La Industrial Workers of the World (IWW) por si misma se puede considerar una Internacional, especialmente si rechazamos pensar en ella como una organización meramente norteamericana.
Desde su fundación a inicios del siglo XX en Chicago, promovió un discurso internacionalista, abiertamente antimilitarista y enfrentado a diferentes estados-nación en construcción. De hecho, por este tipo de praxis llegaron a ser reprimidos en lugares tan dispares como los Estados Unidos, donde fueron blanco de los primeros pánicos rojos, o Australia, en donde llegaron a ser ilegalizados durante la Gran Guerra por su antimilitarismo, pasando por otras regiones como América Latina, la República de Sudáfrica o Nueva Zelanda, lugares en donde su praxis política le acarreó igualmente problemas.
La IWW tuvo entre su militancia a símbolos apátridas como el sueco Joe Hill, pionero de la canción protesta y ejecutado en 1915 en Utah, en el contexto de un más que probable montaje jurídico-policial. Simbólicamente, se narra sobre su desaparición que, como última voluntad, pidió que sus cenizas fueran esparcidas por todos los lugares del mundo donde llegase la IWW.
Otro nombre para esa genealogía apátrida fue Tom Barker, un inglés nacido en 1887 y ya a inicios del siglo XX un militante destacado de dicha organización en Nueva Zelanda y Australia. En este último país, por episodios como animar a las clases dirigentes a ser las primeras en morir por la patria en las trincheras, o por su participación en el diverso movimiento de la Liga Antimilitarista que se oponía al reclutamiento de soldados, fue reprimido en varias ocasiones. Finalmente fue expulsado de Australia en 1918, lo que, previo paso por Chile, lo asentó en Argentina, en donde militó en el sindicalismo marítimo y portuario.
Pese a su oposición al sovietismo, también trabajó en Siberia en una colonia autónoma, junto a Big Bill Haywood, un antiguo compañero. Murió en Inglaterra en 1970, a los 83 años, sin olvidar izar la bandera roja del socialismo cada Primero de Mayo. La IWW, como otras organizaciones socialistas y revolucionarias, tenía activistas que demuestran que en los medios obreros existía una identidad internacionalista que anteponía la clase a cualquier otro sentimiento identitario. .

En un ámbito en donde el obrerismo siempre ha destacado por su espíritu cosmopolita, como sería el caso de los trabajadores marítimos y portuarios, la IWW tenía presencia internacional, siendo de facto, el sindicato revolucionario más diseminado por el mundo en este ámbito en las primeras décadas del siglo XX. Siguiendo con este hilo, en donde podemos encuadrar a figuras anteriormente mencionadas como Barker, me gustaría destacar el caso del Local 8 de los puertos de Philadelphia, en Estados Unidos de América.
En esa región la IWW tuvo a uno de sus sindicatos más importantes y activos, el llamado Local 8, de carácter intercultural e interracial, no en vano la mayoría de sus componentes eran trabajadores negros, un estrato social que, como immigrantes, mujeres y proletariado nómada y lumperizado, la organización acogió con éxito desde su fundación en Chicago en 1905.
El local 8 ganó una mítica huelga entre el 14 y 28 de mayo de 1913, cuando más de 4000 portuarios pararon sus brazos. Entre su militancia existieron figuras míticas, como Ben Fletcher o ya, una vez los Estados Unidos se involucraron en la guerra y se hacía presente la inminencia de un pánico rojo, el Local 8 realizó varias huelgas y encabezó diferentes movimientos contestatarios, destacando, por ejemplo, en pleno contexto postbélico y patriótico, con hechos como la Masacre de Centralia del 11 de noviembre de 1919 aún presentes en el ambiente, la gran huelga de 1920, en donde participaron más de 9,000 trabajadores en favor de la jornada de 8 horas.
Por su activismo, el Local 8 fue uno de los focos represivos en las cazas de brujas de la década de 1920 en Estados Unidos, en donde parte de las élites veían en organizaciones como la IWW, que incentivaba la afiliación de negros, mujeres e inmigrantes entre sus filas, a peligros potenciales nacionales, más aún si tenemos en cuenta que, a partir de 1917, destacaron por ser activistas solidarios con la Revolución Rusa.
