordpress.com/category/antonio-ortiz-ramirez-1907-1996/
3 http://pedraipaper.blogspot.com/2020/03/columna-hilario-zamora-2145.html
4 https://www.publico.es/politica/represion-franquista-huellas-desaparecidos-campo-concentracion-albatera.html.
5 https://serhistorico.net/2020/07/26/eliseu-melis-miquel-didac-pinero/.
6 “Esta Semana, Carod Rovira”, Suplemento de El Mundo, domingo 22 de enero 2006, Nº 331
7 “Las (sic) “desmemorias” histórica: el padre de Carod”, somatemps.me. 26/8/2014.
8 Francisco Gago Vaquero, “El cincopuntismo durante los años sesenta y setenta”, Tiempo y Sociedad, nº 12, 2013, p. 81-137, (Artículo íntegro en pág.Dialnet).